sábado, 28 de febrero de 2015

¡Noooo! ¡De vuelta al sinsentidoooo...!

- ¡No puede seeeerrrr! 

- ¿Qué pasa, Princess? 
- ¡De nuevo ha ocurrido! 
- ¡Calma, que no "panda el cúnico"! ¡Explícame! 
- ¡Sucede que me la han vuelto a hacer!
-¿Quééé y quiééénnn? 
- ¡Me han dejado "pagando"!
- ¡Cierto!... Tienes razón...., no sería la primera vez, jijiji...disculpa...
- Después del receso  que duró el recorrido por parte de Chile con la family, retomé la lectura del V tomo de Juego de Tronos, llamado Danza de Dragones, pensando que era el cierre de la historia y...
- ¿Y no lo es? 
- ¡Noooo! .....¡Y me he quedado igual que  cuando leí hasta el V Tomo de Harry Potter y el VI aún no era publicadooooo.....!
-Pero...¿buscaste en internet? A lo mejor es cosa que descargues el siguiente...
- ¡Nooo! Si todavía este badulaque no lo ha publicado....
- Entonces, será cosa de esperar...
- ¡Humm! No me queda otra, pero en una de ésas "paro las chalas" antes que suceda...
- ¡No serías la primera! Alguna biblioteca existirá en el otro mundo, pues, jajaja...
- ¡Ya, no te rías! El único consuelo que  tengo es que será menos tiempo de espera que el de  los primeros lectores...
-¿Por? 
- Porque el primer tomo de esta saga vio la luz el año 1996 y ya estamos prontos a cumplir los 20 años....y aún no termina. Medio "lenteja" para escribir George Martin...¡Imagínate lo que han tenido que esperar sus primeros  lectores! Y se supone que serán 7 tomos...igual que H.P. Así que cuando salga el sexto vuelta a esperar el último...
- No te quedará otra solución que cambiar de objetivo, digo yo, para que no entres en depresión, jajaja...
- Sí, deberé hacerlo, por el bien de la Humanidad toda, jajaja...Evaluando este último libro,  debo señalar que lo que me pareció muy triste, y a la vez lógico, eso sí,  fue la muerte (asesinato, más bien, al estilo Julio César) de John Nieve. ¡Una pena! Me había encariñado con ese personaje, así como lo que sucedió con el Príncipe de Dorne,  que fue "achicharrado" por uno de los dragones....
- ¿Por qué lógico, dices tú ...pardón, usted, jajaja?
- Porque en un mundo en que domina la intriga, la  traición y  el asesinato; donde todo se mueve por el interés al dinero y al poder, personajes románticos y nobles  como éstos no podían triunfar. Tarde o temprano iban a ser "engullidos" por sus enemigos o por sus propios errores. Como puedes ver, cualquier semejanza con la vida real...
- ...es pura coincidencia! "Asina es", como decían en el campo...
- Ojalá no pase mucho tiempo de la publicación para no olvidarme de las historias inconclusas...
- ...y que no te sorprenda el alemán, jajaja
- ¡Trataré de hacerle una "cachaña" bien hecha o la mejor "verónica" de mi vida...así como he tenido que hacérsela a más de algún nativo, jajaja!
- ¿Cómo así? 
- ¡Jajaja, yo me entiendo, como dijo don Quijote! Y demos vuelta la hoja...jejeje
- ¡Hummm! Ya empezaste con tus acertijos...

  Y así, medio bromeando y medio hablando en serio, siguieron hilvanando ideas y comentarios.

  En estos días de retorno a la normalidad de su life, nuestra amiga ha estado dedicada a sus actividades habituales: escribir, ver TV (casi se "mamó" todo el Festival de Viña, aunque hasta las 2 de la madrugada "no más", jajaja), revisar todas las fotografías del viaje realizado para seleccionar las más divertidas, clasificadas bajo el título de "Prohibidas"  y publicarlas en el grupo familiar de faceboock.
-  Lo único malo es que la única que se divirtió, al parecer, fui yo, porque me di el trabajo (que nadie me asignó, en todo caso, sino porque yo quise) de subir más de 140 imágenes, cada uno con su  respectivo comentario, producto de mi gran creatividad y lo único que he detectado, como impacto y eco,  han sido 3 comentarios frente a una foto y otros 2 ante otra imagen. Los miembros del grupo son 16 personas y sólo han revisado las fotografías 3 individuAs, mientras un par de individuOs revisaron alguna foto. 

   Lógicamente, doña estuvo por unas horas profundamente deprimida ante este resultado,  pensando si acaso había perdido la gracia tan propia de su persona toda, si tal vez deberá pasar a formar parte de los incomprendidos, que quizás  su familia se ha transformado en un  verdadero "monstro", que no engulle ni pifia, sino hace uso de la indiferencia como su principal arma, un "monstro" de las nieves, gélido, sin nada de calor y menos simpatía. 
- ¡He llegado, snifff, a evaluar seriamente mi renuncia indeclinable al círculo familiar (¡por fomes...o poco expresivos!), aunque eso signifique vivir en el ostracismo, jajaja. También evaluaré la posibilidad de dejar de beneficiarios de mis bienes, una vez "estire la pata"- o "patas", más bien (tengo dos, aún, jajaja) a los lectores más asiduos del Blog que, al parecer, son los únicos que me comprenden (jajaja).  

   Otras tareas más pedestres a las que se ha abocado nuestra distinguida amiga, han sido las de cocinar, limpiar el palacio, lavar una ruma de sábanas y también bajadas de cama (falta que les hacía), atender sus plantas, ver crecer sus pimentones, mover (¡de nuevo!) los muebles de la terraza, etc.
 Y, haciendo gala de su galopante ingenio, inventó un colgador de aros, muy necesario teniendo en cuenta la cantidad de estas especies que recolectó en su viaje por distintos lugares del país. 
No digamos que quedó elegante, ni siquiera parecido a esos artefactos que fabrican con este fin, pero que cumple su objetivo, no cabe duda (quedó medio "poblacional", la verdad, si pudiéramos aplicarle un calificativo, pero nada más, jajaja; uno lo mira y se imagina esos cordeles donde se cuelga ropa a secar, jajaja).
   Hoy se termina febrero para doña Principessa (y para todos los demás humanos)  y se completan tres meses de vacaciones, las más largas de toda su vida laboral, así como las más viajadas. Se deja notar ya el cambio de  estación, las noches y mañanas están más heladas y la temperatura ha bajado un par de grados al menos. Aún le quedan vacaciones (¡bravo!), pero ya tiene citación para Capacitación la próxima semana. También ya le confirmaron que tendrá horario completo,  de manera que todo lo que falte para reiniciar sus actividades docentes propiamente tales, deberá aprovecharlas al máximo. No olvidemos que en invierno NO tiene vacaciones, así que la fuerza debe durarle hasta fines de noviembre. Pero, aún no es momento de hablar demasiado de esto, lo importante y tranquilizador, es que hará lo que le gusta y disfrutará todo lo que pueda. 
    Para seguir pasándolo bien, en estos días reinstalará su Sala de Cine personal, con la degustación de filmes de primer nivel.
- Como ya les conté en crónica anterior, ya disfruté de "Birdman" y "La Teoría del Todo". Hace un par de noches, vi "Boyhood" ('Momentos de una vida') y "Predestinación", sintiéndome afortunada de tener acceso a este arte y poder gozar de él.  Tengo 4 películas más en mi Cartelera, de las que ya les contaré, si es preciso.  ¡Hassstaaaa Prontoooo!

martes, 24 de febrero de 2015

La Ruta de los Álvarez : últimas actividades y...¡calabaza, calabaza...!

