viernes, 10 de noviembre de 2023

Manglares y cocodrilos...

     No tenía planificado tomar el tour de ayer miércoles, pero fue un acierto participar en él. No cabe duda que las playas de este sector del Perú son hermosas, con aguas cálidas y limpias (en general), arena blanca y abundante, extensas. A lo anterior cabe agregar numerosas construcciones hermosas, muchas de ellas de lujo, pero también un mayor porcentaje de viviendas precarias, de mala calidad, casi provisorias, lo que parece ser el estándar de muchas ciudades de este país. Así lo he visto en Tacna, en Moquehua, en algunos sectores del Cusco y Arequipa. También en Piura, como ya lo describí hace un par de días. Esta precariedad va unida a la escasez o mala calidad del equipamiento urbano (pavimento y veredas), a la existencia de microbasurales en distintos sectores de las ciudades y a orillas de carreteras. En fin, dejemos este tema que da más para una síntesis y aboquémonos a los lugares visitados ayer. 

  El inicio del tour fue a las 9,45 minutos en un minibús con 23 turistas y dos guías rumbo al norte. El plan era visitar dos playas, pasar por la ciudad de TUMBES, llegar hasta PTO.PIZARRO, donde se almorzaría y luego se haría una navegación por los manglares y se visitaría un criadero de cocodrilos.  El regreso sería alrededor de las 21 horas. Bien "full day", 😉, como pueden ver.

     Playa Punta Sal, primer destino.  

   Playa muy extensa, amplia, de arena blanca y de agua cálida, ubicada a 23 kms.de Máncora. ¡Hermosa! Teníamos una hora para gozar de esta visita, en cuyo tiempo podíamos elegir quedarnos en la playa, tomar sol y/o bañarnos o, segunda opción, realizar un paseo en embarcación por las cercanías y ver desde el mar el famoso Royal Decameron Punta Sal, un resort de nivel internacional, con 500 habitaciones, con una piscina olímpica de 200 metros y muchas gracias más. Ocupa un amplio sector de la Playa Punta Sal, donde ya el carácter público del lugar se pierde. Por eso nosotros,  como gatos ante una carnicería, 😾, miramos desde lejos (desde el interior de la nave). Para acceder a la embarcación con techo (parecida a la utilizada en Cartagena de Indias y nuestra aventura por Barú y las Islas del Rosario con mis amigas de Lanco) hubo que realizar similar proceso, más demoroso en esta ocasión, por un transbordo. Primero se subían 4 ó 5 personas a un bote pequeño, que eran llevadas hasta la chalupa, donde toda dignidad había que dejarla de lado. ¡Cuánto de piernas u otras secciones corporales uno mostraba dependía de la ropa que uno llevaba puesta (yo andaba con vestido bajo la rodilla solamente, así que a imaginarse lo que exhibí en las subidas y bajadas de las embarcaciones, 8 entre subidas y bajadas, 🤭)! Toda esa situación me hizo sonreír y reírme internamente mientras recordaba a mis amigas en los brazos de un morenazo, independiente de los kilos que cada una tuviera, 😂. Una vez que estuve arriba de la chalupa me acordé del miedo pasado por la velocidad del capitán de la embarcación de Barú. El mar se movía muy similar. Llegué a pensar que tenía un gen masoquista galopante, jejeje 🙈.  Felizmente, la navegación de una media hora por la semibahía era a una velocidad crucero, de manera que no había ni que sujetarse ansiosamente. Tampoco hubo saltos sorpresivos sobre las olas. Nuestra amiga Jessi no se habría puesto verde en esta ocasión, 😂, 🤢. Vimos, como dije, el famoso Resort Decamerón, en cuya playa había varios pasajeros, seguro aún en temporada baja, pagando 300 dólares la noche por 2 ó 3 en cada habitación (según lo que averigüé luego en la página oficial). Llegamos también a la altura de la mansión que tenía el "cholo" Toledo, como dijo el guía de la embarcación, vivienda que fue confiscada por el Estado y está en venta. Se nos informó que gracias a las visitas al lugar de parte del ex presidente Toledo, esta playa se hizo conocida y el Resort fue adquirido por un empresario "colocho" (colombiano). Fue un grato paseo, con información algo farandulera y con una refrescante brisa marina. En la playa el calor era intenso; había 27 grados.  

