domingo, 27 de agosto de 2023

En la Ruta de la Papa...

   

  Recién, mientras me informaba de los descubrimientos del telescopio espacial James Webb, se me produjo una tremenda majamama en mi concepto de tiempo, pues las imágenes últimas entregadas por este aparatito están derrumbando algunas teorías acerca del mayor dictador universal, el Tiempo, que no sólo rige nuestras vidas, sino todo el universo. Se les ha ocurrido a los científicos, sobre la base de las imágenes estudiadas, que el tiempo NO existe y que todo está en un presente inacabable y por eso hablan de multiversos y no sé cuántas cosas más.  ¡No me vengan con ésas a estas alturas de mi vida, en que tengo clarito, mi bello cuerpo lo expresa en toda su extensión -que no es mucha-, que el tiempo ha transcurrido - ¡y vaya que sí!- desde que yo era una infante. Si aquello yo lo veo claramente, sin necesidad de tener un reloj, cómo me salen ahora que el tiempo lineal no existe. Y que el bigbang, que las galaxias a distancias de millones de años que nos muestra el J.Webb ya pueden estar "muertas" que rato, que la mecánica cuántica, etc. ¡Sorry! ¡Es mucho para mí! ¡Déjenme tranquilita con mi tiempo terrenal -que espero se alargue lo más posible-, que ya llegará el momento de caer en el no-tiempo del olvido y de la muerte cuando me corresponda. Ojalá no me vaya a la punta del cerro, sino a otra dimensión del multiverso, si no fuera mucho pedir. Frente a lo que no entiendo, no voy a taparme los oídos ni a esconder la cabeza. Hay muchísimas cosas que ignoro de las que tengo conciencia, otras que no vislumbraré siquiera que existen y no por eso dejarán de tener existencia, pero mientras mi vida transcurre por este espacio-tiempo, me ocuparé de asuntos más cotidianos, urgentes y contingentes. A ello se debe el nombre de este escrito, que nomina una cruzada emprendida esta semana luego de las graves consecuencias del último sistema frontal vivido con intensidad en, a lo menos, cuatro regiones.   

  Hoy de nuevo fui a una feria rancagüina, de las varias que se instalan en diversos sectores de la ciudad. Es mi preferida, la de Avda. Grecia (debe ser por mis ancestros helenísticos esto de la preferencia,😂). Ya el viernes había visitado otra, que es más modesta en cuanto a extensión, pero que me queda, según yo, más cerca (debe ser un par de cuadras menos nada más). El producto estrella de estos días, la Papa, ya estaba a 2 mil pesos y más, salvo que uno compre por mayor cantidad. En la rapidez de la subida del precio de este tubérculo han coincidido los feriantes con los supermercados. No hay posibilidad de elegir. Lo más curioso, por decir algo, es que hasta la papa, que antes, en el campo, le llamábamos "chanchera", ahora, bajo el sofisticado nombre de "soufflé", está tan cara como la de mayor tamaño. Para felicidad y economía de mi despensa, yo no consumo mucho este producto. Por ahí tengo, de al menos unos 15 días atrás, 5 papas que esperan servir de utilidad para alguna preparación antes de llegar a viejas, 😂. Parece increíble, pero vi unas paltas más baratas que ellas, a $1.800 (las paltas). Claro que como ya tengo algunas en proceso de maduración, para qué comprar más. No crean que no me cuesta su poco controlar la compra de productos. Incluso en el supermercado al que pasé antes de introducirme en el paseo ferial, ya tenía escogidos dos trozos de carne de vacuno que estaban a un muy buen precio, cuando me acordé que no tenía espacio en el congelador para preservarlos. Debí, con pesar de mi corazón, devolver a su sitio la carne. Lo mismo me pasó con una oferta de dos coliflores por luca que había en la feria. Ideal procesarlas y congelarlas, pero dónde guardarlas. He ahí el problema.    

   Me resistí todo lo que pude pero al final anoche claudiqué. 😂. No echen a volar la imaginación, no es nada de carácter erótico, sexual ni cosa parecida. Al contrario. Anoche también -¡vaya coincidencia!; estamos por los cambios- corté por lo sano y decidí terminar por un tiempo con mi entretención nocturna, que tampoco es del tenor ya mencionado,😂.Finiquité temporalmente mi suscripción de Netflix, jejeje. Me quedan 3 días de gracia -porque están pagados-, que aprovecharé hasta donde se pueda. Por unas semanas me refocilaré con Youtube o algunas páginas de películas gratis, antes de descansar en los brazos de Morfeo.

