viernes, 25 de febrero de 2022

¡¡Qué Putin!!

   

  El mundo occidental despertó ayer en medio de una pesadilla, con uno de sus mayores miedos hecho realidad: la guerra, no en el centro de su territorio pero casi. Este fantasma siniestro, que ya estaba planeando desde hace unas semanas, como un verdadero dron, por los cielos del este del viejo continente, dejó su vaga incorporeidad para transformarse en una acción concreta, anunciado por un Putin imperturbable, que hasta el domingo seguía insistiendo que no iba a empezar una guerra ni una invasión, que sólo estaba resguardando legítimamente su territorio y que sus tropas ya habían comenzado a replegarse (¡qué Putin!, con las correspondientes disculpas a sus parientas). 

   El matón del barrio en la madrugada comunicó la acción porque, según él, no habían tenido ninguna otra alternativa para defenderse de lo que estaba sucediendo, ja ja ja . ¡Qué  caradura! ¿Defenderse de qué? Fue Rusia quien apoyó a los ucranianos separatistas prorrusos y, además, tomó el control de la península de Crimea el año 2014, todo lo anterior territorio perteneciente a Ucrania. Ahora, reconoce a los dos territorios separatistas, envía  tropas para "apoyarlos" y luego procede a invadir y atacar toda la nación de Ucrania. Bien decían muchos, sólo estaba creando la excusa, mientras preparaba el escenario y esperaba que terminaran los Juegos Olímpicos de sus vecinos y amigos chinos. Y luego de bombardear, durante el primer día, aeropuertos, bases navales y aéreas, edificios claves, hasta hospitales, se da el lujo de advertir al mundo, pasadas unas horas, que "cualquier injerencia provocará consecuencias nunca vistas". Claro, si tiene la sartén 🍳 por el mango: es la potencia con mayor cantidad de ojivas nucleares, aunque no sumé si los integrantes de la OTAN le ganan el pulso. Aunque ahí habría que sumar para ambos lados, porque también el Zar Putín tiene unos cuantos amigos incondicionales. De ellos, no le servirán mucho Venezuela y Nicaragua, pero sí China (India, quién sabe)   

    ¡Pobre Ucrania! No sólo va a tener que cargar con los militares y civiles muertos (que aquéllos no se los repondrá nadie), sino con infraestructura clave destrozada y, seguro, miles de kilómetros menos (los más estratégicos) más millones de desplazados.Y si ya es la nación más pobre de Europa ahora pasará  a ser miserable. ¡Un  retroceso de décadas! Digo esto porque está clarísimo que esta vez David no va a vencer a Goliat. Desde el número de habitantes, hasta la cantidad de tropas, pasando por los aviones y demás equipamiento bélico, Rusia triplica su poderío (y en algunos casos aumenta las diferencias).   

  ¿En qué terminará todo esto? Obvio, Ucrania invadida, su presidente, exiliado, prisionero o muerto. Un nuevo dirigente obsecuente, con una Europa asustada porque ya están en las afueras del condominio, un Estados Unidos cacareando desde el otro lado del océano y nosotros tratando de que la pensión nos alcance para nuestras necesidades básicas y uno que otro gustillo. Precisamente en la mañana, preparándome para sortear, en parte, las repercusiones globales que tendrá el conflicto (¡gracias, Hijo del Sr. Putin y de la Sra. Putina!) en el ámbito de los precios, fui a comprar más harina, azúcar y aceite (un vino también,😌 ). Claro, como si no hubiéramos tenido suficiente con el "estallido" y la pandemia. ¡Habrá que juntar agua, además, como dijo Parisi! Ojalá a nuestros "amorosos" vecinos no se les ocurra quitarnos algún pedacito de terreno, para que nos quede algo, digo yo, cuando haya que empezar a repartir entre nuestras "naciones", 😅.   

domingo, 20 de febrero de 2022

Terror...

 

     Perfectamente consciente de mi falencia informativa acerca de la Revolución Francesa decidí atender la recomendación de un escritor y sociólogo que audio-veo a diario. Aclaro inmediatamente, en bien de mi imagen pública, que no sucede que haya sido una "ignorante peligrosa " ( 😂, así  le llamábamos en la UACh a nuestras compañeras flojas) en cuanto al tema. Lo que sucede es que sabía lo básico, lo que todos saben : fechas, actores principales y acontecimientos claves, amén de algo acerca de los fundamentos filosóficos. 