    [Entre paréntesis: estoy escribiendo en la "combi" a la que estoy subida, mientras esperamos, los pocos que estamos ya en el vehículo, a que lleguen más pasajeros con destino a Tumbes. Hoy jueves mi destino ya lo había fijado para esa ciudad. Ayer pasé por ella y no me gustó mucho que digamos; habría preferido eliminarla del honor de mi presencia, pero ya había reservado hotel. Además, el día anterior sólo estuvimos de pasada por la urbe. Yo había decidido visitarla por su ubicación estratégica con respecto a la frontera con Ecuador, aparte de la belleza de algunas imágenes vistas en internet. Hace media hora que espero y mientras tanto escribo, aprovechando el tiempo. Algo preocupada estuve bien temprano pues no tenía la seguridad de contar con bus para viajar hasta Tumbes durante el dia. Sin embargo, el encargado, don Robert, me aseguró que había "combis" que hacían el recorrido "a cada rato". Abandoné el alojamiento y enfilé mi camino hacia el centro de MÁNCORA con la maleta a cuestas -liviana por suerte-, pues era un pecado arrastrarla por la tierra y el polvo. Pronto encontré una mototaxi que me vino a dejar al paradero y ahora sólo debo esperar que lleguen unos pasajeros más. Cierro paréntesis]. 

Playa Zorritos, segunda visita. 

    Seguimos avanzando hacia el norte de Perú e internándonos en la provincia de Tumbes. ZORRITOS es parte de ella. Se ubica a 73 kilómetros de Máncora.  Una linda playa. La ciudad se encuentra en la parte superior y a orillas de la carretera. Se nota más cuidada que otras en el ámbito del equipamiento urbano. Parte de la Avda. principal está recientemente remozada. Uno capta aquello luego de observar tanto descuido en otras localidades. Bajamos a la playa, implementada con parasoles y sillas, más algunos locales que ofrecen jugos, cremoladas, raspadillas, tragos y jugo de cocos en su mismo envase natural. No me entusiasmé con ninguno de ellos. El que más me habría interesado era el jugo de coco, pero me acordé cuando en la Playa Barú, luego de consumir piña colada en la misma fruta, nos surgió la duda acerca de la posibilidad que hayan sido recicladas por el dueño del local que nos atendió en el almuerzo y los tragos. En esta ocasión vi con mis propios ojos👀, 😂,  que los cocos eran abiertos delante de los clientes y al regreso eran desechados en un tarro, tal vez para utilizar en otra preparación, ☺. Yo lo haría. Si bien no compré nada de aquello, lo que sí compré fue un agua con gas bien helada que casi la consumí completa. Hacía calor y se notaba. Es la playa que más me gustó de las vistas. 

   Zorritos marca también un hito histórico para su país. Es en este lugar donde se perforó el primer pozo petrolero de América del Sur y el segundo en el mundo (según el guía). Esto fue el año 1863. 

Caleta La Cruz, de paso

   Este lugar también fue destacado por el guía debido a un evento histórico ocurrido en el siglo XVI, específicamente en 1532. Fue el desembarco por primera vez de los españoles bajo el mando de Francisco Pizarro en el Puerto La Leña (hoy Playa Hermosa). Ante la feroz resistencia por parte de los Tumpis en el Combate de los Manglares, antes de partir, Pizarro erigió una cruz como símbolo del Cristianismo en el cerro Buena Ventura.  En la actualidad allí existe una iglesia y la Cruz de la Conquista, como suele llamarse, permanece guardada, por fin, en el lugar original. 

Tumbes al paso

   Ciudad, provincia y capital de distrito ubicada el noroeste de Perú, a 30 kms.de la frontera con Ecuador, con una población de 115 mil personas aproximadamente. Ayer sólo estuvimos de paso por Tumbes y la impresión que me dejó fue bien negativa. Lo anterior, debido a los cortes de tránsito, la gran cantidad de escombros, basura y polvo, pues se está realizando un mejoramiento urbano. Hoy llegué a establecerme en la urbe por dos días y ya estoy más interiorizada de su realidad, de la cual les hablaré mañana.