  [Entre paréntesis: ya les he contado anteriormente  esto de mi intermitencia con los contratos televisivos. No es que no me guste nada de la cartelera, sino que veo más de una película o varios capítulos de una serie por noche y eso, por lógica matemática, agota rápido la oferta de lo que a mí me gusta. Antes de ayer le di la oportunidad a un par de filmes románticos, pero terminé empachada con tanto cliché, 😂. Luego vi otra, que era una relación tan tóxica, que casi amanecí con resaca. A eso se debe esta relación de tan veloz desgaste con Netflix. Esta vez duró tres meses. Cierro paréntesis].

   Hablaba de claudicación en el párrafo anterior al paréntesis. Aquélla tiene relación con la adquisición de un objeto importante mientras estaba en cama anoche. Compré -para variar- un freezer pequeño. Durante meses había estado dándole vueltas a aquello y había desistido para no entusiasmarme con compras excesivas. ¡Por suerte que a la feria tengo que ir personalmente,  que si no quizás qué se me ocurriría adquirir cada vez! Sé que hay gente que encarga esos productos (esto de la pandemia dio para el surgimiento de varias actividades impensadas o muy poco extendidas). Pero yo no lo haré mientras pueda mover las "patas" y esté con mis sentidos funcionando normalmente. Ahora, por qué el cambio de actitud. Pues, por esto mismo de las alzas repentinas de precios. Sucede que a veces hay muy buenas ofertas y, debido a la menor capacidad de consumo, uno debe optar por no comprar ante el riesgo de desaprovechar parte de lo comprado. Entonces, quien viene a solucionar esto no es otro comensal,😂,sino la tecnología en forma de congelador de alimentos. Así, si hay una nueva pandemia o algún alimento se transforma en instrumento de cambio en la bolsa de valores (casi como los dólares, 😂) uno podría entrar a jugar en esas grandes ligas, 😂.Capaz que llegue el momento en que una palta -o una papa-  se transforme en moneda de cambio. ¡Si ayer hasta vi mitades de paltas congeladas en venta en un local! Voy a averiguar cuál es el proceso. También el viernes me encontré en la feria a la que concurrí con una de mis frutas favoritas, la granada, a un precio casi prohibitivo para mi bolsillo de pensionada: 3.800 pesos el kilo. ¡Mucho! La última vez que compré lo hice a 1500 pesos. Ahora, con el aparatito -cuando llegue- tendré el soporte de conservación  para comprar chorrocientos kilos de granadas de temporada y preservarlas en frío para los tiempos de carestía, aunque sea lo único que tenga congelado, ¡Ah! y ¡salmón! Con espacio para esos dos productos me conformo.     

   A propósito de papas, estaba pensando -lo que hago a menudo ahora que tengo más tiempo- en que, individualmente, me servirán para preparar en cinco ocasiones un rico puré, claro que no exclusivamente de papa. Un puré de berenjenas, por ejemplo, con una papa queda exquisito (¡ya salió la loca de las 🍆🍆,pensará más de alguien, 😂!). Un segundo puré, de calabaza, con la siguiente papa, ¡genial! ¿Qué otro puré puedo hacer para ocupar las 5 papas! De betarraga y de coliflor. ¡Van 4! Con la última prepararé un puñado de ñoquis (como la preparación llleva harina rinde un poco más) con pesto de espinaca y albahaca, ¡mmm!  Voy a programar las comidas y les cuento, 😂. De pronto, me surge una duda, ¿cómo  se las van a arreglar los que preparan ese queso alternativo con papas? Les va a salir más caro que el original, 😂. En fin, de todo hay en las chacras del Señor. Hasta pronto. 

martes, 22 de agosto de 2023

Lloviendo en Marte...

 

   ¡Qué noticia más extraordinaria!, pensaría más de alguien, esperanzado y dispuesto a comprar uno o más pasaje adelantado en la primera nave espacial comercial al planeta rojo. Seguro la Olguita Marina estaría entre las primeras de la cola. Pero, sorry, craso error. Me faltó agregarle una "s" a Marte. Si cometiera este error en unos meses más iría a parar con mis huesos (jajaja, casi no se ven de tanto adorno que tiene mi osamenta,) a la cárcel de los condenados por "desinformadores",😜.Corrijo entonces"Lloviendo en MarteS"... ¿Qué tiene de raro que llueva un día martes?, podría preguntarse más de alguna mente inquieta e inquisitiva. Pues (con pronunciación española: 'puez'), ¡nada! Simplemente coincide con mi regreso a palacio. Escapé de la lluvia del sur y me encontré con que en la Sexta Región también llueve. Claro que no es ninguna sorpresa para mí, pues ya los medios televisivos y otros han estado mostrando todas las inundaciones desde la 6a. a la Novena Región, pasando por la XVI de Ñuble estos últimos días. Lo que sucede es que por acá está lloviendo con ganas ... y con viento. 

