domingo, 21 de abril de 2024

Retrocediendo al Mundo Antiguo ...

  

   Este par de días ha sido una mezcla extraña. Mientras a las 10 a.m.del sábado visitábamos una Fábrica de prendas de cuero, con desfile de modas incluido, bajo una copiosa lluvia, cerca del mediodía fuimos a recorrer el lugar en que se ubicó la Segunda y última casa de la Virgen María. Parece poco creíble esta información, sobre todo para una persona descreída como yo, pero, si bien la casa no está consagrada (¿así se dirá?), la monja alemana que tuvo las visiones de la Casa de la Virgen sin haber nunca salido de su pueblo, fue beatificada por el Vaticano. Y aunque esta institución ha perdido "algo" de la confianza del mundo católico, aún tiene su peso en el ámbito religioso cristiano. Por lo demás, cualquier proceso de beatificación o canonización siempre implica una investigación exhaustiva de años, dando mayor veracidad a lo investigado. Como pueden ver, fueron dos actividades contrapuestas, una superflua y la otra espiritual, que no deja de afectar la mirada, que no alcanza a prepararse para la visita trascendente desde una perspectiva humana.

  Lo increíble de la segunda situación, es que Anna Katharina Emmerick, sin conocer mundo ni haber salido del suyo en Alemania, dejó constancia por escrito de sus visiones en un libro, el que sirvió de base para una expedición emprendida por unos religiosos, que con las indicaciones dejadas por la monja alemana, después de casi 70 años de que ella había muerto, fueron capaces de hallar la casa en que la Madre de Jesús vivió sus últimos años. ¿Cómo llegó María hasta ÉFESO, a siete kilómetros de la localidad de SELÇUK? Jesús, según se estipula en la Biblia, antes de morir le encomendó su madre al apóstol San Juan. Éste la alejó de las persecuciones de los cristianos, trayéndola hasta este lugar, donde la estableció con una casa. Allí vivió hasta su muerte. Lo que existe en la actualidad en el lugar es una Capilla que se ha restaurado más de una vez, sobre los cimientos de la vivienda original del siglo I. Como un visitante más, entré a la Capilla, pero nada de lo que allí había tuvo sentido para mí salvo en el ámbito de lo intelectivo, lamentablemente. Aún así, compré una velita para Mirella, mis padres y mi hermano Ernesto. Allí dejé la vela encendida ardiendo con ímpetu; ya es un rito para mí cuando viajo lejos. Lo que no hice, eso sí, fue lavarme la cara o tomar agua "bendita" de unas llaves para purificarme.Tampoco dejé un mensaje o deseo por escrito en la muralla disponible para ello. 

  Destaco de la visita anterior su carácter histórico y la tremenda importancia que para mucha gente tiene este lugar de peregrinación. Obviamente para todos los cristianos, desde Papas a fieles comunes y corrientes. Incluso para los turcos, que en cantidad numerosa estaban y llegaban al lugar, como lo hizo notar la guía local. Los turcos la llaman Meryemana ('madre María ').

   Luego de participar en estas dos actividades y lograr sortear la lluvia, que a eso de las 14 horas ya había desaparecido y retrocedido, fuimos a almorzar a un restaurante  que, al mismo tiempo, es un Museo de Trenes. No entramos a ver las dependencias de exhibición específicamente,  pero pudimos ver un par de máquinas mientras nos dirigíamos al almuerzo, que era estilo buffette, rico, aunque no tan variado.  

   [Entre paréntesis: la visita a la Fábrica de Cuero con Desfile de Modas fue maravillosa para varios viajeros, que salieron "cascando" con una o más prendas de cuero de cordero especialmente trabajado, para obtener como resultado una vestimenta suave, liviana, bella y...¡muy cara, 😁😁! Entre rebajas reales o inventadas como estrategia, lo mínimo que se pagaba eran desde unos 650 euros hasta unos 800 o más, según el tamaño de la prenda y sus "gracias". En esta ocasión  pasé a formar parte de la familia Miranda ("que mira y anda", 😅), a pesar de ser casi perseguida por una vendedora. Estuvimos un buen rato allí, mientras afuera "llovía y llovía...🎶🎶 ". Cuando los compradores terminaron de usar sus tarjetas ultrapoderosas, nos fuimos a la Casa de María. Cierro paréntesis].    
     Después de almorzar nos llevaron a un pueblito cercano llamado ŞIRINCE , donde visitamos un sector con una multitud de locales de artesanía, restaurantes, cafeterías y bodegas de vino turco. Al pueblo se le asocia, porque forma parte importante de su quehacer económico, a la producción de vinos y está, de hecho, rodeado de viñas. El pueblito artesanal se ubica en un sector de relieve irregular, con subidas y bajadas, con unas calles de adoquines de piedra laja irregulares. Había que caminar con cuidado. La caminata por estas callejuelas me recordaron mucho, en su conformación, al sector artesanal que rodea el Cerro Monserrate de Bogotá. Fue una delicia vitrinear, 😁 😁,  por estas callecitas.    
    Después de este recorrido por las callecitas de Şirince, nos fuimos al hotel a descansar. Llegamos pasadas las 18 horas y quisimos sacarle provecho a nuestra última tarde con un par de compañeras de viaje, Alicia y Nancy. Nos volvimos a juntar para la cena  -19,30- y luego nos fuimos al centro de Kuşadasi en un taxi pedido por un recepcionista del hotel. Fue una grata experiencia caminar por dos horas por el centro de la ciudad, que no conocíamos, vitrinear a destajo, sacar fotos, comprar una que otra cosilla. Vimos una tienda con chaquetas de cuero y fuimos a curiosear los precios y la calidad del trabajo (¡nosotras, las más entendidas!). Si bien la calidad no era tan diferente, los precios eran menos de la mitad de las prendas vistas en la mañana. Estuvimos mirando y consultando. Me había entusiasmado una chaqueta de cuero con flores y reversible, pero no había del color que quería. Me gustó también  una especie de capa, pero tenía un cuello de piel de chinchilla cuyo color desentonaba con el resto, así que no, caballero, vamos a volver mañana, 🙈. Nancy  fue la primera en decir que iría al día siguiente, cosa imposible pues nos íbamos a otra ciudad. Tengan la seguridad que si la prenda me hubiera convencido totalmente me la compro, pero no fue así. Seguimos caminando hacia el mar y ,¡oh!, veo unas zapatillas iguales a las que compré el 2023 en Estonia. Consulté y el valor era un poquito menos, pero del modelo sólo había en color blanco. Desistí, pero más allá, de nuevo las zapatillas guiñándome un ojo, 😜 . Consulté y comenzó la ganga con 200 liras turcas menos (casi 6 mil pesos). El hombre sabía español y quería vender. Pedí otro color y no había en el número del mismo modelo. Debí resignarme, 🙈 , pero como el turco quería hacer negocio me ofreció más rebaja. Yo no acepté por el color. Iba a media cuadra y me dije: ¡Qué  tanto!, ¡las compro igual! Retrocedimos y como turco que se precia de tal, había "olvidado" la oferta. Empecé a regatear hasta que logré 25 euros. Las zapatillas lo valían (son de cuero). Okey, dije, las llevo y justo llevaba sencillo de 25 € , así que a probarlas y listo. En Estonia me habían costado 40 €, 😂 😂.  