   [Entre paréntesis, debo confesarles que no tuve una formación demasiado brillante en Historia durante mi paso por enseñanza media. Ahora que lo pienso, para ambos profesores, extremadamente comprometidos políticamente -ella, comunista, él, socialista- la Revolución Francesa era menos importante que los sucesos que se estaban viviendo en el Chile de ese tiempo (1969 a 1971). Así  que más  bien fue una capa de barniz lo que aprendí del comienzo de la caída del Absolutismo en Europa. Si a ello se le agrega que eran tiempos en que recién estaba llegando al país la televisión 📺, el mundo de fuera era para nosotros algo demasiado "ancho y ajeno" para que nos quitara el sueño. Eso claro que no me exculpa, Su Señoría. Reconozco que yo, motu proprio, podría haberme informado, sobre todo considerando que no era alumna del montón. Pero no, preferí consumir hojas 🍃 y hojas 🍃 de literatura y subliteratura, que eran mi pasión adolescente -de lo que no me arrepiento en absoluto-. Más adelante, mientras trabajaba en docencia tampoco me di el tiempo para dejar de ser ignorante en este ámbito. Sólo estos últimos años, he leído muchas novelas históricas y algunos textos del ámbito del arte, la historia y la filosofía además de literatura. Cierro paréntesis].   

   Leer El terror: los años de la guillotina de  David Andress ha sido todo un  desafío. Es una obra de 700 páginas (ignoro el peso por ser una obra digital, 😂) de un historiador británico especializado en el tema. No puedo asegurar que todo lo leído ha quedado grabado a fuego en mi memoria, pero varias situaciones sí. La obra es resultado de una seria y extensísima investigación, de manera que lo que se presenta es lo que se ha podido corroborar a través de documentos públicos y privados de todo tipo. Para una amateur en el rubro no resulta fácil leer el texto. Son muchísimas las fechas, los nombres de personas, agrupaciones, instituciones, lugares, etc., que complejizan la comprensión rápida. A ello, se le agrega un estilo de traducción un tanto trabado (párrafos extensos con muchas oraciones subordinadas). Pero... ¡lo logré! Esta ha sido la semana de ¡Allons enfants de la patrié, le jour de gloire est arrivé...! (lo único que nunca se me olvidó de la Marsellesa aprendida en la asignatura de Francés en el mismo liceo) y luego de releer su Introducción, me doy a la tarea de comentar la obra. 

     La Introducción da inicio con preguntas fundamentales que invitan a la reflexión y a la toma de una postura personal. Se trata de interrogarse acerca de cuáles son los límites que el Estado debiera tener para con sus ciudadanos, sobre todo si son opositores y de si se puede justificar el uso del terror como estrategia política. Y aunque en la actualidad (independiente que no sepamos reconocer la gran deuda que tenemos con la Francia de hace 233 años), inmersos en esta descuidada democracia (casi tanto como las paredes y muros de cada ciudad, llena de grafitis y suciedad), no sepamos calibrar la profundidad y gravedad de las preguntas, no sucedió lo mismo en esos lejanos días vividos entre los inicios de la Revolución, su desarrollo y desenlace, en que después  de establecer una II República se volvió a caer en un gobierno totalitario y, para mayor inri, a cargo de un Emperador (¡qué paradoja histórica!).   

  La verdad es que me desayuné con mareo incluido por el uso tan sostenido de la guillotina. ¡Hasta tenían algunas portátiles, para hacer más expedita la tarea! Yo, cuando niña, le había  oído contar a mi madre acerca de esta "herramienta" y que había sido usada con reyes. Me habló de María Antonieta. Fue la primera vez. Luego en el colegio, en algún libro de historia (de esos súper condensados para escolares) y en alguna película. Sabía que Robespierre había sido la "bestia negra" del proceso, pero no sabía hasta qué punto ni quienes fueron tan responsables como él. La "gracia" de este libro es que te lleva de la mano a recorrer París, varias ciudades francesas y las fronteras, mostrándote casi el día a día, informándote en detalle de lo que sucedía en la Asamblea Nacional Constituyente y luego en la Convención Nacional Francesa, que "en nombre del pueblo" redactan una nueva constitución -la segunda de ese período- (cualquier parecido con nuestra realidad es pura coincidencia). Es el día a día en el Comité de Salvación Pública, en los diferentes clubes (equivalente a movimientos y/o partidos políticos) que se fueron formando; el día a día de los enfrentamientos en las calles, de la actuación de los sans-culottes (ultrarradicales a más no poder), de las manifestaciones y los avances de los ejércitos promonárquicos franceses (conocidos también como federales y contrarrevolucionarios) así como de los extranjeros (austríacos, prusianos, de Inglaterra, España y otros estados), que veían en el caos interno la gran oportunidad de recuperar el poder para la monarquía o invadir y apoderarse de un nuevo territorio, respectivamente, además de contrarrestar el peligro que para Europa implicaba la revolución gala. 

   Las ideas peregrinas y revolucionarias que está discutiendo en estos días "nuestra" Convención Constitucional me parecen, a ratos, un cuasi-perfecto correlato con lo vivido en esos años de la Revolución Francesa en el ámbito de las modificaciones legales. Fue tanto el desacuerdo, el caos reinante, las posturas disímiles, los cambios en las fuerzas del poder, que se llegó a elaborar tres constituciones en unos pocos años. Todo el ambiente y contexto social, económico, político y policial constituyó un verdadero tsunami. Se cambió el sistema de gobierno, se creó un sinfín de organismos y comités, se expropió los numerosos terrenos de la Iglesia Católica (para luego venderlos a particulares), se determinó la elección del clero por sufragio popular, se cambió el calendario, 😫 ..., ¡oh, my God! 