   Con toda la lluvia que he visto y experimentado en estas semanas tengo reserva para unos cuantos años. Además, y "pa' pior", hace frío. Éste se ha asentado en mi bello cuerpo y no me abandona. He sintonizado un video musical en YouTube con una hoguera para ver, si por sugestión, logro expulsarlo y exorcizarlo. Capaz que tenga que tomarme unos "guaripolazos",🍷, si no tengo éxito. Con estos 'frentes', al final, en el sur uno pasa menos frío que acá,  porque los hogares están preparados para el clima lluvioso y frío. Las estufas a combustión lenta, a pellet o a parafina solucionan maravillosamente el problema y, si éste persiste, por último, está el calientacamas (me refiero a los eléctricos) o el guatero (no falta quienes aún los usan). Me he preparado un café bien caliente mejor, para no escribir tonteras, aunque el coffee no asegura lo anterior, 😁. 

   En estos últimos 8 días, en un ámbito distinto al climático, pasé muy buenos momentos y pagué algunas deudas. Estuve acompañando -y acompañándonos- a mi hermana durante tres días. Juntas fuimos a visitar a nuestros deudos en Valdivia, cumpliendo todos los ritos (las flores en el parque, el almuerzo sororal y la caminata por la Costanera valdiviana) en un día fantástico entre tanta jornada lluviosa. Dejé los correspondientes recuerdos a mis sobrinos, a mi cuñada y, luego, me fui a Lanco, cómodamente y en calidad de copiloto de Marcela. El viernes me trasladé nuevamente a la capital de Los Ríos a encontrarme con mi amiga Carmen y su hija Marcela (otra increíble mujer llamada así). Fue un grato y dulce encuentro en el local "Cosas Ricas". Al regreso pasé a visitar, de sorpresa, a mi amiga Glady de Lanco, con quien compartimos una rica once junto a José y al fuego de su acogedora cocina. En eso estábamos cuando le llegó otra visita: Lucía,  quien también fuera directora del Liceo. Yo hacía muchos años que no la veía, pero sigue igual (parece tener el acceso a la eterna juventud; bueno, nunca tanto, 😅).   

    De allí, me fui a compartir con la juventud -ahora sí- de Eli, Marce, Adda y, ejem, Lidia, 😂.Los ramazzottis iban y venían. Una que otra cerveza o alguna copa de 🍷, todo lo cual era la exquisita compañía de una sabrosa parrillada preparada por la dueña de casa, a lo que se agregó una ensalada de lechugas, papas cocidas, el buen pebre y las sopaipas de la Adda. Quedamos a ombligo parado y aunque las visitas -menos yo- se retiraron a la hora de las Cenicientas, la dueña de casa y la que escribe nos quedamos arreglando el mundo hasta las tantas. Como para hacer tamaña proeza (arreglar el mundo) se necesita mucha fuerza de ánimo, más de un ramazzotti extra nos dio la "juerza" necesaria. Terminamos nuestra ímproba tarea sólo porque teníamos que levantarnos temprano al día siguiente. Así que nos fuimos a dormir...3 horas antes de levantarnos,😂

   Día siguiente: viaje a Puerto Fuy, navegación del Lago Pirehueico en transbordador hasta la otra orilla, adelantando la travesía que haremos a fines de septiembre. Fue como un ensayo general, pero con bastante frío (3 grados) y lluvia, ¡la omnipresente lluvia sureña! No obstante fue una linda navegación y todo el tiempo estuvimos protegidas y calefaccionadas (hasta durmieron algunas, 😂; esta vez no me salvé de la foto indigna). Estuvimos en el pequeño puerto allende del lago Pirehueico unos 40 minutos, para luego iniciar el trayecto de regreso. ¡Debe ser una verdadera belleza hacerlo en un día soleado! Regresamos sin novedad, sintiéndonos afortunadas luego de ver un auto volcado en plena ruta. 

    Domingo: preparados nuestros trajes de  baño y toallas, enfilamos rumbo a Termas Vergara, en las cercanías de Coñaripe. Gran parte del trayecto para llegar hasta allá era el mismo del día anterior, perfectamente conocido por la conductora, aunque no tanto por mí. ¡Muy hermoso en todo caso!  En esas Termas era mi primera vez. ¡Bello bello el lugar y muy bien equipado! Se juntó bastante gente, entre la que estábamos nosotras cuatro. Gozamos esencialmente de dos piscinas techadas, un par de nosotras fuimos, además, a la piscina sin techo y con tobogán (no nos atrevimos a tirarnos de él; yo, ni aunque me pagaran porque después de ahogarme imposible disfrutar del pago, 😂). Asimismo, tres nos atrevimos a ponernos bajo un chorro de agua tibia que estaba al exterior, una verdadera proeza, que sirvió para que hiciéramos más de una fotografía ridícula (yo, por ejemplo,😂) o un breve video (para la posteridad).  

