sábado, 25 de febrero de 2023

Reescribiendo la historia...

  

   El azulino me encanta. Lo elijo una y otra vez al escribir . No hace mucho, cuando estuve en Tacna (por suerte pude pasar, no como otros,😉) vitrineando en las galerías de joyas me surgió, la idea de buscarle "compañeras" a las preciosidades Swarosvki que compré en Praga en octubre pasado y, para mi sorpresa, les encontré la compañía perfecta, casi. Las joyas "charoski", como le llaman en Tacna, eran también de color azulino intenso (aunque menos brillante) y de soporte de plata. Aproveché unos soles que no había invertido y completé el juego con un anillo, un par de aros y un colgante (o 'dije', como le llaman los tacneños). Ahora que lo pienso, me faltó la pulsera, aunque no vi ningún ejemplar -tampoco busqué-. Eso, a propósito de mi color preferido, na' que ver con el tema del escrito, 😂.    

  Ayer veía en las noticias una información que ya no me resulta novedosa, pero que en el momento de escuchar la explicación me trajo a la memoria la relectura reciente de la obra 1984 de George Orwell. Me pareció el hecho descrito digno de una distopía. Se había tomado la decisión de "corregir" unos relatos infantiles para acomodarlos convenientemente a la nueva narrativa ideológica y socio-política que lucha por imponerse -y al parecer está ganando la partida-, aquélla, la del progresismo y de lo políticamente correcto y pluscuamperfecto.  

   Luego de buscar la información en Internet para no cometer ningún error, casi me he desayunado a las 6,37 am., metafóricamente hablando, claro está.  Esto de la corrección política y de la cultura de la cancelación ha sido un verdadero tsunami que, por suerte, al parecer, ya está remitiendo, en casos contados hasta el momento, pero algo es algo -¡ya era hora!-. La noticia en cuestión fue que obras como Charlie y la fábrica de chocolate, Las Brujas y Matilda del británico Roald Dahl habían sido corregidas para "no herir" las susceptibilidades de los activismos rabiosos e imperantes. Se había eliminado, por ejemplo, la palabra 'gordo' -como si no los hubiera en este paraíso en que vivimos- y se había reemplazado por 'enorme'. ¡Vaya "sinónimo"! Yo llego a estar 'gorda' a estas alturas de la vida por el poco ejercicio y mi gusto por la comida, pero lejos estoy de ser 'enorme' con mi metro cincuenta de estatura,😡😲. En otros casos, se había cambiado la alternativa de ciertos oficios "esencialmente femeninos" en su tiempo. Y muchas otras correcciones...

(Antes de que me olvide, le asigno una estrella - tan brillante como Sirio- a la editorial Alfaguara, que informó que no incorporará ninguna "corrección" a estos textos en su versión en idioma castellano. ¡Bien por Alfaguara!)

   Yo no conocí a este autor, aunque sí vi alguna vez parte de la película "Charlie...", así que no tengo comprometidas emocionalmente mis vivencias infantiles en este caso. Sin embargo, me parece una aberración, un atropello, una censura ex post inaceptable que a obras literarias se les corrija merced a ideologías de moda. Luego vendrá la quema de La cabaña del tío Tom o de Raíces para eliminar escenas de esclavitud, y para que las "delicadas" mentes de las nuevas generaciones no entren en contacto con una realidad histórica innegable que se refleja de diversa forma en cada obra de ficción.   

   En el texto 1984 de Orwell existía el Ministerio de la Verdad. Su trascendental tarea diaria era corregir la información publicada en periódicos, revistas y libros de historia, sobre la base de los acontecimientos de turno e instrucciones del régimen. Si no se había logrado una meta de producción anunciada por la autoridad, por ejemplo, entonces había que corregir el anuncio realizado tiempo atrás para que se ajustara a lo realmente alcanzado en el presente. ¡Perfecto!, se sonreían las autoridades. ¡Cero discrepancia! Si un destacado y premiado personero del régimen se había transformado en disidente, ¡qué  desgracia! No, no había que lamentarse -eso podía llevar a la duda a algún súbdito-, simplemente había que eliminar cuanta mención de él hubiera o "sacarlo" de cuanta fotografía lo hubiese contemplado. Si era "purgado definitivamente" el trabajo del funcionario ministerial a cargo era más exigente: debía borrar el nombre y la existencia del personaje en cada archivo y documento existente, tanto personal como familiar. Así se actúa en este maravilloso mundo de 1984, que algunos líderes de éste, nuestro mundo, siguen repitiendo. Hace unos días, Putin culpó a Occidente de provocar la guerra que desarrolla en Ucrania desde hace un año; Xi Jinping niega genocidio de los iugures; Ortega acusa de traición a la Patria a intelectuales de su país, los expulsa y les quita la nacionalidad; Maduro sigue culpando, en su retórica trasnochada por los años, al capitalismo y a EEUU de todos los males existentes en su país, en tanto, el ministro Montes acusa a los conejos silvestres de ser causantes de los incendios en la zona roja y ahumada del centro-sur de Chile. 

