PERÚ, como la mayoría de los países de nuestro subcontinente, no se salva de la pobreza, del desempleo, de la informalidad, de la corrupción, de la delincuencia. Durante los días que estuve en su territorio, supe de asesinatos, asaltos, extorsiones por parte de grupos u organizaciones delictivas, situaciones que se ven con mayor frecuencia y violencia en las ciudades grandes y que han aumentado considerablemente. A ello se agrega que un alto número de responsables de estos delitos son extranjeros, especialmente venezolanos y colombianos (al igual que en nuestro país; pareciera ser que Maduro abrió la caja de Pandora). No obstante, en lo personal, no tuve ningún problema durante mi permanencia. Claro que tampoco llevaba una diana en la frente como para llamar la atención de los malandrines. No soy rubia ni siquiera tan blanquita; mi belleza no es despampanante,😂; mi estatura tampoco es como para destacar y mi vestimenta no es Versage ni Dior. Así que creo que haber pasado "piola" me otorgó cierta inmunidad, menos con los mosquitos, 😟.
Lo más extraordinario con respecto a mi persona es que varios peruanos y en distintos lugares visitados, me tomaron por limeña (de Lima, obvio, 😂). Le pregunté a un taxista por qué creía que yo era de allá (hablábamos del tiempo y me preguntó cómo estaba el clima en Lima). Me dijo "por la manera de hablar, pé", 😂😮😳. ¡Qué yo sepa no se me ha pegado lo cantadito del habla peruana ni he dicho "seño" ni otra expresión típica! ¡Voy a tener que hacerme ver cuando llegue a Chilito, 😒🙄😬! Capaz que de tanto comer ceviches, chicharrones varios, tomar cebada y cerveza cusqueña algo se me haya movido en la articulación y modulación de las palabras. Lo que sí tengo claro, tomando como referencia la canción interpretada por Chabuca Granda, que mis tacones no repicaban como castañuelas (ya no los uso y ¡ni modo! que pudieran sonar en calles de tierra y polvo; sólo hawaianas), ni tengo el cutis de seda ni la boquita de caramelo y no huelo a jazmines ni a magnolias; menos, ¡válgame Dios!, sé bailar marineras. Incluso en Piura, una señora que atendía una librería a la cual entré, me preguntó si yo era "la amiga de la Yuli", 😂😂😂. Parece que mi rostro ha perdido todo rastro de individualidad. Ya ni me acuerdo de los nombres pero en Bahía Murta me confundieron con una habitante de allá (la Deyanira, parece que se llamaba); acá en Rancagua, no hace mucho, una Sra. en el microbús me preguntó si yo era amiga de X (se me olvidó el nombre también). ¡Ni que fuera asiática o aborigen! Bueno, algo de ello hay, 😂 😂. ¡Chascarros no faltan!
Sigamos con nuestra síntesis (no "seguimos", 🤣).
Una de las principales actividades económicas de Perú parece ser el comercio, ya sea en locales establecidos como de manera informal. Pero no el comercio de grandes y muchas cadenas nacionales y transnacionales, sino, con prioridad, el comercio local, lo que no impide que haya algún supermercado grande, de esos que nos gustan a los neoliberales. Todo depende del tamaño de la ciudad. En Piura, de casi medio millón de habitantes, un taxista me contó que había dos grandes malls o centros comerciales. Por allí, en uno, vi locales de Falabella, Ripley, Home Center. Pero en los pueblos medianos o chicos, es probable que sólo exista un Mall, como en Talara, o ninguno como en Máncora. En Tumbes también había uno. No obstante esta información, lo más relevante y recurrido por la mayor parte de la población es el comercio minorista.
El comercio minorista funciona en pequeños locales de unos pocos metros (6 a 9, no creo que más, salvo una que otra excepción) de superficie, por lo que el cliente debe pedir desde el pasillo o vereda los productos. En muchas ocasiones venden a través de una reja metálica, lo que es clara muestra de una necesaria autoprotección. En ese local, completamente abarrotado, hay una variedad amplia de mercadería, de origen nacional casi exclusivamente. El nacionalismo es muy fuerte en este aspecto y otros. Sólo en los grandes supermercados uno tiene varias opciones de un mismo producto. Los mercados y puestos de frutas y alimentos son parte de este tipo de comercio. Están instalados durante el día y a media tarde cierran y guardan sus productos. Es un sistema parecido a lo existente en Chile, como el Agro en Arica, como la Feria Fluvial de Valdivia o la Vega Monumental de Concepción. Claro que los pasillos son muy estrechos y las condiciones de salubridad mínimas. Por ejemplo, vi que vendían las uvas desgranadas (al parecer cuando ya los racimos han dejado de tener la textura de la fruta fresca, porque los granos no se veían muy turgentes) y revolvían sin mayores cuidados el contenido de los cajones para desechar los granos en mal estado, a mano limpia (bueno, no sé si las manos estaban muy limpias,🤭). También vi moscas que se lanzaban como kamikases sobre pedazos de carne en vitrinas destapadas,🤮, mientras las aves, desnudas al completo, enteras o partidas, colgaban de ganchos al interior del ventanal que separaba la carnicería de la calle, donde se ubicaban los clientes. Obviamente los plumíferos, sin plumas ya, estaban a la temperatura ambiente y sin protección de las moscas u otros bichos voladores (con 28 a 30 grados).