     [Abro paréntesis: fue tal el impacto y, a la vez, interés que me provocó el enterarme de la creación de un nuevo Calendario Republicano Francés que me dediqué a investigar más acerca del tema. Se comenzó a aplicar el 24 de octubre de 1793 y duró hasta que Napoleón le dijo "arrivederci", 😊 -se volvió a utilizar posterior a su caída en dos ocasiones-. Según esta nueva disposición, el año I comenzó el 22 de septiembre de 1792, día en que proclamó la República. Estaba absolutamente ajustado en fechas y nombres a los ciclos naturales y a la agricultura, eliminando alusiones religiosas; carecía de semanas pues se organizaba en décadas. Los nombres de los meses fueron: en Otoño: vendimiario, brumario y frimario; en Invierno, nivoso, pluvioso, ventoso; Primavera: germinal, floreal, pradial; y en Verano: mesidor, termidor, fructidor. ¿Saben que hasta los días de todo el año tenían nombres diferentes que aludían a frutas, verduras, flores y elementos de la naturaleza? ¡Impresionante el trabajo que se dieron! Precisamente, durante termidor es cuando se produjo la caída de Robespierre y con ella, el final del llamado Período del Terror. Y la guillotina, símbolo y herramienta del período, se transformó en verdugo para el mismo que fue su máximo promotor. Por ello, en la actualidad, a algún acontecimiento clave y revolucionario políticamente hablando se le puede calificar de "reacción o acción termidoriana". Cierro paréntesis].   

    Otros cambios interesantes de este período revolucionario fueron: se dio nuevos nombres a las plazas de las ciudades (para estar más ad hoc a los tiempos), se derribó estatuas, se crearon Comités de Vigilancia, se implementó la Ley de Sospechosos, se decretó el uso de un documento-pasaporte que atestiguaba el patriotismo, exigido para desplazarse por el país, se decomisó los bienes de los que se habían ido al extranjero, se creó un Comité de Defensa General, un Comité Central Revolucionario, un Tribunal Revolucionario, se "descabezó" los ejércitos, se eliminó la bicameralidad, se creó un Ejército Revolucionario, se prohibió la actividad política femenina, se eliminó la fórmula de tratamiento "usted" (había que tutear al otro o llamarle "ciudadano"), se inició una campaña de adoctrinamiento en las escuelas, se intervino las actividades artísticas, etc., etc. 

   Eran las acciones necesarias, decían, para cuidar la República y ser libres, pero, ¿de qué servía la libertad si uno no podía disentir? Resulta paradójico que, siendo el lema de la Revolución Francesa "libertad, igualdad y fraternidad" se tuviera que llegar a los excesos que se llegaron de un lado y de otro, dependiendo de qué pensamiento político tenían los dirigentes de turno y de los apoyos que encontraran en los otros movimientos y en el pueblo llano. Nadie resulta inocente luego de un examen minucioso, a excepción de algunos integrantes de la clase más baja y que pudieron no haber intervenido en revueltas y manifestaciones, que terminaban con más de una cabeza en una pica como trofeo de guerra. Hay mucho más que decir y seguro muchos estudiosos lo seguirán haciendo con más propiedad que cualquiera, pero mi aporte amateur y, tal vez con algún error, llega hasta aquí. Y aunque me sienta tentada a cantar ese verso tanguero que dice "la historia vuelve a repetirse",🎶🎶 debo tener en cuenta aquella teoría de la que me habló Natalia hace un par de días, acerca de que la Historia no se repite en forma cíclica, sino como espiral. Es decir, igual se repite, aunque con las diferencias que introducen el espacio, el contexto, los protagonistas y muuuchosss elementos más. Así que no hay recetas seguras, pues los "detalles" que incorporan la idiosincrasia marcan la diferencia...para bien...o para mal, 😉. Hasta pronto.

sábado, 12 de febrero de 2022

Sabiduría...

 

   Poco sabía de filosofía antes de leer este libro. Recordaba algunas cosas puntuales, muchos nombres de filósofos de todos los tiempos, algunas teorías de los más conocidos. Recuerdo haber leído a Descartes (El discurso del método, una lectura muy "amigable" dirían en la actualidad). También leí algo de Marx (El manifiesto comunista) gracias al préstamo de una de mis profesoras de Historia en el liceo de La Unión (el que terminó en la cocina a leña siendo pasto de las llamas cuando me lo encontraron en casa, jajaja; ¡cómo atrae lo prohibido!) Algo de Heidegger (un enredo de padre y señor mío para mi escaso gusto por el pensamiento "elevado"). Algo de Niestzche también, de Froom, de Freud, de estos últimos, extractos.   

