Ha pasado tiempo, hija. Ya estamos a fines de Agosto de 2022. Son diez años y nueve meses los que nos separan. Así y todo, sigues aquí, a mi lado, acompañándome a través del recuerdo. No se trata de nada de carácter esotérico. Así como no creo en una entidad superior creadora, tampoco creo en intermediarios terrenales, llámense brujos, chamanes, psíquicos o mediums. Que hay situaciones y hechos misteriosos los hay, pero eso no me ha llevado a incursionar en vías de dudosa reputación y que tienen más cercanía al engaño y al aprovechamiento del dolor de deudos o de la curiosidad irracional de algunos que intenciones reales de ayuda.
Ha pasado tiempo y la historia, individual y colectiva, ha seguido adelante. Nosotros no somos más que una mínima parte de la Gran Historia y nuestra desaparición no influye en el curso de lo global, por tanto, la rueda sigue funcionando sin interrupción. Ha sido así desde tu partida, lo será de la misma manera cuando me toque a mí cambiar de estado. Uno más o uno menos no causa ningún descalabro, al menos es lo que suponemos hasta ahora, pues no tenemos referentes conocidos. Lo otro sería hacer ficción histórica a nivel micro (del individuo, que es una historia particular en sí misma).
Ayer en la mañana fui a visitarte y a llevarte flores, la visita quincenal y ritual autoimpuesta. Limpiar tu lápida, cambiar el agua de los floreros, remarcar tu nombre, sacarle lustre a tus caritas (fotografías con tu rostro), tocar tu canción en el intertanto (la que Williams, tu amigo, creó en tu memoria) son partes del rito. No hablo en voz alta contigo, no es mi costumbre, no me nace. Sé que hay personas que sí lo hacen con sus seres queridos que ya partieron, yo no; si alguna vez lo hiciera sería un acto voluntario o, más bien, voluntarioso, y, por tanto, artificial. Sólo pienso: en ti y en diversas cosas. O, al tenor de la letra de la canción, te recuerdo y me apeno. Tampoco te cuento novedades o comparto ideas. Eso lo hago por escrito y a través de esta vía, porque sea cual sea, si después de esta vida no hay nada, da lo mismo dónde escriba o exprese lo que expreso.
Déjame que te cuente, entonces, por esta vía, algunas cosas. Ha pasado más de un año desde que conversé así contigo. En abril 2021 llevaba dos dosis de vacuna, ahora contabilizo cuatro,😃, y nos anunciaron una quinta antes de fin de año. ¡Todo un récord! Lo importante es que no me he enfermado, y si alguno de la familia cercana se ha contagiado, ha sido sin consecuencias, precisamente por las vacunas. A dos años y medio del primer caso en nuestro país aún se sigue en modo covid, aunque con menos rigurosidad (¡ya era hora!). Así y todo, las mascarillas siguen siendo requisito al interior de recintos cerrados y de la movilización, por lo que resulta ya un elemento más en las carteras femeninas (ignoro dónde llevan o guardan la mascarilla los hombres así que ni lo menciono; para el caso, tampoco es importante,😉). Los colegios han vuelto a tener vida, por suerte, a pesar de los reclamos del Colegio de Profesores -y Profesoras,😁- y de más de algún remolón que debe seguir en su casa ocupando el metro cuadrado que le corresponde, literalmente hablando (no es metáfora en este caso).
Saliendo de lo sanitario y yéndome al plano político, que sí es tema en estos días, debo contarte que la atmósfera social chilena está bien "caldeada",🔥.Estamos absoluta y completamente polarizados : o somos del Rechazo o son del apruebo. No hay otra posibilidad (tal vez esconder la cabeza como las avestruces, taparse los oídos o decir "¡No estoy ni ahí!", aunque el "famoso" conocido por esa expresión esta vez sí está aquí, al menos en el sentimiento). El aire que se respira incorpora nuevos elementos: tensión, incertidumbre, temor en muchos casos. Sin duda, no es el país que conociste y en el que viviste. Aquellos jovencitos universitarios, algunos de los cuales tú admirabas, están en el poder. ¡¡Tal cual!! (aquí elevo la voz y abro los ojos al estilo Izkia Siches,👀) Y el deterioro de la calidad de vida para muuucha gente ha aumentado considerablemente. También se han afectado notoriamente la seguridad, la capacidad de compra, el clima social, la educación, la información entregada por los medios. ¡Para qué decir nuestra imagen como país, tanto en lo político, como en lo económico, en el orden social, en el nivel de nuestra cordura...(otra apertura de ojos, ya sabes en qué estilo, 👀)! "Pero ¿¡cómo llegaron a eso!?", te preguntarías tú. Y no te faltaría razón para tal interrogante. ¿Cómo fue? Emulando a Luis Fonsi, habría que decir que fue 🎶 ¡Despacito! 🎶🎵. Así es, poco a poco, casi sin darnos cuenta.