   Yo, la verdad, de conejos sé  "repoco". Aparte de que suelen andar en dos pies (el Conejo de la Suerte es mi referente), que son de color plomo con blanco, larguiruchos y con dos grandes orejas y un par de chocleros, he aprendido que le gustan las zanahorias y se dan bastante maña para conseguirlas. Ellos no son grandes latifundistas ni agricultores cualquiera, menos parceleros; no, ellos son recolectores -o recuperadores, dirían algunos- y no de los más honestos. 

   La ministra Tohá dice que no pueden ser castigados por la ley chilena (no sé si por otra), por lo que quedarán impunes -eso lo agrego yo- y para que esto no suceda, seguro que los parlamentarios, apenas vuelvan de sus merecidas vacaciones, iniciarán con la urgencia que seguro apoyará el gobierno, la discusión de nueva una ley para sancionar a los conejos pirómanos que, aparte de ser ladrones de zanahorias, andan haciéndose los graciosos iniciando fuegos simultáneos en el sur de nuestro país.  

   Estamos frente a muestras claras de las intenciones de crear nuevas realidades, de reescribir la historia y la vida cotidiana. ¿Cómo nos defendemos de este aluvión "fei nius" y ridiculeces? Todo depende de cómo te tomes la vida. 1) Riéndose con ganas -tal vez más que con los ordinarios chistes de Rodrigo Villegas, a quien había comenzado a ver al día siguiente al escuchar excelentes comentarios, pero que no pude seguir haciéndolo porque hirió mi sentido del verdadero humor-; 2) abriendo "tamaños" ojos de asombro y quedar con la palabra atragantada en el gaznate -jajaja- porque la voz no te sale de la estupefacción; 3) reclamando en voz alta contra la Tv, como si el aparato tuviera la culpa, o sea, culpando al mensajero; 4) agregando un ejemplo más en la larga lista de chascarros, decires e "ingeniosidades" de nuestros "líderes". Ustedes, dependiendo de vuestras sensibilidades, elegirán la alternativa más acorde a vuestros gustos y realidad. Yo, además de reírme, ver memes al respecto y sentirme impotente, seguiré en mi ínsula preparando mi regreso triunfal, 😉. Hasta pronto.



viernes, 24 de febrero de 2023

Reminiscencia...

   

   Bonita palabra que he escogido para el título, poética más que pragmática, considerando la temática a tratar. Me he dormido sin usar la tablet al acostarme. Me he negado a repetir una costumbre que me lleva a otra, la de dormirme a las tantas, para luego despertar y desobedecer a la alarma matutina que me ordena levantarme cada día.  Es cierto que no requiero levantarme a las 8 cada día, pero es una cuestión de principios casi. ¿Para qué seguir en cama habiendo un día tan "bonito"? ¿Para qué dormir y dormir si ya se acerca el tiempo en que mi vida consciente o la vida de cualquier forma -consciente e inconsciente- ya no tendrá cabida en la no-existencia? En fin... Aún no son las 4 am. y ya he despertado dos veces, además de no resultar tan fácil dormirme a la primera de cambio. Me ha despertado en mitad de la noche un intenso olor a café  😣 y a pan recién horneado.

  Hace un tiempo -el año pasado- les compartí que me tenía molesta el hecho de que cada día, más que la alarma, abría los ojos -y la nariz- por efecto del aroma a comida que me llegaba desde un piso inferior a través del ducto de ventilación existente en el wc. El problema era que sentir un intenso olor a frituras a primera hora de mi jornada no resulta grato, menos si evito al máximo esta modalidad de preparación y las pocas veces que la utilizo es a la hora de almuerzo. No, no eran gratos para nada mis despertares pasados. Al parecer no era la única perjudicada y esos despertares cocineriles acabaron, para mi alegría y bienestar. Ahora, sin embargo, han vuelto. 

   Ya hace un par de semanas que la "situacioncita" acumula malas vibras en mi ánimo, haciendo "crisis", por así decirlo, en estas horas de trasnoche. ¡Pasable despertar ya de día con olores ajenos, pero no en medio de la oscuridad! ¡Resulta una intromisión inaceptable a tu privacidad! Aunque, pensándolo bien, ¿cuánta privacidad es posible en una comunidad que no es precisamente la del anillo, 😁? A fuerza de no visitar a nadie, de no compartir con ídem, he logrado vivir casi en una isla, metafóricamente hablando, pero las costumbres de otros seres tan humanos, supongo, como yo, han invadido mi "territorio" -hablando a la moda-. 

   Sé que 'reminiscencia' es un vocablo que alude a recuerdos gratos, añorados, llenos de nostalgia. No es el caso anterior,  pero sí lo que viene. Merced a Internet y YouTube  -ya saben- he vuelto a conectar con mi pasado. Pasado infantil y también reciente. A ver, no confundirse, por favor. Las conexiones son dos y no una sola con dos calificativos. Una conexión me llevó a la infancia, la otra, a un pasado reciente de unos años. Ahora sí. ¡Esto del lenguaje a veces es tan equívoco!