   Una de mis debilidades en enseñanza media, aparte de Artes Plásticas -Visuales le llaman ahora que yo sepa- y Ed. Física fue Filosofía, asignatura en la que obtuve la nota más escandalosamente baja una vez, por suerte parcial (2,9). A pesar de mi mala experiencia con la asignatura, me atreví, en mis primeros años universitarios, a inscribirme en una cátedra llamada "Introducción a la filosofía". Si es "introducción" no creo que sea tan difícil, pensé,😂(craso error). Pertenecía a las llamadas asignaturas electivas, que se ofrecían a todas las pedagogías, con "créditos" necesarios ('crédito' =horas) para completar la cantidad mínima si uno no quería atrasarse en la carrera. El horario era perfecto (18 horas) pues no me "chocaba" con las otras cátedras de mi plan de estudios, claro que era un problema durante el invierno valdiviano, además de que la sala estaba ubicada en Siberia, 😭 (así se le llamaba a una construcción con salas pertenecientes a la facultad, cercana al río y que se caracterizaba por lo helada puesto que carecía de calefacción). 

   El profesor era un sacerdote franciscano, de apellido Riedl, me acuerdo. Usaba el hábito característico de la orden religiosa, atuendo que se acompañaba con la correspondiente barba canosa. Una eminencia, seguro, pero muyyy fome. Sus pruebas eran verdaderos interrogatorios acerca de nombres, fechas, movimientos, teorías y comparaciones con los demás, que habían sido recitadas por el profesor durante las clases. Allí no era posible el chamullo que tanto solía servir en otros ramos. O sabías la información o estabas "sonada". No me quedó otra que apelar a mi memoria, que, felizmente, la tenía bien educada en esos tiempos. Así que en las pruebas "regurgitaba" todo lo memorizado a través de mis técnicas del subrayado, del esquema minucioso y de la repetición a toda hora gracias a mis papelitos en forma de acordeón. Me fue muy bien en la nota, pero no recuerdo nada, salvo algunos nombres y un ejemplo que nos dio acerca de si los humanos viviéramos toda la vida bajo una campana y ésta fuera de un determinado color, rojo por ejemplo, creeríamos que todo lo visto era de ese color. Imagino que nos estaba explicando el Mito de la Caverna de Platón o algo parecido o acerca del engaño de los sentidos. Posterior a esa experiencia en el área filosófica no intenté ninguna otra vía formal de aprendizaje, a excepción de las informales y sesudas conversaciones que solíamos tener con mi amiga Oriana acerca de Heidegger, su favorito. Yo era el oído incondicional para sus peroratas acerca del ser y del no-ser, del tiempo y no-tiempo, del ser-en-el-mundo, etc.,etc. A pesar de ello no caí en su fanatismo por el dichoso filósofo aquel (¡por suerte!). Demasiado práctica para andar en esas "voladas" estratosféricas. Yo estaba bien y me sentía segura con los pies bien puestos en la tierra.   

   Hacia el año 2000 se puso de moda y se transformó prácticamente en un best seller El mundo de Sofía. Parecía otorgar status a quien lo leía (me salió verso). Sé que la profesora de Filosofía del colegio comenzó a utilizarlo como material de trabajo. Al liceo solía ir un vendedor de libros cada cierto tiempo, carero como él solo, aunque con la ventaja de vender los libros en cómodas cuotas. Los encarecían bastante, pero era una de las maneras casi obligadas para ir mejorando y actualizando las bibliotecas personales. En una de aquellas ocasiones compré a Sofía y su mundo, sabiendo que no me resultaría fácil de leer pues no era una novela como tradicionalmente se entendía y como a mí me gustaban. Sin embargo también sabía de la necesidad de estar al día  en mis lecturas. Aun así, no logré avanzar en sus páginas. Sólo ahora que quedó ubicada en el grupo de libros físicos "no leídos", me di a la tarea de iniciar la aventura. 

  Leyendo la teoría de Freud acerca del "ello", el "yo" y el "super yo" me acabo de dar cuenta, al recordar la "escenita" que hice en la calle con gritos, llantos y "caída" teatral al pavimento a la edad de 5 años cuando manipulé a mis padres para que me compraran un juguete (canastillo plástico  celeste) que mi "ello" aún estaba muy vigente en esa etapa de mi infancia, todavía no lo había domesticado, porque eso es lo hace el "yo" freudiano, controlar los impulsos sobre la base de una normativa conductual que entrega la sociedad a la cual pertenecemos (¡qué filósofa me he vuelto!, 😉).    