Martes 17 : de vuelta a Valdivia
   A las 18,15 horas, casi puntualmente, estaban en Sta. María la Blanca, llegando al palacio materno. Les esperaba una sorpresa: el sobrino Andrés, de Coronel, con su polola,  estaban alojando en casa y ocupaban la suite de doña Principessa. La situación tuvo una rápida solución, por suerte, pues había una cama disponible en uno de los dormitorios de los ariqueños y aunque aquello significara cierta incomodidad, era sólo temporal. De manera que cuando los jóvenes llegaron se sintieron aliviados al saber que tenían asegurado su alojamiento. 
   Aquel resto de tarde que les quedó, sólo se dedicaron a compartir y tomar once juntos. Planificaron para el siguiente día, visitar al padre de familia, ir a una Feria de  verduras cercana, almorzar en palacio y, luego en la tarde, visitar el Parque SAVAL, lo que cumplieron a cabalidad. 

  Miércoles 18: Actividades diversas
    Después de volver del Parque Cementerio, doña Urbana no estuvo en condiciones de ir a la Feria, de manera que les correspondió a los adultos jóvenes, jajaja, ir en su representación. Los precios estaban bastante buenos y había mucha fruta y verdura para la compra, pero aparte de los encargos, más unas uvas, merkén para llevar y unas semillas de perejil, no compraron nada más. En el camino a casa ingresaron a una Carnicería bastante surtida y de buena calidad. Don Patricio no pudo resistir la tentación de comprar unas prietas para el almuerzo, mientras que para los niños compraron carne. La Principessa les "autorizó" para ir de compras mientras ella preparaba el almuerzo, el cual iba a ser muy sencillo y básico: choclos cocidos, bistec o prietas, con papa cocidas y ensaladas.
- Las prietas estaban muuuuyyyy ricas en realidad, pero  así y todo, sólo pudimos  comer una cada una con mi madre. Por tanto, quedaron tres para mi hermano, ¡Y no me creerán pero fue capaz de comerse las tres restantes!, uff, ¡qué estómago! Seguro no le va a a resultar fácil bajar la panza una vez que termine la gira. 
   En la tarde, luego de descansar un rato, nos dirigimos  al Parque SAVAL, el  cual estaba bullente de actividad y de gente: una Feria Artesanal de excelente nivel, donde compramos algunos aros y recuerdos, más unos cuchuflíes.  Había también numerosos juegos  mecánicos y puestos de comida. 
   Luego de recorrer los stands de la Feria, nos instalamos en una de las mesas al aire libre del "patio de comida" (hace las veces de un patio pero en realidad es prado y árboles cuando no hay festividad). Y realizamos el pedido habitual, atendiendo al gusto de doña Urbana: empanadas de mariscos y de queso, más las correspondientes bebidas (para no atorarse, digo yo, jijiji): shop kunstmann bock, un mojito cubano, 2 bebidas. Y ahí estuvimos un buen rato, aprovechando el término de la tarde, que cuando comenzó a ponerse helada, nos hizo arrancar a casa. En el regreso el grupo se dividió : las señoritas ariqueñas se bajaron en el centro a "comprar algo", mientras nosotros lo hicimos en el Terminal, a adquirir los pasajes de regreso a Rancagua, los que nos costaron "un ojo de la cara", jajaja. Demoramos tanto yendo de una agencia a otra, buscando el mejor precio entre los pasajes que quedaban, que nuestra madre, a quien habíamos dejado sentada en el Hall del Terminal (o "estacionada" más bien, jajaja) ya recurría a los Carabineros, pues pensó que la habíamos olvidado o abandonado, jajaja. 
   Al final, sólo llegamos mi madre y yo a palacio, pues mi hermano debió ir a auscultar a don Lulo (el perro regalón de mi hermano Ernest), que estaba, al parecer, algo  enfermo. Cuando me fui a acostar a mi suite, ya era tarde y don Patricio aún no llegaba, por lo que cabían dos explicaciones: que los hermanitos estaban en feliz y amena tertulia o el famoso Lulo había "parado las chalas" y estaban preparando su funeral (jajaja).


Jueves 19 : almuerzo de despedida y adiós Valdivia
   En la mañana nos abocamos, además de dormir más de la cuenta, a ordenar el equipaje y las suites, pues cercanos a mediodía viajaríamos al Balneario Los Molinos a almorzar llevando como invitada especial a nuestra madre.    Ya eran las 12,30 cuando nos fuimos a esperar locomoción  a calle del Mercado. Esperamos...esperamos...y esperamos... Finalmente, nos aburrimos de esperar y nos dirigimos al paradero del microbús N° 20 que estábamos seguros nos llevaría a Niebla, por lo menos...
 Por lo tanto, ¡cambio de planes! En vista y considerando que en ese medio de locomoción no llegaríamos a Los Molinos, cambiamos el destino: es decir, iríamos a Niebla, pero a otra Feria Gastronómica, para variar.  Yo no conocía aquella que se había instalado en la Caleta El Piojo, así que sugerí que fuéramos allá y todos aceptaron (¡milagro!, jajaja). La dificultad se presentó cuando vi la escalera que había para acceder a los puestos.
- ¡Diablos, veremos si doña Urbana puede bajar estos escalones! 
  Ella no se hizo ningún problema, pues la escalera tenía pasamanos. ¡Uff!, menos mal! 
   Cuando vi el lugar me sorprendió gratamente: había variedad, orden, todo bajo sombra y a buenos precios. Dejamos a mi madre y al "niño" Nicolás (tiene casi 15 años, por si no lo he especificado) instalados en un mesón y comenzamos a examinar ofertas, recorriendo los diferentes puestos y consultando precios. Justo un puesto de empanadas en ese momento estaba sin clientela, de manera que comencé con la docena de empanadas de queso. 
Cuando le llevé el "petit bouché", le consulté a mi madre si quería salmón, pero ella dijo que prefería ¡EMPANADAS! (¡tan buena para éstas que es doña Urbana!). Me aburrí de buscar  una cola corta para el salmón, así que opté otra docena de empanadas, esta vez de mariscos, un  shopito kusntmann y... ¡listoco! Los demás se dividieron entre mariscal, empanadas de queso, pollo  y...  ya ni me acuerdo qué  más...

   Luego de nuestro opíparo almuerzo, con sendas bolsas grasientas en las manos (habían quedado  empanadas en ambos equipos) fuimos a mirar el mar, a escasos 20 metros. Estuvimos unos 40 minutos tomando el sol y el aire marino y cuando ya no tenía sentido seguir mirando el mismo panorama sentados en el muro de cemento, optamos por encaminarnos a palacio. Llegando allá, cada cual se dirigió a sus aposentos a ordenar, descansar, dormir, zzzzzz....