También la calle es el lugar donde se vende alimento sólido y líquido, sin ningún sistema de refrigeración. Frituras de diverso tipo, con mayonesa; caldos en ollas; jugos en envases plásticos y a temperatura ambiente, fruta porcionada, aunque ésa sí la vi en bolsas o papel alusa. El problema es que todo esos restos y sus envases (de plumavit, de bolsas plásticas o papel) van a parar al suelo en los alrededores, así como las botellas de agua mineral o de bebidas, que son bastante consumidas. Por tanto, no es de extrañar la abundancia de basura de todo tipo que se acumula en las calles. Lo que sí recuerdo es haber visto, al interior de los terminales de buses bastante preocupación por la limpieza, lo que resulta necesario ya que muchas personas, mientras esperan consumen alimentos y botan al piso bolsas y restos.
Mientras venía en el bus de regreso a Piura para tomar el avión de regreso, pensaba en qué responder si me pidieran caracterizar a las ciudades visitadas con una sola palabra. La conclusión a la que llegué fue: PIURA =desarrollo y modernidad (a lo peruano, claro; lo digo sin ofender, porque el desarrollo y la modernidad debiera ser para todos y en todos los ámbitos y no se aprecia así); MÁNCORA = turismo y playa (turismo medio tercermundista, pero turismo al fin y al cabo; de la playa, nada qué decir); TUMBES = manglares y mosquitos; TALARA = petróleo y basura. Creo que estas características, sin afán de darles una categorización exclusiva y reduccionista, deben hablar por sí mismas y, en todo caso, corresponde a mi experiencia. Aclaro esto pues otro visitante puede no estar de acuerdo conmigo.
Dicen que las segundas partes o veces no son buenas, en ciertos rubros, 😉.Pero en cuanto a visitas, en mi experiencia, complementó y aclaró la visión general. Al volver a Máncora por un día tuve la oportunidad de recorrer lugares que no había alcanzado en la primera visita y eso me dio una panorámica más completa, pero no contraria. Simplemente más completa y, por tanto, más cercana a la realidad. De regreso, recorrí buena parte de Piura al llegar de Talara y luego otro poco para ir al aeropuerto, y la impresión completó algunos espacios en blanco o gris. Aún no es suficiente, pero suma, sin duda, porque permite la comparación visual, que es una de las más poderosas.
A pesar de las características que le asigné a Piura, el tema de la mala calidad y precariedad de las construcciones creo que es un tema país. Ya lo he visto en otras ciudades visitadas de Perú. Y a pesar de que se usa como estrategia para no pagar impuestos aquello de dejar a medio terminar las construcciones (al igual que en Bolivia), es innegable la mala calidad de los materiales y de la infraestructura misma. Lo que está construido y terminado, adolece de mantenimiento y el deterioro está a ojos vista. La excepción podría ser Lima (aunque mi visita fue el año 2010) pues vi edificios patrimoniales bien cuidados, así como un sector más exclusivo dentro de la ciudad (Miraflores), pero también existía lo contrario.
Junto a las construcciones está el tema del equipamiento urbano, que se observa muy al debe. Un mínimo de calles están pavimentadas en las ciudades pequeñas; la cantidad es mayor en las urbes más grandes por razones de obvia proporcionalidad, pero aquello no es sinónimo de buen tránsito vehicular y peatonal. Hay muy pocos semáforos, que no siempre se respetan, especialmente por parte de los mototaxistas, lo que redunda en un peligro permanente para el desplazamiento peatonal, toda vez que tampoco las veredas son abundantes y, cuando las hay, no siempre son continuas ni están en buenas condiciones, salvo en espacios muy acotados.
En cuanto a la limpieza de la ciudad, de sus alrededores y de las carreteras, ¡uff!, hay mucho qué decir. Tanto el centro de las urbes como sus sectores periféricos contienen microbasurales y desechos, al lado de los cuales se encuentran instalados, vendiendo productos alimenticios, vendedores ambulantes. Aquello es claro indicio de una costumbre. Basura acumulada, polvo, restos de materiales constructivos, aguas servidas y en descomposición son parte del paisaje al interior de las ciudades y en sus alrededores. El elemento plástico es parte protagonista. En sectores de la carretera vi bolsas plásticas como si fueran adornos, colgando de los cercos y de las ramas de arbustos y árboles.
