sábado, 7 de febrero de 2015

La Ruta de los Álvarez: Talca, Curepto y Caletas del Maule (Séptima Región)

     A las 15,30 de la tarde del día lunes 2 febrero estaban ya hacía un rato esperando el Bus Pullman del Sur, que los conduciría a Talca. Al fin llegó con 10 minutos de retraso, cuando ya la inquietud comenzaba a azotarles. Bastante poco elegante el vehículo, pero a esas alturas ya no podían hacer nada.
    Se  fueron durante la peor hora de la tarde en cuanto a temperatura, pues si bien los grados de calor eran 30 al exterior, al interior del bus eran 33, de manera que ya parecían gallinas con pepa, peces sin agua, clientes de un spa... ¡Ufff, qué calor! ¿Cuánto falta para llegaaaarrrrrr? ....¡A..g...u...a...!
   18 horas y al fin llegaron al Terminal de Talca. Lo atrasado que había salido el bus se había recuperado y arribaron a la hora que se habían comprometido con el príncipe Juan Carlos. Pero antes de comunicarse con él había que comprar los pasajes para Coronel, etapa siguiente del viaje. Don Patricio partió a una agencia, doña Principessa, a otra. ¡No había nada directo a Coronel! Había que viajar a Concepción y de allí, dirigirse a Coronel. Yaaaa, hay que decidirse. Doña Princess pregunta precio, calcula la hora a la que puedan llegar desde Curepto e inicia la compra, avisándole a gritos, en primer lugar, a la Sibella, que iba a adquirir los pasajes, para que le  vaya a avisar al "Pato". Sin embargo, a la Sibe le resultó más fácil preparar su rugido más potente y el grito de "¡Patoooooo!" se escuchó en todo el Terminal (jajaja, la cara de Patricio era un poema, cuando volvió al sector donde estaban, después de abandonar la agencia en la que estaba haciendo las consultas, mirando para todos lados, disimuladamente, jajaja)
  Después de adquiridos los  pasajes, ahora debían comunicarse con el príncipe Juan Carlos para acordar el lugar de encuentro. Mientras tanto,  esperan a la entrada del Terminal y aprovechan de posar para la posteridad (jajaja).   ¡Bien! Llega  el anfitrión en un Toyota Yaris de color blanco, nuevísimo, que agenció para arrendar hasta el miércoles en la mañana, con el fin de que las visitas puedan movilizarse sin inconvenientes. ¡Guauu! ....Algo apretados pero caben todos. 


     Se inicia el  viaje y la primera detención es en el Cerro la Virgen, desde donde observan Talca y el río Claro desde la altura. Bonitas panorámicas son capturadas por los  viajeros. De allí, se continúa con el recorrido hacia Curepto, recibiendo los interesantes detalles de parte del anfitrión a medida que se avanza. Doña Princess nuevamente goza de la oportunidad de captar la naturaleza que se acerca y aleja velozmente alrededor del vehículo,  tras las ventanas de éste. De nuevo observa pasar raudas las extensas viñas, los bosques de......¡Diablos! ¿Será una trombosis, parálisis, hemiplejia? ¡Socorrooo, me.... m..u..e...r..o! ¡No actualicé mi testamentooooo! ¡Ufff!.... ¡Calma! Sólo debe ser que por estar mal sentada, en poco espacio, se le ha dormido la nalga con todo lo que se conecta a ella, jajaja! Por suerte queda poco para llegar a destino.  Piensa en la forma que bajará del auto, seguramente en forma de ovillo o balón, porque las piernas no podrá usarlas, estarán hecho lana o gelatina más bien...

