domingo, 28 de mayo de 2023

De guetos y esas cosas...

 

  Varsovia en POLONIA (Polska en polaco) una ciudad de 2 millones de personas que se notan. Sólo la ciudad es más populosa que Estonia y Letonia y en su totalidad, contiene más población que todos las naciones visitadas, 38 millones aprox. Al llegar a ella se observa su vocación de gran urbe moderna. Atrás  ha quedado su pasado de hace más de medio siglo. 

   La entrada misma a este octavo país de nuestro recorrido no tuvo sorpresas. Sólo el chofer debió presentar sus credenciales. Del equipamiento de la frontera sólo se veía un edificio antiguo al pasar y un vehículo policial  estacionado. Nada más. El nombre de la primera ciudad en la que nos detuvimos, a todos nos trajo asociaciones diversas según posturas políticas,😂.  El nombre de ella era Augustów. Nos detuvimos allí y pareció mágica la cosa: habíamos retrocedido en el tiempo una hora, 😁. Ya no eran 7 las que nos separaban de Chile, sino sólo 6. A arreglar los relojes entonces. Luego, nos dirigimos con rapidez a una casa de cambio, donde debíamos cambiar de euros a zlotis, estando el cambio de 1:4,4. Con Mariana cambiamos 100 euros, para almorzar dos días, cenar si el hambre nos acuciara y comprar souvenirs u otra cosilla que se nos antojara y que no ocupara mucho espacio en la maleta.  

    Ya con los zlotis en la billetera, nos fuimos a un baño (2 zl) y luego a buscar un restaurante, donde yo pedí una 'caesar salad' con una cerveza (el vasito era de 0,5 cc, ¡uppss!). La hora avanzaba y la única garzona corría con un plato cada vez. Éramos varios del grupo que estábamos allí y nosotras habíamos llegado últimas a los comedores interiores en el subte. Cuando estábamos recién empezando a degustar nuestros platos (la ensalada estaba exquisita, las más rica que he comido; ¡Ave César!) apareció el guía. ¡"Chuata! Quedaban unos minutos para irnos. Nos señaló que comiéramos tranquilas; no éramos las únicas en la misma tesitura. Luego de tan exquisita comida, nos fuimos al bus, del que descendimos para una parada "técnica" dos horas después, con tan mala suerte que nos metimos en el local de carretera de una polaca histérica y enojona 😡. Apenas nos vio bajar mandó a poner llave a los servicios higiénicos. Nadie podía usarlos en tanto no hubiera consumido algo. Yo no fui testigo de la furia polaca, pero sí de la indignación de la compañera que recibió la diatriba. El guía consiguió la llave y luego, varios pasaron a comprar. La mala suerte es que al lado, en otro local, no había ninguna dificultad polaca para ingresar al 'toaleta'. Después de ese entuerto y de que el guía pidiera que no se generalizara la opinión, seguimos camino, llegando a nuestro hotel en Varsovia a las 18,15 hrs. ¡Estábamos frente a una gran urbe! Nos instalamos y luego, como en todas las ocasiones, salimos a conquistar Varsovia. Total, tantos ya la habían conquistado en el pasado que una más casi ni cuenta, 😂. Poniéndonos  serios, esto de las invasiones y guerras es un cuento de nunca acabar y harto triste para las víctimas civiles, sobre todo. 

  Es viernes 26 de mayo. Ya nos quedan pocos días de tour, pero seguimos vaciando la copa hasta sus heces, como dicen los poetas. Hoy nos iremos de  Varsovia no sin antes recorrer su centro histórico. Ya veremos qué sorpresa nos depara el guía y la ciudad. Nos adentraremos en su historia, para luego, después  de almuerzo, partir a Poznán. 