    Son las 17 horas del viernes 11 y he terminado de leer la novela de Jostein Gaarder, de 633 páginas y 896 grs. Comencé el lunes 7 de febrero de 2022 habiéndola comprado el 7 de mayo de 2002 ("¡no hay plazo que no se cumpla..!). En estos casi cinco días recorrí la historia de la filosofía de la mano de Sofía y Alberto. Fue un viaje intenso y variopinto, con muchísimos personajes interesantes, otros no tanto, unos pocos desconocidos, la mayoría conocidos y ubicables, aunque sin mayores detalles. Ahora me quedaron bastante más claras sus ideas, aunque estoy segura que pasadas unas jornadas ya se transformarán en materia de mi subconsciente, que el "yo" podrá traer a la conciencia si hay algún intermediario válido. Eché de menos, eso sí, a algunos, pero imagino que era imposible nombrarlos a todos. Tampoco estoy segura si marcan alguna diferencia los que se quedaron en el limbo, como Schopenhauer, Froom, Spencer y otros que desconozco, amén de los olvidados. Con Descartes, Spinoza y Locke casi me quedé dormida. Sólo recuerdo la duda metódica del primero porque leí alguna vez su "discurso". David Hume me gustó mucho, así como Darwin, ante el cual me saco el sombrero (metafóricamente hablando). Lo de Marx y Freud lo leí atentamente para estar con las síntesis de sus propuestas bien frescas. De los Pre-Socráticos prácticamente ignoraba todo (¡sorry!, para más no me alcanza: sólo soy un ser humano y para mayor abundamiento, mujer, 😂😁; ah, pero no "un animal de cabellos largos e ideas cortas" como dijo el misógino Schopenhauer, que en la actualidad habría sido colgado de un farol por toda la sororidad).

     Además de todo lo recordado y aprendido, de la diversión obtenida por los creativos recursos narrativos, de la mezcla de personajes históricos y literarios (casi tan reales en el imaginario colectivo), destaco el epígrafe, tomado del gran Goethe, del que podemos deducir, grosso modo, y en palabras simples que si uno no conoce sus raíces históricas no es más que un mono desnudo, con el perdón de los señores simios, nuestros antepasados, así les pese a los orgullosos humanos en que nos hemos convertido. Me queda también la curiosidad de leer la obra de "nuestro" José  Maza, Somos polvo de estrellas 🌟 .    

   Reitero lo dicho en alguna oportunidad: nada llega antes del momento en que debe llegar. Todo tiene su tiempo, como versa el Eclesiastés (perdón, por aprovecharme de aquella idea, considerando mi agnosticismo). Estén tranquilos, no me estoy convirtiendo, 😂, siempre he pensado lo mismo, como un horticultor que algo entiende de fases y de tiempos. Al igual que pensaban los filósofos de la Antigüedad (otra patudez de mi parte), el ser humano necesita darse el tiempo para pensar y analizar el mundo que lo rodea y su personal papel en ese mundo. Si no se da ese "lujo" imprescindible mientras es joven o adulto, lo hará cuando mayor (¡ojalá!). Felizmente ya llevo unos años más cerca de la fase ética de Kierkegaard y más lejos de la estética. Ya puedo identificarme por completo con el proverbio latino In vino veritas, in aqua sanitas, 😊. Cierto es lo bueno del vino, pero el agua es mejor.  

   Mientras leía fui subrayando nombres e ideas importantes, además de escribir algunas notas al margen y manifestar mis reacciones emocionales, con más de alguna interjección. Les comparto que mi risa surgió espontánea cuando leí acerca de una de las pocas mujeres filósofas y feministas, doña Olympe de Gouges (seudónimo de Marie Gouze), feminista adelantada, que inspirada por el lema libertario e igualitario de la Revolución Francesa publica su Declaración de los Derechos de la Mujer y de la Ciudadana en 1791. Su exigencia de más derechos tuvieron eco dos años más tarde: en 1793 fue guillotinada (chiste cruel, 😂, ¡uppss, sorry, es incontrolable!; yo debiera pertenecer a la escuela filosófica de los Cínicos de la antigua Grecia). En ese ejercicio de subrayar y escribir notas volví a mis tiempos de estudiante universitaria y fue hermoso.  No sé si va opinar lo mismo la persona que herede el libro. ¿Saben? Me habría gustado leerlo junto a Mirella. Habría originado momentos únicos y recuerdos indelebles... Me queda la satisfacción de haberlo deseado y eso ya me otorga tranquilidad, porque quién sabe si acaso ella no estaba leyendo conmigo por encima de mi hombro. Como tantas interrogantes, no tendré respuesta a ésta,  pero como aprende Sofía la mayoría de las veces, en Filosofía, son más importantes las preguntas que las respuestas. En fin...  Ahora cambiaré  de actividad y daré de beber a mis plantas. Yo, como un ser vivo superior, deberé..., no, más bien "quiero" preocuparme de ellas y ayudarles a seguir subsistiendo bajo este cielo, aunque su vida esté bastante más limitada que la nuestra. Ellas no filosofan (son "sintientes" no más, dicen los de la Convención), pero me dan la oportunidad de ir más allá de mi metro cuadrado y de mis egoístas intereses personales. Hasta pronto. 

jueves, 10 de febrero de 2022

Niñas malas...

