jueves, 30 de noviembre de 2023

Visitantes Sureñas...

 

    Las visitas no siempre son bienvenidas, en general, pero en particular éstas sí lo fueron, al menos en palacio. Claro que previa a su llegada, hubo que limpiar, despolvar, ordenar y preparar todo lo necesario para que recepción y la estadía fueran las mejores y las huéspedes no se vayan pelando, 🤣🤣. De todo tiene que cuidarse uno en estos días, incluso cuando está durmiendo. ¡Esto de vivir a salto de mata cansa, la verdad! 
    Bueno, la cuestión es que mis visitantes ilustres llegaron cerca de las 17 horas del sábado, luego de abandonar sus respectivas mansiones ese mismo día pasadas las 7 de la madrugada, 😁. Después de varias paradas técnicas, otra para comer, obviamente comida chatarra, unas paradas de descanso y turismo (Salto del Laja), al fin, llegaron a las cercanías de mi mansión. Yo había estado todo el santo día trabajando como una esclava, corriendo desde la cocina a los balcones y desde allí a las suites, preparando todo para ellas, la Marce, la Lidia (alias la Vilma) y la Queen Elizabeth. Andaba en los últimos trámites de los preparativos al interior del Supermercado Tottus cuando sonó mi Galaxy S23 (que funciona incluso en zona subterránea). Habían llegado y estaban esperando que bajara el puente levadizo y espantara a los cocodrilos, 😂.  Me vi en la obligación, obvio, de salir del súper sin cumplir con mi primer objetivo, pues había que preservar la seguridad de tan distinguidas visitas. ¡Qué alegría verlas ...y observar, de reojo, el barrilito de cerveza kunstmann que traían en el maletero, 🤭😋!  
      Luego de recorrer las decenas de dependencias de palacio (subiendo los 60 peldaños del edificio, 😁), a duras penas algunas (para qué decir una cosa por otra, 😉), respiraron el aire puro de los huertos y jardines, se acomodaron en sus suites y participaron en la recepción que les teníamos preparada (habló en plural por pura modestia, que conste; yo soy así, 😂). Fue una velada de ponernos al día con las vidas e historias de cada una y contar los chascarros del viaje (pues viajaron en vehículo particular; ¡no, ellas no socializan con la chusma!, 😉; es broma, 😁). Junto con ello, como ya debiera deducirse, no faltó alguna cervecita 🍺-¡salud!- y unos cuantos ramazzottis (todos los que alcanzaron; para felicidad de las demás, una de las integrantes consume más bebida  que alcohol, 👌👍👏👏). Algo tarareamos ayudándonos de varios videos, pero, no cabe duda que nos faltó la cantante principal del grupo, "sita" Jéssica. Como somos muy consideradas y civilizadas, moderamos el volumen de la música y de nuestras melodiosas voces, además de mantener la puerta-ventana cerrada, que sólo era abierta cuando las fumadoras salían a contaminar sus pulmones, lo que era, debo decirlo, bastante seguido.
 
    Hasta cerca de las 3 de la madrugada  estuvimos dándole a la conversa. Había  cansancio de parte de todas así que nos fuimos a los brazos de Morfeo, quien no se vio realmente en aprietos pues al menor toque de su varita mágica,  😂, todas quedamos pa'te laucha. Me río porque ésa  no es la estrategia de este dios -me reguero al uso de varitas mágicas-, sino rodear al futuro dormido/a de flores de adormidera (amapolas). La verdad es que caímos como verdaderos sacos de papas en la cama, durmiéndonos ipso facto hasta las 8 a.m. del día siguiente, hora en la que nos levantamos por turnos para atender las tareas del día, desayunar, recuperar el auto del estacionamiento y luego dirigirnos a nuestro primer destino. 

Primer destino: visitar a Mirella

  Fue hermoso nuevamente estar acompañada en esta fecha, tan relevante por la magnitud de lo ocurrido ya hace 12 años, acompañada por el cariño y la amistad.  En este sentido, he sido muy afortunada, pues siempre, no sólo la familia, sino también mis amistades, han estado a mi lado en este triste hito, como también en otros felices, tanto física como emocionalmente. También a varios jóvenes que fueron amigos de Mirella les agradezco que siempre la recuerden y suban más de algún mensaje a las redes. ¡A todos, un fuerte abrazo! 

   Agregamos flores a las que ya habían dejado mis amigas Anita y Eliana un par de días antes, además  de llevar una abejita de adorno. La recordamos y escuchamos el homenaje póstumo que realizó su amigo Williams en forma de canción. ¡Belleza y emoción inundó nuestros corazones!

Segundo : ir a Machalí a buscar a Anita María. 

   Llegamos sin dificultades a la Plaza de Machalí como a las 11 hrs. La recorrimos y lamentamos tanto cemento en su diseño. ¡Nada qué hacer ese material en un pueblo con una rica cultura tradicional! En fin... Para apurar el mal trago, nos dedicamos a consumir unos ricos helados comprados frente a la plaza. Ahí estuvimos un rato, mientras degustamos esa ingente cantidad de calorías, 🙈. ¡Ufff! ¡Qué  manera de sacrificarnos por las amigas, 😂! Algunas fotos y luego a buscar la ruta para llegar a casa de Anita, que a nuestra amiga española de Google no le significó mayor problema encontrar aunque a nosotros algo mas, 😁 (debe ser porque no tenemos el mismo salero, jiji). Llegamos y nos refrescamos con unos vasos de jugo, luego de admirar el jardín  de la dueña de casa, hermoso y exuberante.