-¿Hay alguien por aquí? , escuché al despertar, después de haberme tendido al intentar vanamente ganarle a la modorra. Era mi hermano Ernest que ingresó al palacio y no encontró a nadie y fue hasta el fondo a ver si había vida aún en aquel lugar, jajaja...y se encontró con la bella durmiente, jajaja, pero sin príncipe...
  Un rato estuvimos en la suite conversando para luego dirigirnos al living. Ahí ya comenzaron a aparecer los demás habitantes. Charlamos, vimos algo de TV, tomamos un café, acumulamos el equipaje, llamamos un  taxi y emprendimos la retirada con todos los honores y agradecimientos posibles a la dueña de casa, mi madre, quien después de estar con la casa llena quedaba solita. 
   A las 22,30 el bus iniciaba la marcha con rumbo a la Región Metropolitana, aunque nosotros nos bajaríamos en Rancagua, al otro día.


Viernes 20: ¡Rancagua a la vista! ¡Diluvio veraniego! 
  Bien cómodo el bus, por suerte, ya que no fue nada de económico para las arcas ya menguadas de los viajantes. A eso de las 8,20 descendieron de él para tomar la correspondiente limusina  que los dejaría en palacio. En todo aquello no hubo inconvenientes, pero subir las nada de livianas maletas por las escaleras hasta el 5° piso no debe haber sido muy simpático. Doña no tenía ese inconveniente porque sólo debía lidiar con la mochila, un bolso de mano y el maletín del notebock. No era tan poco el peso, pero  era más llevadero. 
- ¡Llegamos, hola palacio, hola plantitas! 
  Nuestra amiga, apenas llegó a su mansión, dejó sus cosas y abriendo la ventana-puerta de vidrio fue hasta la terraza. Desde la  exuberante cantidad de hojas verdes, la miraban dos pimentones, también verdes, ya creciditos, que se habían desarrollado durante su ausencia de 18 días. Casi no la reconocieron . 
-¡Don Cilantro! Tenga usted muy buenos días!     Recuerda que unos tres días antes de salir lo había sembrado y ahora lo encontraba ya casi adolescente. Un par de semanas más y ya estaría listo para darle sabor y verdor a la comida ¡Mmmm! 
   Prepararon un buen desayuno y luego, la mayoría, salió de compras (jajaja, y yo que pensaba que tenía el vicio del consumismo). Me quedé para preparar el almuerzo: arroz con unos trozos de pollo congelado (el que guarda siempre tiene, soy una convencida) más ensaladas. 
     Estaba en plena preparación cuando escucho la lluvia caer (así como la canción) y la gente había salido veraniegamente. En todo caso, todos bien grandecitos, se guarecerían en las tiendas, bajo las marquesinas y esperarían que pasara lo que en esos momentos ya tenía ribetes de diluvio. Llamé a mi hermano para saber si no se habían derretido o ahogado con tanta agua y me informó que ya venían en camino.
 Salí al pasillo a ver la lluvia y la intensidad seguía incólume; hubo momentos en que me pareció agua con granizos; de pronto, miro hacia la plaza y, allá abajo,  venían unos caminantes apurados, de manga corta, con sandalias, una de short, sorteando las tupidas gotas de lluvia. 
-¡Ajá! ¡Ahora estarán felices! ¡Más de una vez, en Valdivia, manifestaron que les gustaría ver llover! ¡Lo consiguieron!
   Llegaron mojados a más no poder, el agua les corría desde la cabeza a las patas, jajaja, pero estaban felices. Para mi hermano no era novedad, pero para los otros viajeros, era una experiencia única: ¡nunca les había caído un aguacero encima! Jajaja. Los esperé con toallas para que se sequen y luego de cambiarse de ropa, nos dispusimos a almorzar. 
  ¡Vaya cocinera! ¡No calculé bien el arroz y me quedé "corta"!, así que me freí un huevo, calenté otros restos cárnicos  de la era cavernaria y salí adelante, como siempre. Claro que cuando vi que el niño dejaba casi todo el arroz y yo me había quedado sin él, sentí unas ganas de darle un "chirlo" bien dado, jajaja. Suerte que mi hermano aprovechó el arroz, pues había quedado con hambre, jajaja. 
   El plan de la tarde se "aguó", literal y figuradamente. Pretendíamos viajar a Chimbarongo a comprar unos artículos de mimbre, capricho de don Patito y la Sibe y yo los acompañaría. En una de ésas, más de algo útil podía encontrar, jejeje. La lluvia nos hizo postergar el viaje para el día siguiente a primera hora, pues, después de almuerzo, debíamos viajar a S.C. (Santiago City). 
   Esa tarde nos dedicamos a lavar ropa, descansar, ordenar el equipaje de nuevo (ellos). En la noche, unas cervezas nos acompañaron mientras la TV transmitía la Gala festivalera. Yo, abocada a mi labor cronística, me acosté a las 2 de la madrugada ese día. 