   

   Las novelas de Vargas Llosa han sido un leitmotiv en mi vida de lectora, desde enseñanza media a la actualidad, en forma intermitente. Desde los relatos de Los Jefes y Los Cachorros, pasando por la novela que lo hizo conocido internacionalmente, La ciudad y los perros, hasta sus memorias Un pez en el agua y, ahora, esta novela, Travesuras de la niña mala. Consciente de que son varias de sus obras literarias las que aún no he leído, también estoy clara que he leído las principales: La casa verde, Pantaleón y las visitadoras, La Guerra del fin del mundo, Conversación en la Catedral, La tía  Julia y el escribidor, El elogio a la madrastra, El paraíso en la otra esquina, El hablador, La fiesta del chivo, Lituma en Los Andes y ¿Quién  mató a Palomino Molero?, ¡uff! me cansé, 😂. Cada vez que leo alguna de sus creaciones no dejo de asombrarme de la calidad de su estilo -no por nada es Premio Nobel-, de lo entretenidas que son, de la mezcla de muchos elementos que componen el mundo de los personajes y el escenario histórico y social en el que se mueven, siempre con alusiones presentes, directas o indirectas, a su país natal y a la endémica tara político-económica que no deja de ejercer presión en el anhelado desarrollo de la nación. 

    A las "niñas malas" en nuestro país las ubicamos en el mundo de lo suburbano, de los bajos fondos y en Racagua, entre las calles Maruri y Rubio -según me han contado-. Esta "niña mala" y traviesa de Vargas Llosa desde adolescente quiere ser "algo más", salir de su medio de pobreza y miseria y acceder al mundo de los que poseen riqueza. Ésa es su meta y para lograrla debe traspasar la frontera, pues en ese "país de m*..." no logrará lo que persigue. Lo alcanza, pero a costa de su propia seguridad; en verdad es una victoria pírrica.

 Son tantas las cosas que uno anhela siendo adolescente! Recuerdo haber querido ser brigadier (carabinera), azafata, cantante. Nada me resultó, jajaja. No di el ancho...ni el alto, más bien. Hubo tres "detalles elementales" que no eran parte de mi persona: estatura adecuada, figura atractiva, buena voz. Nada;  al contrario: siempre fui la de menor tamaño entre mis hermanos, la más entradita en carnes y con una voz nada de melodiosa, con cero gracia para el baile, danza o gimnasia ¡Nada qué hacer! Mi futuro no se veía muy promisorio. Era casi como la mala copia de Bernard Marx de Un mundo feliz: con la inteligencia de un Alfa (si a sacarse buenas notas se le puede llamar así; en todo caso, capacidad de aprendizaje por sobre la mediana), pero con el cuerpo de un Beta (es decir, casi un mamarracho, 😞). Así qué pensar en ser una "niña mala" o femme fatale, si no cumplía con ninguno de las requisitos básicos era un verdadero autoengaño. Durante mi adolescencia, además de estudiar y colaborar en las tareas cotidianas en casa, me dediqué a soñar despierta en una futura vida feliz, donde el amor 💘 💕 era uno de los elementos claves. Adorné estas ensoñaciones con la lectura de muchas novelas rosas y de otras historias (de ciencia ficción y cowboy) que sin ser "rosas" igualmente tenían el ingrediente amoroso presente. Sufrí con cada protagonista y fui feliz como ellas, sólo que en mi caso no fue para siempre; no duró más allá del tiempo que ocupaba en terminar de leer cada historia, o sea, la nada misma. En la vida real duró un poquito más, 😂]. 

  Este relato de Vargas Llosa tiene la temática de la novela rosa, pero con  la maestría propia de su autor. En la historia Ricardo Somocurcio, un adolescente peruano de clase media forma parte de un grupo de iguales que se divierten recorriendo las calles, parques, terrazas, nadando, bailando o yendo al cine en el barrio y sector donde vivían, el más floreciente y vip  de Lima de los años 50 (1950). Tenía 15 años cuando conoció a Lily y se enamoró de ella "como un becerro" (textual). Eran dos hermanas, las "chilenitas", que llegaron a revolucionar al grupo ese último verano, antes de desaparecer al descubrirse la impostura: eran, en realidad, peruanitas "nomás". Ricardo soñaba con irse a París, vivir allá y, ojalá, no volver nunca a Perú. Lo consiguió, luego de haber obtenido su título de abogado, el que de poco le servía allá. Más bien, con su conocimiento de inglés y francés fue derivando a realizar trabajos como traductor e intérprete, al comienzo muy mal pagados y esporádicos pero de a poco mejorando, junto con su inicio de estudios del idioma ruso. Aquello le daba para malvivir en una buhardilla y alimentarse, en varias oportunidades, gracias a la solidaridad de compatriotas. No obstante, estaba feliz pues había alcanzado su sueño: vivir en París.  