    En fin, se removió un poco y comenzó a sentir de nuevo la vida en su nalga izquierda.
 Al detenerse un momento ante la estatua del Traspalador una de las viajantes debió ser auxiliada pues estaba a punto de fenecer, jajjaa, la carretera curvilínea, el calor y el encierro le pusieron a unos pasos de la tumba, jajaja. Pero, respirad, están a unas cuadras de casa, las que se recorren rápidamente...
-¡Hemos llegado!
    El primer habitante en salir a recibir las visitas fue el pequeño Diego, quien corrió, en primer lugar, a saludar a su padre y luego a los parientes. Saludos, preguntas preliminares, cómo estuvo el viaje, indicación de los  dormitorios, bajar maletas y bolsos y ubicarlos en cada dormitorio, etcetcetc....
   Una vez ya ubicados cada uno en su suite, a preparar una parrillada, que ya el dueño de casa había anunciado mientras viajaban... ¡Ayyyy! ¡Qué sacrificio!
   Al salir al patio, se encontraron con un nuevo habitante de la casa: Jútiper, el perrito de Diego, una mezcla de Beagle con Kilterry, quien no dejaba piernas sin rasguñar, a pesar de su pequeñez.
- Al comienzo, creíamos que nos habían dicho equivocadamente su nombre, pero no era así. El pequeńo Diego nominó a su mascota como "Jútiper" y ...punto, jajaja. Rara elección, pero ¿quién podía saber mejor que él el nombre del animalito? ¡Sólo él?
   Doña Princess se ofreció para colaborar en la elaboración de las ensaladas, acompañando a la dueña de casa en aquellos menesteres... Una vez puestas a cocer las papas, estando ya las ensaladas preparadas, la anfitriona se abocó a elaborar un exquisito y refrescante ponche de piña...¡mmm!
   Rica se veía la carne en la parrilla, ámbito en el cual es experto el anfitrión. Obviamente, los comensales desde el más pequeño al más adulto (por no decir "viejo", jajaja) esperaban con ansias que estuviera todo listo para engullir. Y, lógicamente, se abrió un vino especial para la ocasión, de la Villa Aromo. Todo estuvo exquisito y casi dieron cuenta de todo lo asado a la parrilla, mientras Jútiper dormía ya satisfecho de su comida.
    Al día siguiente, martes 3, mientras los dueños de casa se iban a trabajar, los visitantes desayunaban con la tranquilidad del que está en vacaciones, pero que tiene un panorama planificado.
    ¿Cuál era el itinerario?
Recorrer las Caletas del Maule, almorzar en una de ellas y,  luego, llegar hasta Constitución. 
    Salieron de casa a las 10,15 horas, dejando todo relativamente ordenado. El primer desafío era tomar la ruta correcta y eso lo consiguieron sin mayores dificultades. El único inconveniente es que a veces, al nóvel chofer del vehículo, solía detenérsele el motor en pleno semáforo o subida, jajaja, como si hubiera sido el primer automóvil que condujera. Según él, era algo relacionado con el embrague (¡Humm! Habría que verlo!). Salieron con un día absolutamente despejado y ya haciendo calor desde Curepto. Por lo tanto, todos de verano, excepto el chofer, que iba algo más abrigado. En el trayecto de los primeros kilómetros fueron gozando de la naturaleza, fotografiando paisajes. Incluso, en una ocasión, se detuvieron a registrar postales de la naturaleza. A cada rato, el chofer solicitaba que le fotografíen vacas y caballos, ¡ese sembradío! ...¡el siloooo! ¡Ya pues, que no se te pase! , le decía a la infante Camila, que no siempre era lo suficientemente rápida....


     A medida que iban avanzando en el trayecto, se fueron  preocupando. Todo se veía nublado nublado...¡brrr! Al llegar a ILOCA hicieron su primera detención, para bajar a la playa, pero ....hacía un frío impresionante... Así que tuvieron que buscar sus toallas de playa para abrigarse, claro que las patitas seguían descubiertas, las sandalias no tapaban casi nada. Observaron un rato el mar, lo que no les duró mucho, pues el "horno no estaba para bollos", y luego se dirigieron a  una Feria Artesanal, que tenía el 50% de sus puestos abiertos (¡por suerte! jajaja, si no aún estaríamos allí). El frío les hizo escapar al vehículo y cuando estaban a punto de partir, doña Principessa se da cuenta que el reloj-pulsera, recuerdo de su Infanta, ya no lo tiene en su muñeca, el corazón le sube a la garganta y le baja de un tirón...
- ¡Mi reloj! ¡Se me cayó! ¡Era de mi hija!
   Miró en su asiento, en el piso del automóvil...nada... Pidió que la esperen un momento y , rápidamente, bajó a la playa, reandando sus pasos...¡nothing! Se fue rápidamente a la Feria Artesanal, pero ya sin esperanzas, pues andaban varias personas por allí. Lógicamente no encontró rien....Mientras se dirige allá ve que sus compañeros de viaje se han bajado del auto y están buscando también...Ringggg, su hermano Patricio, preguntando las características del reloj...Decide regresar, resignándose a la pérdida, lamentando internamente aquello....Ringggg, su hermano, avisando que encontraron un reloj entre el asiento y la puerta del auto donde venía doña....y, efectivamente era el reloj...¡Qué alegría! El día seguía nublado aunque el sol había salido para la Principessa...
   Siguieron recorriendo la costa del Maule hasta llegar a DUAO. La diferencia con ILOCA es indudable: tiene un mejor nivel de equipamiento que la caleta anterior. A pesar del frío reinante, andaba ya bastante gente en las calles. De pronto, la Sibe, que andaba con sus patitas entumecidas, divisó un local en el cual vendían zapatillas....
-¡Patito, allí hay zapatillas!
    El príncipe hundió sus chalitas en el freno, jajaja, para atender el aviso de su mujercita y se dispuso a estacionar. Y, efectivamente, encontraron zapatillas para la Sibe, alpargatas para el príncipe. Doña Princess que andaba con mocasines (aunque también había llevado hawaianas) no estaba ni ahí con comprar, necesitaba buscar un baño y, como cada cual junta agua para su molino, también había visto un letrero de "Baño", así que para allá se dirigió. ¡Ufff! Alcanzó a llegar, jajaja. Ya fuera del apuro, se relajó y...se descuidó... En un bolsillo de  su jeans llevaba su celular top y en el otro, la cámara fotográfica, pero no puso el cuidado necesario y su celular-top ... se sumergió de cuerpo entero, en un picado de altura, jajaja, en el sanitario, el que por suerte, para él ya tenía agua limpia, jajaja. Al agacharse y hundir sus delicadas manitas principescas en el agua del sanitario para "salvar" a su celu, se le suelta la batería, de manera que debió precuparse de recuperar de la inmersión al celu y a la batería. Luego de salir del servicio higiénico, comienza a secar su aparato electrónico, esperando no tener que recurrir a la respiración artificial (¡huácala!, jajaja). Una vez en el vehículo, procedió a colocar por partes su aparato comunicador en el tablero del vehículo : por un lado, el celu propiamente tal, la batería y la tarjeta de memoria, a la cual también le había entrado H2O.