   [Abro paréntesis, en medio de la noche: el lenguaje se ha transformado en un arma. Bueno, siempre lo ha sido, pero ahora tiene la connotación de letal. Añoro los momentos en que sólo era una herramienta de comunicación, de expresión personal y de creación literaria.  En estos  últimos tiempos ha perdido -masivamente- su virtud e inocencia, su sentido primigenio, "ancestral", dirían otros. Se usa para atacar, para herir al otro aunque no lo conozcas, es decir, para hacer daño sin un motivo real y justificado. Y eso ya no es para nada un buen signo. Hacer daño a un otro ya es éticamente reprobable aunque sea merecido para alguien que te lo infringió, pero ocasionar perjuicio consciente a alguien que ni siquiera conoces sólo por "entretención" o conveniencia religiosa, social, política o de cualquier índole no habla muy bien de tu persona. ¿Por qué lo haces? No hay otra respuesta: porque puedes, porque te gusta  y porque no te pasa nada. La impunidad en nuestra sociedad aumenta el delito exponencialmente. No estamos preparados para actuar sin el garrote a la vista. Cierro paréntesis].

   La única ventaja que me ha traído este regreso a la vida consciente ha sido el ponerme a a estas desusadas horas, aunque mañana, seguro, andaré en calidad de zombie. Así y todo,  "seguimos"... 

  El título de un audiolibro hizo emerger como en un flash back mis recuerdos de infancia: El gatopardo de Guiseppe Tomasi di Lampedusa. Lo que permaneció en mi memoria fue el nombre de esa lejana isla italiana, aunque pasaron años para enterarme que era una ínsula. El recuerdo proviene de los años en que llegaba a nuestros manos infantiles de nuestro hogar familiar la Enciclopedia Estudiantil Codex.  En sus páginas de un cuanto hay, apareció en una ocasión esta obra. Guardé en la memoria su nombre, el título nobiliario de su autor y la imagen de un leopardo rampante. El año pasado le oí al Villegas aludir a esta obra (no al tal Rodrigo, que dudo haya leído este texto) y señalar el fino humor en el estilo de su creador. Guardé la recomendación en el baúl de mi disco duro, pero no descargué la obra. Hace un par de días, al encontrarme con su versión hablada, decidí aprovechar la ocasión. 

  ¡Fueron 8 horas y poco más muyyyy interesantes y entretenidas! La voz del lector es fantástica. Despaché el audio en dos provechosos días. 

  [Paréntesis: intentaré seguir durmiendo. Ya retomaré el escrito, 😶 💤... Ha pasado más de media hora y no logro recuperar el sueño. Seguiré escribiendo. Desarrollaré algunas ideas aquí y en otro escrito antes de que se me escapen. Creo que por eso no pude cerrar los 👀.Paréntesis levantado]. 

    El gatopardo es una novela que no se puede entender si no es en su contexto. Está  ambientada entre los años 1860 a 1910. A través de su protagonista, don Fabrizio Corbera, Príncipe de Salina, máximo representante de la aristocracia de Palermo, vemos cómo su clase y  personalmente él,  debe adaptarse al surgimiento de una nueva época: Garibaldi ha logrado la hazaña de la unificación de los reinos de la península, expulsando a franceses y austríacos.  El ciclo de la Casa de los Borbones ha llegado a su fin. Don Fabrizio, consciente de aquello, va aceptando la realidad y acomodándose a ella. Y a pesar de sus poco más de 40 años, se siente cansado, aunque sigue con sus tradiciones. Como es costumbre anual, viaja con toda la familia al palacio de verano. Marcha desde Palermo a Donnafugata- trayecto no menor luego de revisar el mapa de Sicilia-, donde capta, a través de la presencia de un nuevo alcalde, la ascensión de una nueva clase al poder. Es poco refinada en todo, pero tiene dinero y sabe hacer negocios, entre ellos, casar a los hijos con herederos aristócratas, con don de mundo y de gente  pero sin respaldo financiero.  

   No explicaré el argumento; guardaré el secreto para los interesados. Este desarrolla tres momentos en la vida de don Fabrizio, con una separación de dos décadas cada uno, hasta llegar al momento de su muerte y desaparición. Fue observador y coadyuvante, desde lejos, del nuevo régimen; desechó la posibilidad de ser participante en el nuevo gobierno aunque se lo ofrecieron; no quiso traicionar su tradición monárquica bombona, pero tampoco se opuso. Por este espíritu subyacente en la novela ha surgido el concepto de "gatopardismo" en el ámbito de la política, el que dice relación con aquellas personas que aceptan los cambios "profundos" y se adaptan a los grupos "emergentes y progresistas" para no perder sus privilegios. Entre paréntesis, estos cambios profundos no dejan de ser nada más que maquillaje, porque los nuevos profetas y mesías, mantienen las estructuras del poder. Curiosa la cantidad de gatopardos 🐯 existentes en nuestro país, así como conejos🐰 de mala o buena suerte, 😂

    ¡Sicilia! Recordé Palermo a través de las palabras de este audiolibro, con la conveniente salvedad de que yo estuve allí entre 2018 y 2019 (pasamos año nuevo en la ciudad). No estuvimos en el Castillo de Donnafugata. Visitamos cuatro ciudades, importantes todas, pero insuficientes para conocer el alma siciliana, si es que se puede lograr aquello. Estuvimos en Messina, ciudad-puerto, que conduce a la punta de la bota 👢italiana. Visitamos Palermo, su capital, Agrigento -una maravilla arqueológica- y Siracusa, con un alma muy antigua y deudora de grandes civilizaciones (griegos, cartagineses y romanos), cuna del gran Arquímedes. 