    Sin embargo -dicen- "el mundo es un pañuelo" y es así como se encontró, diez años después con Lily, la ex chilenita, ahora aprendiz de guerrillera. Un movimiento revolucionario internacional (MIR) estaba gestionando "becas" para preparar guerrilleros en Cuba, que luego impulsaran la revolución en Perú (¡eso, compañero!,🎃). Por amistad, Ricardo ayudaba a trasladar o a ubicar a los "becarios" mientras estaban de paso por Francia. En uno de esos grupos, apareció la ahora llamada "camarada Arlette", de quien seguía profundamente enamorado, como pudo comprobarlo. A ella no le interesaban revoluciones ni nada por el estilo, pero tampoco estaba dispuesta a vivir en la mediocridad, por tanto siguió hacia Cuba, de donde volvió, pasado un tiempo, casada con un funcionario diplomático francés, mayor y poco agraciado, lo que no impidió que tuvieran encuentros clandestinos. Sin embargo, fiel a su meta vital ella siguió buscando mejores horizontes, priorizando sus objetivos al dolor de los que quedaran en el camino. Pronto Londres, luego Tokio, París nuevamente fueron lugares de encuentro, con nuevas parejas por parte de ella. Ya eran casi 40 años y Ricardo seguía enamorado de su "niña mala", aceptando ser plato de segunda o última mano en cada ocasión, hasta que...

   ¡No más! El final se los dejo a ustedes, para que comprueben si éste responde al desenlace típico de una novela rosa. Al menos, en el estilo y lenguaje les comento que no cae en la ramplonería y cursilería propia de estos relatos; más bien los utiliza para dar un toque de humor e ironía que resulta estimulante. Leánlo, se van a entretener y capaz que reavive más de un recuerdo olvidado entre los pliegues del tiempo. Ya sólo por eso, vale la pena, 😉.   

sábado, 5 de febrero de 2022

Utopía china...

      

    El olvido a veces es grande y profundo. He comprobado que he dicho cosas, que he realizado acciones que no recuerdo en absoluto. Otras personas, testigos o protagonistas, me las han traído a la memoria en más de una ocasión provocando sorpresa y extrañeza en mí, que sigo en blanco, a pesar de los detalles agregados. Qué provoca este olvido tan intenso lo ignoro. Unos dirían que puede deberse a la falta de significación del hecho en cuestión. Asumo esto en algunos casos pero no me conformo con esta respuesta para todo. Sé que hay más razones. Por ejemplo, el psicoanálisis plantea el olvido como un mecanismo de defensa de tu "yo consciente". Pero no es el caso. Nada hay de desagradable o doloroso en estos olvidos personales. Para muestra un botón: olvidé completamente que había leído otra novela del escritor chino Gao Xingjian que tengo aún en mi biblioteca física...y a mí  ¡me gusta leer! Alguien podría aludir a la falta de interés en el texto, pero eso no es posible, pues subrayé con destacador algunos párrafos (verde intenso y fucsia furioso, 😃) y eso casi nunca lo hago. Por qué lo olvidé, lo ignoro (tal vez si me someto a una sesión de hipnosis podría enterarme pero yo no creo en aquello, 😁). La cuestión es que completé una segunda lectura y esto es lo que me gustaría  compartirles. 

   Ya les he contado más de una vez (parece que me estoy repitiendo, 😂) que me gusta lo futurista y como soy una descreída acérrima, obviamente las utopías pueden ser un anhelo en lo profundo de mi arca de los anhelos, pero que está tan al fondo que ya no ve ni podría ver la luz, como esos ciegos peces abisales. Por lo que el Paraíso Perdido, Shangri-Lá o la Sociedad Nueva del mundo comunista no caben en una realidad terrestre ni celestial que yo pueda aceptar como posible. Y lo que yo no acepto NO ES ( 🙈 🙊 😜 😅 😂, reacción cartesiana)   

    Fuera de bromas, así como somos y vamos -a la especie humana me refiero- sólo DISTOPÍAS son posibles a futuro, aunque ya las haya en muchos lugares en la actualidad, sólo que no las conocemos, no las vemos o nos negamos a aceptarlas. Total, si no me afectan, para qué preocuparme (que conste que no tengo espíritu de activista; ya dejé la romántica adolescencia y la etapa de profesora idealista tras mío hace un buen rato)   

   Menciono esto porque en la novela El libro de un hombre solo de Gao Xingjian me encontré con el distópico mundo chino de los tiempos de Mao Zedong, que no deja de parecerse a la Sociedad "perfecta" de la novela Un mundo feliz de Aldous Huxley (publicada en 1932), sólo que con menor tecnología. Los mensajes cotidianos al comienzo de jornada, la transmisión constante de eslóganes positivos instando al trabajo conjunto, a la feliz vida comunitaria, al agradecimiento y cuasi-adoración del Gran Líder son casi calcados de la novela de Huxley, aunque el escenario de ésta sea en un futuro indeterminado y profético.    

