lunes, 14 de noviembre de 2022

Días de silencio...

    

    Varios días de silencio han sido éstos (¡me encanta seguir poniéndole tildes a estos pronombres aunque la RAE los haya eliminado!). Me he mantenido más bien callada en el ámbito virtual, pero no ha sido así en el mundo físico, donde he hablado -y escuchado- bastante. Me he comunicado con la familia, con las amigas (especifico el género, pues no hay ningún amigO), con los vecinos; por teléfono, por whatsapp y presencialmente. La vida ha dicho presente, alto y claro, en estos días en la familia (¡benvenuto, Bruno!), aunque la enfermedad sigue hablando en sordina.   

   Les adelanto que no he leído mucho. Las cuatro semanas de mi viaje fuera del país me lo impidieron. No hubo tiempo. En las últimas horas de cada día o escribía o leía, y, luego  necesariamente, debía dormir. Privilegié la escritura (lucha constante contra el olvido) y el sueño-descanso Ya habría tiempo para leer al regreso. Sin embargo, sólo he terminado una novela que estaba a media lectura: Días de Nevada, del escritor vasco Bernardo Atxaga, un conjunto de crónicas diarias del tiempo en que un escritor vasco estuvo de agregado a una universidad estadounidense en Nevada. Cada pequeña historia cotidiana se mezcla con sueños, anhelos y recuerdos de infancia o de vida familiar en la región vasca, en contraste con la árida y hostil geografía del territorio norteamericano. Un relato aparentemente liviano, que, sin embargo, nos enfrenta a la necesidad que tenemos de adaptarnos a un ambiente natural, social y cultural diferentes, a manejar nuestros temores y miedos en un escenario que no es el nuestro, pero que igualmente nos permite desarrollarnos, establecer lazos y compartir momentos inolvidables.   

    Es lo único leído, además de haber comenzado una narración de un escritor nigeriano llamado Chinua Achebe. Ya les contaré de qué va -o fue- el relato. Otra lectura, nada de literaria, tiene que ver con una ley, la número 21.442 de Copropiedad. Un mamotreto de 67 páginas, que leí, subrayé y rayé ayer en la tarde, al mismo estilo que ocupé para interiorizarme de la Ex "Nueva Constitución" (¡me quedó gustando!, 😂). ¿Qué me ha conducido a una lectura tan poco entretenida?, se preguntará más de alguien -o puede que nadie, 😁-. En mi comunidad, en la que he decidido colaborar hace ya varios meses, estamos en proceso de constitución legal. El edificio tiene la provecta edad de 55 años (un poco menos que yo, 😂) y aún no obtiene un estatus legal. La nueva ley obliga a hacerlo. Ya lo habíamos intentado el 2018 pero tuvimos un resultado negativo. Sucede ahora que ha habido desavenencias entre integrantes de la directiva y dos presentaron la renuncia, así que estamos acéfalos, como unas simples amebas, unos extraños seres extraterrestres, o, incluso, un par de partidos políticos, 😂. Es justo y necesario, entonces, estabilizar la chalupa antes de que se hunda. Así que descargué la nueva ley (que sabíamos que existía pero nada más), le di una primera lectura con rayados, 😅,  y cité, por las mías, a reunión urgente. ¡A río revuelto..., 😂! ¡Na! ¡Ningún interés  en tener una cuota de poder en este territorio-nación-autónoma-y-comunitaria! Pero hay que ordenar la casa, porque una trabajadora depende de la comunidad (que está más floja que nunca, aprovechando la borrasca; me refiero a la trabajadora), porque hay que cobrar gastos comunes, hacer pagos, etc.,etc. En todo caso, para que no se mal entienda, hubo algunos vecinos que hablaron de citar a reunión pero nadie tomó la iniciativa transcurrida una semana. Así que me decidí; total, si piensan y hablan mal de mí, me da lo mismo, 😁. Felizmente, por acá, no hay Encuestas CADEM ni de Pulso Ciudadano, ni ninguna otra de ese estilo.   

  Otra tarea en la que he ocupado mi tiempo está quincena ha sido en "armar" mi nuevo librillo de viajes, con mis comentarios y fotografías seleccionadas de cada lugar visitado el mes pasado. Es una tarea que me autoimpongo antes de que la niebla de los días vaya borrando los detalles y contornos ('bordes' dirían "nuestros" honorables). Para las fotografías opté por elaborar collages de cada ciudad, a veces dos por cada una, dependiendo de sus atractivos. Me han llevado una buena cantidad de horas de trabajo esos collages, pero ya están listos e incorporados, faltándome la "Introducción" del libraco. Precisamente eso era lo que iba a escribir ahora, cuando mis dedos y escasa voluntad me llevaron a este escrito. ¡Sucede hasta en las mejores familias esto de la 'procastinación'! Es la costumbre de "chutiar pa'lante" las cosas, postergar todo lo que se pueda, decir "el lunes comienzo" cuando se trata de una dieta o de tareas que suponen esfuerzo, etc. No me gusta para nada la palabrita -o palabreja- pero es muy ad hoc a uno de nuestros defectillos. En fin, apenas tenga escrita la 'Introducción', hago la última revisión y luego la llevaré a imprimir a todo color. ¿Para qué me afano en esto? Tal vez para que en mil años más mis escritos sean descubiertos por los humanos que hayan sobrevivido a estos tiempos convulsos. O tal vez sean las cucarachas las que puedan darse un festín con las hojitas ya amarillentas o cafés a esas alturas. ¡No siempre se sabe para quién uno trabaja! Hasta pronto. 

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