Creo que las marchas estudiantiles que alcanzaste a conocer y ver fueron los primeros signos de estos tiempos convulsos. Las repetidas e interminables tomas de colegios, distintos gremios, movimientos y agrupaciones, cada vez más radicalizados, demandando una y otra cosa, la aparición de los activistas de distintas causas con sus performances, mientras, a la par, algunas empresas y cadenas implementaban acciones antieconómicas (colusión, por ejemplo), los políticos de diversos partidos financiaban su quehacer con aportes ilegales e instituciones malversaban y "desviaban" fondos, todo aquello sin mayores sanciones ni castigos.
Si a ello se le agrega el aumento de la inmigración legal e ilegal, la consolidación de las acciones terroristas por parte de la CAM y de sus asociados, además del aumento del narcotráfico, los cerebros pensantes y deseosos de traer a Chile un nuevo paraíso, vieron el terreno listo para "dentrar a picar". ¡Había que planificar y echar a andar el programa apenas se presentara la coyuntura histórica ad hoc. ¡Y esta no tardó en llegar y en ser aprovechada al máximo! El aumento de la tarifa del Metro fue la yesca óptima para el fin. La punta de lanza fueron los estudiantes, nuevamente. Los llamados no se hicieron esperar : ¡a saltar los torniquetes, a no pagar!, consigna a la que se sumaron todos los que pudieron y quisieron. Era la primera parte.
Lista la primera fase, se continuó avanzando. Fue así como en el considerado mejor Metro de Latinoamérica cundió el desorden y el caos. Y esa segunda fase fue el llamado "Estallido social", extraña y "espontánea" acción popular, que supuso el inicio de la quema simultánea de muchas estaciones del tren subterráneo, con millones de pérdidas para el país -o sea, para todos- y las consiguientes dificultades para movilizarse para cientos de miles de personas. Luego vinieron los saqueos e incendios de kioscos, locales, farmacias, automotoras, tiendas y supermercados y la destrucción del equipamiento urbano y de dependencias públicas y privadas en distintas ciudades, pero, mayoritariamente en Santiago. Fueron semanas y semanas de manifestaciones, de saqueos, de barricadas, de ataques a todo el que pretendiera poner orden y cuidar la propiedad pública y privada, con víctimas por ambos lados.
"¿Me estás describiendo una distopía?", probablemente te preguntaras, frunciendo el ceño. Efectivamente, casi fue el escenario de una distopía en ese tiempo, una versión chilensis de "The Purge". Todos los días, al comienzo; todos los viernes, después, el orden social era quebrantado por unos pocos, de los cuales, escasos, han recibido sanción. Y si bien eran unos cuantos los actores -héroes para algunos (¡no exagero! : ¡fueron invitados al Congreso donde recibieron el aplauso y agradecimiento de los Honorables! ¡Uff, ya estoy casi bizca!😶)-, fueron muchos los que los apoyaron y apoyan. Se sigue pidiendo el indulto para los que no alcanzaron a arrancar.
Pronto llegó la pandemia, que vino a morigerar el ambiente, pero que mantuvo la angustia e incertidumbre. Ahora el temor se trasladó hacia unos seres minúsculos, desconocidos, indetectables (¡no me refiero a ellEs!). En el intertanto, se había firmado un documento entre representantes de los distintos partidos políticos llamado, rimbombantemente (no sé si existe esta palabra, pero si no, ya la creé; en todo caso, su creación sigue los cánones gramaticales correctos, 😁), "Acuerdo por la Paz Social y la Nueva Constitución", ✌✋👌👏👐🐤🐦.
Este acuerdo echó a andar toda una maquinaria social y política a full, en la que estamos hoy, a seis días de culminar, para continuar no sé cómo, 😾, habiendo pasado por unas "cuantas" elecciones en pandemia : primero, si queríamos mantener o cambiar la Constitución y de qué manera si optábamos por una nueva (octubre 2020), luego, ante el resultado abrumador de un pronunciamiento a favor de una Constitución diferente a la actual, pasamos por la elección de los Sres. Constituyentes (además de las Sras., Srtas. y ¿Srtos?, perdón) en mayo 2021, muchos, muchas y muches de los cuales resultaron un verdadero y divertido fiasco al comienzo. Este surrealismo en la forma se trasladó al quehacer y al fondo de lo que estaban creando. No eran "constructores de la casa de todos" (ahora sí es metáfora), sino albañiles de su propia vivienda, a la medida de sus intereses, género, ancestros y demases. Fueron tantos los escándalos y controversias asociados a la C.C. que lo único que queríamos todos, detractores y partidarios, era que terminaran el mamotreto y se "invisibilizaran".