    El "tú"-protagonista de El libro de un hombre solo está en Hong Kong. Ha llegado hasta allí a participar en la representación de una de sus obras de teatro, prohibida desde hace unos años en el continente, China (hecho autobiográfico). Allí conoce a Margarita, una alemano-judía, quien lo insta a recordar su vida anterior, a exorcizar esos recuerdos dolorosos y los no tantos cuando perteneció a ese mundo y escribirlos. En capítulos  intercalados, "él" aparece en distintas situaciones, siendo una pieza más de esa maquinaria imparable que, quincenalmente, va lanzando y promoviendo campañas y movimientos colectivos (El Gran Salto Adelante, la Revolución Cultural, Tres Anti, Cinco Anti, Las Cien Flores; los Movimientos de la Reforma Agraria, Antiderechista, Sufán, etc.) en los que se ve obligado a participar como el que más para no ser acusado de contrarrevolucionario y depurado  por sus compañeros, que no amigos. En ese mundo no tienes amigos, sólo camaradas; ni la familia es confiable, pues puedes ser acusado y denunciado de individualista, de conservador, de traidor a la revolución y eso te significaría, en el mejor de los casos, el envío a una granja de reeducación, donde tampoco serás bienvenido porque eres citadino y nada sabes de la vida campesina. Si tienes definitivamente "mala estrella" serás ajusticiado a golpes, con una bala, colgado como un pollo ...o desaparecerás misteriosamente, sin que nadie pueda buscarte o preguntar por ti, pues arriesga correr la misma "suerte". Luego de aquello, el lugar donde vives será rápidamente ocupado por un camarada y ya de ti no quedará más memoria. ¡Finito! 

   No vayan a caer en la tentación de creer que yo ignoraba lo que ocurrió -y sigue ocurriendo en más de un sentido- en China. Pero no es lo mismo conocer aquello por medio de un texto objetivo-informativo o histórico que en primera persona (o en tercera, a través de este "él", del cual el "tú"-protagonista es más bien un observador). Gao Xingjian logra transmitir el miedo cerval, primigenio, de ese ser humano que grita más fuerte las consignas, que canta más alto las canciones revolucionarias, que controla férreamente sus emociones, que mantiene los ojos bajos para que quienes lo rodean no sospechen, ni puedan, por una fracción de segundo, darse cuenta que él sigue siendo un individuo, que no es una oveja, que no es una pieza más de la gran maquinaria revolucionaria. Por ello, opta por la soledad, inhibiendo al máximo incluso su vida sexual, porque hasta hablar dormido es un riesgo latente. Logra engañar al sistema tal como el protagonista de Un mundo feliz, Bernard Marx (¡qué apellido!), pero el costo emocional y afectivo es tremendo.   

   Hace poco vi la película "Inquebrantable" y hubo momentos en que estuve a punto de dejar hasta allí su visualización, ya que no su "disfrute". Una verdadera catarsis. Cuando leía a Xingjian no dejé de pensar en el protagonista del filme, Phil, cuya heroicidad para nada es equivalente a la del personaje de la novela. "Él" no presenta una oposición activa; al contrario, se mimetiza y trata de pasar inadvertido. ¿Será por ello más admirable Phil y más condenable "Él"? Es una postura humana compleja la de evaluar desde la comodidad de un sofá. Habría que estar "en sus zapatos" para calificar, por ejemplo, de valiente o cobarde al uno o al otro. Cada vez que veo cómo los norcoreanos aclaman a su líder pienso si cada uno de esos cuasi-robots son "creyentes" o no. En la historia leída, la Revolución es más que una acción política, es una Religión, en la que abundan las "confesiones ideológicas" y las "sesiones de autocrítica", en que los "malos elementos" son desenmascarados y castigados, eliminándolos de ese "mundo feliz". La privacidad no existe, es una lacra burguesa y contrarrevolucionaria, así que no te atrevas a desear para ti un pequeño espacio personal. 

   " Al principio no había enemigos, ¿por qué había que crearlos? Acabas de darte cuenta de que si todavía tienes un enemigo, sólo es la sombra que ha dejado en tu corazón el viejo Mao, hoy ya muerto y bien muerto. Lo único que quieres es salir adelante, es inútil pelear contra la sombra de un hombre muerto y malgastar el poco de tiempo de vida que te queda.

"En la actualidad no tienes doctrina. Y un hombre sin doctrina se parece más a un hombre. Un insecto o una hierba tampoco tienen, tú eres un ser vivo al que ya no manipula ninguna doctrina, prefieres ser un observador que vive al margen de la sociedad, que, aunque no pueda evitar tener un punto de vista, una opinión y alguna inclinación, no tiene doctrina ; ésa es la principal diferencia entre el "tú" presente y el "él" que observas" (pág. 192)

   Conocer parte de la historia de un pedazo de nuestro planeta nunca está de más -el conocimiento no ocupa lugar, dicen- y así, al menos, evitarás que te cuenten cuentos. Hasta pronto.