Tercer destino: llegar hasta Coya 

   El viaje a Coya, bella localidad precordillerana, lo hacíamos por petición de Marcela que, a mediados de octubre pasado, la había conocido. La idea era que Lidia y Eli también la visitaran. Además, queríamos buscar la Casa 100, que se considera la tercera Casa Presidencial del país. El monumento de la Familia Minera, la escultura del Cóndor  (al regreso), las letras corpóreas de la ciudad, y otros sectores fueron el digno objetivo de nuestro lente fotográfico. Luego de recorrer la urbe nos dirigimos en busca de la Casa 100, para lo cual tuvimos que recurrir a un lugareño, 😂. Obviamente, sólo pudimos apreciar desde afuera y a la distancia parte de la fachada. Es Patrimonio cultural, de manera que se puede ingresar a sus dependencias a fines de mayo de cada año, en el Día del Patrimonio. 

   Cuarto destino: buscar local para almorzar. 

    Preguntando se llega a Roma, nunca mejor aplicada esta sentencia a nuestra situación. Preguntamos y nos informaron que en Chacayes (lugar donde hemos ido dos veces con nuestro grupo rancagüino de Historia y al que llevamos a Marcela el mes pasado) se estaba celebrando una Feria del Charquicán, 😋😋. ¡Qué  nos dijeron a nosotras: ¡Partimos! En la Media Luna de Chacayes estaba todo pasando. Numerosos stands de comidas, bebidas, artículos de artesanía, más un escenario se daban cita allí. Después de consumir un plato de asado de cordero por cabeza, acompañado de UNA papa, ensalada a la chilena y cerveza, estuvimos un buen rato viendo lo que pasaba en el escenario. Alcanzamos a disfrutar del número de unos Chinchineros y del show del doble (triple más bien, por su contextura, 😂) de Chayanne, de excelente calidad vocal. Aplaudimos, cantamos algo, nos movimos un poco, lanzamos unos cuantos gritos y luego de visitar los puestos con artesanía,  comenzamos el retorno a la civilización,  no sin antes encontrarnos con Andrea, quien iba llegando a la fiesta costumbrista muy bien acompañada, 😉. 

  El regreso    

    Dejamos a Anita en su casa y...nos quedamos allí a tomar onces,😂. Ella ya nos había adelantado que quería compartir  con  nosotras un rato en su hogar. La terraza fue el lugar ideal para aquello y conversar de todo un poco. Una rica once con kucken de manzana y otras cosillas fueron parte del momento, más unos recuerdos de parte de la anfitriona para tan ilustres visitas, 😊. Luego, ya pasadas las 20 horas, nos apuramos en regresar pues había que dejar el troncomóvil a resguardo. Alcanzamos a llegar antes de que las cortinas del Estacionamiento bajaran, ¡uff! Ya en palacio, comenzamos los saluces con un limoncello traído por la Queen, pero resultó ser extremadamente fuerte, por lo que desistimos. Vuelta el licor servido a la botella. Las emprendimos entonces con el barrilito Kunstman, a  cargo de nuestra amiga Marcela. Las actividades del día nos pasaron la cuenta y nos fuimos a la cama a la hora de Cenicientas. Al día siguiente había que madrugar. Ya sabrán la razón ¡tatatatán!,🙂. Hasta pronto.  


sábado, 18 de noviembre de 2023

Yo, la Limeña...

    

   PERÚ, como la mayoría de los países de nuestro subcontinente, no se salva de la pobreza, del desempleo, de la informalidad, de la corrupción, de la delincuencia. Durante los días que estuve en su territorio, supe de asesinatos, asaltos, extorsiones por parte de grupos u organizaciones delictivas, situaciones que se ven con mayor frecuencia y violencia en las ciudades grandes y que han aumentado considerablemente. A ello se agrega que un alto número de responsables de estos delitos son extranjeros, especialmente venezolanos y colombianos (al igual que en nuestro país; pareciera ser que Maduro abrió la caja de Pandora). No obstante, en lo personal, no tuve ningún problema durante mi permanencia. Claro que tampoco llevaba una diana en la frente como para llamar la atención de los malandrines. No soy rubia ni siquiera tan blanquita; mi belleza no es despampanante,😂mi estatura tampoco es como para destacar y mi vestimenta no es Versage ni Dior. Así que creo que haber pasado "piola" me otorgó cierta inmunidad, menos con los mosquitos, 😟.   

