jueves, 25 de abril de 2024

CAPADOCCIA, un destino maravilloso...

 



 
   El trayecto hasta llegar a CAPADOCCIA fue largooo y cansador. Era uno de nuestros destinos más esperados. Eso nos dio la fuerza y paciencia para soportar varias horas de viaje, 😂. Eran 614 kms., con paradas técnicas obligatorias. En una de esas paradas almorzamos, abundantemente, de manera que el siguiente tramo del viaje nos sirvió de siesta a la mayoría.  Yo y mi compañera, María, casi nos turnábamos en la tarea, aunque también hubo ratos de conversación. Tema existía de sobra pues nuestras infancias rurales habían tenido puntos en común. A eso de las 17,45 hicimos una detención muy interesante.    
   Habíamos llegado a un lugar llamado Sultanhani, donde nos encontramos con un tesoro patrimonial: Karvan Saray, un "hotel" del siglo XIII. Eran construcciones de concreto, con una sola puerta de entrada, con altas murallas, en cuyo interior tenían patios y dependencias para alojar a los comerciantes que iban con sus productos para o desde la Ruta de la Seda. Estas verdaderas fortalezas se utilizaban al mismo tiempo de Mercado, pues los comerciantes que llegaban hasta aquí negociaban sus productos y se iban con los que les interesaban. Eran lugares de paso, gratuitos, cuyo objetivo era preservar de los bandidos la Ruta. Hoy día ese lugar está transformado en un Museo, que conserva alfombras, grabados y otros objetos propios de la actividad. Fue una visita que me encantó, pues si bien sabía de la existencia de estos "edificios", nunca había visto uno. Nunca pensé tener la oportunidad de conocer alguno, tan bien conservado y ya con más de 800 años.  
    Durante el trayecto, Çigdem, la guía turca, nos fue explicando lo que íbamos viendo a nuestro paso. Nos habló de la amplia producción de frutas, verduras y cereales de Turquía, que prácticamente cubre todo el espectro. Eso sí, nos aclaró, que no producían paltas  😁 😁.  Son productores destacados de avellanas, almendras, nueces, dátiles, pistachos, higos, castañas, granadas, naranjas, limones, tomates, sandías, melones, manzanas, etc.etc. A ambos orillas de carretera los verdes campos parecían a ratos, una gran tela verde, hecha de retazos. En otros momentos, distintos árboles frutales y campos de vides reemplazaban las llanas superficies verdes. A ello, hay que agregar que en el ámbito de la industrialización, Turquía fabrica automóviles, acción que se concentra en la provincia de Bursa, por la que pasamos esa tarde. Desde la carretera igualmente pudimos apreciar el significativo tamaño de la urbe, pues no ingresamos a ella. Turquía,  además,  cuenta con uno de los astilleros más grandes de Europa.  
    Llegamos de noche a Capadoccia. La luna, enorme, se asomó de entre las nubes justo por el lado que iba yo en el bus y adelantó parte de la maravilla que veríamos a continuación al comenzar el descenso en curva. Un ¡Ohhh! se escapó espontáneamente de nuestros labios al ver las estructuras cónicas iluminadas por fuera y dentro, dejando escapar la luz de sus pequeñas ventanas. Toda la extraña y mágica ciudad era una explosión de luz de la que queríamos dejar constancia casi como desesperados en nuestros celulares. Ya nos habían anunciado y explicado que no pernoctaríamos en un hotel tradicional, sino en uno construido en las mismas rocas y piedras de las de esta ciudad de hadas milenarias. 
     El bus nos dejó en un sector plano de la ciudad. Desde allí caminamos unas cuadras, las últimas en una subida trabajosa, que nos hizo llegar acesantes hasta el hotel. La calle de adoquines complotaba contra nosotros. Fue un detalle importante que no tuviéramos que llevar nuestras maletas. Personal encargado del hotel las iría a buscar al mismo lugar donde llegó el bus. Asimismo, éstas  (las maletas) serían llevadas hasta nuestra habitación. Cuando vimos la estructura del hotel, con sus habitaciones cavadas en la roca y las escaleras por  uno y otro lado como las casas de los Pitufos, entendimos por qué no podríamos llegar con el equipaje sano y salvo al piso correspondiente.  
   Mi habitación,  en un piso 1 que quedaba después de subir una escalera y media,  resultó ser espectacular. Efectivamente todas las paredes eran de piedra, incluso un largo sillón en el dormitorio que salía de la misma roca. Además contaba con dos ventanas, lo que era todo un privilegio si se considera que varias no tenían ventana. Una rápida ducha y me fui a cenar. Llegué la última,😂😂😂, así que me debí conformar con sentarme en el único espacio disponible, es decir, al lado de las más afectadas por el resfrío. ¡Una lata, pues yo ya estaba saliendo de mi resfrío,  gracias al jarabe comprado. 