     Pasado el percance, se dedicaron a recorrer el sector más llamativo de Duao, donde se encuentran las esculturas de madera y una piscina a orillas del mar. ¡Precioso! Después de aquello, a seguir por la carretera rodeando la playa, hasta llegar a LIPIMÁVIDA. Mientras recorrían aquellos lugares, iban descubriendo, entre las nuevas construcciones más de alguna huella del terremoto y tsunami del 2010, que azotó con fuerza esta zona.
  En un sector vieron un letrero que anunciaba una Procesadora de frutos de Papaya. Ingresaron por el camino  de entrada a la fábrica, conocieron su sala de ventas y aparte de degustar algunos productos y valorarlos, compraron algunos de ellos. 

  
    Ya eran las 14 horas, buen momento para almorzar. Decidieron hacerlo en Duao, en un restaurant con vista al mar. ¡Hermosa vista! Aunque debieron elegir al interior, pues la terraza estaba completa. Después de un opíparo almuerzo (jaja, cuándo no): unas empanadas de ostión con queso, unos mariscales fríos, con una pequeña botella de vino blanco, todo muy rico...

      Luego de satisfecha el hambre, retornaron hasta el cruce para dirigirse a CONSTITUCIÓN, pasando por la Playa la Trinchera, cerca de la cual se detuvieron a fotografiar unos cuatro cisnes que andaban por un humedal.
 La Principessa y su hermano rivalizaron para captar las mejores imágenes. En su afán de mejorar su lugar de observación, el príncipe Patricio tras unos cuantos pasos y algunos saltos, logró acceder a una roca y efectivamente tuvo una mejor visión, pero al bajar de ella, cayó sentado sobre sus cuartos traseros (jajaja, como siempre, nos reímos de la desgracia ajena), pues sus recientemente estrenadas alpargatas no tenían el suficiente "agarre" en la superficie rocosa.  
Después de aquel pequeño impasse, continuaron el viaje, esta vez, sin detenerse  nuevamente. Pronto estuvieron en su lugar de destino : CONSTITUCIÓN. Algo recordaba doña Principessa de su visita del año anterior, por lo que ejerció de guía del chofer del grupo.