   Lo más extraordinario con respecto a mi persona es que varios peruanos y en distintos lugares visitados, me tomaron por limeña (de Lima, obvio, 😂). Le pregunté a un taxista por qué creía que yo era de allá (hablábamos del tiempo y me preguntó cómo estaba el clima en Lima). Me dijo "por la manera de hablar, pé", 😂😮😳. ¡Qué  yo sepa no se me ha pegado lo cantadito del habla peruana ni he dicho "seño" ni otra expresión típica! ¡Voy a tener que hacerme ver cuando llegue a Chilito, 😒🙄😬! Capaz que de tanto comer ceviches, chicharrones varios, tomar cebada y cerveza cusqueña algo se me haya movido en la articulación y modulación de las palabras. Lo que sí tengo claro, tomando como referencia la canción interpretada por Chabuca Granda, que mis tacones no repicaban como castañuelas (ya no los uso y ¡ni modo! que pudieran sonar en calles de tierra y polvo; sólo hawaianas), ni tengo el cutis de seda ni la boquita de caramelo y no huelo a jazmines ni a magnolias; menos, ¡válgame Dios!, sé bailar marineras. Incluso en Piura, una señora que atendía una librería a la cual entré, me preguntó si yo era "la amiga de la Yuli", 😂😂😂. Parece que mi rostro ha perdido todo rastro de individualidad. Ya ni me acuerdo de los nombres pero en Bahía Murta me confundieron con una habitante de allá (la Deyanira, parece que se llamaba);  acá en Rancagua, no hace mucho, una Sra. en el microbús me preguntó si yo era amiga de X (se me olvidó el nombre también). ¡Ni que fuera asiática o aborigen! Bueno, algo de ello hay, 😂 😂. ¡Chascarros no faltan! 

   Sigamos con  nuestra  síntesis (no "seguimos", 🤣).    

   Una de las principales actividades económicas de Perú parece ser el comercio, ya sea en locales establecidos como de manera informal. Pero no el comercio de grandes y muchas cadenas nacionales y transnacionales, sino, con prioridad, el comercio local, lo que no impide que haya algún supermercado grande, de esos que nos gustan a los neoliberales. Todo depende del tamaño de la ciudad. En Piura, de casi medio millón  de habitantes, un taxista me contó que había dos grandes malls o centros comerciales. Por allí, en uno, vi locales de  Falabella, Ripley, Home Center. Pero en los pueblos medianos o chicos, es probable que sólo exista un Mall, como en Talara, o ninguno como en Máncora. En Tumbes también había uno. No obstante esta información, lo más relevante y recurrido por la mayor parte de la población es el comercio minorista.    

   El comercio minorista funciona en pequeños locales de unos pocos metros (6 a 9, no creo que más, salvo una que otra excepción) de superficie, por lo que el cliente debe pedir desde el pasillo o vereda los productos. En muchas ocasiones venden a través de una reja metálica, lo que es clara muestra de una necesaria autoprotección. En ese local, completamente abarrotado, hay una variedad amplia de mercadería, de origen nacional casi exclusivamente. El nacionalismo es muy fuerte en este aspecto y otros. Sólo en los grandes supermercados uno tiene varias opciones de un mismo producto. Los mercados y puestos de frutas y alimentos son parte de este tipo de comercio. Están instalados durante el día y a media tarde cierran y guardan sus productos. Es un sistema parecido a lo existente en Chile, como el Agro en Arica, como la Feria Fluvial de Valdivia o la Vega Monumental de Concepción. Claro que los pasillos son muy estrechos y las condiciones de salubridad mínimas. Por ejemplo, vi que vendían las uvas desgranadas (al parecer cuando ya los racimos han dejado de tener la textura de la fruta fresca, porque los granos no se veían muy turgentes) y revolvían sin mayores cuidados el contenido de los cajones para desechar los granos en mal estado, a mano limpia (bueno, no sé si las manos estaban muy limpias,🤭). También vi moscas que se lanzaban como kamikases sobre pedazos de carne en vitrinas destapadas,🤮, mientras las aves, desnudas al completo, enteras o partidas, colgaban de ganchos al interior del ventanal que separaba la carnicería de la calle, donde se ubicaban los clientes. Obviamente los plumíferos, sin plumas ya, estaban a la temperatura ambiente y sin protección de las moscas u otros bichos voladores (con 28 a 30 grados).    

   También la calle es el lugar donde se vende alimento sólido y líquido, sin ningún sistema de refrigeración. Frituras de diverso tipo, con mayonesa; caldos en ollas; jugos en envases plásticos y a temperatura ambiente, fruta porcionada, aunque ésa sí la vi en bolsas o papel alusa. El problema es que todo esos restos y sus envases (de plumavit, de bolsas plásticas  o papel) van a parar al suelo en los alrededores, así como las botellas de agua mineral o de bebidas, que son bastante consumidas. Por tanto, no es de extrañar la abundancia de basura de todo tipo que se acumula en las calles. Lo que sí recuerdo es haber visto, al interior de los terminales de buses bastante preocupación por la limpieza, lo que resulta necesario ya que muchas personas, mientras esperan consumen alimentos y botan al piso bolsas y restos. 

   Mientras venía en el bus de regreso a Piura para tomar el avión de regreso, pensaba en qué responder si me pidieran caracterizar a las ciudades visitadas con una sola palabra. La conclusión a la que llegué fue: PIURA =desarrollo y modernidad (a lo peruano, claro; lo digo sin ofender, porque el desarrollo y la modernidad debiera ser para todos y en todos los ámbitos y no se aprecia así); MÁNCORA = turismo y playa (turismo medio tercermundista, pero turismo al fin y al cabo; de la playa, nada qué decir); TUMBES = manglares y mosquitos; TALARA = petróleo y basura. Creo que estas características, sin afán de darles una categorización exclusiva y reduccionista, deben hablar por sí mismas y, en todo caso, corresponde a mi experiencia. Aclaro esto pues otro visitante puede no estar de acuerdo conmigo.  