Sábado 21: Chimbarongo y Santiago. Despidiéndose de Rancagua.
- ¡No me quiero levantarrrrr! 
- ¿Quién te manda a acostarte tan tarde, amiga mía? 
- ¡Nadien! ¡Yo no más! ¡Igual quiero seguir durmiendo!
- ¡Ya es hora si quieren viajar a la ciudad del mimbre...!
- ¡Ok , ok! 1..2...3...¡Arriba! 
   Logró levantarse doña, darse la correspondiente ducha, vestirse y luego bajar al comedor a preparar el desayuno. A las 8,30 salieron de palacio, sólo los 3; los niños quisieron quedarse durmiendo (¡el entusiasmo de ellos llega a ser contagioso! Jajaja). Para su suerte, no debieron esperar mucho. Una hora de viaje y estuvieron allá, como a las 10,15.   
   Comenzaron su recorrido por el lado derecho, revisando, consultando precios y apreciando el trabajo. Luego, caminaron unos 250 metros y llegaron a los puestos que se ubicaban en el lado izquierdo. A esas altura ya estaban en condiciones de comprar y lo hicieron. Mi hermano  y la Sibe compraron tres pantallas de mimbre (esas que se semejan ovillos de lana), un canasto como frutero, un canastillo de picnic, un cestillo para guardar hilos y agujas, una chupalla pequeña de recuerdo. Mientras ellos negociaban, yo me acerqué a otros puestos, hasta que finalmente tomé la decisión y compré algo útil: un cesto para la ropa sucia además de unos pajaritos colgantes, una escoba en miniatura (un prototipo de automóvil, jajaja)  y una chupalla ídem. 
   Quedamos satisfechos y contentos con nuestras compras. Ahora venían las complicaciones operativas, que ya se vislumbraron cuando regresamos a Rancagua de Chimbarongo: no había donde meter las "famosas pelotitas" (pantallas redondas de mimbre), requerían un asiento especial, jajaja.  
   Ese día nos dimos el gusto de almorzar comida china, comprada a una cuadra de distancia. ¡Estaba rica! Luego de ello, a prepararse para viajar a Santiago, buscar taxis (no cupimos en uno, jaja; aclaro, debido a la cantidad de equipaje y personas, no por aumento de peso de cada uno de nosotros, jajaja) y una vez en el terminal Sur, a tomar dos taxis de nuevo y llegar, sin novedad y raudamente, al palacete de calle Lira. 
   Pero el úúúltimo día en Santiago no podía pasar sin pena ni gloria. Había que salir un rato a...¡comprar algo!, jajaja. Por lo tanto, salimos a patiperrear por las calles de Santiago centro, pero sólo a unas cuadras de casa : a la Feria Artesanal de Sta. Lucía, pasando por San Isidro a averiguar si había novedades en películas ...y ¡Claro que las había!  Y no falló nuestro tincómetro : compramos, entre otras, "Birdman" y "La teoría del todo", ambas películas premiadas al día siguiente. de la visita a la Feria, la única beneficiada fui yo, al final: me vengué de la pérdida de un aro ese mismo día en el viaje (que había comprado en Valdivia) y compré unos preciosos y, más encima, descubrí los aros de la Cami, a mitad de precio, jajaja, que pasé a comprar el lunes antes de venirme, jeje. 
   Luego de tomar once, nos preparamos para la noche de Cine. Hasta cabritas había comprado Patricio, que debieron llevárselas, pues lo que hay en el depto. no es un microondas, sino un horno eléctrico (jajaja). Mi hermano comenzó con la peli "Birdman" porque evaluó que "La teoría del todo" era sólo para "intelectuales", jajaja... A medio andar, sólo quedamos dos espectadores, jaja, él y yo. No me gustó lo suficiente, en todo caso, el filme aunque la actuación de Michael Keaton me pareció muy buena, pero cuando vimos, a continuación, "La teoría del todo", su protagonista nos pareció superior. 
   Sin duda, al enterarme después de los premios entregados a estas películas, me sentí afortunada por haber tenido la oportunidad de verlas antes de la premiación; así mi opinión no estuvo prejuiciada. ¡Bien por nuestra intuición!
   Y a pesar de acostarnos a la 1de la madrugada, igual hubo que levantarse a las 5 al día siguiente, para preparar la partida de los viajeros que, ¡¡al fin!! ...¡¡se fueron (jiji)...llegando sin novedad a su hogar!!

lunes, 23 de febrero de 2015

La Ruta de los Álvarez : días en la Isla Grande de Chiloé (Región de Los Lagos)

Sábado 14 de febrero
 
  El Día de los Enamorados se inició tempranísimo para Los Álvarez y Cía. Desde las 5 de la mañana comenzó a funcionar la ducha con toda su intensidad.
El horario del bus, en teoría, era las 6,20, de manera que a las 6 ya estábamos arriba del troncomóvil de nuestra anfitriona para llegar con unos minutos de adelanto, por siaca... El auto quedaría en el estacionamiento, para ser retirado durante el mañana por R., quien lo llevaría al garaje de la mansión correspondiente. 

 La mañana estaba muy helada y con nubes oscuras, presagio de lluvia. Todos los locales y las puertas de ingreso al edificio  del Terminal estaban cerrados, de manera que sólo podíamos esperar en el andén, a merced del frío mañanero (¿serán todos los fríos así?, jajaja). La encargada de la agencia, el día anterior, les había adelantado, que, a lo mejor, quizás, acaso, por ser día sábado, el bus podría atrasarse en la hora de llegada. Estábamos sobre aviso entonces, pero una cosa es saberlo y otra cosa bien distinta es armarse de paciencia para esperar, teniendo mucho frío y sueño. 


   La espera se extendió más de lo esperado. Al menos, pasadas las 7 de la mañana abrieron el acceso a los servicios higiénicos (algo es algo). Finalmente, luego de caminar para uno y otro lado, de practicar step, caminata olímpica y de la otra,  llegó el bus, siendo las 7,45 horas, casi con una hora y media de retraso. ¡Ufff! Al menos era una buena máquina, a la que nos subimos rápidamente. 

  Siendo casi las 8  horas, abandonamos el Terminal y La Unión, ciudad a la que no retornaríamos en nuestro regreso, pues pasariamos directo a Valdivia. No tardamos en llegar a Osorno y de nuevo esa sensación de una ciudad sin gracia ni encanto, que se va envejeciendo sin sabiduría (lo que no sucede con todo ni todos, por suerte, jajaja). Lo único que salva a Osorno es su costa,  su hidrografia y su montaña, modestamente hablando. 



    ¡Ah!, me olvidaba comentar que nuestro pasaje no nos llevaba directamente a la Isla Grande de Chiloé, sino sólo a Puerto Montt. Allí tendríamos que buscar boletos para acceder a la ínsula. A las 10 estuvimos en Puerto y partiríamos de allí a las 11,30, de manera que aprovechamos el tiempo, ¿adivinen en qué? Jajaja, ¡exactamente en aquello! : en tomar café y comer algo, jajaja. ¡Ah!, también en ir al baño, sacar plata del cajero y tomar unas fotografías. 
   Cuando comenzamos a cruzar el Canal de Chacao nos bajamos del bus para disfrutar la vista del mar, de las otras embarcaciones, de las lobos marinos y otros especímenes de la fauna marina que asomaban de vez en cuando parte de su anatomía.
 Pudimos personalmente comprobar la instalación de la plataforma, que marca  el inicio de los trabajos de la construcción del Puente de Chacao