   Cuando escucho las descripciones de alguna ciudad visitada en algún libro o veo desarrollarse la trama de alguna película en ella, me sumo en la nostalgia y deseo, a la brevedad, volver a recorrer esos lugares y otros cercanos no caminados. Planificaré para los últimos meses de este año una nueva "fugata" para esos bellos lugares y otros que el inicio de la pandemia me impidió recorrer. Pondré Sicilia, Capri, Lampedusa, Cerdeña, tal vez Malta, en el itinerario, además de otros lugares de España desde donde partiré,  nuevamente a mi aire y a mi antojo. ¡Será  la mejor manera de terminar el año e iniciar uno nuevo! Toco madera, .   


Nota: recuerdos de Sicilia en Palermo, Agrigento, Siracusa y Messina 













viernes, 17 de febrero de 2023

Oscar...

  

   Oscar no es una nueva conquista, tampoco, vieja o antigua. Ya no estoy para esos trotes. Haciendo memoria, no recuerdo ningún varón con ese nombre cerca mío en todos mis años; más de un alumno debe haberse llamado así, pero nadie digno de este titular. Este Oscar, tan especial, se apellida Wilde. Me encontré con él (con una de sus obras, se entiende) vitrineando por YouTube. Ahora, luego de casi dos meses de adoptar a los audiolibros como mi disfrute intelectual diario en palacio, está apareciendo mayor variedad de autores, felizmente.   

  Primero, casi me atraganté con tanto ruso (Putin y su poderío digital sin duda) y con varios latinoamericanos en exceso (se nota que el Grupo de Puebla ha renacido de las cenizas). Muchos audios de García Márquez (libros todos leídos, así que ya no me resultó atractivo repetir), Juan José  Arreola y Juan Rulfo. Unos cuentos de Arreola son fantásticos, también de Rulfo, aunque siempre fui lejana a este último. Lo eludí lo más que pude, a excepción de algunos cuentos. Algo había leído de sus obras cumbres, Pedro Páramo y El llano en llamas, pero no me agradó su obra, especialmente por la omnipresencia de la muerte. No son obras para entretenerse, para terminar exultante al leerlas -tampoco es ése el objetivo de la buena literatura, lo tengo claro-. No, son pesadas, oscuras, deprimentes, desesperanzadas, un reflejo de la realidad de un México campesino siglo XX -no sé si habrá mejorado-, muy pobre, muy atrasado en los avances tecnológicos, abusado por los poderes fácticos, engañado por los caudillos, etc. 

No, mi veta socio-luchadora-activista no sobrevivió al contacto con el mundo del trabajo y la formación de familia, una vez que terminé la universidad. No desapareció del todo, pero quedó restringida al escenario escolar, no más que eso y de manera discreta. Así que por años, no volví a tocar estos escritores. Hace poco más de una semana que escuché las dos obras de Rulfo y no puedo dejar de reconocer la calidad literaria, la mezcla de realidad ficticia  con lo fantástico, las voces de los muertos conducidas por el viento; esa sensación de abandono, agobio, asfixia en la atmósfera de Comala, algo de lo cual sentí en carne propia al visitar Pisagua hace poco. Abandono, mar omnipresente, sol calcinante y el transcurso del tiempo reflejado en la desaparición de los nombres de las cruces y en el deterioro de las tumbas. ¡Qué analogía! 

   Decía que, suerte para mí, han aparecido nuevas ofertas de audiolibros.  Y entre ellos, uno de Oscar Wilde. No conocía  la obra ni de nombre y me picó la curiosidad. Lo más conocido de Wilde, el relato "El príncipe feliz", la novela El retrato de Dorian Gray -que sólo comencé  una vez-, más la obra dramática La importancia de llamarse Ernesto, que la recuerdo  más  por mi hermano valdiviano, que por el argumento del texto. Y de pronto, YouTube me ofrece De profundis.  ¡Me atrajo su título latino! 

    ¿Qué sabía yo de este Oscar antes de volver a él? Poco más que lo básico: su nacionalidad -irlandés-, sus obras principales, su importancia en el concierto literario mundial, que había sido homosexual y que aquello lo había llevado un par de años a la cárcel "por indecencia". Era el año 1895 y estábamos en la Inglaterra victoriana...y puritana.  

  Me sorprendió De profundis. No es una obra literaria propiamente tal: es una carta que escribe mientras está en la cárcel y que envía a su Alfred Douglas, quien fuera su pareja sentimental, luego de su separación matrimonial. Es una larguísima carta -de 5 horas-, terrible a la vez que bella, literariamente hablando.  En esta carta le enrostra a su amigo el abandono y el silencio en que lo ha dejado. Ya está pronto a cumplir su condena de dos años y Alfred nunca le ha escrito. No debemos olvidar que en esos tiempos la comunicación era tête à tête o por carta. La misiva sale desde lo profundo de su alma, del dolor, del amor y, también, de la razón. Acusa a su caro amigo, además de haberlo arruinado, de haber sido un obstáculo para su actividad literaria mientras estuvieron juntos. Detalla en grado sumo todas las discusiones,  separaciones, gastos en que incurrió por su culpa, cartas ofensivas que Alfred le envió para después volver pidiendo perdón...o pidiendo dinero. Lo acusa de poca imaginación, de poca inquietud intelectual, de no estar ni mínimamente a la altura de su genio. 

