(Parece que se me cayó el carnet con la elección de la canción, 🙈). No, no hubo amor, pero sí mucha amistad. Nuestro cuarteto se transformó en sexteto, lo que se oficializó con una directiva en que todas "agarramos" un cargo, 🤣 🤣 y eso que son ad honorem. El 12 de mayo ¡por fin llegamos a CANCÚN!, después de un día casi perdido entre espera en aeropuerto, vuelo y traslado al resort correspondiente. Lástima que de Cancún no conocimos más que el aeropuerto, 🤣, pues nuestro destino estuvo en la RIVIERA MAYA, específicamente en el sector llamado Tulum. El resort al que llegamos era a "todo trapo", aunque debo aclarar que mi experiencia "resortística" no es muy amplia, 🤷.El complejo consistía en un conglomerado de edificios de tres pisos llamados "villas" (vi hasta el número 35) entre jardines, prados, piscinas y diversas dependencias de servicios de alimentación u otras, con paraderos a orillas de los calles interiores, por donde pasaban los numerosos carritos que trasladaban a diversos puntos del resort, como a la playa, a los lobbies o las tienditas de souvenirs y ropa. Y, a cada paso, veíamos coatíes (con y sin cola), lagartos de diferente tamaño hasta mapaches, los que no se metían con nosotros ni nosotros con ellos, así que felices todos. Cada cual haciendo su vida, total, espacio había de sobra.
El comedor o casino central del lobby al que llegamos (especifico porque había otro lobby premier) era para cientos de personas (unas 400 y capaz que me quede corta), con una cantidad de oferta gastronómica impresionante: panes, pastas, carnes, comida mexicana, ensaladas, frutas, yoghurt, cecinas, quesos, pasteles, etc. El sector más cercano a las cocinas, donde se veía a algún chef cocinando en el momento, nunca lo fui a ver. Ya tenía suficiente y en demasía con lo mencionado. El café, té, jugos y licores lo llevaban a la mesa según pidieras a los garzones encargados. Yo mantuve mi frugalidad, 😂 😂, si puede llamarse así, considerando que, al menos al desayuno, comí más que en palacio: yoghurt, unas frutas (piña, mango, uvas) en cantidad decente, una rebanada de pan, una lámina de cecina, una de queso y un huevo duro, más jugo y café o té. Muy frugal, ¿verdad? De pronto, una galletica al finalizar para cambiar sabor, no más que eso. Y con ello me mantenía feliz hasta la hora de almuerzo sin consumir nada más que agua en el intertanto. Mis almuerzos también fueron decentitos. Donde me solía descuadrar un poquito 😬 era en el té de Jamaica (me transformé en fanática sin saber que por acá también se vende, 😂 😂) y en los postres 🍨 🥴🥺. Igual no engullía más que 4 pastelitos, 🙈 🙈.
No siempre estuvimos al interior del resort. Salimos dos veces. En una ocasión el grupo completo, en la otra, sólo yo y mi compañera. Ya hablaré de aquello. ¡Wait for a minute! Disfrutamos de la piscina en una ocasión y de las respectivas reposeras bajo los toldos de paja o lo que sea. El ambiente estaba caliente (en la mañana) y el agua, tibia, 😬. Fuimos parte de una "clase" de zumba en la piscina; en mi caso, a medias. Obvio, no podía hacer todos los ejercicios pues si no me hundía y adiós mundo cruel, 😂 😂. Nos pedimos unos daikiris sin alcohol y unos jugos de 🍍, para esa primera experiencia. Un par de veces fuimos a la playa "del" resort (allí no tienen problemas con hablar de playas privadas). Obvio, llegamos y salimos de allá en carruaje (perdón, carritos, 😂). Todo equipado con reposeras, parasoles, más las toallas que nos facilitaban en el resort. Un pequeño bar a mano donde consumimos mojitos y rivieras maya. En una ocasión probé una margarita pero me pareció muy fuerte. Obviamente nos metimos al agua, pero el oleaje era algo furibundo, especialmente para una chaparrita no-nadadora, 😂 😂 como yo. El h2o poco cristalina y el suelo marino irregular, con hoyos y piedras no hacía de la playa una maravilla como me contaron de la existente en Cancún. En todo caso, el próximo viaje a tierras aztecas y mayas será a ese balneario, para comprobar los dichos, 😉. De todas maneras, estuvimos practicando nado sincronizado, como quedó evidenciado en una fotografía fantástica que tomó una de nuestras amigas. También hicimos sesión de fotos en torno a una palmera y teniendo como fondo el Mar Caribe y, a un tiro de piedra, la Isla de los Castro, chico. Bueno, nunca tanto, 😂 😂, queda algo más lejos que aquello. Hubo una de nosotras que se fue a dormir tupido y parejo a la playa, mañana y tarde. No diré su nombre para no arriesgar demanda, pero le decimos "Ale", 😂 😂. Se relajó tanto que no pudo resistir dejarse caer en los brazos de Morfeo, a falta de algunos otros brazos, 😉.