   Y al fin estuvimos al otro lado, fuera del continente y en territorio insular, la etapa más alejada de nuestro viaje. Ya no faltaba casi nada para llegar a San Carlos de Ancud ('tierra fértil' o 'cerro ventrudo' me acota mi sesuda hermana) y nos dedicamos a disfrutar el paisaje, que mostraba sus características distintivas, más arbustos, menos árboles grandes y, para sorpresa nuestra,  muchas viviendas hermosísimas,  muestra de que, en los últimos años, no sólo se va a visitar el lugar, sino, ademas, a habitarlo.
    A las 14,30 llegamos a destino. Una vez en poder de nuestro equipaje, nos abocamos a averiguar datos de hospedaje y buses para un regreso directo.
 En el ámbito alojamiento, felizmente tuvimos la posibilidad de elegir y, en situaciones como ésta, es que se justifica la famosa "democracia", pues entre todos y rápidamente seleccionamos lo mejor. Nos llevaron hasta el lugar de la cabaña para que la evaluemos y a todos nos gustó. Tenia dos dormitorios: la suite con una cama de dos plazas, el otro dormitorio con  un camarote doble, mientras que en el living había un sofá-cama ancho. La distribución fue rápida y lógica : la suite para la pareja, el  camarote para las hermanitas Álvarez y el sofá-cama para los "niños". 
   Yo elegí la cama superior del camarote, en consideración a mi juventud, jajaja. Pero, de ninguna manera vuelvo a hacerlo en otra ocasión: es un lío subir, lo mismo bajar, sobre todo cuando uno se levanta varias veces al baño en la jornada nocturna. Uno se mueve, se da vueltas o hasta suspira y despierta a su compañera del primer piso. Choca con el cielo raso, con la ampolleta, no puede tener el celu o despertador a mano, porque si se le cae, además de despertar a todos, se hace añicos. Lo bueno : una experiencia nueva, sin duda. 
   Después de estar instalados y ya solucionado el tema operativo, salieron libremente por las calles de Ancud en dirección a la Plaza de Armas. Ya eran las 15,30 y la solitaria estaba reclamando.
   Logramos ubicar en la misma calle Pudeto un Patio de Comida. Lo recorrimos hasta encontrar un pequeño puesto con colación a dos lukas y media y que contemplaba todo por el mismo precio; es decir, principal, ensalada y bebida. Juntamos tres mesitas y nos dispusimos a la espera, que no pasó más allá de diez minutos y nos dejó satisfechos y contentos. Comida simple y sabrosa, en la cantidad adecuada.
    Ya satisfechos y en paz con nosotros mismos, salimos a recorrer el mundo.
Caminamos una cuadra y ya estuvimos en la Plaza, donde nos esperaba unos Puestos de Artesanía, una Feria de Proyectos Ecosustentables,  más una presentación de Música Electrónica. ¡Una tremenda suerte, la verdad!
 Pero, además, una sorpresa (¡y vaya sorpresa para doña Principessa! Jajaja, con verso y todo...) : nada más ni nada menos que uno de los concursantes de Top Chef, Juan Morales, quien obtuvo el 2° lugar, estaba haciendo una especie de Clínica Gastronómica con productos chilotes, entre ellos, diferentes tipos de papas, ajos, y otros. ¡Qué alimento para los eyes! ¡Uyyy! (lo de ver a Juan Morales allí). 
    Sin embargo, doña Princess, siempre tan tímida y quitada de bulla, no se atrevió a hacerle ninguna pregunta al estupendo Chef, que en vivo y directo, era mejor que en TV. ¡Qué oportunidad desperdiciada, digo yo! (En fin, uno es como es no más...). 
   Antes de abandonar la Plaza aprovechó de fotografiar las figuras legendarias de Chiloé hechos en greda al parecer, por manos de un artista de la ciudad, que precisamente tiene su taller frente a la plaza ancuditana y que nos invitó a visitar su lugar de trabajo cuando pasamos por ahí. 
   Siguieron hasta la Costanera, buscando la Feria Artesanal oficial y permanente.  Se detuvieron un rato a orillas del mar, respirando el aire marino y  disfrutando de la brisa que disminuía el calor estival. El día se había despejado completamente y hacía calor. Llegaron a destino: la Feria era una construcción nueva, con puestos muy ordenados y con bastante espacio para transitar, con muchos, variados y creativos productos. ¡Realmente digna de destacar la creatividad de los chilotes!
- ¡Ufff!, ¡a abrir billeteras y monederos, que hay que comprar recuerdos y cumplir caprichos!
   Una vez saciados de mirar y comprar, iniciaron el camino de regreso, interrumpido por un incidente que les dejó un gusto amargo en la boca, por el sentimiento de inutilidad: iban por fuera de unos locales comerciales, caminando por la vereda, cuando un joven que iba en sentido contrario se cayó sobre el pavimento, a cuerpo muerto y cuan largo era. Tanto nosotros como los demás transeúntes y gente de los locales, primeramente no supimos qué hacer. Se sugirió llamar una ambulancia. Pedimos un cojín para poner bajo la cabeza del joven, que tenía los ojos abiertos, pero no podía hablar; nada, no había cojín. Se pidió llamar a Carabineros, se daban ideas, pero no se conseguía nada. La llamada a la ambulancia al fin funcionó. Una mujer joven se acercó más al caído, le levantó un poco la cabeza, le habló pero éste no contestaba. Su celular había caído en la vereda y alguien lo dijo y lo recogieron y armaron (estaba desarmado). Cuando vimos que la joven que había llegado estaba atendiendo al hombre, continuamos lentamente nuestro camino, con un sentimiento de inutilidad y de culpa profundos (al menos doña Princess). Felizmente, antes de alejarse, vieron llegar un vehículo policial que se detuvo y se hizo cargo de la situación; era lo que correspondía y Carabineros harían lo que no pudieron hacer ellos: prestar la ayuda necesaria. 
   Pasaron a comprar algunas cosas para la once y el desayuno siguientes y, al llegar a la cabaña decidieron qué tour tomarían para el domingo.  Esto era lo mejor: en un viaje de éstos podrían recorrer y conocer más lugares que si lo hicieran de manera particular, en el par de días que se quedarían en la Isla. 
     Al día siguiente, a eso de las 7 con 20 minutos comenzó la actividad en la cabaña de calle Pudeto 980 y tantos. Doña inició la marcha a la ducha, encendió el piloto como le indicaron, pero pagó el noviciado: "alguien" (¡no sé quién diablos, ni quise averiguarlo!) había cerrado el paso del agua de la llave del agua caliente, por lo tanto...¡no salió agua CALIENTE! ¡Brrrr! ¡Sólo frrrríía!  Felizmente, ya estaba algo habituada, por lo que el sufrimiento no fue taaannnto, jajaja. Luego le siguieron los demás, todos con H2O ...¡caliente! 