    [Entre paréntesis: esto de los resfríos generalizados pudo contenerse un poco si las guías hubieran actuado preventivamente. Pero no quisieron hacerlo, aunque varios les pedimos que sugirieran el uso de mascarillas. Asimismo, considerando que cada uno de nosotros tenia asociado un seguro de salud con el viaje, aprovechando aquello debieron gestionar éste para la compañera más afectada en primera instancia y de esa manera la situación no se habría extendido ni complicado tanto. Hubo unas 6 mujeres y unos 3 hombres muy afectados, lo que no significa que los demás no nos hallamos enfermado. Creo que al menos un 80% ha sufrido contagio. Algunos, más jóvenes, más fuertes y/o más cuidadosos pudieron salir indemnes del problema...hasta ahora, 🤭. Cierro paréntesis].   

   La primera cena en Artemis Cave Suite fue abundante y acompañada de una cerveza o una buena copa de vino, gentileza  de Masaitravel, ¡bravo!👏👏🍷🍻. Estuvo rica, pero fue mucha. Además, ya eran más de las 21 horas. En todo caso, sobrevivimos de aquel esfuerzo. Terminada la cena,  después de tan largo viaje, todos nos dispusimos a retirarnos a nuestros aposentos. Yo, igual que todos ...o casi todos. De pronto escuché mi bello nombre. El grupo de dos hermanas y una hija, Susana, Patricia y Valeria (de Peñalolén) me llamaban para que las acompañara a servirse una copa en la terraza, que quedaba a unos cuantos escalones más arriba de la terraza del comedor. Las acompañé. Ellas me habían parecido simpáticas y sencillas, luego de haber coincidido en la misma mesa en más de algún desayuno o cena anterior. 

  [Otro paréntesis: es importante que no me olvide de señalar algo relevante. Este ha sido el grupo más integrado con el que me ha tocado compartir viaje y eso que somos 40 viajeros. Yo he compartido con varias personas distintas, sin hacerme partner permanente de nadie. He conversado con la mayoría de las personas. Y me he sentido acogida y sin problemas de socialización. Sólo hay algunas personas con las que no me he comunicado prácticamente  casi para nada. Hay por ejemplo, una Sra.de sus años con dos hijas y una sobrina o nuera también de sus años. Son todas altas, crespas y rubias. Se nota gente de plata, por la cantidad de compras que hacen en cada ocasión. Hace un par de días enteré que eran turcas, adineradas y del sector de la Araucanía. Dos veces he quedado cerca, en la misma mesa, porque no había otro lugar dónde sentarme, pero sólo conversaban entre ellas y otra madre y su hija rubia y modelo, al parecer. Y lo peor es que conversan en tono alto, de manera que no permiten que la gente "no pudiente"" converse entre ella, 😁 🤣.  Como es "gente linda" los feos debemos quedarnos callados, 😂 😂. Hay otro matrimonio con dos hijas (bien creciditas) que recién han empezado a saludar y compartir con más gente.  Cierro nuevamente paréntesis].

   Esa primera noche en Capadoccia fue muy grata y conversada.  Estuvimos acompañadas del ritmo de reaggetton. Consumimos una cerveza 🍺 😋 local cada una y luego nos dirigimos a nuestros respectivos aposentos. A esa hora ya nos habíamos enterado  que NO íbamos a volar en Globo Aerostático a la mañana siguiente. La Dirección  de Aeronáutica no autorizaba el vuelo de globos para el miércoles porque la situación meteorológica no era apta o segura. Tendríamos que esperar que el jueves tuviéramos más suerte antes de partir.    

