viernes, 7 de mayo de 2021

Ocurrencias...

    

   ¿A quién se le ocurre disponerse a hacer tantas cosas en una sola mañana? No es muy difícil adivinar. ¡Sólo  a mí! De pronto me parece que tengo un gen defectuoso algo masoquista, aún no superado a pesar de la experiencia y los años, 😅. Lo peor es que no me conformo con poco y en forma pausada. Siempre, en muchas cosas, me he caracterizado por querer hacerlo todo de una vez y rápidamente. Cuando esa característica personal se aplica al trabajo, recibe el interesante calificativo de 'capacidad ejecutiva', lo que funciona excelente cuando tienes colaboradores (como les dicen ahora a los subordinados en esta época de lo políticamente correcto; hay que ponerse en onda ...o morir socialmente, 😂). Cuando cada uno hace su parte todo va por un tubo,  pero ese mismo tubo se atasca si todo tiene que hacerlo una sola persona. Es lo que le pasa a las "dueñas de casa", madres, cocineras, amigas y amantes y, más encima, profesoras. Allí la situación se pone color de hormiga (aclaro, hormiga 🐜 negra o café, aunque también  podría ser roja por el olor a peligro, -digo yo-)

   Ayer me costó levantarme. La noche no había sido suficiente para dormir todo lo que me hubiera gustado. Sin embargo, ahí estaba la alarma del celular anunciándome no sólo un nuevo día, sino que era hora de levantarse. Junto con ello, el día  parecía  prometedor (llegaba bastante luz a través del resquicio entre el término de la cortina y la ventana). Primera excusa: ¡tengo mucho sueño! Segunda: ¡Debe hacer frrrrío! Tercera: No tengo ninguna falta esta semana así que puedo no salir hoy, 😳 Cuarta: ....No, no hubo cuarta. Me levanté, abrí las cortinas y me dirigí al wc a lo básico  (lavarme los dientes, claro). Eché dinero en mi pequeña mochila y salí.  ¡Brrr! Hacía  frío, pero pronto pasó al olvido el choque con la temperatura exterior a medida que empezaba a caminar 🚶. Itinerario: Alcázar, Cáceres, Almarza, Avda. B. O'Higgins, Avda. Illanes hasta llegar a Los Alpes. Ayer jueves: Feria libre en Los Alpes. Para comprar un producto específico había echado dinero al bolso.  

   Los feriantes no parecían muy activos esa jornada. Se veían pocos puestos instalados. La mayoría estaba recién levantando los toldos. Como tenía un margen de tiempo seguí  por Illanes hasta casi llegar  a la carretera. Suficiente, me dije. Era hora de regresar si no me vería en dificultades para llegar a palacio a las 9 horas. Ya estaba algo más despierta la feria. Recorrí un par de cuadras, compré dos calabacines (o zapallos italianos) y un enorme atado de cilantro. Lo último no estaba presupuestado, pero era tal la exuberancia del producto que no pude resistirme. Inicié el regreso por Calle Madrid. Desde Avda. República hasta la Alameda, esta calle es un descanso a la vista. Contiene un angosto pero hermoso y verde parque al centro, que alegra la vista recorrerlo. Se llama Parque de la Juventud -creo que por eso me gusta tanto, jajaja-. Siempre lo he visto muy bien cuidado, lo que no es menor ante tanta basura y descuido que se ve en otros lados, incluso en el sector céntrico  de la ciudad (baja nota de nuevo para el Depto. de Áreas Verdes de la Ilustre Municipalidad).

   Debí apurar el paso al máximo con mi carga a la espalda. Llegué con dos minutos de retraso, casi nada considerando la distancia. Directo a la ducha, al cambio de ropa y al desayuno. Aunque después de la compra del cilantro tenía cuatro tareas, igualmente me di tiempo para seguir leyendo una novela que recomencé ayer. Cuando ya eran pasadas las 11 de la mañana, me dispuse a comenzar mis labores culinarias del día: elaborar una salsa de champiñones con queso crema, preparar mermelada de calabacín con frutas y cocinar, por primera vez, hamburguesas de berenjena 🍆. A ello había  que agregar ahora una salsa de cilantro. ¡Ufff!  