  Dicen que las segundas partes o veces no son buenas, en ciertos rubros, 😉.Pero en cuanto a visitas, en mi experiencia, complementó y aclaró la visión general. Al volver a Máncora por un día tuve la oportunidad de recorrer lugares que no había alcanzado en la primera visita y eso me dio una panorámica más completa, pero no contraria. Simplemente más completa y, por tanto, más cercana a la realidad. De regreso, recorrí buena parte de Piura al llegar de Talara y luego otro poco para ir al aeropuerto, y la impresión completó algunos espacios en blanco o gris. Aún no es suficiente, pero suma, sin duda, porque permite la comparación visual, que es una de las más poderosas.    

   A pesar de las características que le asigné a Piura, el tema de la mala calidad y precariedad de las construcciones creo que es un tema país. Ya lo he visto en otras ciudades visitadas de Perú. Y a pesar de que se usa como estrategia para no pagar impuestos aquello de dejar a medio terminar las construcciones (al igual que en Bolivia), es innegable la mala calidad de los materiales y de la infraestructura misma. Lo que está construido y terminado, adolece de mantenimiento y el deterioro está a ojos vista. La excepción podría ser Lima (aunque mi visita fue el año 2010) pues vi edificios patrimoniales bien cuidados, así como un sector más exclusivo dentro de la ciudad (Miraflores), pero también existía lo contrario.   

  Junto a las construcciones está el tema del equipamiento urbano, que se observa muy al debe. Un mínimo de calles están pavimentadas en las ciudades pequeñas; la cantidad es mayor en las urbes más grandes por razones de obvia proporcionalidad, pero aquello no es sinónimo de buen tránsito vehicular y peatonal. Hay muy pocos semáforos, que no siempre se respetan, especialmente por parte de los mototaxistas, lo que redunda en un peligro permanente para el desplazamiento peatonal, toda vez que tampoco las veredas son abundantes y, cuando las hay, no siempre son continuas ni están en buenas condiciones, salvo en espacios muy acotados.   

   En cuanto a la limpieza de la ciudad, de sus alrededores y de las carreteras, ¡uff!, hay mucho qué decir. Tanto el centro de las urbes como sus sectores periféricos contienen microbasurales y desechos, al lado de los cuales se encuentran instalados, vendiendo productos alimenticios, vendedores ambulantes. Aquello es claro indicio de una costumbre. Basura acumulada, polvo, restos de materiales constructivos, aguas servidas y en descomposición son parte del paisaje al interior de las ciudades y en sus alrededores. El elemento plástico es parte protagonista. En sectores de la carretera vi bolsas plásticas como si fueran adornos, colgando de los cercos y de las ramas de arbustos y árboles.  

  Recorrer las calles por primera vez, para conocer y empaparse (metafóricamente hablando) de la cultura local es un ejercicio necesario y resulta interesante si uno va con la mente abierta a no criticar y comparar demasiado, pero repetir los recorridos luego de haber captado las características ya no resulta muy gracioso. Tampoco es relajante caminar por calles sin veredas evitando las numerosas mototaxis y motos o tratar de cruzar las vías evitando a los mismos vehículos, que circulan aprovechando cada resquicio y en zig zag si es necesario avanzar velozmente, que parece ser su objetivo primordial. Al final, si no puedes contra ellos, únete a ellos. Opté en varias ocasiones, por subirme a esos curiosos vehículos, acomodándome de la mejor manera posible a los saltos y movimientos bruscos. En un par de casos, recorrí algunos kilómetros  arriba de uno de estos vehículos: cuando fui desde Tumbes al Sitio Arqueológico Cabeza de Vaca (distante a unos 7 kilómetros) de ida y vuelta o cuando quise conocer el Salar de Negritos (a unos 3 kilómetros de la playa del mismo nombre). Los viajes largos los hice en bus, los intermedios en combi y otros en taxi. Sólo me faltó probar las motos, que también trasladan gente, jejeje 🙈. A propósito de motos, vi a muchas jóvenes usar este medio de movilización. La bicicleta prácticamente  no se ve.  

  Para un turista fanático de los medios televisivos, la parrilla que ofrecen los alojamientos (no todos) en su tiempo de descanso no resulta muy atractiva. El cable tiene canales con películas muy antiguas, salvo que uno sea entusiasta de lo vintage,😁.Al que le gusta el deporte, no tendrá inconvenientes, pues esos canales, varios, están asegurados. Yo me entretuve en algunos momentos con los noticieros locales. A través de ellos me enteré del problema de la delincuencia, especialmente perpetrada por inmigrantes venezolanos, siendo los asesinatos (en pleno día y de modalidad sicariato), los secuestros, las extorsiones, los asaltos, las principales preocupaciones. Es decir, situación bastante similar a la que se está viviendo en nuestro país. Tanto en tv como en conversación con un taxista y una encargada de alojamiento, supe de las extorsiones y el cobro de "cupos". Las extorsiones dirigidas a comerciantes e incluso a dueños de alojamientos, mientras que los últimos, consistentes en cobros diarios por el "derecho a trabajar tranquilos" a taxistas, mototaxistas y vendedores ambulantes.   

  También a través de algún programa de tv de análisis político, me enteré de la fuerte desafección de la gente hacia la actual presidenta del país. Se le criticaba, por ejemplo, los reiterados viajes al extranjero, especialmente a Estados Unidos. En tanto, más de un taxista no habló muy bien del gobierno por la mayor pobreza del país y la inflación, así como contra la corrupción de los políticos, quienes, sin excepción -dijeron- no pretenden ayudar y representar a la gente, sino obtener sólo beneficios personales.   