  Tanto baño y calentura (del h2o) nos dio hambre. Nos cambiamos ropa y nos fuimos a hacer cola a la puerta del restaurante, cuya arquitectura rústica es envidiable. Ya la habrían querido así los señores feudales medievales. Mucha madera, plantas y ventanales. Unas sillas, más pesadas que mi peor enemiga, 😂. Estaba helado el lugar, eso sí, a pesar de la chimenea encendida. Por nosotros, hubiéramos corrido una mesa al lado del fuego. Como no podíamos, nos ubicamos cerca, 😂.Un par de nosotras nos servimos un souer (¡gracias, Lidia!) y luego pedimos nuestros platos. Por un lado, lomo vetado y, por otro, salmón. Este último, tuvo un pésimo cuscús de acompañamiento. En fin...¡Nada qué hacer! Suerte que salimos favorecidas con la atención de la casa, una vainilla o amaretto a elección y, además, nos dimos el lujo de sentarnos en la palma de los asientos-manos del bar para sacarnos una foto un tanto chabacana, 😂 

    Decidimos regresar. La intensidad de la lluvia había aumentado y no todas habíamos llevado un segundo traje de baño para volver a las piscinas termales. Sólo pensar en ponerme esa cosa mojada me daban tercianas, 😂. La chofera decidió sacrificarse por sus amigas y hacer un trayecto de regreso distinto aunque un poco más largo. Pasamos por Licanray y Villarrica. ¡Bello trayecto, un descanso para la vista del citadino!  Nos bajamos un par de veces, una a fotografiar, dos a fumar, mientras la cuarta, la friolenta del grupo, seguía con el cinturón de seguridad ( sí, de "seguridad") bien puesto. No llegamos tarde, 19 horas, pero ya había anochecido. Igual, nos sacrificamos un poco más y nos despedimos las cuatro con una rica pichanga, acompañada de dos cervezas, una buena y top copa de vino (toro ¿sentado?, ¡nooo!, 😂, Toro de piedra, ejem) y agua. ¡Sí!, 😱, h2o en el caso de una (de todo hay en la "viña" del Señor). Luego vinieron los abrazos y buenos deseos, con la promesa cierta de juntarnos después de Fiestas Patrias. 

   Pero no todo quedó allí. Mi pasaje de regreso era el lunes en la noche, así que me quedaba todo el día lunes para hacer algo positivo. No fue precisamente salir a visitar a nadie ni caminar. Fue preparar un, supuestamente, almuerzo gourmet para mi anfitriona. Salmón en costra de cilantro con salsa de  champiñones, acompañado de papas fritas encebolladas, 😁. A ello, se le agregó una ensalada de lechugas con aderezo de 4 aceitunas negras que nadie se había comido el viernes, 😂, además de un pequeño postre de conservas (membrillo con murta, exquisito, también reciclado, así como las papas fritas). La verdad, soy una nana económica y consciente de la realidad nacional de recesión. El almuerzo recibió el visto bueno de la patrona, aunque, a decir verdad, al salmón le faltó crocancia. Ya descubrí la razón así que a la próxima sale perfecto. En todo caso, el plato estuvo superior al del día anterior, además de bien contundente.

   Sumando y restando, debo reconocer que fue sólo suma esta vez. ¡Qué manera de recibir cariño y amistad! A veces me parece demasiado, aunque suene extraño. Espero tener el tiempo y las oportunidades suficientes para hacer lo propio. Al final, es lo que queda y lo que importa. Hasta pronto.






domingo, 13 de agosto de 2023

En Itaca, aún....

   

   Más de una semana ha pasado desde que escribí lo anterior. La rutina adormece el espíritu y el tiempo. Este último pierde consistencia y sentido: se "amebiza" (derivado de 'ameba'; no busquen el verbo en el diccionario de la RAE, no lo encontrarán,😊). Hoy, estando en el séptimo día en el Palacio (de Ítaca,😁luego de haber regresado de mi corta correría, que no fue por Troya, precisamente, escribo. Arranqué, no de Polifemo ni de ningún mago de la estirpe de Circe, sino del frío, pasando por Quillota en una rápida gira, casi tanto como la de don Diego Portales, pero no con su aciago final. Al caminar por las calles principales de Quillota tomé conciencia de la extensión de la ciudad, que yo creía completamente provinciana. Salí del error guiada por Mariana, quien me llevó a conocer el Mall quillotano, bastante superior en espacio y modernidad al de Rancagua. Sucede que, habiendo, el año 2019, recorrido sólo unas cuadras del centro histórico, me quedé con una visión equivocada de la ciudad. En todo caso sigo pensando que es un lugar para conocer y visitar a alguna amistad de vez en cuando, pero no para permanecer.    