   [Abro paréntesis: Oscarito se sabe grande y no deja de decirlo; de modesto, ni un ápice. En su biografía se señala que en una ocasión en que viajó al extranjero, en la aduana se le preguntó si tenía algo que declarar. Él habría contestado "No tengo nada más que declarar que mi genio",😂.  ¡Grande,  Oscar! Cierro paréntesis]. 

  Gracias a aquellas páginas el lector se informa de lo mal que lo pasó en su primer año en prisión, especialmente. Imagínense: una persona acostumbrada al halago por sus aptitudes intelectuales, que se rodeaba de los artistas más destacados de su época,  reconocido  en todo el mundo, hijo de aristócrata, envuelto en una vida de comidas, fiestas, recepciones, es acusada de "sodomía y grave indecencia", junto a lo cual vino la quiebra y la prohibición de visitar a sus hijos. Es decir, de rey a mendigo, tal cual. Quiso matarse. Pensaba hacerlo al salir de prisión. Pero el tiempo, la soledad, el castigo le dio la oportunidad de ver las cosas de otra manera. Dio la bienvenida a la humildad y, poco a poco, deseó la salida y ansió tener el tiempo suficiente para escribir alguna gran obra. En la carta no sólo hay reproche para Alfred, también para la madre de éste. Para muchos de sus amigos y conocidos un agradecimiento profundo por sus palabras, sus actitudes, su acompañamiento a pesar de las circunstancias.  Además  de interiorizarnos de los detalles de su relación,  de los juicios que lo llevaron a la cárcel, de su estadía en prisión, hay una buena cantidad de páginas en que Wilde realiza un parangón entre la acción terrenal de Jesucristo y la labor del artista, comparación hecha muy a la medida, sin duda, pero interesante. Lo que no observé lo suficiente fue la asunción de su propia responsabilidad. Creo que se victimiza demasiado. Cedió en reiteradas ocasiones a los cantos de sirena de Alfred y a sus chantajes y cuando eso sucede sólo uno es responsable: por debilidad de carácter, por amor, por temor al escándalo, por lo que sea. ¡Al César lo que es del César!, 😉.

   Al revisar la biografía de Oscar para escribir esta crónica, con pesar verifico que no alcanzó a cumplir sus propósitos. Debió abandonar Londres, se reunió nuevamente con Alfred (¡pero, ¿¡cómo!?), sólo escribió una obra más y murió de meningitis tres años después y en medio de la indigencia. Triste final para el genio que realmente fue, pero los actos tienen consecuencias...No lo sabremos todos. Hasta pronto.



sábado, 11 de febrero de 2023

En la sombra...

    

   Aclaro de inmediato que no hablaré del Príncipe Harry ni de su historia, aunque a la fecha vaya en la 7@ temporada de "La ley de los audaces" (Suits), serie en la cual una de las protagonistas es Meghan Marckle. La verdad es que convence como actriz. ¿Usará mucho aquella habilidad en su vida reciente y actual? Más de algo, seguro. Nosotras, las féminas, no dejamos de actuar en ocasión que se nos presente. Más  de una sonrisa , un saludo, un regalo, una lágrima😢 son parte de nuestro show. Lo digo porque, a pesar de lo poco talentosa que soy en estas artes, más de una vez usé la actuación, especialmente cuando niña. Pequeñas escenas acompañadas de llantos y gritos, alguna cara de inocencia o algún juramento fueron absolutamente falsos, 😂  (¡Quien  esté libre de pecado...!). A propósito de Harry,  vi su libro en Tacna a un muy buen precio para nosotros: 50 soles, $10.700 en Clp, ¡una ganga! Pero ni siquiera lo ojeé (les confieso que debí controlar mi deseo de reemplazar el verbo 'ojear', pues no estaba segura de su conjugación, 😁,¡qué mala onda no ser siempre perfecta!); no me interesaba caer en tentaciones farandulescas, aunque compartamos con el protagonista esto de vivir en "palacios",😂.Además, los peruanos son artistas en imitaciones, capaz que sean proveedores de La Polar. Seguro, el libro era "pirata".   

  Esta mañana salí temprano a comprar un artículo de primera necesidad en mi alimentación diaria. Ya hacía casi dos meses que no compraba aquello y sólo me quedaba la dosis de hoy. Apuesto que ya adivinaron.¡Exacto! Mi cava estaba vacía,😪 Salí temprano, 9,15 hrs., hacia Unimarc, donde encuentro habitualmente las mejores ofertas del rubro. Llevaba conmigo mi carrito de feria con los cartones separadores para ordenar las botellas, pues he tomado la costumbre de comprar 6 al mismo tiempo, para proveerme para unos dos meses aprox. A esa hora el termómetro ya marcaba 21 grados tranquilamente (de los 35 pronosticados), pero como el trayecto es corto y sombreado (a 3 y media cuadras de palacio) no llevé sombrero. ¡Craso error!, pues si bien el anuncio de oferta, 3x3990, estaba, no había ninguna botella en la estantería. ¡Grr!😠 El día  de ayer habían llegado a mi correo ofertas del Jumbo que no revisé pero que podrían contener el preciado líquido. A diario recibo al menos unas 20 ofertas, que las elimino sin revisarlas, salvo alguna -las menos-. Al no encontrar lo que buscaba en Unimarc decidí partir al sacrificio; la situación lo ameritaba. El sol 🌅 estaba de frente, el cielo sin humo, con cero sombra y yo sin sombrero. Llegar hasta el Jumbito suponía agregarle a lo caminado -es lo de menos caminar, el problema eran las condiciones- unas 8 cuadras bajo un sol impenitente. ¡Uff!, suspiré, he estado en situaciones peores.  ¡Vamos, que se puede! Partí. El trayecto se me hizo interminable.  