Recorrer las calles por primera vez, para conocer y empaparse (metafóricamente hablando) de la cultura local es un ejercicio necesario y resulta interesante si uno va con la mente abierta a no criticar y comparar demasiado, pero repetir los recorridos luego de haber captado las características ya no resulta muy gracioso. Tampoco es relajante caminar por calles sin veredas evitando las numerosas mototaxis y motos o tratar de cruzar las vías evitando a los mismos vehículos, que circulan aprovechando cada resquicio y en zig zag si es necesario avanzar velozmente, que parece ser su objetivo primordial. Al final, si no puedes contra ellos, únete a ellos. Opté en varias ocasiones, por subirme a esos curiosos vehículos, acomodándome de la mejor manera posible a los saltos y movimientos bruscos. En un par de casos, recorrí algunos kilómetros arriba de uno de estos vehículos: cuando fui desde Tumbes al Sitio Arqueológico Cabeza de Vaca (distante a unos 7 kilómetros) de ida y vuelta o cuando quise conocer el Salar de Negritos (a unos 3 kilómetros de la playa del mismo nombre). Los viajes largos los hice en bus, los intermedios en combi y otros en taxi. Sólo me faltó probar las motos, que también trasladan gente, jejeje 🙈. A propósito de motos, vi a muchas jóvenes usar este medio de movilización. La bicicleta prácticamente no se ve.
Para un turista fanático de los medios televisivos, la parrilla que ofrecen los alojamientos (no todos) en su tiempo de descanso no resulta muy atractiva. El cable tiene canales con películas muy antiguas, salvo que uno sea entusiasta de lo vintage,😁.Al que le gusta el deporte, no tendrá inconvenientes, pues esos canales, varios, están asegurados. Yo me entretuve en algunos momentos con los noticieros locales. A través de ellos me enteré del problema de la delincuencia, especialmente perpetrada por inmigrantes venezolanos, siendo los asesinatos (en pleno día y de modalidad sicariato), los secuestros, las extorsiones, los asaltos, las principales preocupaciones. Es decir, situación bastante similar a la que se está viviendo en nuestro país. Tanto en tv como en conversación con un taxista y una encargada de alojamiento, supe de las extorsiones y el cobro de "cupos". Las extorsiones dirigidas a comerciantes e incluso a dueños de alojamientos, mientras que los últimos, consistentes en cobros diarios por el "derecho a trabajar tranquilos" a taxistas, mototaxistas y vendedores ambulantes.
También a través de algún programa de tv de análisis político, me enteré de la fuerte desafección de la gente hacia la actual presidenta del país. Se le criticaba, por ejemplo, los reiterados viajes al extranjero, especialmente a Estados Unidos. En tanto, más de un taxista no habló muy bien del gobierno por la mayor pobreza del país y la inflación, así como contra la corrupción de los políticos, quienes, sin excepción -dijeron- no pretenden ayudar y representar a la gente, sino obtener sólo beneficios personales.
En relación al trato no tuve inconveniente alguno. Frente a consultas y dudas siempre tuve respuestas amables, aunque, para ser honesta, no siempre logré entenderlas todas, pues hay un vocabulario distinto para nominar algunas cosas. Por ejemplo, en un restaurante de Talara pedí como bebida un jugo de mango que se publicitaba como oferta junto al menú, pero la joven me respondió que no era jugo sino "chalaca". Como no entendí qué era aquello, me lo explicó pero seguí en la incomprensión (¡Humbertita!, 😂). Me indicó dos sinónimos (que olvidé, 🤔) y opté por decirle que igualmente me lleve uno para saber qué era. Frente a mí tuve, en unos instantes, un helado casero, 😂, que después agregué a la bebida de cebada, que le faltaba frío. Y así en unas cuantas cosas. A la movilización se le llama movilidad; a los furgones, combis; a los frutos de phisalis, aguaymanto.
Lo que encontré muy positivo y, en este caso, superior a nuestro país, fue el orden en el uso de los buses en los terminales. Un verdadero acierto peruano. Hay pantallas en algunos, señales luminosas y distintas puertas, segú`n el bus que se tomará. Es la réplica del sistema de embarque de los aviones, pues, además del pasaje, uno debe mostrar su documento de identificación, lo que se valida en una pantalla. Esto se realiza faltando 10 a 5 minutos de iniciarse el viaje. Por tanto, todos los viajeros quedan registrados y no se sube nadie durante el trayecto. Así se opera en los buses EPPO. Ignoro si en otras líneas el sistema es distinto. Cabe señalar que en Montevideo es protocolo es similar (sin documento de identificación, eso sí).
Hay muchos otros detalles que podría agregar y que resultaron interesantes para mí, pero creo que es suficiente, e incluso mucho. Sin duda, creo que dejaré pasar mucho tiempo antes de visitar a nuestros vecinos. Felizmente, hay otros a los que no he visitado así que opciones no me faltarán, 😉. Es todo por ahora, amigos. Hasta pronto.
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