   Para no caer en tergiversaciones, esta salida no cumplió con mis expectativas. Si bien es cierto caminé bastante (hasta llegué con una "patita" herida), respiré aire marino y escuché el canto de las olas, el clima estuvo de no caluroso a frío, con garúa la tarde anterior a dejar Pichidangui, lo que me obligó a acortar mi último paseo costero. Junto con ello, la imagen que guardaba de La Serena y Pichidangui sufrieron un grado de desilusión importante. Vi descuido en el equipamiento urbano, suciedad y basura en los espacios públicos que constituyen el mayor atractivo de ambos lugares y eso me dejó un sabor amargo. Pasará mucho tiempo antes de que regrese a esos lugares. De Coquimbo no hablaré mal, pues esta ciudad no aparenta ser más de lo que es. Se muestra en su mezcla de atracción y repelencia como todos los puertos y, por ello, con o sin quererlo, es una civitas más honesta que La Serena, su vecina (si es que puede atribuírsele este calificativo a un "asentamiento" humano)   

   Lo que sí me resultó altamente novedoso e interesante fue el hecho de tomar conciencia de la diversidad de la flora costera de Pichidangui. Y aunque había carteles que señalaban que no había que cortar o extraer plantas del lugar, debo confesar -perdón- que no me faltaron ganas de hacerlo. ¿Qué me contuvo? La garúa y la certeza de que mi regreso no era directo a Ítaca. Pero, realmente, la cantidad de especies de suculentas y otros tipos de plantas (disculpen mi ignorancia al respecto) es impresionante. Si hay una próxima vez en dicha tierra, saldré arrastrando con más de un ejemplar de aquellas bellezas costeras.  

 Ya en la Ítaca rancagúina, la rutina me ha llevado a gozar de días más cálidos que los recientes vividos en la playa. He hecho algunas inversiones para mi sano entretenimiento, así como para mi recorrido por el mundo, haciendo todos los esfuerzos por llenar mi agenda mensual, de éste y el siguiente año. ¡Casi lo he logrado,😂! He seguido, además, cual Penélope, tejiendo lo mismo de hace seis meses, faltando menos para terminar la gran obra. Ayer, con mis amigas Historiadoras, concretamos la compra de pasajes aéreos y reserva de alojamiento para nuestro primer viaje juntas en febrero 2024. ¡Seguro lo vamos a pasar espectacular! (toco madera porsiaca, 😂). Hoy fui a visitar a mi hija en compañía, para contarle del viaje al sur y pedirle su bienaventuranza. Natalia me ayudó en la reescritura de su nombre en la lápida, mientras escuchábamos su canción. Partiré tranquila a visitar y recorrer lugares conocidos, La Unión, Valdivia y Lanco, para luego volver a la paz de Ítaca.   

   La lectura no ha estado exenta de presencia en estos días. Luego de leer Claro de Tierra del mismo autor anterior, A. Clarke, comencé a disfrutar de una saga de este escritor en  colaboración con Paul Preuss. La saga lleva como nombre Venus Prime y se compone de 6 volúmenes.  Ya voy en el IV. Los personajes principales, Sparta y Blake, dos jóvenes terrestres, recorren las colonias humanas en el espacio investigando extraños asesinatos. Venus, Marte, la Luna, Júpiter y otros satélites ya han sido habitados por nuestra especie. La tecnología ha seguido su desarrollo acelerado, pero la humanidad sigue "pecando" de lo mismo y cayendo en los mismos flagelos: las drogas, la corrupción y los asesinatos. Nada nuevo bajo el sol o bajo las cúpulas de la Luna, Venus y Marte. Todo sigue casi igual. Y yo que quería escaparme de lo mal que huele Dinamarca en estos días por acá. En fin... 

  Pasando a temas más positivos, por último, la "guinda", ¡no, la ¡frutilla! de la torta o del postre. Mi huerto-jardín anuncia ya la primavera. De mis pocas plantas de frutilla he cosechado varios frutos, que han sido el deleite a la hora de la sobremesa. Las plantas de tomate han crecido como cannabis sativa en el "invernadero" número 1. Ya echando flores, las he sacado al aire libre. Espero que no se hielen en lo que resta de agosto. En tanto, mis pequeñas siembras de cilantro, rúcula, acelgas y otras de las que ni me acuerdo, ya están asomando sus cabecillas inquietas. Espero estar bien provista esta temporada, lo que me alegra y satisface. Junto a ello, como efecto colateral, cabe mencionar la pequeña colaboración para contrarrestar el calentamiento global con lo que hago, aunque los pronósticos no son nada de halagüeños para el próximo verano en nuestro hemisferio. Sin duda, tenemos fecha de vencimiento como especie. No obstante, no hay mucho que podamos hacer los NN de este mundo. Pero para no ponernos más pesimistas de lo que recomendable para una vida tranquila, habrá que exclamar como don Juan Tenorio, "¡Qué largo me lo fiáis!", aunque no haya deuda que no se pague ni plazo que no se cumpla. Hasta pronto.






viernes, 4 de agosto de 2023

Respirar...y contar hasta 10...