 [Entre paréntesis: Mientras caminaba iba pensando -aún logro hacer dos cosas al mismo tiempo, 😂-. Pareciera que mi cuerpo, al igual que el planeta, también estuviera en proceso de "calentamiento global". No se trata de la "meno...", no puede ser si ya estoy más cerca de los 70 que lejos. Pero el agua tibia en este tiempo no la aguanto en mi cuerpo, me acaloro hasta con el esfuerzo de tender la cama (más  bien, 'extender'', confiesa el flojo). Por suerte tengo un par de ventiladores de los que no me he desecho. Ayer hasta en la noche debí tener en funcionamiento uno de estos aparatos, para bajar la temperatura del dormitorio, donde había 30 grados a la hora de acostarme. ¡Quién puede dormir así! Y eso que la ducha fría no falta antes de dirigirme a la cama y sólo me cubro con una sábana si es que...¿Será que la piel está más delgada y tiene menos protección ante la temperatura exterior pasados los años? Seguro algo de eso hay. Lo único que sé es que estoy con suficiente vitamina D, por lo que decidí, hace meses, no salir a veranear a ningún lado, a excepción de asistir al matrimonio de mi hermano en Arica, donde "la" calor nos apabullaba, así  como en Tacna. ¡Y eso que en la primera región las temperaturas no son tan altas como acá! ¡Pienso en la pobre gente que está afectada por los incendios en estos días, que, además de sufrir la pérdida de todos sus esfuerzos, debe padecer los rigores de un termómetro que sube y sube! ¡Creo que yo no lo habría soportado! Pienso en el proyecto que tenía hace un tiempo de comprar una media parcela y construir una casa en el sur y hasta me alegro de que no haya resultado. En la actualidad hay demasiados factores poco recomendables para aquello: los incendios forestales fortuitos e intencionales, las usurpaciones de terrenos, la inseguridad creciente en todas partes, la falta de agua, etc. Acá estoy más segura. Cierro paréntesis]. 

   Fue un acierto recorrer aquel desierto de cemento. Valió la pena. Gasté $10274 en cinco tintos y un blanco, y no eran de los más corrientes, al menos de los corrientes que suelo comprar, 😁. Seguro que mi hermano, el recién casado, y mi sobrino, el heredero, gastarían la misma cantidad en 1 ó 2 no más, mirando mi compra con la misma cara del subsecretario de Relaciones económicas internacionales, ese tal José M.Ahumada, 
😂. En cambio, yo, feliz, acomodándome a mi realidad de Profe jubilada con PGU,😉

  En el tramo de ida, no pude gozar del beneficio de ni un resquicio de sombra, pues los arbolitos existentes en la avenida, proyectan su sombra en la ciclovía, ¡linda gracia!, y, obvio, no podía arriesgarme a que una bici me atropellara. De regreso, tuve la suerte de que los cables -de luz, de televisión  y de un cuanto hay- atajaran algo a los rayos solares. Me vine, entonces, por esa vía, 😓, bajo la sombra de los cables. Lo importante es que había logrado el objetivo y eso ya era motivo para relajarse, y con el relax, cualquier subida de adrenalina pierde la batalla. Al llegar a casa, puse mi cabeza -con cabello y todo, obvio- bajo la challa de la ducha, con ropa y todo, ¡uff, qué alivio!, 😤. En la jornada de la tarde, esto no me ha dado resultado, pues el agua sale caliente. 

 Allá en Arica no servía de nada ducharse durante el día, o era bien temprano o de noche, pues allí sí que fluye caliente el agua. Por eso, dijo el mentiroso, no fui a la Escalada del cerro, que se ubica a un costado de la parcela de mi hermano  en el Valle de Lluta. De regreso, aún de día, no habría sido posible darme una ducha helada. Los valientes fueron mi hermano de Coronel y su hijo Andrés, más mi otro sobrino, Pablo, y su hija Sofía, de 13 años. Tres generaciones se motivaron para tal hazaña, que los flojos mirábamos desde la lejanía. No lograron llegar a la cumbre, según ellos, porque podría faltarles luz natural para el regreso; a mí me asiste una duda razonable a tal explicación, 😂. Al retornar y ya muy cerca de la casa, parecían guerreros de vuelta de la guerra (Nota para la fotografía: los escaladores son aquellos puntitos negros que se ven sobre una mancha blanca).   

