sábado, 25 de febrero de 2023

Reescribiendo la historia...

  

   El azulino me encanta. Lo elijo una y otra vez al escribir . No hace mucho, cuando estuve en Tacna (por suerte pude pasar, no como otros,😉) vitrineando en las galerías de joyas me surgió, la idea de buscarle "compañeras" a las preciosidades Swarosvki que compré en Praga en octubre pasado y, para mi sorpresa, les encontré la compañía perfecta, casi. Las joyas "charoski", como le llaman en Tacna, eran también de color azulino intenso (aunque menos brillante) y de soporte de plata. Aproveché unos soles que no había invertido y completé el juego con un anillo, un par de aros y un colgante (o 'dije', como le llaman los tacneños). Ahora que lo pienso, me faltó la pulsera, aunque no vi ningún ejemplar -tampoco busqué-. Eso, a propósito de mi color preferido, na' que ver con el tema del escrito, 😂.    

  Ayer veía en las noticias una información que ya no me resulta novedosa, pero que en el momento de escuchar la explicación me trajo a la memoria la relectura reciente de la obra 1984 de George Orwell. Me pareció el hecho descrito digno de una distopía. Se había tomado la decisión de "corregir" unos relatos infantiles para acomodarlos convenientemente a la nueva narrativa ideológica y socio-política que lucha por imponerse -y al parecer está ganando la partida-, aquélla, la del progresismo y de lo políticamente correcto y pluscuamperfecto.  

   Luego de buscar la información en Internet para no cometer ningún error, casi me he desayunado a las 6,37 am., metafóricamente hablando, claro está.  Esto de la corrección política y de la cultura de la cancelación ha sido un verdadero tsunami que, por suerte, al parecer, ya está remitiendo, en casos contados hasta el momento, pero algo es algo -¡ya era hora!-. La noticia en cuestión fue que obras como Charlie y la fábrica de chocolate, Las Brujas y Matilda del británico Roald Dahl habían sido corregidas para "no herir" las susceptibilidades de los activismos rabiosos e imperantes. Se había eliminado, por ejemplo, la palabra 'gordo' -como si no los hubiera en este paraíso en que vivimos- y se había reemplazado por 'enorme'. ¡Vaya "sinónimo"! Yo llego a estar 'gorda' a estas alturas de la vida por el poco ejercicio y mi gusto por la comida, pero lejos estoy de ser 'enorme' con mi metro cincuenta de estatura,😡😲. En otros casos, se había cambiado la alternativa de ciertos oficios "esencialmente femeninos" en su tiempo. Y muchas otras correcciones...

(Antes de que me olvide, le asigno una estrella - tan brillante como Sirio- a la editorial Alfaguara, que informó que no incorporará ninguna "corrección" a estos textos en su versión en idioma castellano. ¡Bien por Alfaguara!)

   Yo no conocí a este autor, aunque sí vi alguna vez parte de la película "Charlie...", así que no tengo comprometidas emocionalmente mis vivencias infantiles en este caso. Sin embargo, me parece una aberración, un atropello, una censura ex post inaceptable que a obras literarias se les corrija merced a ideologías de moda. Luego vendrá la quema de La cabaña del tío Tom o de Raíces para eliminar escenas de esclavitud, y para que las "delicadas" mentes de las nuevas generaciones no entren en contacto con una realidad histórica innegable que se refleja de diversa forma en cada obra de ficción.   

   En el texto 1984 de Orwell existía el Ministerio de la Verdad. Su trascendental tarea diaria era corregir la información publicada en periódicos, revistas y libros de historia, sobre la base de los acontecimientos de turno e instrucciones del régimen. Si no se había logrado una meta de producción anunciada por la autoridad, por ejemplo, entonces había que corregir el anuncio realizado tiempo atrás para que se ajustara a lo realmente alcanzado en el presente. ¡Perfecto!, se sonreían las autoridades. ¡Cero discrepancia! Si un destacado y premiado personero del régimen se había transformado en disidente, ¡qué  desgracia! No, no había que lamentarse -eso podía llevar a la duda a algún súbdito-, simplemente había que eliminar cuanta mención de él hubiera o "sacarlo" de cuanta fotografía lo hubiese contemplado. Si era "purgado definitivamente" el trabajo del funcionario ministerial a cargo era más exigente: debía borrar el nombre y la existencia del personaje en cada archivo y documento existente, tanto personal como familiar. Así se actúa en este maravilloso mundo de 1984, que algunos líderes de éste, nuestro mundo, siguen repitiendo. Hace unos días, Putin culpó a Occidente de provocar la guerra que desarrolla en Ucrania desde hace un año; Xi Jinping niega genocidio de los iugures; Ortega acusa de traición a la Patria a intelectuales de su país, los expulsa y les quita la nacionalidad; Maduro sigue culpando, en su retórica trasnochada por los años, al capitalismo y a EEUU de todos los males existentes en su país, en tanto, el ministro Montes acusa a los conejos silvestres de ser causantes de los incendios en la zona roja y ahumada del centro-sur de Chile. 

   Yo, la verdad, de conejos sé  "repoco". Aparte de que suelen andar en dos pies (el Conejo de la Suerte es mi referente), que son de color plomo con blanco, larguiruchos y con dos grandes orejas y un par de chocleros, he aprendido que le gustan las zanahorias y se dan bastante maña para conseguirlas. Ellos no son grandes latifundistas ni agricultores cualquiera, menos parceleros; no, ellos son recolectores -o recuperadores, dirían algunos- y no de los más honestos. 

   La ministra Tohá dice que no pueden ser castigados por la ley chilena (no sé si por otra), por lo que quedarán impunes -eso lo agrego yo- y para que esto no suceda, seguro que los parlamentarios, apenas vuelvan de sus merecidas vacaciones, iniciarán con la urgencia que seguro apoyará el gobierno, la discusión de nueva una ley para sancionar a los conejos pirómanos que, aparte de ser ladrones de zanahorias, andan haciéndose los graciosos iniciando fuegos simultáneos en el sur de nuestro país.  

   Estamos frente a muestras claras de las intenciones de crear nuevas realidades, de reescribir la historia y la vida cotidiana. ¿Cómo nos defendemos de este aluvión "fei nius" y ridiculeces? Todo depende de cómo te tomes la vida. 1) Riéndose con ganas -tal vez más que con los ordinarios chistes de Rodrigo Villegas, a quien había comenzado a ver al día siguiente al escuchar excelentes comentarios, pero que no pude seguir haciéndolo porque hirió mi sentido del verdadero humor-; 2) abriendo "tamaños" ojos de asombro y quedar con la palabra atragantada en el gaznate -jajaja- porque la voz no te sale de la estupefacción; 3) reclamando en voz alta contra la Tv, como si el aparato tuviera la culpa, o sea, culpando al mensajero; 4) agregando un ejemplo más en la larga lista de chascarros, decires e "ingeniosidades" de nuestros "líderes". Ustedes, dependiendo de vuestras sensibilidades, elegirán la alternativa más acorde a vuestros gustos y realidad. Yo, además de reírme, ver memes al respecto y sentirme impotente, seguiré en mi ínsula preparando mi regreso triunfal, 😉. Hasta pronto.



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