  En relación al trato no tuve inconveniente alguno. Frente a consultas y dudas siempre tuve respuestas amables, aunque, para ser honesta, no siempre logré entenderlas todas, pues hay un vocabulario distinto para nominar algunas cosas. Por ejemplo, en un restaurante de Talara pedí como bebida un jugo de mango que se publicitaba como oferta junto al menú, pero la joven me respondió que no era jugo sino "chalaca". Como no entendí qué era aquello, me lo explicó pero seguí en la incomprensión (¡Humbertita!, 😂). Me indicó dos sinónimos (que olvidé, 🤔) y opté  por decirle que igualmente me lleve uno para saber qué era. Frente a mí tuve, en unos instantes, un helado casero, 😂, que después agregué a la bebida de cebada, que le faltaba frío. Y así en unas cuantas cosas. A la movilización se le llama movilidad; a los furgones, combis; a los frutos de phisalis, aguaymanto.

    Lo que encontré muy positivo y, en este caso, superior a nuestro país, fue el orden en el uso de los buses en los terminales. Un verdadero acierto peruano. Hay pantallas en algunos, señales luminosas y distintas puertas, segú`n el bus que se tomará. Es la réplica del sistema de embarque de los aviones, pues, además del pasaje, uno debe mostrar su documento de identificación, lo que se valida en una pantalla. Esto se realiza faltando 10 a 5 minutos de iniciarse el viaje. Por tanto, todos los viajeros quedan registrados y no se sube nadie durante el trayecto. Así se opera en los buses EPPO. Ignoro si en otras líneas el sistema es distinto. Cabe señalar que en Montevideo es protocolo es similar (sin documento de identificación, eso sí).

  Hay muchos otros detalles que podría agregar y que resultaron interesantes para mí, pero creo que es suficiente, e incluso mucho. Sin duda, creo que dejaré pasar mucho tiempo antes de visitar a nuestros vecinos. Felizmente, hay otros a los que no he visitado así que opciones no me faltarán, 😉. Es todo por ahora, amigos. Hasta pronto.  












lunes, 13 de noviembre de 2023

Negritos, los mejores...

 

     La primera vez que oí hablar de TALARA fue en Lima, cuando esperábamos el vuelo de conexión para Piura y se nos dijo que estaba "demorado" pues iba desde Talara. ¿Y con eso qué?, me pregunté. Lo que importaba no era que fuera desde Talara sino que, de donde saliera, no estaría a la hora que decía nuestro pasaje aéreo. Pues ahora voy hacia allá, para saber qué se teje por allí, 😂. Pasado el mediodía estaré en aquella ciudad de nombre musical y revestido de misterio ancestral. Un detalle anexo: junto con Piura, son las ciudades que en el norte de Perú tienen aeropuerto. ¡Por algo será! 

   De Piura y Tumbes había sabido hace unos años, cuando leí la novela de Vargas Llosa "¿Quién mató a Palomino Molero?", pues los acontecimientos se desarrollaban en esta zona del país. Creo que volveré a leer este relato, para comprenderlo a cabalidad, toda vez que ahora cuento con la valiosa información del conocimiento personal del terreno.  

   Ya en TALARA debo exclamar: no hay nada qué hacer, amigos. "La historia vuelve a repetirse 🎶 🎵 ..." Nada nuevo bajo el sol peruano, pé. Las ciudades, grandes o pequeñas, antiguas o más nuevas, tienen las mismas características ya mencionadas anteriormente. Construcciones irregulares, precarias, en mal estado, sin terminar, etcetc. Y la basura absolutamente omnipresente, por todos lados. No obstante, tuve suerte con el hospedaje. Aunque costó que el mototaxista lo encontrara e incluso le solicité que llamara al número de contacto (yo no tenía activado mi roaming, 🤭) al fin llegamos a la casa-hospedaje. Lógicamente pagué un extra por el viaje, que incluyó llamada telefónica. Muy acogedor el matrimonio recepcionista. La construcción no tenía letrero. "Es para evitar la extorsión" dijo la Sra. Juana (ya les contaré de aquello en el resumen). Excelente ambiente, bonita habitación, con todo lo necesario. El único problemilla fue que debí pagar en efectivo y eso me produjo un desbarajuste en mis planes, de manera que mañana lunes deberé buscar dónde cambiar unos 50 mil pesos chilenos.  
    Mi primer contacto con TALARA duró algo más de 4 horas. Incluyó el recorrido del sector céntrico, hasta llegar a la Plaza de Armas, donde un grupo numeroso de hinchas futboleros celebraba algo con gritos, saltos y banderolas. Además de almorzar en un local que me pareció "decente", 😂, (maoma no más el almuerzo), pasé por el Mercado a comprar frutas (mandarinas, manzanas y un par de maracuyás) y con toda esa carga y los 28 grados de temperatura, me fui al Mall (¡bravo!), ubicado en sector de carretera ...¡subiendo! ¡Uff, qué calor! ¡Vitrineé de lo lindo en el súper! Compré algunas cosas -¡para comer!, 🤔🤫🤭, y luego, cargada como ekeko, volví al hospedaje con cero inconveniente.  