   

   Dos días respirando a pleno pulmón, a orillas del mar,  ha sido un remedio para cualquier tipo de ahogo. Si a ello se agrega una temperatura de 14 a 15 grados, cielos nublados pero sin frío, mejor que mejor. Hoy he caminado la friolera de 31.660 pasos, equivalente aproximadamente a 23,7 kms. No es mi récord  pero se acerca. ¿Podría  haber  caminado más? Sí, aún había fuerzas, pero ya era hora prudente de volver al hospedaje, aunque aún hay a lo menos una hora de luz. 

  La segunda y última noche en La Serena...¡dormí como la mona! Todo lo positivo del párrafo anterior se diluye con la falta de sueño y con el dolor de espalda. La cama no resultó muy blanda al final y, lo peor, tuve toda la noche una máquina de aserradero funcionando. ¡Uff! Cierto que no es la hora de ponerse delicada, pero es que cualquiera se desvela con un ronquido estruendoso y persistente. La persona, no sé si man o woman, emitía un ronquido cada 3 segundos. Estuve un rato tomando el tiempo y sus ronquidos funcionaban a la perfección. Inmediatamente aclaro que yo, a veces, suelo roncar, pero no he llegado a tal grado de evolución. Cabe hacer notar que, en mis viajes, he compartido habitación con personas que roncan, pero ¡normales! Y, en cada ocasión, no he tenido problemas para dormir a pata suelta. Pero lo de anoche me superó. Tanto es así, que estando en una habitación contigua, no me dejaba dormir. Sucede que estaba en un hospedaje de precio conveniente, que entre sus atractivos en Booking ofrecía una ubicación de 600 metros de la playa. ¡Perfecto!, me dije. De una patada estoy caminando por la playa serenense. ¡Qué  mejor! Y al ver lo económico que era la habitación  del "Hotel", tal cual, ¡qué me dijeron! Quedaba bastante cerca al Faro Monumental. Así que me matriculé enseguida.  

   Pero, no todo lo que brilla es oro. Para empezar, no era "hotel". Cero aviso en su frontis. Sólo lo ubiqué por el número, cuando un uber me llevó hasta allá. Al llamar al anfitrión y salir éste a recibirme, lo primero que llegó a mis oídos fue el delicado sonido ... ¡de un taladro! El muy dueño de casa (pues era una casa habitación: cero "hotel"; sí, "hospedaje") estaba haciendo arreglos en la vivienda y, a pesar de ello, seguía ofreciendo habitaciones por Internet. ¡Yo ya estaba allí! Efectivamente el lugar se ubicaba cercano de la playa y la habitación, simple y básica, se veía bastante  bien. Así que me quedé. Me instalé y salí a caminar yéndome derechito para el lado de la playa, pero ...¡nunca fue! Si bien, seguramente en línea recta quedaba a la distancia publicitada, no había salida habilitada. El sector, que parece población de la Mafia Siciliana por el nombre de sus calles y plazuelas (Palermo, Catania y otros nombres parecidos), es un sector que aún no está urbanizado hacia el mar, aunque hay varios edificios construidos y otros tantos en construcción. Así que había que caminar hasta la Avda, F.de Aguirre (1 km.) y, luego, por la avenida, otros 800 metros más para llegar al Faro. ¡grrr! ¡Publicidad  engañosa! Como iba a estar dos noches, me resigné cristianamente, 😂,  y al buen tiempo, mala cara, perdón, al verre, 🙈.  

   A propósito de tiempo, escapando del frío de Rancagua, creo que no tuve muy buen ojo, 😂. Sólo he gozado de días nublados, tanto en La Serena, Coquimbo y, hoy, en Pichidangui. Ayer fui al puerto pirata. Más que ir a la ciudad, me interesaba conocer Playa La Herradura, que la había oído nombrar pero en las ocasiones que visité la urbe antes (una vez, la primera, con Mirella, y la segunda vez con mi hermana) no había llegado hasta allá. Lo hice, caminé toda la playa disfrutando de la vista y mirando con respeto a los extractores de algas que estaban en plena y sacrificada labor. Luego volví a la ciudad y después de dar una vuelta por el mercado y comprar un pepino de ensalada a 100 pesos (jajaja, estaba ya pensando en el acompañamiento de la carne mongoliana que me había quedado del día anterior), me fui caminando a La Serena , por la Costanera y luego por la playa.  

