miércoles, 19 de mayo de 2021

¿Vegetariana?

  

    Definitivamente  no soy vegetariana. La prueba más clara y contundente fue un acto voluntario y consciente realizado hace un par de días, cuando abrí el congelador, extraje tres envases de plástico con comida congelada y las eché a la bolsa de la basura ¡Sorry! Sé que hay muchos niños que se mueren de hambre en África, pero... No, no estaban en mal estado y tenían escasamente un mes de antigüedad. ¿Qué  me indujo, entonces, a proceder de esta manera? ¿Algún momento de locura inesperada? No, para nada. Fue sencillamente que me cansé de reducir mis almuerzos de 70 a 100 por ciento de vegetales. Que quede claro: me gustan los vegetales, me gustan las verduras, todas ...o casi todas. Me gustan las frutas, a diario consumo una o dos. Pero transformar mi vida alimenticia en sólo vegetales o mayoritariamente en ellos, me ha cansado.  

  Al parecer no aplico para vegetariana.Lo lamentable es que esta experiencia vegetal ni siquiera ha servido para bajar de peso, jajaja. Una vez que aumenté el año pasado ya iniciada la cuarentena me he mantenido (en el peso aumentado,😒). Mirando bien la situación, no deja de ser una gracia. Me he abocado a la cocina con bastante entusiasmo, he dejado de comprar pan para comenzar a preparar el propio, he elaborado mermeladas nunca antes realizadas y sigo manteniendo los kilos que aumenté el año pasado a inicios de la pandemia, jajaja. Todo un récord. Al menos, soy fiel a mis kilos (upps, sonó  feo aquello, cualquiera pudiera pensar que no ha sido o no es mi rasgo más característico  la fidelidad. Mala cosa, 😳).    

    Después  de almorzar ayer, mi cocina olía a comida china. Me pareció increíble comprobarlo. No hacía mucho había visto un video en YouTube acerca de la preparación de pollo agridulce y lo puse en práctica. No era mi idea original cocinar aquello. Al decidir mi almuerzo la noche anterior, dejé filetitos de pollo descongelando para preparar al día siguiente, pero no se me había ocurrido elaborarlos de esa manera. Nunca lo había intentado siquiera. Debo confesar sin vergüenza que, aunque en la segunda parte de mi vida fui una cocinera cuidadosa, sabrosa y atractiva (en cuanto a los resultados culinarios, 😉), no dejé de ser mayoritariamente conservadora y occidental, con ciertos toques internacionales, más bien adquiridos por lo que le vi hacer a mi madre que por aprendizaje personal. No resultó nada difícil lograr el sabor y aroma a cocina china, lo que me fascinó, toda vez que no estaba segura de lograrlo. 

 Creo que en este plano se ha dado un poco la lógica del aprendizaje. Una vez que uno logra no sólo repetir las instrucciones sino también  aprender y "aprehender" la técnica y el sentido de lo que se hace, puede seguir incursionando, aplicando variaciones y alcanzando un buen resultado. Es lo mismo que me pasó cuando logré entender la mecánica de los programas computacionales y ya no tuve necesidad de que me explicaran cómo funcionaba alguno nuevo, pues ya podía afrontar la tarea sin apoyos. El esquema había pasado a formar parte de mi adn "tecnológico" y eso me hizo sentir fenomenal. Lo mismo me ha pasado en este período, algo largo, de incursión en lo gastronómico.     

   Tal vez en algún momento futuro regreso al mundo vegetariano, pero por ahora y por un buen rato permaneceré en un ámbito intermedio, con comidas de ingredientes tradicionales pero elaboradas de manera distinta. Así, además de ampliar mis conocimientos gastronómicos, estaré también cambiando la perspectiva de mi vida cotidiana que, a su vez, servirá  de insumo para ir modificando, de alguna manera, la actitud vital. En este mundo en que el cambio es lo permanente (¡qué oxímoron!) se requiere estar pronto a entonar esa canción de los  pingüinos🐧 🐧 🐧 de Madagascar, tratando de "mover el bote" cuando éste quede inmóvil por la falta de viento o por el exceso de algas en el Mar de los Sargazos. 

2 comentarios:

  1. Mónica. Yo creo que cambiarte al vegetarianismo es como ir contra tu naturaleza.😊😊😊😊😊

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