   Al día siguiente, luego de un desayuno sin apuros, abandonamos el hotel en dirección al Valle de los Pitufos, perdón, al Valle de los Monjes, lugar único y natural, producto del "trabajo" de los fenómenos  y desastres naturales durante millones de años sobre la toba o roca volcánica y/o ceniza endurecida. El viento, la lluvia, la erosión, las erupciones volcánicas, los terremotos dejaron la huella en esta superficie y material, produciendo el paisaje casi extraterrestre o de cuento existente en el lugar, con sus cónicas figuras llamadas "chimeneas de hadas". Fue el lugar ideal encontrado por distintos cristianos y eremitas hace cientos de años que, escapando de las persecuciones se refugiaron aquí, excavando las rocas, formando lugares para vivir y orar. Los monjes habitaron este valle, construyendo sus "viviendas", "monasterios" y "capillas", que adornaron al interior con figuras geométricas de colores básicos obtenidos con productos naturales, de los cuales aún hay muestras suficientes en varias construcciones.    
   Durante el siglo XI y XII, el Imperio Bizantino mandó artistas a los monasterios y capillas. Las figuras y escenas bíblicas cobraron vida al interior de las construcciones  religiosas, las que aún se conservan, manteniendo su vívido colorido. San Basilio fue el monje creador de la vida monástica en este sector y si bien su tumba está en Estambul, hay una Capilla o Iglesia con su nombre. En ella y en un par de monasterios ingresamos, así como en dependencias en que la vida doméstica de estos mismos habitantes se llevaba a cabo: cocinas y bodegas.  No resulta fácil acceder a cada construcción, tanto por la cantidad de visitantes, como por la precariedad y estrechez de las construcciones.  En las de carácter religioso está prohibido sacar fotografías para preservar las hermosas pinturas, pero en aquellas dependencias de la vida doméstica de los monjes, sí puede fotografiarse. Las viviendas y monasterios están dispuestos en distintos niveles, según el relieve del terreno, lo que hace de su recorrido y visita una actividad muy especial. Los monjes habitaron el valle hasta los años 1923  a 1924. 
     Partimos de este lugar para ir a un Mirador donde se observaba el llamado Valle del Amor, llamado así no precisamente por contener figuras románticas, 😂 😂. Como un plus para los visitantes, había aquí unos camellos que, por unos 10 o más euros, según los minutos, podían ser montados, mientras sus jinetes eran fotografiados con el fin de agregar un recuerdo físico de la experiencia, recuerdo que tenía, obviamente, un costo adicional, 🤑🤑. Pronto llegó la hora de almorzar, lo que hicimos en un restaurante cercano, para continuar en la tarde con un par de actividades más. Primero fue la caminata por el Valle de las Chimeneas de las Hadas (Pasabag). Hacía bastante calor, así que íbamos buscando la sombra para descansar, mientras tratábamos de descubrir figuras en las "cabezas" o "sombreros" de las Chimeneas.  Una monja, una iguana, que desde otra perspectiva se transformaba en conejo, un búho, pero el que sin duda era el más popular se llamaba "Cabezón". Era un "espárrago  - 😂- con "cuello" delgado y cabeza grande. Fotos, fotos y más fotos, más alguna performance de uno o varios viajeros. Bonito recorrido, en el terreno mismo de las Hadas pero que casi nos noquea por el calor existente. 

    La Exposición de Joyas fue la última visita planificada. Nos llevaron a un local de numerosas joyas con distintas piedras preciosas y semipreciosas, que pudimos observar en detalle, luego de unos minutos de blablablá de una mejicana avecindada en Turquía. Más de algún viajero salió con su "regalito", aunque a la mayoría le acomodaba pertenecer a la familia Miranda, 😂.  Los valores no eran para nada económicos. De allí salimos para cruzar la calle y desde un Mirador observar el valle y el sector "Uchisar", el más antiguo de la ciudad. La vista panorámica era hermosa.    