   A las 8,45 nos pasaron a buscar  en un  furgón para llevarnos al microbús que sería el vehículo oficial del Tour, que nos llevaría a Dalcahue, la Isla de Quinchao (a Curaco de Vélez y Achao), Chonchi y Castro, más otros dos localidades con Iglesias. Una vez llegaron todos (unos 24 pasajeros, entre ellos un joven suizo pero conocedor de nuestro idioma) como a las 9,15 horas, bajo un cielo nublado, iniciamos el Tour, previa presentación del Guía, un joven estudiante universitario de la Carrera de....jejeje, se me olvidó de cuál, jajaja, pero sí me acuerdo que su padre es Profe de Historia.  
    Nuestro guía, en sus primeras intervenciones nos hizo presentarnos y señalar nuestro lugar de procedencia, y nos informó de las generalidades de la Isla, acerca de sus actividades económicas, su vegetación, las ventajas o desventajas de la construcción del Puente de Achao. Y mientras el Guía se esforzaba por amenizar el viaje y transmitir a los viajeros sus conocimientos, nuestro hermano Patricio dormía plácidamente, jajaja. Ya me imaginaba la frustración del encargado, jajaja. La "actuación" del guía (parece que se llamaba Mario, ahora entiendo por qué lo había olvidado; es un nombre "maldito" para la familia) se intercalaba con música chilota, cuyas canciones eran cantadas de "pe a pa" por mi hermana cantante, jajaja. Al llegar a DALCAHUE (lugar de "dalcas"; por favor, no confundir con "nalcas", na' q' ver, jajaja. "Dalca" es una embarcación menor, ligera, alargada, que usaron los pueblos originarios de nuestro sur -chonos y huilliches-  para movilizarse por los canales  chilotes) no nos detuvimos sino hasta llegar al embarcadero, pues allí abordaríamos el transbordador que nos llevaría a la Isla de Quinchao, ubicada al frente, a unos 10 minutos de navegación. 
 Al tocar tierra no nos bajamos ni enterramos ninguna bandera como lo hizo Cristófolo Colombo al llegar a nuestro continente, sino que reiniciamos nuestro trayecto con destino a la localidad CURACO de VÉLEZ ("cura" = piedra , "co"= agua; Vélez, apellido de una de las primeras familias que habitó el pueblo), donde llegamos y nos estacionamos en su Plaza, lugar que reunía varios puntos de interés:
la Tumba del Almirante Riveros Cárdenas, quien participó en la Guerra del Pacífico y cuyos restos se encontraban en el subsuelo de la Plaza, pues nació en este lugar; 
el Museo de la localidad (un moderno edificio ubicado al frente) con innumerables y valiosos objetos de la vida de sus habitantes pasados;
 la Iglesia de Curaco y su Casa Parroquial (sólo alcanzamos fotografiarla desde fuera) y la Feria Artesanal, donde pudimos ver "in situ" la elaboración de la Chochoca, alimento de papa, manteca y chicharrones que se asa en torno a un palo cilíndrico en forma de uslero.
  También la probamos, obvio, para conocer su sabor: bastante sabrosa, pero inconveniente para la dieta. 
- ¡Todos arriba! ¡Terminó el tiempo! 
  Las últimas fotos y arriba. ¡Ahora vamos a ACHAO ('playa arenosa', 'lugar hermoso'), lugar famoso internacionalmente, pues cuenta con la Iglesia más antigua de la Isla de Chiloé, nombrada Patrimonio de la Humanidad, en cuya construcción, sabemos, no se utilizó ningún clavo y que ha debido ser reforzada por unos maderos en su exterior (como varias otras) para evitar su deterioro  con el paso del tiempo. 
Este monumento sí pudimos visitarlo en su interior y aunque yo ya lo conocía de una  visita de hace unos 30 años, el tiempo deja huellas y ya no podía ser la misma (ni la Iglesia ni la que habla, además de la compañía distinta)
En su interior se produjo un incidente del que no fui testigo, pero tuve conocimiento posterior, que podríamos calificar de ridículo y desubicado. No soy creyente, eso es bien sabido, pero no se me ocurriría, por un tema de respeto básico, ingresar a una Iglesia con un animal. Y eso fue precisamente lo que hizo una pareja de compañeros de tour, que salió a turistear con su perro regalón, al que de pronto le "daban los monos" y se ponía a ladrar a destajo. Fue en uno de esos momentos que lo sorprendió la persona encargada del templo y les solicitó se retiraran, obviamente, aunque no sé si San Francisco de Asís hubiera estado de acuerdo que expulsaran a su hermano perro.

(¡Ufff, qué calor hace, mientras escribo. Son las 15,30 de hoy lunes 23 y estoy en el palacete de mi Infanta, ya recibiendo los efectos de los 30° capitalinos. Como a las 18 tomaré rumbo a Rancagua, donde podré disfrutar de la frescura de palacio. Tengo, además, (como dice Alvaro Salas en algún chiste) todo el cuello"tomado" (jajaja) : debo haberme querido convertir en exorcista anoche, mientras dormía, además de  despertar abruptamente de madrugada, cuando ya iba con la mitad del cuerpo hacia el piso, jajaja. Parece que mi body desconoció la cama, a pesar de tener todas las condiciones dadas para dormir plácidamente, ahora que ya las visitas se han marchado, jejeje) 

  

  Sigamos: bueno, en todo caso, la culpa no la tiene el can, sino los dueños. ¿Les habrán cobrado extra por el perro? Seguro que no, porque si así hubiera sido, lo más probable es  que habrían encontrado perfectamente dónde dejarlo. ¡Cada loco con su tema, siempre y cuando no se metan en el mío! Jajaja. 
   No había feria en Achao cerca de la Iglesia, sólo la Plaza, bastante amplia y con un sistema especial de cercado para los árboles y plantas, que llamó la atención de las hermanitas Álvarez. 
   Una vez cumplido el tiempo, nos dirigimos de regreso a Dalcahue, pues se tenía planificado almorzar allí, actividad para la cual se nos dio una hora y cuarto. Parecía bastante tiempo, pero era tal la cantidad de gente, los artesanos, vendedores,  turistas y mirones varios que nos costó preciosos minutos encontrar un local con algún puesto para 5 personas (de nuevo, el "niño" se había quedado en casa, ¡bravo!, jajaja) y deseábamos contar con tiempo suficiente para recorrer la amplia y nutrida Feria Artesanal, que bullía de actividad. 


- ¡Salmón a la mantequilla con ensalada!... Salmón a la mantequilla  con papas cocidas... Pollo con papas fritas (la Cami era ésa, jajaja)... Dos Mariscales....! Una Cerveza grande, una bebida...  Mi salmón (y también el de Patricio) era una suela: estaba recocido y casi no se lograba descubrir ese sabor especial que tiene el pez... En fin, igual había que comerlo, sus buenas lukas costaba...La cerveza estaba a temperatura normal en día caluroso: ¡un verdadero pecado! Le pedí más limón a la garzona y me trajo 1/4 de él en la mano, ajajaja. Se notaba que el local no estaba a nuestra altura...(estábamos en el primer piso, jajaja) 

   (¡Los detalles marcan la diferencia!, dicen y es una gran verdad. Y hay mucha gente que no cuida aquellos pequeños detalles que hacen grata la vida y cualquier actividad diaria. Por eso: ¡vivan los detalles! ) 

  Terminado el almuerzo nos quedaron 20 minutos para recorrer la Feria y la gran cantidad de puestos. Pasamos casi a la velocidad de luz por todos ellos, deteniéndonos donde veíamos algo novedoso. Obviamente compré llaveros de recuerdo (no sólo para mí, también pensando en mi Infanta) e hice el mayor derroche de mi viaje : compré una hermosa bruja tejida con lana chilota para colgar en la terraza de palacio. Me costó dos almuerzos...o cuatro, dependiendo dónde, pero no me importó porque era para mí, jajaja... Ya con mi tesoro a cuestas, pasamos rápidamente por algunos puestos  más (no pudimos ver todo)  y alcancé a fotografiar un trío musical que cantaba una famosa canción chilota con uno de sus integrantes representando al Trauco. 
   ¡Adiós, Dalcahue! En una ocasión futura nos daremos tiempo suficiente para recorrer todos los puestos y todos los pueblos y ciudades hasta Quellón. 
   En nuestro viaje a NERCÓN pasamos por Castro pero no nos detuvimos en esa gran ciudad, porque lo haríamos al regreso. Sin embargo no dejamos de ver los famosos palafitos y el Casino Dreams, que el guía nos mostró desde lejos, estratégicamente ubicado en un alto, frente al mar, símbolo de la dualidad modernidad&tradición.