   Seguimos caminando, tomando fotos, disfrutando de la agradable noche. Andaba gente en la "Costanera", especialmente jóvenes. Decidimos volver a las 22,30. Buscamos un taxi con paradero y nos llevó sin inconvenientes hasta el hotel. Una vez allí, calabaza calabaza, pues teníamos que preparar la maleta.

  ÉFESO (Efesus) fue en la Antigüedad una ciudad del Asia Menor, importante centro religioso, cultural y comercial. Desde su fundación (aproximadamente en el siglo X a.C.) múltiples pueblos pasaron por Éfeso, partiendo por los jonios y las amazonas, según las leyendas en torno a su creación, hasta los persas, atenienses, los espartanos, los macedonios con Alejandro Magno. ¡Uff! Los romanos también camparon a sus anchas por estos lares, Sila, Pompeyo, Marco Antonio con su Cleopatra, etc., hasta que llegaron los godos, los árabes, los turcos. Realmente fue la Joya de la corona antes y después del inicio de la cristiandad, la que trae toda una significación especial al lugar, que aparece corroborada en la Biblia con la "Carta a los efesios". San Pablo, San Juan, la Virgen María tuvieron una presencia gravitante también y muchos más. Pero dejo hasta aquí su resumida historia pues no soy experta (incluso puede haber más de un error por lo que pido disculpas a mis amigas historiadoras) ni es el objetivo de este escrito. Sólo quería dejar sentado que si hay un lugar relevante en la historia antigua y posterior es Éfeso.     

   Desde 2015 es Patrimonio de la Humanidad. Es uno de los complejos arqueológicos más importantes del mundo, que dan cuenta de la vida en los tiempos antiguos. Entre los monumentos destacados de los cuales aún quedan vestigios en Éfeso está el Templo de Artemisa (una de las 7 maravillas del mundo antiguo; sólo una columna), la Biblioteca de Celso o Celsius, la Basílica de San Juan (con la tumba del santo), el Gran Teatro Romano, el Teatro de Odeón, el Templo de Sebastoi, el Templo de Adriano, la Plaza de Mercado o Ágora, el Acueducto, las Termas de Vario, la Puerta de Heracles, el Ninfeo (o fuente) de Trajano y otros (un hospital, unas letrinas públicas, casas particulares, etc.). Por todo el sitio arqueológico estuvimos este domingo, caminando por las mismas calles y avenidas que han caminando tantos durante tantos siglos. Fue un verdadero privilegio. Con lo visto en este lugar ya me siento pagada y satisfecha, aunque sé que aún faltan maravillas por ver y disfrutar.  
       Después  de caminar por Efeso antiguo, subimos hasta el Castillo de Ayasuluk-Selçuk, ubicado en lo alto de la colina, cercano a la Basílica de San Juan. Subimos hasta allá, con mucho cuidado pues hay un tramo del trayecto con un camino irregular, y desde la altura tuvimos la panorámica de todo el valle, con sus viñas y campos cultivados, mientras, a lo lejos, se divisaba el Mar Egeo. Esta construcción es de carácter defensivo, de origen medieval, cuyas murallas aún se conservan mayoritariamente, así como una Capilla, unas cisternas y otros sectores. Desde los parapetos superiores pudimos respirar a pleno pulmón y descansar del esfuerzo de la subida. 

  Bajamos cuando ya eran las 14,30. El hambre acuciaba, la que saciamos en un restaurante cercano. Posteriormente, nos subimos al bus y nos dirigimos hasta la ciudad de Pamukkale ("castillo de algodón") donde contaré otra historia. Hasta pronto. 






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