La última tarde fuimos testigos de un caso que nos hace reafirmar que no todas las mujeres están preparadas para ser madres. La misma Ale había detectado desde temprano, pues ella y Carla habían llegado antes, que una joven fumaba, hablaba por celular y dormía, mientras su bebé (no mayor de un año), caminaba afirmada en la reposera alrededor de ella, a pleno sol, sin protección, sin ser en ningún momento atendida por la madre. Después, América y yo vimos a la pobre niña seguir la misma rutina alrededor de la "madre", con su cara roja por el sol, sin quejarse para nada ni llorar, pero con un rictus de esperanza desesperada (no sé cómo describirlo), en espera de un gesto de atención o de cariño. Lo que la niña lograba coger en sus manitas (un vaso, un tarro de papas fritas), todo, se lo quitaba la mujer. Fue la nota realista en un mundo de Bilz y Pap encapsulado, que nos dejó un regusto amargo.
Los días que estuvimos allí las temperaturas oscilaron entre 33 grados como máximo a 28 como mínimo en la noche, con una alta humedad en todo momento. Debimos dormir con el ventilador y el aire acondicionado encendidos. Ni la ropa que lavábamos ni las toallas lográbamoa secarlas. Las piezas, amplias y cómodas, sin embargo no dejaban de oler a humedad, lo único un tanto desagradable de esta estadía. En las noches, a partir de las 22 horas, empezaba a funcionar el Snack-bar (quedaba apenas a dos villas de la nuestra), un restaurante donde uno podía comer igualmente, pero con menos variedad, y consumir bebestible. Allí estuvimos todas las noches, compartiendo y hablando de lo humano y de lo divino. Una vida nocturna entretenida y con cero peligro.
A propósito de peligro, igual vimos aparecer el fantasma de la vida real en la playa, cuando pasaron delante nuestro dos policías militarizados, con sus armas en ristre, caminando frente a nosotras, 🤔🙄😬😳. ¡Pos ora! Nos quedamos con el signo de interrogación en las caras. "Usea" -pensé- "la cosa por acá no es tan paradisíaca", porque en los paraísos no hay policías, menos con armas. También en una zona arqueológica que visitamos con América había policías armados en la entrada del área, ayudando en el control de los visitantes, ¡cuec!
Nos llamó la atención el alto número de personas obesas mórbidas entre los pasajeros del resort. Eran principalmente gringos, sin mencionar los con sobrepeso, entre los que me cuento, 🙈. Las mujeres, muy desinhibidas, luciendo sus bikinis sin problemas. ¡Y uno tanto problema que se hace con sus kilitos de más! También vimos asiáticos, indios y de otras nacionalidades, pero no hice una investigación ni un censo exhaustivos al respecto, por lo que no puedo entregar más datos relacionados, 😁.
Allí mismo, en el lobby, uno podía contratar tours para visitar lugares de interés cercanos. Uno que hicimos, el más relevante, estaba contemplado en el programa de nuestro tour con la empresa que nos llevó hasta allá; el otro, también cultural, lo hicimos por cuenta nuestra, con América. Por su importancia en el desarrollo cultural no sólo de México sino de la América Precolombina y posterior les hablaré de ellos en el próximo relato. Por el momento, ésta es la síntesis de lo que uno encuentra y vive al interior de un resort, más algunas otras actividades, como shows nocturnos diarios u eventos acuáticos para grandes y chicos, en los que personalmente no participé. La verdad hay programas para todos los gustos y edades. Sólo hay que poder y saber llegar hasta allá. Hasta pronto.
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