Mientras íbamos llegando a Nercón, nuestro Cicerone nos informaba que el Cementerio aledaño a la Iglesia era característico de la vida religiosa de antaño, pues se creía que mientras más cercanos a la casa de Dios estuvieran los deudos, más cercanos a él también estarían. Nos habló de la llamada "guerra de los muertos" , fenómeno socio-religioso surgido cuando ya las iglesias no daban abasto con sus "ocupantes" y la gente iba de noche para enterrar "a la maleta" a sus deudos. 
   La Iglesia de Nercón tiene como característica especial la existencia de un amplio antejardín, con caminos entre setos bien cuidados. En terrenos aledaños al templo estaba instalada una Feria Artesanal y Gastronómica, además de existir un escenario, en el cual se desarrollaba un Encuentro Mapuche-Huilliche. Durante unos preciosos minutos disfrutamos la actuación de un conjunto, cuya vocalista era huilliche y vestía el ropaje correspondiente. Tenía una hermosa voz, tocaba muy bien los instrumentos (el cultrún y un teclado con soplador) y era acompañada por un hombre a quien vimos utilizar el trompe y que también movía un especie de palo de agua en forma de rueda de molino.  Extraordinaria actividad pero no pudimos quedarnos porque el tour mandaba. 
    Nos regresamos al bus, bajo el achicharrante sol, buscando la más mínima sombra para no jibarizarnos. 

   Próximo destino : CHONCHI ('torcido o apagado') y su Iglesia, característica por su triple torre de color amarillo,  su frontis celeste y los pilares azules, además de su cielo raso con estrellas. Frente a la Iglesia, un especie de plaza-escenario, donde un hermano evangélico hablaba de la vida cristiana y otras hierbas, jajaja, con micrófono en mano, dos acompañantes y ningún espectador. En la cercanía de la Iglesia, a un lado, había unos tres locales de artesanía, que también visitamos. Justo en uno de ellos vi una bruja similar a la que había comprado, algo más grande, pero, además, con un madero de árbol de sostén. ¡Hermosa! (Al menos, así lo dice don Paco Ibáñez, que en el mundo al revés, las brujas son hemosas, jijiji). 
     La penúltima visita fue la Iglesia de VILUPULLI ('vilu'= serpiente; 'pulli'= colina; es decir, "colina de la serpiente"), localidad pequeña a la que llegamos saltando dentro del microbús pues su acceso es de ripio. También está catalogado como Monumento Patrimonio de la Humanidad, no obstante llama la atención su poco cuidado alrededor de ella. El templo es de madera de alerce sin pintar, al igual que la de Achao, pero de menor tamaño.  A su alrededor circulaban libremente unas mansas ovejas, que a pesar de ser mansas, se "echaron el pollo" cuando llegamos. Ellas, seguro, eran representantes del "rebaño" de fieles, jajaja. 



 La gran curiosidad de esta construcción, además de su valor patrimonial y arquitectónico, claro, fue que tenía acceso a su torre, a la que se podía subir, desde el segundo piso, por unas escaleras de esas portátiles (aunque estaban fijas), muy angostas y con poca inclinación. No resultó fácil llegar hasta arriba: el lugar era más  estrecho cada vez y  los peldaños  angostos (como sucede con esas escalas) sin lugar dónde afirmarse. 
No obstante, llegamos hasta arriba y fotografiamos desde la altura el lugar.  Obviamente era una proeza sólo para valientes, sólo subimos cuatro de nosotros, la Sibe no "púo", jajaja, y varios otros más.

 Mientras algunos seguían en la tarea de llegar arriba, nosotros aprovechamos de sacarnos una selfie tendidos en el pasto, frente a la iglesia (jejeje)
  Y, para finalizar, la ciudad de CASTRO. Primero, nos detuvimos en el Mirador construido para observar los Palafitos, desde donde también se observa el famoso Casino 
y luego nos llevaron a la Plaza de Castro, donde se ubica la famosa Catedral, uno de los símbolos de la ciudad. Ingresamos a ella y fotografiamos cuanto quisimos. Luego fuimos a la Feria Artesanal ubicada a su costado, donde aprovechamos de ir a los servicios higiénicos (uno de los lugares más visitados en los tours, jajaja). ¡Bonita feria también! ...
  

 El resto del tiempo lo ocupamos en recorrer algo la Plaza de Armas, donde vimos pasar a unos jóvenes con cabello al estilo mohicano, pero thrash-gótico-y-no-sé-qué-más  en su vestimenta, mientras en el escenario de la plaza se realizaban actividades para los niños que sufren de cáncer. 
    A las 18,30 nos fuimos al bus para iniciar el recorrido de regreso, el que fuimos mayoritariamente durmiendo, cuál más cuál menos. El tour había resultado rico en experiencias y visitas, pero también algo agotador, principalmente por el calor reinante. 
   Al llegar a Ancud, nos bajamos en el Terminal, con el objeto de pasar a comprar los pasajes del día martes, en lo cual nos fue bien. De allí, guiados por el mapa de Ancud que llevaba doña Gladys y cuya lectura experta estaba a cargo de ella y de Patricio, llegamos a la cabaña sin problemas y comprobando que estaba sólo a unas cuatro cuadras de los buses. Eran las 20,15 cuando llegamos y de allí en adelante nos dedicamos a ducharnos, tomar once y descansar. El día terminaba con total éxito.

   Lunes 16 de febrero. 
Cerca de las 9 nos levantamos ese día. Iba a ser más relajado. Don Patricio debía trabajar un poco en internet, así que con Gladys nos decidimos a salir a recorrer, pues ella quería visitar la Goleta Ancud.


 Nos fuimos a la Costanera por el trayecto que ya conocíamos y, primero averiguamos cómo ir hasta la Playa, que era el programa de la tarde y acto seguido caminamos hacia la izquierda por el bordemar. ¡Buena intuición, sin duda! Llegamos hasta una pequeña Plazuela donde, precisamente había una miniatura de la Goleta y, desde allí divisamos, esta vez más cercanos, un par de torreones que decidimos ir a visitar. Primero, eso sí, nos entretuvimos haciendo el simulacro de ejercicios en unas máquinas instaladas en el paseo, además de examinar una escultura, sin nombre, pero que no podía llamarse sino "El parto", "Vida" o "Nacimiento".
Subimos por la calle en dirección a un Hotel amarillo, que se veía  espectacular desde abajo. Caminamos hasta que... ¡oh, sorprise!... llegamos hasta el  Museo. ¡Claro: era allí donde estaba la Goleta y los torreones eran parte de la infraestructura del museo. 
- Entrada: adultos= 600, Niños= 300, Adulto Mayor: 300. 
- ¡Bravo! Además de ser barato ingresar, nos va a salir más barato, comentamos.
   