   

   TALARA , como ciudad, no tiene nada de bonito para el turista. Novedoso sí, con respecto a otras ciudades. Queda en un "hoyo" (así como La Unión) -tremenda novedad, pensarán algunos-, 😂, se ubica a orillas del mar, pero sin playa en la ciudad misma para uso como balneario, porque el puerto y la refinería de hidrocarburos ocupan el sector playa (y numerosas embarcaciones en desuso). La ciudad cuenta con la Refinería más moderna de Perú, de allí la existencia de Aeropuerto. En sí  misma, tiene más de 90 mil habitantes (no es una ciudad tan pequeña, como puede verse). El segundo día de mi estadía no me quedaré en la urbe dando vueltas, sino que visitaré sus playas cercanas, para completar mi visión.   
   Al otro día...

    LOBITOS, playa ubicada al norte de Talara a unos 18 kms. Es de una extensión enorme y, a ambos lados de su playa, hay otras con arenas tan blancas y finas como la de Lobitos. Luego de pagar 6 soles (1.500 pesos), de sufrir un trayecto mitad pavimento y mitad ripio, llegué a Lobitos como a las 9,20 hrs. ¡Madrugué! No había más de 4 personas en la playa y unos 8 surfistas practicando su deporte. Fue una verdadera delicia caminar descalza a orillas del mar 🌊 , con unas olas que rompían bastante fuerte adentro donde estaban los surfistas, pero cuyo oleaje llegaba suave a la playa. Recorrí la playa de extremo a extremo, hasta llegar a un muelle y  caleta a la vez. Ingresé al muelle pidiendo permiso y entendí, por la gestualidad, que podía recorrerlo, porque el pescador a quien recurrí era mudo, 😕(era el único que se divisaba en ese momento). Varias construcciones de hoteles, cabañas y restaurantes estaban en la primera línea de playa. Debe ser muy grato alojarse unos días por allí.    
   Antes de las 11 ya había visto todo lo visible en la playa y como además quería irme a otra, subí al pueblo, tratando de encontrar la I. Municipalidad, donde me habían dicho habría locomoción  de regreso. No alcancé  a llegar a la Ilustre y preferí preguntar a un señor que estaba en las afueras de su casa. No terminaba de preguntarle y me dijo "¡Chile!". Luego agregó: "Mi papá es chileno, ahora está en Santiago trabajando". Claro, con razón reconoció tan rápido el acento. Me ofreció asiento a la sombra y pidió a su madre que llame vehículo para que me pasen a buscar. Intercambiamos algo de conversación y pronto pasó un vehículo a buscarme. Iban tres hombres. ¡El auto tenía un olor a pescado🤧, que atoraba! Pasaron a una casa a descargar algunas cosas (pescado seguramente, 😉) y luego siguió viaje por un parcde cuadras. El chofer, después de comunicarse con alguien, me dice que aquí va a esperar el vehículo que me va a llevar a Talara. Es decir, el joven cuasi-compatriota había conseguido que alguien me llevara a un paradero y me "embarcara" en un auto del recorrido. ¡Puras buenas vibras!, que se acabaron cuando habíamos llegado a Talara pero aún estábamos lejos del centro. Un policía controló el taxi-colectivo y descubrió que el SOAT (seguro obligatorio de accidentes tránsito o a terceros) lo tenía vencido. "Sígame a la Comisaría, señor" le dijo, sin "pescarnos" para nada a las 3 mujeres que íbamos en el asiento de atrás. ¡Upps! Llegué a pensar que tal vez iba esta aventura a ser la guinda de la torta, 😂 (me habría pasado lo que a una amiga, 😂, aunque yo no era culpable de nada; ella sí, según me han contado, 😂). El chofer avanzó un poco, reclamando, recibiendo el apoyo de sus acompañantes ("éstos quieren plata", "como si la situación estuviera muy buena", etc.). Al bajarme respiré más tranquila. Ya no tendría que pasar mi último día en un calabozo pé, 😂. Pregunté a un pasajero hacia dónde quedaba el Terminal de buses (que a mí me servía de referencia) y me indicó una dirección. No alcancé a caminar una cuadra y me "dentró" la duda. Recurrí a una "seño" de sus años y me dijo, "No, cómo se les ocurre a algunas personas dar información equivocada"; "acompáñeme, yo voy hacia el centro". Caminamos varias cuadras y ya estaba pensando mal de la "seño" (modista de ocupación, me había contado), cuando empecé a reconocer el lugar. Estaba llegando a la Plaza de Armas. ¡Bien, 💪!  
     De ahí fue todo coser y cantar. Pregunté y busqué un cajero Scotiabank para sacar algo de dinero para no quedarme "corta" y me fui a buscar locomoción para ir a otra playa: NEGRITOS, a 11 kms.de Talara, hacia el sur, a 3,5 soles el pasaje en colectivo (900 pesos). Casi a mediodía  (Cenicienta de vocación, al parecer) estaba frente a la playa y, más cerca aún, de varios locales de comida. Saqué unas panorámicas y como necesitaba conseguir un W.C. opté por almorzar de inmediato, a pesar de la hora, y luego dedicarme a recorrer de pé  a pá la playa. Esta vez mi menú fue Chicharrón de Pota (un molusco similar a un calamar) con una cusqueña negra, pequeña y helada. Rica la comida, por 24 soles (6 lucas). Recorrí después  la playa, también extensa y amplia, pero no limpia como la de Lobitos. Los Negritos tenían sus bemoles.  
      ¡Suficiente de caminata! Me acordé de un Salar del que había visto información  y del que me había hablado mi "casera". Fui hasta el paradero y pregunté a unos mototaxistas. "La llevo y la traigo de vuelta por 15 soles", me dijo uno."Se tiró un poco alto éste", pensé. Pero dije en voz alta: "Está bien, pero me espera una media hora y me saca fotos" (el que sabe sabe, 🤪).Partimos, dando tumbos, entre una población  ahí no más,  con acumulación de  basura y luego salida a un camino de ripio. Fueron cerca de unos 3 kms., no más, y ya estábamos en el Salar Negritos con un negrito, 😂, que cumplió su palabra, además de darme antecedentes del lugar y características del fenómeno del Salar, que estaba con agua en varios sectores, por lo que había que caminar con cuidado. En el lugar había una pareja y un mototaxista esperando. Aproveché  de sacarme una foto posando junto a la mototaxi, 😂, que me habían exigido mis amigas de Lanco, la que publicaré una vez regrese a palacio, donde tengo la app para hacerle lifting 😂 😂 😂.   
     Ya cumplidos mis objetivos, regresé  a Talara, me bajé cerca del centro, fui a un supermercado y luego me dirigí al hospedaje, con mis pies negros de barro del Salar y la "cola" de mi vestido casi arrastrando porque se mojó con el agua salada así que había adquirido mayor peso, 😉.  ¡Qué cosas no! Luego de conversar un ratito con mis hospederos, mientras hervía el h2o que les había pedido, tomé once, comí frutas y me preparé un trago sin alcohol con un jugo de frutos rojos al que le agregué la pulpa de un par de maracuyás que habia comprado. ¡Exquisito! ¿Quién dijo que sólo con alcohol se pasa bien? 🤔🤐🤭. 