   Hace una semana que regresé de mi viaje por el norte y he gozado de la soledad con fruición, en mi espacio y entre mis cosas. No quiero desestimar la oportunidad de encontrarnos a nivel familiar como sucedió, pero parece que cada vez más necesito de estar conmigo misma, 😂.Acá no he estado encerrada, pues he salido prácticamente todos los días, a comprar, a vitrinear, a visitar a mi hija. En palacio, he continuado con mi gran proyecto de tejidos diversos para "vestir" el sofá chaise longue. ¡Avanzamos! Estoy trabajando con dos tejidos a la vez, para evitar cansancio y prevenir tendinitis, al tiempo que he seguido con los audiolibros. El llano en llamas de Juan Rulfo (colección  de cuentos, varios de ellos ya leídos  en el pasado), En agosto nos vemos, relato de Gabriel García  MárquezLa muerte de Iván Ilich, novela de León Tolstoi, El pabellón número seis de Anton Chéjov, además de mucha información acerca del terremoto ocurrido en Turquía y Siria, noticias globales, muchos videos de manualidades, análisis políticos de la situación peruana, etc. Sin oficio y desocupada no he estado. No obstante, no puedo dejar de mencionar que hay tareas que debiera haber realizado y no he logrado emprenderlas, como, por ejemplo, sacar el polvo de muebles y de los adornos o coser a máquina. Hasta escribir me ha costado. Y hablar por teléfono, ¡para qué decir! No tengo ganas de hablar con nadie, lo que lamento por mis amigas y mis familiares (en una de ésas les parece mejor no escuchar mi melodiosa voz).No es falta de cariño ni despreocupación. Sucede que no logro ejecutar la acción de buscar en mis contactos y llamar ¡y eso que me lo propongo todos los días! "Hoy sí que sí", me digo. Al final del día, nada,😞.

   Este escrito ya es un avance. A ver si mañana llamo a quienes corresponda. Piano piano va lontano,...espero. Al menos, logré descargar las fotos del viaje y cambiarles el fondo a una que me resultó fantástica. Es la foto del regreso de los escaladores del cerro de Lluta, que parecen los Cuatro del Apocalipsis, pero sin caballos. De a poquito por las piedras... y a la sombra...






viernes, 3 de febrero de 2023

¡Nieve estival!...

   

  Ver nieve a estas alturas del verano no estaba en nuestros cálculos -como si pudiéramos calcular nada al respecto-, pero nos pareció maravilloso encontrarnos con ella, a nosotros, los visitantes, pues los residentes ya están acostumbrados o, al menos, saben de estos fenómenos. Enfrentarnos y rodearnos de un blanco paisaje en pleno verano en la casi desértica zona del altiplano andino fue realmente espectacular. 

   Estaba programado ir a ese sector fronterizo de nuestro país, desde antes de que viajáramos. Los anfitriones se preocuparon no sólo de su particular evento -el matrimonio-, sino también de planear en qué ocuparíamos nuestro tiempo libre una vez de regreso de Tacna. La idea era ofrecer un buen panorama de actividades especialmente para 6 de los 9 parientes que nunca habían visitado esta región del país. Así que, además de conocer parte de Tacna y la Playa Los Palos, nos estamos llevando las mejores imágenes y las más representativas de nuestro norte chileno. Partiendo por Arica, los lugares típicos visitados son El Morro y su museo histórico, más de una playa, el Museo de las Momias Chinchorro, la famosa Feria del Agro y los sectores céntricos de la ciudad.  

   Ya que estábamos aquí, también se planificó la visita a la hermosa urbe de Iquique, pasando en el trayecto hacia allá a Pisagua (ciudad y cementerio), Huara y a la Oficina Salitrera de Humberstone. Ya en Iquique, alojados en el sector Cavancha, caminamos al atardecer por parte de la playa, en tanto al día siguiente unos visitamos el Museo de la Fragata Esmeralda, la Caleta Riquelme y la Plaza Prat donde se ubica la Torre del Reloj, otros fueron a la ZOFRI de compras. Ya de regreso, deteniéndonos cada cierto tiempo para el descanso de los conductores (fuimos y volvimos en dos vehículos; éramos 12 personas en total) los que no nos quedamos dormidos pudimos apreciar los numerosos remolinos o trombas de polvo y el atardecer en el desierto. Pasamos a tomar once a Cuya, lugar a poco más de 100 kilómetros de la ciudad de la eterna primavera.   

     El viaje a Putre y al Lago Chungará fue ayer miércoles. Sabíamos que no todos podrían participar por el tema de la altura de su superficie  (4500 m.s.n.m.), así que hubo panorama para ambos grupos. Los viajeros, 8 en total, aunque sólo 5 visitantes, experimentamos la maravilla de una subida al Chungará rodeados de nieve caída durante la noche anterior. Nos pareció trasladarnos a otra parte del mundo, pues en poco más de 150 kms. ya estaba todo blanco a nuestro alrededor. Los Cerros Tutelares, los Volcanes Payachatas y otras cumbres lideraban en blancura, mientras los faldeos e incluso las orillas del pavimento de la carretera no se quedaban atrás. ¡Hermoso! Eso sí, el frío traspasaba mi polerón. Hubo un momento en que mis manos estaban gélidas a orillas del Chungará, mientras me tomaba por sorpresa un pequeño "ataque" de granizos que chocaron con mi rostro. Allí no estaba la nieve aposentada, sino unos kilómetros antes de llegar, donde nos detuvimos a la vuelta para tomar fotos. Estábamos en esos avatares cuando varios hundimos nuestros pies en el suelo reblandecido por la nieve ya en pleno proceso de derretimiento. Terminé descalzándome y usando calcetines y hawaianas prestadas. 

