Ayer recibí una camelia de regalo. Fue un hermoso, sencillo e inesperado regalo. Anduve con ella por las salas de clases, hasta que logré traerla a palacio. Acá respiró tranquila. Al menos, a mí me lo pareció. Su cara cansada recobró vida y sonrió feliz.
- Sí, ya veo.
- ¿Estás bien?
- Yes.
- Me preocupas.
-¿Why?
- De pronto te veo alejándote de la vida real.
- ¿En serio?
- ¡Claro, pues! Recién estabas hablando de la sonrisa feliz de una "camelia".
- Jajaja. ¡No te preocupes! Sucede que me he puesto más sensible, más poética...
- ¡Jumm! ¡Síndrome preprimaveral! ¡Oye, pero eso "le da" a la gente joven!
- ¡Ja! ¡Yo soy "joven"!...de espíritu, jajaja...
- ¡Eso no puedo negarlo!
- ¡No, porque es evidente! Además, para tu información, debo señalarte que cada una de las estaciones del año tienen efecto en las personas, especialmente en los seres sensibles y ...espirituales.
- ¡Tú, espiritual! ¡Jajaja!
Bueno, mi amiga tiene razón. Creo que no me he caracterizado mucho, en el transcurso de mi historia, por ser espiritualitual. Pero sí, en el último tiempo, debido a la madurez y a la ocurrencia de algunos hechos significativos en mi existencia, el sentido de mi vida ha tenido un cambio o giro relevante. Lo material ya no importa por sí mismo o por su posesión, sino por la calidad de medio para alcanzar un bien intangible (tranquilidad, por ejemplo). Por ello, los objetos que antes eran mayoritariamente sólo componentes de un paisaje, ahora han adquirido individualidad y sentido. Los actos mecánicos y automáticos, son más conscientes; los actos fallidos, analizados.
En este escenario transformado, los pequeños gestos han adquirido una categoría sobresaliente y, por tanto, pesan mayormente en mi consideración al otro y en mi propia autoestima. Eso ha significado que el círculo vicioso ha derivado en virtuoso.
Cuando se produce esto, tiendes a dar más de lo que recibes y das sin necesariamente esperar retribución. Eso significa que el individualismo pierde pie y protagonismo, dejando el paso al desinterés, no en el sentido de "falta de interés", sino en el de rechazo de lo material. No obstante, no se trata que de pronto te vuelvas un cristiano acérrimo (¡líbreme la Virgen y todos sus Santos de aquello! , jajaja), sino que adquieren mayor relevancia los detalles y las pequeñas acciones de la vida cotidiana de quienes te rodean, tanto si son positivos como si no.
Fue ayer también que, al "premiar" a un alumno que, en uno de los grupos, había tenido el mejor puntaje en un Miniensayo, al recibir el pequeño presente (una barra de cereal), puso un gesto de estupor que me hizo preguntarle si le sorprendía el obsequio. Él, con mucha sinceridad, responde: "¡Estoy feliz!" La verdad, me llegó al corazón su respuesta espontánea y emocionada. ¡Estaba feliz por el puntaje y porque era la primera vez que la "distinción" le correspondía a él. Algunos compañeros, más cínicos y mundanos, se sonrieron medio burlones. Yo me quedé con el detalle de su rostro y de sus palabras.
Y henos aquí que digo y pienso...No, mejor "pienso" primero y "digo" después: ¡Puchas, cuánta responsabilidad tenemos los profesores en la autoestima de los alumnos! Si todos valoráramos lo suficiente esa llave-mágica que tenemos, ¡cuántos niños y adolescentes podríamos salvar de cometer errores, faltas y hasta delitos!
Hoy lo volví a comprobar: la semana pasada le dije a un par de alumnos que se integraban a media mañana a la clase que eran un excelente aporte para la clase, por lo que los invitaba a que hicieran un esfuerzo y llegaran más temprano. Y hoy, tuve la grata sorpresa de verlos llegar a la primera hora de clases, eso sí, un tantico atrasados, aunque no fueron los únicos. ¡Se los agradecí!
Mañana la camelia ya estará marchita o deshojada; es su sino.
"Para tan breve ser,
¿quién te dio vida?..."
Lo que para nosotros son dos días, para una flor es una vida entera. La relatividad del tiempo ...y de la vida, como siempre, presente.
Sin embargo, cabe recordar que lo que importa no es cuánto vives, sino la forma en que lo haces. Que las palabras están de más, cuando las acciones hablan. Que el valor de las cosas no está en su costo comercial, sino en el aprecio o cariño con que se te entrega.
Buona noite.
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