Con ellos -los constituyentes- siguió y se "fortaleció" la polarización política. No podía ser de otra manera, considerando que comenzaron en oposición abierta a los símbolos patrios (Himno Nacional, bandera, institucionalidad). Todo les parecía mal, todo les parecía poco; sólo lo que ellos decían era válido; no escucharon o no atendieron las opiniones divergentes. Y así fue como, luego de un año de un gastadero de plata, entregaron la propuesta de Constitución, con una bandera atomizada, analogía de lo que se proponía al interior, con multiplicidad de "pueblos y naciones autónomos" (plurinaciones), con "sistemaS" de justicia, con todos los derechos habidos y por haber, "sustantivos" y "garantizados" por el Estado, con animales y naturaleza "sintientes", habitantes de territorios y "maritorios", con un regreso a siglos atrás con respecto a la tenencia de tierras, que hacen de la estadía de 80% de chilenos y del 7,6% de los extranjeros residentes, todo un albur. En fin..., con abundancia de términos como dignidad, sustantivo, tradición indígena (tradición chilena, no); público, solidario, colectivo, comunitario, paritario, con enfoque de género; garantizar, redistribuir, reparar, restituir, expropiar; derechos, derechos, derechos, Estado, Estado, Estado, plurinacional, plurinacional, plurinacional, escaños reservados, escaños reservados, escaños reservados...
Al mismo tiempo, acompañando al desmadre de la CC., en las macrozonas Norte y Sur las situaciones no eran -ni son- paradisíacas ni mucho menos. Ataques incendiarios, robo de madera, tomas de tierras, narcotráfico, inmigración descontrolada, amenazas, secuestros, asesinatos, trata de blancas, etc. Una realidad de miedo, la verdad. Y en medio de ello, una nueva elección, esta vez de Presidente de Chile. La ola del "estallido" seguía con fuerza y ganaron sus representantes, a quienes la suerte no ha acompañado, para ser honestos. Aún no terminaba la crisis del covid (aunque manejada con honores por la administración anterior) se inicia la invasión de Ucrania por parte de Rusia con su Putin a la cabeza, lo que ha traído inestabilidad a todo el mundo. Ya son seis meses de la situación bélica y cinco y poco más del gobierno de las transformaciones profundas en nuestro país. La inflación se ha desatado en todo el orbe y, también, en Chile, obviamente.
Entregada la propuesta de Constitución, ya finalizada y armonizada, cerrado el ciclo de la C.C., ha comenzado el proceso de propaganda, acciones y declaraciones de ambos lados de la vereda. No te contaré la serie de chascarros y "errores no forzados", cuyos protagonistas han sido, desde el primer día, principalmente personeros de gobierno, desde el presi hacia abajo. No lo haré, sorry, pues alargaría mucho el relato, además de que hay situaciones vergonzosas que provocan incomodidad describirlas, por decir lo menos.
Así que aquí estamos, como loros en el alambre o gatos ante las puertas de la carnicería. ¡No, no se trata que esté pasando hambre! ¡Me las arreglo bien! Hablaba en sentido poético-popular. Estamos expectantes y nerviosos, sin saber qué pasará realmente el próximo domingo y cómo amanecerá el lunes. No hay nada seguro y cada día suceden cosas tan inesperadas, que uno está casi curado de espanto. Denantes, releyendo la propuesta constitucional y, más que ella, las observaciones y comentarios al margen que le agregué cuando la leí analíticamente, me volví a espantar por lo que escribieron y eso que yo podría salir beneficiada debido a mis ancestros. Tú, sin duda, habrías estado en primer lugar, hija mía, pero ¿valdrá la pena tanto privilegio para unos y detrimento para otros? Yo, soy chilena, en primer, segundo y tercer lugar. Mis antepasados son parte de la cuota de mestizaje que cargo en mi adn, pero que no me hace especial ni privilegiada. Tampoco se trata que sea un alma bondadosa y empática. Algo de bondad tengo, pero nunca tanta, 😇. Solo se trata de sentido común, de interés por el desarrollo, del deseo de seguir avanzando por donde íbamos como sociedad. De dar y tener oportunidades por mérito y por esfuerzo, no por cuestiones raciales. Aquí no hay seres elegidos ni superiores. Así que, a cruzar los dedos, a tocar madera y a prender incienso para contrarrestar las malas vibraciones; a respirar hondo y espirar, vaciando la mente y el corazón de lo negativo, ¡Namasté! 🙏 (😉).
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