martes, 23 de abril de 2024

En la piscina de Cleopatra...

  

   El domingo 21 fue un día realmente redondo, metafóricamente  hablando. Además de contar con la compañía de Claudio Iturra, llegamos a PAMUKKALE a un hotel 5 estrellas maravilloso, que sólo había visto en alguna imagen vip o de película hollywoodense. Las habitaciones más "rascas",😆, cuestan 440 dólares la noche. Tiene una infraestructura fantástica: piscina exterior, piscina termal, comedores en distintos pisos y una oferta gastronómica de miedo. Frente a tanta belleza tomé la decisión,  a pesar de no haber curado aún mi resfrío, hacer uso de algunas de estas "gracias".

  Ya ha pasado el día y la decisión tomada no la puse en práctica. Habría andado a la carrera y me habría perdido la oportunidad de completar 16.100 pasos, equivalente a casi 11 kms., un récord en estos días. La intrahistoria de mi vida sucedió así, Cleopatra mediante,  jajaja 😂. Les cuento. 

    Amanecí temprano el lunes 22, aunque la hora de encuentro era a las 9,30, que se transformó en '45 porque una llegó tarde (ya lo había hecho antes). Comencé temprano a funcionar para escribir -5 a.m.- pues la noche anterior Morfeo me había vencido. Lo importante es que el trabajo matinal resultó y terminó en el tiempo exacto (recuerdo que cuando ejercía como docente de aula, actuaba de la misma manera, pues terminaba rendida al final del día y la necesaria corrección de pruebas tenía más éxito y rapidez luego de haber dormido unas horas). Volvamos al presente: después de haber disfrutado de un desayuno similar a los anteriores, pero con una oferta de bufette increíble (que daban ganas de descontrolarse sin culpa), nos fuimos al sector que da el nombre a esta ciudad: a las "Colinas de algodón", metafóricamente  hablando, porque el "algodón" en realidad es una sustancia calcárea de calcio, carbonato y otra serie de minerales, que con el tiempo (miles de años) y los terremotos, dejaron en la colina una maravilla natural transformada en piscinas con aguas termales de color blanco, ubicadas en forma de gradiente en el lugar. Es una imagen que deja sin habla al observarla personalmente, aunque uno la haya visto en fotografías y videos con anterioridad.  
    El bus nos dejó a unas dos cuadras del lugar, pero como si quisieran jugar con nuestra paciencia no nos llevaron de inmediato  hacia allá.  Sucede que en el mismo lugar, en la meseta y en las colinas siguientes, se había ubicado, hace cientos de años, HIERÁPOLIS, una antigua ciudad helenística y romana, hoy en ruinas, ubicada en la actual Pamukkale, provincia de Denizli, Turquía. Es Patrimonio de la Humanidad. Su nombre significa 'ciudad sagrada'. Existía ya antes de los griegos, en tiempos en que este lugar era parte de Frigia, cuyo rey más famoso cuyo nombre llega hasta nuestros días fue Midas, aquel que tenía el "toque del oro". La ciudad fue fundada originalmente alrededor del siglo VI a.C., aunque en esto hay versiones encontradas. Algunos hablan de la instalación de un templo en una colina inicialmente y que, posteriormente, se fueron construyendo los demás edificios. Lo que es indiscutible es que en este lugar estuvieron los persas, los griegos (el nombre de la ciudad antigua es de ese origen), que dependió del reino de Pérgamo, el que a la llegada de los Romanos, entregó la ciudad y los alrededores. Es así como, sobre la base de lo ya construido, los romanos ordenaron y completaron la infraestructura, levantando edificios de acuerdo a sus creencias y modo de vida. 
   Por tanto, en el sitio arqueológico de Hierápolis,, encontramos ruinas de templos, como el de Apolo, por ejemplo, del cual se conserva en pie unas columnas, un teatro para 15 mil espectadores sobre una colina (maravillosamente mantenido), una fuente monumental; el Plutonio, lugar precedido por una escultura monumental de Plutón o Hades, el dios de los Infiernos (una puerta que permite la entrada al Inframundo, que lleva a una cueva en que abundan gases tóxicos, que los sacerdotes seguidores del dios utilizaron como parte de su performance), monumentales Puertas de entrada a la ciudad, una enorme Necrópolis (transformada en la actualidad en Museo, donde se conservan miles de piezas de la época, entre ellos, sarcófagos, teselas, esculturas o restos de ellos, partes de columnas, etc.), una Basílica, Baños Romanos, entre otros. También en esta ciudad, en una colina más alta, se observa la tumba mausoleo del apóstol Felipe, quien murió producto del martirio.  
   La verdad es que hay mucho más que decir de este maravilloso sitio, como, por ejemplo, que fue asolada por terremotos en diferentes momentos, lo que contribuyó no sólo a la destrucción y abandono de la ciudad tempranamente, sino que permitió el afloramiento de fuentes termales riquísimas en minerales, que transformaron a la ciudad en un centro curativo desde a.C. Mucha gente venía a buscar sanación y tratamiento para sus males corporales. Se dice que incluso la reina egipcia, Cleopatra, se bañó en una piscina ubicada más al interior de donde se ubican los travertinos (piedra calcárea que desde lejos parece algodón o nieve), cuyas aguas mantienen una temperatura constante de 36 grados. La "Piscina de Cleopatra" tiene en el fondo restos de columnas de la ciudad, lo que es prueba fehaciente de los movimientos telúricos que una y otra vez asolaron la zona.    
    En nuestro primer recorrido por Hierápolis,  subimos hasta el Teatro grecorromano. ¡Sencillamente maravilloso! Allí estuvimos un rato imaginándonos cuántas festividades se habrían celebrado en aquel escenario, cuántas espectadores entusiastas habrían repletado los asientos de la construcción.  Al salir y comenzar a bajar la colina por el otro lado, se observa a la distancia la estructura de la Tumba-Mausoleo del apóstol Felipe, en una segunda colina más alta. Bajamos y pasamos cerca del Plutonio  y a un costado de un Ninfeo (fuente) monumental. Los acueductos que proveían el agua para esta maravilla se observa en el suelo. Llegamos hasta la Piscina de doña Cleo, para que sepamos dónde  se ubica, y aprovechamos de visitar los baños (actuales, no los romanos, 😂). Un rato allí y nos dirigimos caminando una cuadra o poco más hasta la zona llamada Cascadas de agua, piscinas de travertino, etc. Pasamos al lado del Museo, ex Necrópolis de la ciudad.  
   Al llegar a la zona blanca, las instrucciones  son claras: dejar las mochilas  y el calzado sobre unas mesas de picnic, donde serán resguardadas por los guías. Nos descalzamos y nos dirigimos a las Cascadas y/o piscinas. La superficie es rugosa mayoritariamente, ¡por suerte!, pero hay algunos sectores resbalosos, así que extremamos  las precauciones. El agua está caliente pero completamente soportable (es h2o termal). ¡Fotos, fotos, fotos! Caminamos atreviéndonos de ir de piscina en piscina. Cada cual, se agrupa y avanza con quien o quienes quiere. Me junto con Carolina y Karla (Caro y Karlita para los amigos, 😊 ).  Las fotografío ,me fotografían. Las últimas que me tomo son sentada sobre el travertino. Obvio, quedo con el jeans mojado (además de en las rodillas) y de color blanco, 😂 . Me salgo del lugar, recupero mis zapatillas y mochila y me dispongo a recorrer el sector, buscando otros espacios de Hierápolis no recorridos en grupo y con la guía. Dispongo de una hora para aquello. Camino alrededor de la colina blanca que es inmensa. Allí compruebo que, lamentablemente, las piscinas de aguas termales se están secando, típico  de la acción depredadora del turismo.  Me dirijo a la Entrada Monumental  de la antigua Ciudad Sagrada. Hay ruinas, de las que distingo algunas tumbas, una Basílica, las Puertas, la ancha y larga calle de entrada a la ciudad antigua, con construcciones a los largo de ella. He caminado unos 800 metros y el tiempo se me acaba. Debo regresar al punto de encuentro. 