    Pasadas las 17 horas regresamos a nuestro alojamiento, haciendo a pie quienes quisiéramos el último tramo del recorrido hasta el hotel. Yo me decidí a caminar porque mi objetivo era irme vitrineando. Iba muy concentrada en mi papel de turista consumidora de souvenirs cuando escucho mi nombre y veo a mis compañeras de la noche anterior, que estaban sentadas a una mesa en un local abierto, contiguo a la vereda. Hacía calor por lo que no podía desoír el llamado a compartir una cerveza helada. Estábamos en tan esforzada tarea cuando vimos pasar a un trío, Caro, Karla y Anita, las que se unieron al esfuerzo conjunto, 😂 🍺 🍻. ¡Salud! Entre conversa y conversa, análisis de la realidad nacional y varios, avanzó la hora y se nos terminó la 🍺.Ya era hora de  enfilar nuestros pasos al alojamiento, con el tiempo suficiente para darnos un reponedor baño y luego compartir la cena, que estuvo más cercana a nuestros gustos, pues consistió en una hamburguesa (de carne, pollo o falafel, según elección), con papas fritas, acompañada de vino o cerveza. ¡Mmmm!😋🤗🤗. Todo estaba rico, pero... no tuvimos las buenas noticias que esperábamos. ¡NO HABRÍA VUELO en GLOBO AEROSTÁTICO! 😭😭😭😭🪂🪂, ni en paracaídas ni nada. ¡NO HABÍA AUTORIZACION PARA VOLAR! 😬🥴🥺😫. No nos quedó otra que autoconvencernos de que por algo sería, 😂, que ya estábamos pagadas con lo visto, etcetc. En mi caso, tenía felizmente la experiencia de haber volado en Luxor  el año 2019, pero no puedo negar que había soñado despierta con volar sobre Capadoccia. #$%&%£¡Plop! En todo caso, la empresa nos había avisado desde el comienzo que esta actividad, que además era optativa, no tenía el 100% de seguridad de llevarse a cabo, pues dependía del clima y de los permisos correspondientes.Tengo entendido que en este lugar, Göreme, en la Región de Capadoccia, es el lugar donde más globos aerostáticos vuelan al mismo tiempo, 165. ¡Qué maravilla!  ¡Y qué frustración no poder hacerlo después de habr llegado acá,  que no es fácil ni barato!😭😭😭

   Con Caro, Karla y Anita nos pasamos a quedar a un rincón al aire libre, que estaba implementado con cojines. Conversamos un rato, hicimos terapia grupal, 😂, y luego nos fuimos a acostar. A la mañana siguiente, antes de desayunar, debíamos dejar las maletas fuera de la habitación  para que éstas  sean bajadas al plano por los encargados.  

   No todo lo de Capadoccia terminó en esto. En la mañana, luego de recorrer algunos kilómetros antes de salir de la región con destino a la capital de Turquía, ANKARA, pasamos a conocer y a recorrer otra maravilla y sorpresa: "una Ciudad Subterránea", de las 37 descubiertas, existentes desde tiempos de los Hititas y posteriores, 😲😳🙃🤗. El lugar donde nos detuvimos se llamaba Derinkuyu. Fue una experiencia casi extrema, jajaja. Era una ciudad de 8 niveles, de 50 m. de profundidad, implementada con ductos de ventilación y espacios para almacenamiento de alimentos, túneles estrechos y por varios de los cuales había que caminar agachados, escaleras muy angostas y hasta una Capilla en forma de cruz al fondo de la "ciudad". Esta construcción  subterránea en específico tenía capacidad para 10 mil personas. Se utilizaba como refugio ante catástrofes o defensa ante ataques enemigos. Se construían bajo los asentamientos de superficie, de manera que se podía buscar protección con rapidez. 

   No todos pudieron participar de esta actividad ni todos quisieron hacerlo. Unos por problemas de movilidad, otros porque no se sentían bien de salud, algunos por claustrofobia. No obstante, no éramos los únicos aventureros. Vimos chinos, indios e italianos. Había que turnarse para continuar el recorrido en ciertos tramos. Fue una interesante experiencia, de la que tampoco tenía noticia ni información.  

   El viaje continuó hasta la parada de almuerzo y luego, ya siendo más de las 18 horas, entramos a la capital de Turquía, con grandes y modernos edificios, con 6 millones de habitantes, que se notaban en el tráfico. Sólo  estaríamos  una  noche  en la ciudad,  para volver el sábado a Estambul.  Ya iniciábamos el regreso a casa. Se terminaba la aventura, 😒. Hasta pronto. 









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