    El tour por la ciudad de Varsovia (o Warzsawa en polaco) fue fantástico e intenso por toda la información y los lugares visitados en bus y a pie, y por los antecedentes entregados. Con Ivonna visitamos el lugar donde iniciaba el Gueto de Varsovia, donde en la actualidad existe una especie de puerta con un listón negro sobre color plomo. Antes de la II Guerra Mundial la tercera parte de la población era judía. Cuando llegaron los alemanes y la invadieron (1939), decidieron aislarlos en un solo lugar: el Gueto de Varsovia (1940), pero en él no sólo fueron confinados los judíos locales sino muchos que trasladaron de otras localidades. Desde que se decidió aplicar la "solución final", eran llevados en trenes desde el gueto a Treblinka u otro campo, donde llegaban directo a las duchas o a los hornos para no volver a salir vivos. especialmente los niños, los ancianos y las personas enfermas. El "levantamiento" de la Resistencia Polaca en Varsovia contra los opresores se produjo 3 años después, en abril del '43. Durante casi un mes un grupo de centenares de polacos judíos adolescentes y jóvenes luchó contra los nazis siendo derrotados finalmente el 16 de mayo, casi un mes después. De ello nos habló Ivonna. Nos mostró el monumento en homenaje a la resistencia judía, que no muestra héroes, sino personas comunes en situación de sufrimiento. Esta fecha se conmemora con un minuto de silencio en todo el país. También vimos en la pared de una casa el símbolo de la Resistencia: una P que termina en la parte de abajo como un ancla ⚓ ,así como algún dintel de puerta en que se nota el efecto de los proyectiles y unos árboles en una pequeña plaza bajo los cuales están los restos humanos de víctimas del levantamiento. Se optó por dejarlos allí, nos contó la guía. De todo esto ya ha transcurrido 80 años. Fue emotivo el tour, pero no fue lo único que vimos. Llegamos al Palacio Real (en tiempo libre ingresamos a su patio), observamos parte de la muralla asociada al palacio (restos de ella), ingresamos al Parque donde se erige, como monumento central, la estatua de Frédéric Chopin, cuya obra fue prohibida por los invasores. La guía nos habló del esfuerzo de reconstrucción de la ciudad que quedó destrozada después de la guerra y los esfuerzos por recuperar la memoria, entre otras medidas, a través de la reconstrucción exacta de los edificios destruidos, basándose en fotografías, pinturas y registros escritos. 

    Una vez quedamos en libertad de acción para juntarnos un par de horas después en la Columna de Segismundo III, ubicada en la Plaza del Castillo, frente al Palacio Real, nos fuimos a visitar y fotografiar algunos lugares recomendados. En la Plaza del barrio viejo de Varsovia fotografiamos a la Sirenita (esta vez preparada para defender la plaza), fuimos a un Mirador a observar desde lejos el Río Vístula, que baja de los Montes Cárpatos, pasa por toda Polonia y desemboca en el Mar Báltico. Poco vimos de él desde las alturas, pero es uno de los principales cauces fluviales de Europa Oriental, me sopla Google,😁.¡Ah! Y también, obvio, fuimos a examinar los locales de souvenirs. Fue allí donde a mi amiga "se le pasó la olla" con las compras, como dicen los españoles. Bueno, nunca tanto, pues habíamos cambiado sólo 100 € a zlotis. A mí me quedaba dinero, así que le facilité lo que requería. Cuento esto no porque quiera blanquear mi imagen,😁, sino porque los apuros en que nos vimos después fueron divertidos.
   Terminada la compra nos vimos enfrentadas a un problema de sobrevivencia: almorzar o comer algo con lo poco que nos quedaba de moneda local, pues euros sólo aceptaban algunos y no era tiempo de andar haciendo una encuesta para ver quién  sí  y quién no. Contamos nuestro dinerillo y nos quedaban, entre billetes y calderilla, el equivalente a 12 eurillos en zlotis. Necesitábamos ir al baño, así que obligadas a buscar un local donde hacer aquella tremenda inversión. Lo encontramos: pedimos 2 capuchinos y un trozo de pastel, el que dividimos como corresponde. Total, 44 zlotis. ¡Salvadas de la inanición y de la vergüenza pública! Había otros viajeros del tour en el local. La joven que nos atendió no contabilizó el dinero que puse en el canastillo, así que le dije que si faltaba pagaban los compañeros,😂.Ella no entendió pero los compañeros sí.     