   Mañana viajo de regreso a palacio. Saldré a mediodía de Talara, a las 18 del Aeropuerto de Piura, con conexión en Lima, para llegar a primera hora del miércoles a Santiago, y de allí, a palacio. A cruzar los dedos  entonces, para que lo que falta sea expedito y sin inconvenientes.  Ya les contaré.  Hasta pronto. 

  P.S. ¿Por qué el título "Negritos, los mejores..."? Porque me comentaron que allí, en esa playa, estaban los mejores restaurantes, 😂, lo que precisamente comprobé. Casi se me olvida aclararlo,  🤗. 











sábado, 11 de noviembre de 2023

Regreso al Paraíso...

  

   Hoy en la mañana regresé a Máncora. Llegué gracias a una mototaxi al Terminal de combis, 😅. No quedaba tan lejos pero para qué caminar varias cuadras bajo una temperatura de 27 grados de calor húmedo con una maleta a cuestas. No me alcanzaba a bajar de la mototaxi y ya los paparazzis estaban acosándome. ¡Naaa! Eran los conductores o asistentes interesados en captar algún cliente.  Me llevaron a una combi. Era la quinta pasajera, 😂.El vehículo no iniciaba el recorrido sino hasta alcanzar 7 personas. Así que a esperar hasta que aparezca la séptima víctima. El calor era agobiante, ¡uff! ¡A aguantar, pichicho!

   Me quedé, por un rato, al exterior de la combi. Esperar al interior era acalorarse más. Al rato pregunté si podía ir de cuasi-copiloto. Me dijeron que sí. Me subí, pues estaba la ventana abierta, claro que no por la ventana, 🙈. Ya era tiempo de sentarme. A las 10 iniciamos el viaje, pues, de sopetón, llegaron cuatro adultos y un pequeño. Sólo quedaba libre el asiento entre el chofer y yo. Crucé los dedos e hice un pase mágico para solicitar a los astros que no llegara ningún pasajero más a última hora. Fui escuchada, 😂.El chofer, un joven de veintitantos años, inició su tarea escuchando reaggeaton.¡Súper!, pensé. No se puso cinturón y, además de conducir, se dedicaba a recibir llamadas, realizar otras y revisar sus redes sociales o algo así. Por suerte yo me había puesto mi cinturón de seguridad. Juan Segura, ya saben...  

   El viaje duró 1,45 horas aproximadamente. En ese tiempo, controlé con la vista al conductor y me preocupé de mi seguridad y de la de los demás sin reclamar en voz alta. Es sabido que los peruanos conducen prácticamente sin normas, así que dificulto que haya una ley que les prohíba recibir y contestar llamadas así como revisar el celular. Otra tarea realizada por mí fue sacar algunas fotografías y arreglar con las manos mi cabellera cada cierto tramo. En cuanto a la temperatura  no tengo nada de qué  quejarme. El viaje fue grato y fresco, pero las raíces de cada uno de mis miles de cabellos no deben haber pensado lo mismo. Venía con la cabellera suelta al viento, echando mis canas al aire, 😂, toda chascona. Si hubiera usado una peluca seguro que ésta sale volando a la primera de cambio y, junto a ella, toda mi dignidad. Felizmente, no uso peluca (¡uff, de la que me salvé!). 