 La salida de Coquimbo por el paseo marítimo es un trayecto bastante nuevo; no lo conocía. Una excelente vía para caminar y hacer deporte. Pero requiere limpieza... y ¡desodorante! El sector playa está hecho un asco, con basura, aguas estancadas y más de alguna carpa. Salí un poco antes de las 13 horas y llegué al alojamiento a las 17,30 horas. ¡No caminé todo el rato, 😂! Pasé a tomar un café con pie de limón para recuperar calorías, 😅,  por el camino y a descansar un par de veces. Por ello, la cantidad recorrida fue casi récord. Así y todo, a pesar del cansancio, no dormí bien por la musiquita de mi vecino/a. Bien delgadas son las paredes de las habitaciones, cero intimidad, 😅. 

   Al abandonar el alojamiento, no podía faltar el percance, ¡por Dios! Solicité un uber, dejé las llaves al interior de la casa y salí al patio para llegar hasta la calle. La puerta de la casa se cerró herméticamente, lo que no me preocupó, sino hasta darme cuenta que el portón de calle estaba con seguro, 😭. ¡Quedé sin poder salir a la calle y sin poder entrar a la casa! Debí lanzar un SOS por whatsapp. Suerte que el maestro que estaba haciendo los arreglos alojaba allí, si no ya me veía subiendo un cerco metálico de 2 metros, para caer como saco de papas en la vereda... Alcancé  a salir y ya llegaba el uber. ¡Uff! Salvada por un pelo.  

    Llegué con tiempo de sobra al terminal. Eso no me preocupaba. Lo que me complicaba un poco era que el bus no ingresaba a la ciudad de Pichidangui, sino que me dejaría en la Carretera. Cuando me bajé y vi casas y pavimento por todos lados  me alegré. Sin embargo, aún era pronto para cantar victoria. Mi memoria me había jugado una mala jugada, pues había olvidado  que la primera vez que vine me había costado mucho salir a tomar bus de regreso. Acostumbrada a guardar los buenos momentos y olvidar los malos ratos, había mandado a buena parte la mala experiencia del regreso. Apenas fui adentrándome a la ciudad por el "Acceso Sur" me fui acordando. En eso, las ruedas de mi bolso top empezaron a taimarse y al revisarlas me di cuenta que una de ellas se había casi pulverizado, 😂.  ¡No era, sin duda, mi mejor día! Cuando me acordé de lo que faltaba por caminar y con el bolso averiado, solicité un uber sencillo, luego uno vip, de los cuales no llegó ninguno, 😂, y debí subirme a un microbús de luca, que me dejó en la Caleta pichidanguina y de ahí caminar una cuadra al alojamiento, que esta vez sí era un bello hotel playero. 

 Salí  a caminar,  a reconocer lugares y luego pasé a almorzar a una especie de "chiringuito", nada de barato finalmente. Pero es la realidad no más. Son muy pocos los abiertos por estar en temporada baja y hay que alimentarse. Estaba muy rico el almuerzo en todo caso. El único problema es que gasté casi todo el cash del que disponía y acá no hay cajeros, 😨😱. Mañana veré si en una caja vecina pueden ayudarme. ¡Jesús, María y José! En todo caso no pasaré  hambre (tengo un tarrito de atún, un limón y medio pepino, 😂). El problema es cómo  pagaré  mi pasaje para irme el domingo. Algo tendré que inventar, 😉.  En fin, gajes de la Olguita... Hasta pronto.




 

miércoles, 2 de agosto de 2023

Rayas en la arena...

 

   Sólo rayas en la arena es lo que Alvin observó de lo que fue la civilización humana de hace millones de años, del más vasto imperio galáctico del que tenían noticia. Sólo rayas en la arena era lo que apenas se dibujaba en el desierto en que se había transformado la superficie terrestre. ¿Ciencia ficción? Sí, pero no tanto. Es la imagen que tuvo el personaje al sobrevolar ciudades terrestres ya olvidadas, desaparecidas y casi enterradas por el polvo de los miles de años transcurridos. Y casi como Jorge Manrique, se pregunta dónde están, qué se ficieron, qué fue de tanto galán, de los tocados y perfumes de las damas, de tanto lujo en las cortes de muchos y poderosos reyes... Nada, no queda nada de nada, pues fue sólo "rocío de las eras". La verdad es que Alvin no pensó en las "Coplas por la muerte de su padre" ni en el tópico "ubi sunt", pero fue como si lo hiciera. Yo, que poseo el poder de la telepatía, lo sé. Más de una frase de los discursos de Yarlan Zey llegó a sus pensamientos, ese líder fundador de Diaspar.  