    En el tiempo restante, entramos a la Catedral, ¡hermosa! Prendí una velita por mi hermano Ernesto (¡te recuerdo hermano!; echo de menos nuestras conversaciones telefónicas). Luego fuimos al Palacio Real, donde, al parecer, no se enteraron de nuestra presencia, y de allí, a una feria artesanal y ya copamos nuestro tiempo. Desde el bus nos despedimos de Varsovia para dirigirnos a Poznán, en la mitad de nuestro camino a ALEMANIA. En Poznán nada extraordinario de ver. Llegamos pasadas las 19 horas y luego, a las 20, salimos a conocer lugares para comer y comprar. Logramos cambiar 70€, nos repartimos el cambio y en un local de souvenirs que encontramos abierto en el paseo peatonal principal, logramos comprar lo faltante. Luego buscamos y buscamos un establecimiento donde servirnos una buena cena, pero no tuvimos suerte. Sólo hamburguesas, kebab, bares. Se hacía de noche y los jóvenes 'poznianos' parecían andar con muchas ganas de farra. Bebiendo, hablando a gritos, uno, francamente ebrio vociferando y varios con aspecto de flaites. Regresamos al hotel a un par de cuadras y allí pedimos un sándwich-baguette que compartimos, un trozo de kucken y sendas copas vino tinto, que fue lo más caro del pedido. En total, 120 zl. -casi 40 €-. 

    Al otro día, antes de subir al bus, me fui veloz al paseo peatonal a buscar algún local abierto, para invertir los zlotis sobrantes, pues en Alemania ya no nos servirían. Aún faltaba para las 8,30 hrs. Busqué y nada, sólo 'restaurancja'. Por allí, en un piso -1, encontré un supermercado Carrefour que abría a las 8,30. Esperé y, como loca, 😂, entré  a comprar unas bolsas de chicles. Calculé mal, estaban en oferta así que seguía quedando dinero. Ya era tarde. Nos despedimos de POLONIA más tarde de lo que pensábamos. Así que tuvimos una "parada técnica" aún en suelo polaco. Otros chicles y unos jugos, con unos zlotis que me pasó otra compañera, María, porque ya había comprado y no quería conservarlos. ¡Bien, 👏! De allí al cruce de fronteras, que sucedió  sin penas ni glorias, ya faltaba lo menos. 

   A las 12,45 estuvimos en las afueras del hotel, aledaño a uno de los símbolos de ALEMANIA (Deutschland), la Torre de Televisión, al inicio de la Alexanderplatz. ¡Absolutamente  centrales! Allí estaríamos 3 noches, sueltas en Berlín, para, desde allí, el martes próximo, emprender el regreso a nuestro país. ¡Qué  descanso!: por la ubicación, el tiempo de estadía en un sólo lugar, la vuelta al euro y, por último, el pronto regreso a ¡Chi Chi Chi le le lé!

  [Abro paréntesis:  uno de los problemas de convivencia que se ha ido notando en el grupo con el paso de los días es imponer los intereses personales sobre los colectivos. Yo también suelo hacerlo, así de qué me quejo pero hay situaciones y situaciones. El bus tiene 50 asientos para 42 pasajeros, contando los guías permanentes. Por lo tanto, quedan asientos disponibles. El problema es que, a medida que el viaje se ha ido desarrollando, hay personas, parejas o grupos que un poco más y han puesto una bandera avisando que hay una toma. Algunos empiezan a ocupar dos asientos en lugar de uno y, en las mañanas, antes de iniciar cada viaje, se produce la carrera soterrada por "ganar" asientos. En una ocasión en que nosotros nos fuimos bastante atrás no nos gustó el ambiente  (mucho chacoteo que impedía escuchar al guía), así que optamos por el sector del medio. Pero hoy perdimos la partida y el único asiento para dos disponible estaba casi en la última corrida. Entonces, nos vimos en la situación de tener que escuchar a "la Abuela", con su voz rota y quebrada por el consumo excesivo de cigarrillo, por 40 minutos, es decir, hasta que se cansó y le dio sueño. A nosotras no nos interesaba su vida personal, sus hijos, nietos, herencia, lo buena gente que es, pero debimos resignarnos cristianamente. Bueno, ni tanto, porque mezcla de ángel y demonio 😈somos (más cargadas a demonios). Ante el blablablá de la Abuela (que no hablaba con nosotros, pero todos los que estaban cerca se veían obligados a escuchar porque no habla en voz baja) nos mirábamos y hacíamos gestos. Si nos hubiéramos puesto a pelar allí mismo más de alguien podría habernos escuchado. ¡Qué hipocresía la nuestra!😂Llegamos a elaborar la teoría que estábamos siendo castigadas por maliciosas, 😁.Cierro paréntesis]. Hasta pronto



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