   Con la salsa de champiñones no tuve ninguna dificultad. Fue lo primero que realicé y quedó de chuparse los dedos. Vamos a lo segundo. El cocimiento de la mermelada en sí no tiene ninguna ciencia (salvo el revolver con cierta frecuencia para que no se pegue en el fondo de la olla). El problema y la demora es ir preparando cada ingrediente. Los calabacines hay que rallarlos y para ello hay que tener una buena mandolina o rallador y un brazo con bastante ñeque. Una vez rallados había que ponerlos a cocer. Elegí una olla impecable en su fondo negro. Luego agregué cáscara de un limón  y de una naranja 🍊(picada en juliana, la cáscara). Bien. Enseguida, quise aprovechar el zeste del otro limón y de la otra 🍊 (para mis tés caseros, que pongo al sol a deshidratar, igual que las cáscaras de cada manzana verde 🍏que engullo, 😂). Sigamos con la "mermelá". Mientras comenzaban a cocinarse los calabacines rallados con las cascarillas de limón y  🍊, me dediqué  a picar las dos naranjas en cubitos, al igual que los limones, una manzana y una pera. Las últimas con cáscara y todo; los cítricos, sin nada de la piel blanca interior porque es amarga. Finalmente, debía agregar entre 500 a 700 gramos de azúcar. Listo, la mermelá estaba preparándose. "No olvidar de revolverla de vez en cuando", me digo. Vamos a las hamburguesas de 🍆.  Primero: asar al horno una 🍆,  junto a un morrón rojo y una cebolla pequeña. Estos badulaques demoraron más de la cuenta. Mientras tanto, aprovechaba de revolver la mermelá... Una vez asados los ingredientes mencionados, había que sacarles la piel y picarlos en cubitos, tratando de no quemarse los dedos. La 🍆, que era bastante obesa, quedó cocida sólo superficialmente, así que debí ponerla a cocinar aparte en una olla al gas. De vez en cuando me acordaba de revolver la mermelá.  Ya, cocinada la 🍆,  había  que ponerla a enfriar, para integrarla luego a un "batido" con un par de huevos, más  el morrón,  la cebolla, aliños y avena.    

   Cuento corto, 😂,  debí  agregarle algo de harina al batido (yo quería hacerlas lights, una pena) porque no se notaba muy unida la cosa (algo así como la situación  política  actual en nuestro país, jiji). ¡Vamos, que se puede! Primeros ejemplares de hamburguesa: desarmados, 👀 🙀, porque no usé mi sartén especial.  Nuevo intento, esta vez en 🍳 ad hoc. Resultado, mejor, pero no ideal. La verdad, sería  una patudez de mi parte llamar 'hamburguesas' a eso que logré; fueron unos simples y terrenales panquequitos medio deformes.  En todo caso, quedaron ricos.    

   En el ínterin, empiezo a notar que el fondo de la olla de la mermelá no estaba lo lisa que debiera estar al paso de la cuchara' e palo. Como  me pareció  que, a pesar de revolturas más  o menos, esto no mejoraba decidí cambiar de olla para no agravar la cosa, eligiendo una de aluminio o de una aleación cercana. Al vaciar el contenido me di cuenta que no se había pegado la mermelada, sino que a la olla se le había salido un pedazo del recubrimiento de color negro del fondo, 😂 😂 🙈.  A esas alturas ya eran las 14 horas. Cuando terminé de cocinar las pseudohamburguesas (en algún momento había preparado ensalada de lechuga, "puesto la mesa", des-granado una granada -mi postre, de las cuales, en cada ocasión, aprovecho el zeste para deshidratar y ocupar luego para mis tés artesanales, 😜-) me di cuenta que el reloj había avanzado a marcha forzada: ya marcaba las 14,30 horas pasadas. Durante toda esta historia había logrado -aún no sé cómo- lavar y picar algo el cilantro, pero preparar la salsa me iba a demorar lo suficiente como para que mi almuerzo se enfriara, así que opté por servirme la comida y dejar para después la cuarta tarea. ¡Quedaron ricas las "hamburguesas"...!  

    Dejé  el postre para el momento de la sobremesa, que con lo que aún me quedaba por hacer (preparar la salsa, lavar una montaña de loza, limpiar la cocina), estaba aún lejos de llegar. En fin..., así es la sacrificada vida de una "dueña de casa". Había que continuar; el recreo del almuerzo había terminado.

  Primero: obtener el zeste de un limón antes de partirlo y usarlo para la salsa. La "trituración" del cilantro me llevó un buen rato, era bastante la cantidad. Al final, obtuve un frasco de medio litro y algo más. ¡Maravilloso! Por $500 pesos y algo más (un limón, sal, aceite y consumo de energía =🙌). La salsa la utilizo para aliñar las ensaladas o algún trozo de carne. ¡Queda exquisito! (y no se desperdicia nada de cilantro). Mientras lavaba la ruma de loza, puse de nuevo a cocinar la mermelá y luego a hervir agua para el té de la tarde y el mate.  Al final, terminé  toda mi labor a las 16 horas. Casi cinco horas metida en la cocina debido a mis ocurrencias. 

    La verdad sea dicha, me gusta ser ocurrente. El problema es que a veces no logro dosificar o controlar mi genio creativo,  😂. Así que ya entenderán como terminé el día: a las 21 horas yendo a mi aposento porque el sueño me vencía y al día siguiente, hoy, sin salir de caminata porque el descanso no había  sido suficiente. ¡Mañana me vengaré, 😉 !



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