Hoy amaneció temprano, 6.45 hrs. Un poco exagerada podría pensar alguien, pero en tierras desconocidas las precauciones son pocas. No quise arreglar la maleta anoche. Luego de escribir y luchar con el WiFi en el último envío ya no quería más guerra. Así que, como niña buena -veterana más bien-, me fui a la dura cama que me tocó en suerte. Aparte de aquello, ningún reclamo. Todo limpio, mucha amabilidad y comodidad, aparte de la disposición inmediata a solucionar cualquier problema, lo cual es precisamente lo ideal en establecimientos de este rubro. ¡Ah! Casi me olvidaba que la señal de Internet débil e inestable en mi habitación fue un "detalle" no tan positivo. Equipaje arreglado, desayuno finiquitado y ya estaba esperando un taxi, que llegó rápidamente y me dejó en el Mall Tres Cruces. ¡Por suerte arribó entero el vehículo, pues sonaba que era un gusto; todo un concierto de latas, 😂! Por fuera se veía bien, pero era algo viejito -el taxi-, también el chofer, 😉. Valor del servicio: 200 pesos uruguayos (6.700 pesos chilenos). ¡Qué alivio encontrar algo que no sea tan caro, 😂!
Ya en el Terminal, luego de visitar el baño, me fui al sector donde los pasajeros y los buses se ubican para iniciar cada viaje. Sólo ingresan viajeros, pues se pasa por torniquete que lee el código Qr del boleto. Todo expedito, ninguna posibilidad de perderse. Hay información electrónica en cada dársena. Comodísimo el bus, bastante espacio en asiento de primera fila, sin acompañante -¡qué bueno!-, pero... -siempre hay un "pero"- con los vidrios bastante sucios. ¿Cuál es el problema con ello?, podría preguntarse alguien. ¡Serio problema, pues! Sucede que mi idea inicial era viajar a las 10 hrs. para no levantarme tan temprano. Sin embargo, en ese horario no había asientos que dieran a la ventana, así que adelanté mi salida (¡vaya sacrificio!). El motivo de requerir asiento ventana era disfrutar del paisaje durante el trayecto y tomar algunas fotografías. A medio camino me cambié de puesto porque, a pesar de la comodidad, no tenía la suficiente visibilidad para observar el paisaje y tomar fotografías. Me las arreglé a pesar de la poca limpieza vítrea para conseguir algunas imágenes. Y aunque no degusté caviar ni champaña (como me decía una amiga que era lo mínimo que me darían por lo caro del pasaje, jeje), sí tuve acceso a Internet durante todo el viaje, lo que es tan bueno como lo anterior cuando uno está en el extranjero.
A las 11,30 estaba llegando al Terminal de buses de Colonia del Sacramento, ciudad de aproximadamente 27 mil habitantes, ubicada a orillas del Estuario del Río de la Plata, frente a Buenos Aires, separada de la otra urbe por sólo 50 kms. de superficie acuática en línea recta. Revisando la historia de la fundación de Colonia, año 1680, me enteré que estuvo a cargo de un portugués. Casi como una niña bonita, la ciudad de Colonia, además de cambiar de nombre según sus conquistadores, estuvo en poder de los portugueses y españoles en forma intermitente. Finalmente quedó en manos de los hispanos en 1777, luego de tres devoluciones a Portugal. Por ello, su casco histórico, que desde 1995 es Patrimonio Histórico de la Humanidad, contiene construcciones portuguesas, españolas y postcoloniales.
Es precisamente ese Casco histórico el que comencé a recorrer apenas abandoné el alojamiento, luego de quedar instalada sin inconvenientes en una posada (literal). La ciudad se caracteriza, especialmente en el sector antiguo, por irregulares calles con adoquines, construcciones antiguas y arboledas de añosos abedules, cuya sombra resultó un alivio bajo los 27 grados máximo de temperatura que hubo durante el día. Los cuatro Bastiones de la muralla colonial, la Basílica del Santísimo Sacramento, la Calle de los Suspiros, el Muelle de 1866 (cerrado en la actualidad), los cimientos de la Casa del Gobernador (de origen portugués, destruida en 1777 por los españoles), el Faro de Colonia fueron los hitos de interés histórico conocidos y recorridos esta tarde. Además, ingresé a varios locales de souvenirs para ir tomándole el pulso a los precios de los posibles recuerdos que me acompañarán. Y lo más importante, el almuerzo, 😂. Tuve suerte y buen ojo. Encontré un local menos sofisticado que otros que estaban casi completos y, a pesar de ello, la comida estuvo muy sabrosa y contundente. Degusté una porción de asado de tira con ensalada rusa (😬), con aderezos, pan y una helada cerveza de nombre Patricia (¡qué poca creatividad!). El asado estaba muyyy sabroso y era en cantidad abundante. Las rebanadas de pan eran varias y me comí hasta las migas, 😂. Todo por 545 pesos charúas (equivalente a 18 mil pesos nuestros). Tuve un descuento de 10% por pagar en efectivo (el que sabe sabe, 😉) y no me "pidieron" propina, así que contenta con el alimento y su costo.
Después de almuerzo seguí caminando hasta las 18 horas, momento en que regresé al hospedaje. En el intertanto había pasado a una oficina de turismo donde me regalaron un plano de la ciudad y me entregaron indicaciones de los puntos de interés, muy amablemente. Ingresé al Centro Cultural del Bastión del Carmen, caminé por un muelle nuevo llamado Escollera de Sta. Rita y luego me anduve perdiendo, 😂, entre tanta vuelta. Logré ubicarme después de preguntar y caminar unas cuantas cuadras extras, aunque nunca tanto como ayer (sólo 14.250 pasos= 9,5 kms.). Pasé a un par de supermercados y compre sólo agua mineral (totalmente ahorrativa, 😉). Tengo planes de recorrer otros lugares y como mi esperiencia me dice que los pasajes no son nada de baratos en esta nación, por el momento me moderaré en mis gastos. El penúltimo día tiraré toda la carne a la parrilla, o, a lo menos, un par de tutos de pollo, 🤣 🤣.
Posterior a una buena ducha, a la degustación de una sobria once, a la observación asombrada de la intensa y corta lluvia con truenos incluidos que cayó sorpresivamente, me tienen en modo descanso mientras escribo. Al alcance de mi mano tengo una copa...con agua mineral (apuesto que ya se habían pensado mal). Ya lavé parte de mi ropa y la colgué, mientras escucho de fondo informaciones de la realidad nacional uruguaya y del mundo. Obviamente el tema Israel y Hamás copan los comentarios y análisis. ¡No podía ser de otra manera! No he escuchado nada de nuestro país, pero para eso está YouTube, que ahora sí podré ver un rato más pues la conexión de Internet es de buena calidad. Es todo lo que puedo compartirles por hoy. En síntesis puedo decirles que estoy contenta de haber llegado hasta acá. Es una bonita ciudad con historia recuperada y valorada, tranquila y con hermosas vistas panorámicas. Así que gracias, Marcela, por la recomendación. ¡Valía la pena! Hasta mañana.
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