 Doña Gladys pagó sus 300 pesotes y no le pusieron problemas; yo también saqué mis 300 y el señor cobrador de entradas me puso mala cara, jajajaja, me   miró con signo de duda reflejada en el rostro y yo me reí. Creyó que le estaba mintiendo para pagar menos.
- ¡¡Puchas, aunque hubiera tenido que pagar 3 lukas lo habría hecho si tuviera menos años!! ¡¡Ni llorando me aumento la edad para pagar menos!!  ¡Ni loka que estuviera! Jajaja.
Le dije: -¡Le muestro el carné!, e hice amago de buscarlo, pero el Sr. Museólogo prefirió no hacerse problemas y recibió mis tres monedas. Obviamente la situación me subió la autoestima e inmediatamente me sentí 10 años más joven. ¡¡¡Bien!!!
   Bonito y esclarecedor el Museo. Allí nos enteramos que el Terremoto de 1960 también había afectado fuertemente a la ciudad de Ancud. Había fotografías en blanco y negro que eran mudas evidencias de las consecuencias  del terre-maremoto. Se hablaba de olas de 15 metros asolando la costa de la Isla (algo similar a lo que sucedió en terreno Rapa Nui). ¡Interesante información para nosotras, que vivimos la experiencia de este desastre telúrico en Puerto Nuevo y La Unión! 
  Otros datos interesantes: la llegada de  los jesuitas, luego los franciscanos; la existencia de inmigrantes holandeses, portugueses y españoles, además de alemanes.
    Entre los objetos propios de la vida de los habitantes de Chiloé había un candado de madera, un almud (cajón que se utilizó hasta no hace mucho para vender productos en la zona). También pudieron ver reproducciones de los diferentes personajes de la mitología insular, muy conocidos a nivel nacional, y que forman parte de la riqueza cultural popular : el Trauco, la Pincoya, la Fiura, el Invunche,  la Caicai Vilú y otros.
   Luego salimos al sector exterior del museo pero siempre en sus dependencias, a apreciar y fotografiar la Goleta. Cabe señalar que con esta frágil nave se tomó posesión del Estrecho de Magallanes para el gobierno chileno.
    Nos habíamos entusiasmado mirando y la hora había avanzado. Se acercaba la 1 de la tarde, por lo que emprendimos veloz caminata de regreso, que no resultó muy descansada pues era toda marcha arriba, ¡¡uff!!, las cuadras se nos hacían eternas, y parecían multiplicarse, de la ansiedad por llegar casi me meto a una Funeraria que tenía un  cartel parecido al de la agencia de las cabañas, jajaja. No me habría ido muy bien por allí. Llegamos acaloradas, acezantes y  cansadas, pero había sido un buen ejercicio. Mientras nosotros descansábamos de la feroz caminata (unas 12 cuadras a ritmo veloz) los demás se prepararon para la salida que tenía como metas : almorzar, ir a la Playa, además de visitar el Fuerte de Ancud. 
   Nos fuimos directamente hasta la Feria Artesanal, pues en nuestra salida matinal habíamos descubierto un restaurante que se veía bien holgado, luminoso y limpio, además de contar con  precios razonables. Cuando llegamos allá estaba ¡re-lleno! Después de mirar concienzudamente, descubrimos una mesa que había sido recién desocupada. Nos instalamos paa pedir y nada que venía nadie a recepcionar el pedido. Pasados unos 10 minutos me dirigí a una garzona que limpiaba otra mesa y le pregunté cuánto era el tiempo de espera : me habló de media hora o más, según el orden de llegada, una vez realizado el pedido. ¡¡¡Pero a nosotros ni siquiera nos habían tomado el pedido!!!! Así que optamos por un diablo conocido y nos fuimos al Patio de Comida del día que habíamos llegado. 
   Fue la mejor decisión : y los pedidos completamente acertados: salmón con ensalada, salmón con arroz, ¡¡pollo!! los niños, jajaja. Este salmón fue absolutamente superior al comido el día anterior y eso que no era "a la mantequilla", sino frito; ¡exquisito"! Y "para cambiar el sabor", como decía mi hermano, una porción de torta y pie de arándano, jajaja, ¡qué chanchería! 



  Después de decirle ¡¡adiós!! al "niño", que regresó a la cabaña, nos fuimos caminando a la Costanera para buscar locomoción que nos lleve a la Playa Lechagua. ¡La suerte nos acompañó! Un furgón nos llevó rápidamente (estaba a unos 5 kms. de Ancud) . Era una ancha y larga  extensión de arena, con la arena más fina que he visto, en cuyas aguas se podía ingresar hasta 100 metros y aún más...No había, eso sí, dónde ponerse el traje de baño y como era tan escasa la concurrencia no nos hicimos problemas y nos cambiamos entre los arbustos, jajaja. ¡¡Por suerte no tuvimos ninguna sorpresa desagradable...tampoco agradable, jajaja!! Tomamos sol un buen rato y luego fuimos al mar, pero no llegamos a saber lo que era tener el agua sobre la cintura, no quisimos seguir adentrándonos, pues después podíamos perdernos al volver, jajaja.
Tuvimos unas horas de relax bien merecidas, pues si bien llegaron más bañistas, nos separaba al menos unos 30 metros de cada uno (así de grande la playa).
    A las 18 horas decidimos regresar, encontrando inmediatamente locomoción para hacerlo. Una vez en el punto inicial, los hermanitos quisieron ir hasta el Fuerte San Antonio, mientras que las señoritas restantes se fueron a la cabaña. Recorrimos el fuerte, nos sacamos fotos y emprendimos la partida. 
  Sin embargo, a doña Gladys se le ocurrió buscar otro camino. De que llegamos, llegamos, pero hubo que recurrir al famoso mapita y, al parecer, caminamos más de la cuenta, jajaja. 



   Martes 17 de febrero
 El día amaneció más tranquilo y relajado, aunque el sueño no había estado todo lo tranquilo que hubiera deseado. En uno de mis tantos descensos del camarote, le escucho a mi hermana decir, asustada : ¡¡Terremoto, terremoto!! Jajaja, era yo que me estaba movilizando. El mueble se movía como jalea. 
Al querer ducharme, fui a buscar mi veintúnica toalla que llevé y había dejado colgada al fondo de la cabaña, para que se seque después de  lavarla, y me encontré con que estaba tan mojada que no valía la pena ducharse, jajaja. ¡Paso y fuera! ¡Me hice la loka con la ducha!     Mejor me dediqué a ordenar mis cosas, la cama, a colaborar en el desayuno y luego, a escribir...¡Pa' lo que sirvió, porque después se me borró todo en el bus! 
A las 11,30 íbamos saliendo de la mansión para dirigirnos al Terminal, caminando, pues quedaba bastante cerca. Nos tomó de sorpresa el fuerte oleaje que nos esperaba en  el Canal de Chacao, mientras lo cruzábamos. Igualmente nos bajamos del bus, aunque el viento esta vez era bastante más fuerte que de ida. El transbordador era más grande, de manera que tuvimos una mejor visión del paisaje. 
  El grupo completo estaría junto hasta Osorno, donde mi hermana se bajaría, para luego tomar un microbús que la llevaría a La Unión, su hogar. Nosotros llegaríamos a Valdivia, para estar un par de días más con la madre, doña Urbana. Esta vez, arribaríamos a muy buena hora, las 18 horas, con la satisfacción de unos días tan fantásticos como los anteriores. ¡Qué suerte la nuestra!