  Llegaron a la Costanera, lugar donde rápidamente los identificaron como turistas, ofreciéndoles un paseo fluvial, alrededor de la Isla Orrego ( lugar en que se levantan  cruces que constituyen un homenaje póstumo a las numerosas víctimas del tsunami del 2010). Les gustó el precio y la actividad ofrecida, así que se subieron a la embarcación "Capitán Simpson" y gozaron de una media hora de navegación, durante la cual tomaron numerosas imágenes. El único inconveniente fue  que el capitán del barco era hombre, es decir, no podía hacer dos cosas al mismo tiempo, jajaja, por lo que sólo condujo y no les explicó nada a sus pasajeros y clientes. Así que nuestros amigos debieron jugar a las adivinanzas y solamente quedarse con lo poco que sabían y las imágenes.
   Después de aquello se dirigieron al centro de Constitución, recorriendo la plaza y unos puestos típicos, que hay en muchos pueblos y ciudades bajo el título de Feria Artesanal, pero que tienen más artículos de plástico de procedencia china que objetos de madera y de origen nacional.
Pasaron a una oficina de turismo a averiguar lugares de interés y luego de estar prácticamente media hora recibiendo información, de inscribir sus nombres en el Libro de la Fama (jajaja), de recibir folletos y hasta una postal de regalo, se fueron a encontrar con el resto del grupo y decidieron irse de Constitución para evitar que se les haga demasiado tarde, pues ya eran las 18 horas. Por tanto, enfilaron proa para llegar hasta la Costanera  y de allí a la carretera, a retomar el camino hacia Curepto. 

 

  El trayecto de regreso se hizo casi en completo silencio; había cansancio y sueño. La noche anterior se habían acostado después de la 1 de la madrugada de manera que el efecto se hacía sentir a esa hora de la tarde. Ello le hizo al ilustre chofer tomar la decisión de detenerse en algún puesto de comida al paso a tomar, al menos, un café, pues también le estaba invadiendo el sueño. El lugar en el que al azar se detuvieron se llamaba Putú, una pequeña localidad cercana a La Trinchera, donde el mismo personaje se había ido de "potó" tomando fotos (jajaja). Era un sencillo puesto en el que sirvieron, según gustos, café, mote con huesillos, bebidas y completos. 
  Una vez alimentados y más despiertos, se retomó el recorrido, llegando a las 19,30 horas, aproximadamente a Curepto. Y allí le sucedió la última "gracia" a doña: se baja con todo el entusiasmo del mundo al llegar a casa de sus anfitriones y, desde su bolsillo, se le cae su cámara fotográfica al pavimento:
- ¡Ayyy! ¡No puede serrrr! ¡Mi cámara! 
   Sin duda, no había sido su día: primero el reloj, luego, el celu y, ahora, la cámara. ¡No debía haberse levantado!, llega a pensar. En fin...más que el aparato, lo lamenta por las fotos. Rápidamente la recoge (la guardaba sin funda en el bolsillo para tenerla "siempre lista" para algún momento mágico o la imagen única) y ¡eureka! : no se quebróóóó, sólo está mellada en los bordes (¡firme la maquinita!). Ahora, hay que ver si funciona....aprieta el botón correspondiente y....¡sííííi´, está vivaaaaaa! ¡Ufff! respira a todo pulmón, su cámara y las fotos se han salvado. También la conexión que este aparatito tiene con su querida Infanta; agradece mentalmente este pedacito de suerte...
   Todos los habitantes de la mansión ya estaban en casa. Luego de dejar a los más jóvenes en el hogar, los mayorcitos salieron a comprar algo para la once: la idea era comprar dos pizzas. Lo lamentable es que en ningún establecimiento comercial vendían pizzas preparadas, así que se dirigieron al Súper del pueblo, con la mala suerte que , a esa hora, ya estaba cerrado. Buscaron otro lugar y allí sí tuvieron mejor fortuna, además que el Pato encontró la "chupalla" que andaba buscando. 
   Llegar a la mansión y preparar las pizzas fue tarea de un buen rato, mientras unos integrantes procedían a tomar una ducha. Una vez preparada la once, se llamó a los comensales, advirtiendo que la masa de las pizzas era "a la piedra", excusa inteligente para advertirles que la masa no estaba demasiado blanda (jajaja). Posteriormente, a ordenar, lavar la loza e irse a los dormitorios a preparar los equipajes para la temprana partida del día siguiente. 
   No obstante, la Principessa tuvo la posibilidad de compartir con la sobrina Ruth, con la cual estuvieron conversando hasta las 2 de la madrugada...¡Ufff!
   Miércoles 4: 06,24 horas, se levanta doña y comienza la actividad también en el segundo piso de la mansión. Después de dejar el equipaje ordenado, doña Princess se dio a la tarea de preparar el desayuno para los viajantes y el dueño de casa, quien los iría a dejar hasta Talca, llevando el vehículo de regreso para su devolución. Salieron a las 8 horas, agradecidos de sus anfitriones, que tan amable y cariñosamente los habían atendido. Sin duda, un muy buen inicio del viaje familiar. ¡Arrivederci!
  

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