Puerto Pizarro, destino final del Full day 

    El puerto y balneario se ubica a 13 kms.de Tumbes con un poco más de 4 mil habitantes. Este lugar es conocido por estar a poco más de 10 kms.de Ecuador, por poseer el Santuario Nacional de los Manglares de Tumbes (desde 1988), 3 islas, un zoocriadero de cocodrilos (con más de 300 "internos", 🤣🤣) y extracción de productos como conchas negras, langostinos, calamares, langostas y cangrejos, los que hacen las delicias 😋 en el ámbito gastronómico.  

   Lo primero que hicimos al llegar a Puerto fue almorzar, cada cual por su cuenta. El restaurante se llamaba precisamente "conchas negras", pero no tenía ese producto. Nada de económico, a decir verdad. El costo de la alimentación era tres veces mayor de lo que yo había degustado en días anteriores. Lo que sí justificaba, por un lado, los precios era la ubicación del local, a orillas de las aguas del Río Tumbes, al lado del Puerto y Caleta, frente a los Manglares. ¡Qué mejor ubicación! Decidí regalonearme y me pedí un ceviche de pulpo. ¡Exquisito! Este plato lo hice acompañar con una cerveza 🍺 , que me pareció  muy cara. Cuando me llegó entendí la razón de su precio: era nada menos que de 650 ml. 🙄🤓😕😲. No pude consumirla completa. Si lo hubiera hecho habría terminado en calidad de comida para los cocodrilos, 😂. Llegó la hora de pagar los 45 soles que me salió (11.250 pesos chilenos) y me cobraron 60 soles. Pedí ver la carta de menú y yo tenía razón. La joven me dejó a la espera y me dijo que iba a "preguntarle a la Sra". "Pero, por qué, si la carta es clara", exclamé extrañada. No volvió a mi mesa, así que busqué la cantidad exacta y fui a pagar. Un último intento hizo para que pague más: "que los pulpos estaban caros y que la Sra. me había echado más". ¡Increíble! Como si yo hubiese pedido una atención especial. Pagué lo que correspondía y me fui a unir al grupo. No faltó el sabor amargo por el intento de engaño flagrante. ¡Qué  mala costumbre y qué falta de respeto!   

     De nuevo a subirnos a una embarcación y navegar ⛵ tranquilamente por las aguas del Río Tumbes mezcladas con las del Pacífico y acercándonos a los manglares, conjunto de árboles llamados "mangles", que crecen en el agua, alimentándose de la mezcla de aguas y sus microorganismos y otros. En el trayecto, desde cierta distancia, nos pareció que estaba todo pasando en una isla cercana: música fuerte, gente, muchas risas. Era la Isla del Amor. Más allá vimos a varias garzas alimentándose sin inconvenientes, en medio del río, pues la marea estaba bajando. Desde lejos, parecían caminar sobre las aguas. Llegamos al manglar, mientras el guía nos explicaba in extenso acerca de su vegetación. Nos bajamos en otra isla, la de los Cocodrilos,  y nos llevaron al zoocriadero con las explicaciones correspondientes. Podría decir mucho de los animales que estaban en las piscinas de los numerosos habitáculos, donde la especie se agrupa de acuerdo a edad y sexo, así como a su nivel de sociabilidad con sus congéneres. El cocodrilo del cual nos hablaron más se llama Diego y tiene 43 años aprox. Es un mujeriego impenitente, 😂, nos dijeron. Tiene suite solo. No agrego más que eso. Los cocodrilos no me simpatizan. 
     En nuestro viaje de regreso,  la embarcación se acercó a la Isla del Amor y desembarcaron (¡otra vez!). La idea era que los que quisieran, por una media hora, hicieran uso de los juegos acuáticos, pagando por supuesto. Ya estaba oscureciendo cuando volvimos a embarcar para volver a Pto. Pizarro, al microbús y a Máncora, donde arribamos a las 21,20 hrs., cuando ya estaba totalmente de noche. Rápidamente contraté un mototaxista, que me llevó a mi alojamiento. Una ducha, una taza de té con galletas de agua, mantequilla y mermelada, más la última mandarina que me quedaba. A la hora de evaluar el día diré que estuve muy bien. No se nos andaba apurando en exceso y se cumplió con lo prometido. Fue una bonita experiencia, con mucho para conocer y aprender. Ya mañana les contaré de mi estadía en la Muy Noble Ciudad de Tumbes. Hasta pronto.   

  








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