  [Entre paréntesis: estaba gozando de la sensación de libertad y tratando de acordarme cuándo había sido la última vez que sentí aquello, cuando vino un recuerdo poderoso a mi mente. Tenía 13 años y volvía de un paseo de curso. Veníamos en la carrocería de un camión (en ese tiempo, 1967, se permitía). El paseo era la última actividad de 8o.básico. Mi padre, después de mucho rogarle y llorarle, me había dado permiso para participar. No recuerdo a dónde fuimos, pero sí el flash back me ubicó parada en la carrocería del camión, sujeta a ella, sobrepasando el nivel y con mi cabeza, cara y cabellera al viento. Era todo una Gloria Trevi, 😂. Me recuerdo con un jeans rosado claro -casi Barbie- y un cintillo, adminículo que estaba de moda en ese tiempo. No tengo noción qué blusa, polera, pullover o chaqueta llevada puesta. En cuanto al calzado debo haber llevado zapatillas marca Tigre 🐅, 😂 😂. Tuve algunas de esa marca. No alcanzaba para más: eran unas zapatillas de lona con suela de goma, nada de blandas ni anatómicas, que llegaban a cocer los pies a fuego lento. Cuando uno se descalzaba salía un olor a goma ...y a patas, 😂 🤧. También me acordé de un admirador que me había surgido en esos días. Le apodaban "Piñizca la Luna" ("Pellizca" debiera haber sido), no por ser ultra romántico, sino porque tenía un ojo virado para otro lado, así que no me había dado cuenta antes de que me miraba con interés, 😂 😂 😂. Yo tampoco lo hacía mal. Aclaro, no en mirarlo, sino en que tenía un estrabismo sin corrección a  esa fecha (sólo dos años después comencé a usar anteojos). ¡Imagínense la parejita, 🤣 🤣! Más encima, después me enteré, que era sobrino de una tía política, así que todo habría quedado en familia. El destino nos separó...por suerte, 😂. Cierro paréntesis]. 

   Sanos y salvos llegamos las Evas y Evos al Paraíso, es decir, a Máncora. Suerte que los mancorinos, mancorianos, ¡uff! ¡mancoreños! no se enteraron de lo que escribí el otro día, que si no me declaran Persona Non Grata y me expulsan de su paraíso.¿Por qué volví?, se preguntarán  algunos. ¿Eva añorando el paraíso perdido, 😂? ¿Lo demás es peor,😂?Ninguna de las anteriores. Simplemente me quedaba un día "huacho", 😂.Tenía, desde hace unos días, decidido terminar en TALARA, donde iré mañana, pero no quería volver, en el día restante, a Piura. Así que, salomónicamente, opté por la mitad. Bueno, hay algo más. No alcancé a ver el primer día una segunda playa ni tampoco el sector de mayor comercio de la Avda. principal (Panamericana Norte). Por tanto, quise completar mi visión y lo logré.  
    Me alojé en el mismo lugar anterior, con un costo inferior pues no lo obtuve por Booking sino por trato directo (como en el caso de las Fundaciones, 😂). El lugar, además de ser bello y cuidado, es tranquilo y silencioso. Eso lo he valorado aún más cuando en Tumbes escuchaba música de fiesta en los alrededores del hotel en que estuve alojada y hoy día mismo, en que he estado en la que he llamado Playa Vip. La música de algunos locales estaba "a todo chancho" (y no era música orquestada ni clásica, 😉). ¡Un bullicio! que se aminora al avanzar hacia el sur, donde se ubican los toldos y las reposeras de los Hoteles y Resort del sector. Allí también aparecen las personas de tez más blanca y de cabellera rubia. Pero el comienzo de esa playa es altamente "populal". 
    Hecho el check in salí en dirección de la oficina de buses para comprar mi pasaje de mañana y luego me dediqué  a caminar por la parte de la Avda. que no había recorrido  anteriormente. Muy atractiva para quienes nos gusta irnos de shopping. Toda la calle es comercial, con numerosos restaurantes de diversa categoría, locales de tours, minimarket o 'bodegas', una feria artesanal, establecida y locales de venta de ropa veraniega y de playa. ¡Ah!, me olvidaba de las farmacias. Almorcé en un local con comida bien sabrosa y a buen precio (aunque otra vez intentaron cobrarme de más, pero no tan descaradamente). Seguí caminando hasta que llegué a la entrada de la Playa "vip" como le he llamado, pues olvidé investigar su nombre. Caminé  por la playa (había mucha gente popular en la primera parte) pero mientras avanzaba e iban apareciendo los toldos y reposeras de los hoteles y de los alojamientos vip, la piel de las personas se iba aclarando, 😁. Había gente practicando kitesurf, surf y bañándose. A lo lejos se veía el Puerto de Máncora y una gran cantidad de embarcaciones. No pude avanzar todo lo que hubiese querido. La marea estaba subiendo y ya costaba en algunas partes, pasar. Regresé y me fui casi local por local buscando invertir soles. Me compré unas hawaianas y una polera y unos pocos recuerdos. Lo que me falte lo adquiriré en Talara, esperando tener más  suerte.  
   Después de un descanso de poco más de una hora volví a salir para ver la última puesta de sol mancoreña. La playa vip estaba con mucha gente, la música sonaba a destajo por los altoparlantes, mientras el sol ya se escondía en medio de nubes y palmeras. Después de unos minutos inicié el retorno a mi alojamiento. Ya tenía el panorama completo del "paraiso", al que le faltaban, a pesar de todo, unos cuantos arreglos para ser realmente lo que se decía de él. Pero eso ya es urbanismo de ficción: las ciudades son a su gente lo que una casa es a sus residentes. En tanto sus habitantes no cambien su visión del mundo y de la vida, su entorno seguirá siendo el mismo. Eso es todo. Hasta pronto.