   De regreso bajamos a Putre (en el viaje de ida habíamos visto la localidad desde la altura de un mirador, en tanto comprábamos recuerdos y artículos típicos allí mismo: caminos de mesa, bufanda, orégano, ponchos, gorros, etc.). En Putre almorzamos. Una cazuela de alpaca nos vino como anillo al dedo, más pavita al horno con arroz y papas fritas (todo es con arroz y papas por acá), terminando varios con un café. Resultó económico. No era, obviamente un restaurante de lujo; simplemente uno tradicional y de pueblo, atendida por una nativa, que se rio mucho al preguntar a uno de mis sobrinos si él quería pavita. Yo no había visto reír con tantas ganas a una persona de su etnia, los que parecen tan imperturbables la mayoría de las veces.   

   El regreso desde Putre se nos hizo cuesta arriba, literal y metafóricamente hablando. Una niebla espesa y "baja" (entre comillas, pues la localidad se ubica a 3.300 m.s.n.m.) había invadido todo el sector, en especial la carretera, en la que no se veía nada a más de 10 metros de distancia. Los conductores debieron venirse a 30 k/h, estando atentos especialmente, en cada curva del camino, a los enormes camiones de carga que circulaban en sentido contrario, es decir, en todo el trayecto y por bastante rato. Sólo a la mitad de la distancia pudimos, al fin, respirar tranquilos. ¡Se había hecho la luz! Y con luz, llegó el calor al poco rato, pues ya estábamos más cerca que lejos de Arica. 

     Retrocediendo  un par de días, además del encuentro con nieve y niebla en pleno verano en el Altiplano, destaco la visita a Pisagua, una localidad costera, ubicada cerca de Huara. Es un pueblo donde parecieran habitar los fantasmas y 250 habitantes, de acuerdo a Censo 2002, luego de haber estado entre los puertos más importantes de la costa del Pacífico, con más de 20.000 habitantes. Al llegar, luego de desplazarnos por una cuesta llena de curvas riesgosas, deprime ver lo que queda de esa pujante ciudad, primero parte del territorio peruano y después chilena, tras el Desembarco de Pisagua el año 1879. El declive comenzó cuando también el salitre natural perdió la batalla contra el artificial y ya no hubo venta a distintas partes del mundo, lo que sucedió desde 1930 en adelante. En el puerto llegó a haber todo tipo de servicios, inclusive tranvía, cable submarino y teléfono, por lo tanto es más penoso observar su ruinoso estado actual.  Ahora no pasa de ser sólo una Caleta de pescadores, con la gran desventaja que la salida de sus productos no debe ser una tarea fácil.  

    Precisamente por su aislamiento, en tres períodos históricos el Puerto de Pisagua fue utilizado como Campo de Concentración de prisioneros políticos: en 1940 durante el gobierno de Gabriel González Videla, entre 1952 a 1958 por Carlos Ibáñez del Campo y durante 1973 al '74 por parte de Augusto Pinochet Ugarte, aunque también el año 1980 lo utilizó como lugar de relegación. El año 1990, ya de vuelta a la democracia,  se descubrió en Pisagua una fosa común,  que contenía 19 cuerpos de prisioneros ejecutados. Vimos el lugar, llegamos hasta el fondo del antiguo cementerio de Pisagua, donde se levantó un Memorial por las víctimas de 1973, con sus nombres escritos para luchar contra el olvido. Hay, además, varias placas recordatorias. El camposanto contiene antiguas y recientes tumbas con la mayoría de sus cruces oxidadas o resquebradas y resecas por el sol y la erosión propia del material expuesto al sol y al aire marino. Es un cementerio ubicado en un sitio privilegiado: frente al mar, bajo un sol inclemente y en medio de una tierra reseca y desértica.  Es la imagen más fuerte de Pisagua. Muy pocas de las tumbas antiguas conservan el nombre de sus ocupantes. En un par de monumentos con nichos se pueden leer algunos nombres, de gente que murió hace más de cien años. Al abandonar el lugar uno no puede dejar de sentirse con la carga del peso de los años, del horror de la muerte violenta  y el vacío del olvido. Sólo el oleaje del mar observado desde el camino entre los acantilados logra limpiar del alma el peso de la historia. 

     Hoy otro grupo regresa a su hogar, Coronel. Quedamos menos. Mañana me toca a mí  y el domingo a Valdivia y La Unión.  Por fin los recién casados podrán decir "¡Al fin solos!", 😂.  Ayer, al atardecer, disfrutamos de la once en la playa La Lisera, costumbre típica de la ciudad  en amena conversación con familiares de la dueña de casa. Hoy comienza el Carnaval con la Fuerza del Sol. ¡Qué suerte que podré ver parte de él! Aún me queda, 👏. Hasta pronto.