   Lo siento, pero no me bañé en la Piscina de la Cleo. Preferí recorrer el sitio arqueológico en el tiempo que nos asignaron. Además, aquello era con pago personal, 😂. ¡Mano de guagua!, pensarán algunos, pero no. Me "chiflan" las ruinas y más si son romanas, 😊😇. Cuando llegué allá, debí proceder, de manera ímproba, a la tarea de bajarme el jeans aremangado hasta las rodillas. Había revertido todo el sector de una manera muy "elegante", 😂. Casi debí "entrar a picar". A tirones me saqué el pantalón, lo limpié un poco  (seguía blanquecino con la cal) y me los volví a embutir, 😂.  ¡Uff! Muchos se han visto en peores situaciones, 🙈, 

  Regresamos al hotel maravilloso, almorzamos como princesas y luego salimos con Alicia y Nancy a recorrer  la ciudad de Pumakkale, cuyo centro estaba a dos cuadras del hotel. Había un extenso Mercado, de pueblo pequeño, que nos asombró con sus precios en productos de algodón de la zona (toallas de diferente tamaño, pisapiés vestidos, blusas, etcetc.) Unos pisapiés y unas salidas ducha de excelente calidad, 100% algodón, valían 70 liras (2 lucas y fracción). Sin embargo, nuestras maletas, ya bastante cargadas, no permitían compras de mayor calibre. Una pena, 😭😭, realmente. Caminamos y caminamos.  

  Nos separamos de Alicia, a la que se ocurrió comer unas tortillas delgadísimas que preparaban en la calle, fuera de un café.  Nosotras no queríamos comer nada. Nos fuimos en búsqueda de un supermercado, que estaba más lejos de lo que habíamos pensado y además  lleno de chinos. Escapamos de allí y pasamos al local de ropa  de un turco muy sus géneris para su publicidad. Cuando íbamos al súper, desde la vereda del frente nos gritó "¡Viva Chile, m...! ¡Upps!, gran sorpresa gran. El misterio era cómo nos había reconocido. No llevábamos las mochilas. Nancy llevaba su gorro de Masaitravel, yo no. Tal vez fue aquello. La cosa es que al regreso, además de ostras, había otras compañeras del grupo. El local tenía muchos vestidos  blusas, todo de algodón, delgadísimo, especial para temporada de verano. Varias compraron. Yo no lo hice porque lo que me probé me quedaba muy largo para mi pequeña estatura, 😁.  Luego regresamos al hotel, ya siendo las 19 horas. Media hora más estábamos cenando y no tuve ninguna posibilidad  de usar las piscinas , que a las 20 terminaban de funcionar. 

   Después  de una cena bien conversada con Nelsi y Maria Elena, nos fuimos a nuestras piezas, a arreglar equipaje y a lavar, en mi caso.  Ordené todo todo, pues lo comprado lo puse al fondo y la ropa encima. Quedó mejor. Al día siguiente, partiriamos rumbo a CAPADOCCIA.  Iba a ser el trayecto más largo por recorrer, 614 kms.en bus. ¡Uff! Salimos después del discurso de despedida de Claudio Iturra, quien viajaba a Chile. Partimos a las 9 de la mañana. Teníamos un largo trayecto, que terminaría en la llamada "Ciudad de las Hadas". ¡Bellísima! Ya les contaré. Hasta pronto.





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