    ¿De qué estará hablando ésta?, pensará  alguien. Muy simple, de La ciudad y las estrellas, novela de Arthur...Clarke, ya saben. Fue publicada en 1956 y ya el panorama futuro de nuestro verdeazulado planeta se ve desértico, donde sólo se logra observar uno que otro vestigio borroso de la existencia humana y de los espacios secos que ocuparon los lechos de los ríos y océanos, mucho tiempo ha. Felizmente, la especie humana no ha desaparecido del todo. Quedan las ciudades de Diaspar y Lys. Han sobrevivido miles de años, separadas entre sí, una encerrada bajo una cúpula,  viviendo cada habitante 1000 años y volviendo a la vida cada cierto tiempo; la otra, abierta al mundo (que ya no existe), viviendo los mismos pocos años de la actualidad, pero habiendo desarrollado la comunicación telepática.  

   En Diaspar, la ciudad eterna e incorruptible, la vida es tranquila, ordenada, no existen los flagelos, la gente surge de un Banco de memoria, ya adultos. Todo funciona a la perfección, gracias a sus creadores humanos, ya perdidos en el tiempo, y a las máquinas, que preservan la vida humana en la ciudad milenio tras milenio. Todo es prístino, fácil, casi aséptico en este mundo cerrado, literal y metafóricamente hablando. Nadie abandona la ciudad, no sienten curiosidad de hacerlo. Al contrario, temen ir más allá de lo conocido. Tampoco sabrían hacerlo porque nunca lo han intentado. Pero Alvin es distinto, es "único". No se siente completo, conforme con el relato enseñado y aprendido. Quiere buscar una salida, saber si realmente son los últimos seres humanos en el planeta. Parece ser un descendiente de la Olguita Marina, 😂.  Se ahoga en este mundo perfecto y quiere comprobar si, como dice el "relato oficial" todo es desierto fuera de la cúpula. Logra encontrar una salida. Más que el miedo a lo desconocido lo domina la curiosidad...y acierta. Se transforma, sin quererlo, en el responsable del cambio, de la apertura y de un  futuro distinto, aunque pueda parecer incierto. Apostó y ganó,  lo que no todos pueden decir.

   Por acá, en el pasado remoto del mundo de Alvin, está esta otra Olguita Marina, siendo testigo de rayas en la arena -literales- y dejando sus huellas👣 en la misma, en la playa cercana al Faro Monumental de La Serena. Caminar por la arena, respirar aire marino, escuchar el sonido del mar y ver el vuelo de las gaviotas, con sus sinuosos movimientos atentos al posible alimento que dejen las olas en su retirada, es una experiencia vivificante. Poca gente, día nublado pero no helado, más aves que humanos: es más de lo que se puede pedir.  

  Al regreso de ese par de horas tan esperadas, me detengo en un local de comida china. Hace más de 12 horas que no ingiero alimento, así que el hambre apremia, más psicológica que física. Pido carne mongoliana, arrollados primavera y un café ☕ bien caliente. No es nada de económico el restaurante, pero me gusta esa comida. Me como con ansias los arrollados, tanto que hasta me quemo la lengua en cada ocasión. Estos chinos sí que saben servir comida caliente. Con ají pido la carne. Está exquisita, pero no puedo con ella. Ahora entiendo el precio: realmente es una porción para dos personas. Suerte que no pedí arroz. Opto por solicitar un envase para llevar, pues me queda la mitad y así tengo comida para mañana. El que sabe sabe...

   Camino hasta el hostal, nada extraordinario, pero no puedo pedir la guerra mundial por 10 pesos. Queda cerca de la Avda. Fco. Aguirre (la que conduce al Faro Monumental, el cual encontré bellamente restaurado), pero así y todo hay que caminar sus buenos pasos. Hoy hice más de 13 mil pasos, lo que es el récord de la última quincena. ¡Bravo! Decía  que el hostal no es ni 3 estrellas, pero se ve limpio, tranquilo, el anfitrión es amable y con eso tengo suficiente. De las entretenciones y los lujos me encargo yo. Mañana iré a conocer Playa La herradura de Coquimbo. Me dijo el anfitrión que hay cierto mal olor ambiental producto de los materiales que cargan en las cercanías, pero eso no me importa. No iré a quedarme allá,  sino a conocer. De las veces que he estado en la zona nunca he ido a esa playa. Ha llegado el momento de darle el honor de mi presencia. Ya veremos lo que resulta. Esta tarde-noche, en un ambiente diferente, escribo  escuchando música  y sirviéndome un rico café no-colombiano, pero bueno igual. Para qué  ponerme tan exquisita; más  de alguien podría decir quién te vio y te ve ahora. ¡Naaa! Lo relevante es que los ahogos han desaparecido  como por ensalmo, 😂,  y estoy bien conmigo misma, con la compañía de mis seres queridos  y el recuerdo de mis amigas. ¡Pedir más es avaricia! Hasta pronto.