Mientras leo y escucho música, llega hasta mí un olor, que despierta otro sentido, de los múltiples que poseo,😂. Es el olor a marihuana. No es la primera vez. Desde hace años que, dependiendo del viento, llega desde la plazuela contigua a los edificios, este desagradable olor, al menos para mí. No hay narco-casas por acá, que yo sepa, aunque esto no es nada seguro. La verdad es que soy una ignorante de la gente que vive en el propio edificio así que menos sé de los habitantes de las otras construcciones. En todo caso, aunque pueda parecer un defecto y falencia grave no conocer a los que viven alrededor tuyo, a mí no me quita el sueño. Soy antisocial por naturaleza y por voluntad.
[Abro paréntesis: Decía que no hay narco-casas, salvo una carpa, si puede dársele ese nombre a unas telas indecentes ubicadas en las afueras del condominio, que aún siguen allí y por espacio de 3 años aproximadamente. Sé que hubo un plazo para desalojar el espacio, pero al parecer el tipo aquel es amigo de medio mundo, así que tiene sus prerrogativas. Cuida vehículos y, según he sabido, es el jefe de varios que realizan esta misma función en las cercanías. Se codea con "patos malos" y los mantiene a raya. Eso también lo he sabido. Se ha ganado el "respeto" de muchos residentes, locatarios cercanos, de funcionarios municipales y también de ChileAtiende. Parece ser una costumbre ya no combatir la irregularidad y los focos de delincuencia, pues se opina que a estas personas es mejor tenerlas del lado "nuestro". Se lo he escuchado a más de alguien. Así que se merece ser llamado "Don" Patricio. Que conste que tengo información que este "señor" no es de los sin techo. Tiene donde vivir, pero acá ha encontrado un "nicho" de beneficio personal que no tiene intenciones de soltar. ¡Bien por la Ilustre Municipalidad que permite este "ruco" a pasos de la Plaza más importante de la sexta región! ¡Aplausos varios!👏 Cierro paréntesis].
Cambiando de tema, denuncio a través de esta página, que he sido atacada a mansalva. No he logrado cazar a los atacantes, pero, según deduzco, fueron nocturnos. Al menos, han tenido más decencia que sus congéneres humanos. ¡Perdón, "congéneres" nooo! ¡Craso error! Salvo que en el inicio de los tiempos -en el que yo no estuve, 😅, aclaro de inmediato-, hubieran sido parte del mismo "caldo primigenio". En fin... He sufrido un ataque zancudístico en toda regla. Piernas y brazos con numerosas picaduras, me mantienen rascándome permanentemente. ¡Qué lata! Deberé cerrar la puerta-ventana durante las noches en adelante, aunque "haiga" calor.
¡Qué delicia volver a leer! ¡Entender, ponerme a la par con los pensamientos y acciones del narrador del texto, buscar un término desconocido, reconocer otros, casi nunca escuchados en una conversación cualquiera pero que, gracias a mi profesión y a mis lecturas anteriores, manejo! ¡Qué gusto hacerlo de nuevo! ¡Al diablo las picaduras, 😂! Viene a mi memoria esa imagen indeleble de mis hermanos -Ernesto y Patricio- y yo- leyendo cada cual su novela al interior de una carpa a orillas del Lago Ranco, mientras afuera llovía en pleno verano. ¡Qué mejor manera de encontrar entretención veraniega a pesar del chaparrón externo! Ernesto se mantuvo como un lector impenitente durante toda su vida, además de conversador con argumentos, difícil de contradecir. Ideas diferentes, especialmente en lo político y en otros aspectos, nos llevaron más de una vez a disentir con rabia y sarcasmo y a alejarnos. Sin embargo, felizmente para mi tranquilidad -espero que para la de él también- a la hora de enterarme de su enfermedad, ni siquiera lo pensé. Dejé de lado resquemores e instintivamente estuve "junto" a él, a pesar de la distancia, desde ese momento en adelante. La "cosa" era comunicarme con él, escucharlo, recordar nuestra infancia, a nuestros padres, reírnos y compartir parte de nuestro diario vivir. Eso me alivia en parte, porque, sin duda, nos faltó tiempo. ¡Querido hermano, te recuerdo!
Hice de todo un poco ayer domingo: me informé y entretuve audiovisualmente, leí, tejí, cociné, practiqué horticultura, escribí e hice varias llamadas telefónicas, todo un desafío esto último. Sólo lo hago de vez en cuando y luego de un proceso de auto imposición,😅.Faltaron llamadas, que intentaré mañana. A ver si resulta este propósito. Tengo otras tareas para mañana. Ya les contaré, en las siguientes líneas.
Logré hacer otra llamada. ¡Bien! Sólo faltan dos, 😐. Además de aquello me acerqué hasta el Teatro Regional ayer. El objetivo era obtener cuatro entradas para un espectáculo gratuito de la Ópera Carmen de Bizet. Sólo obtuve dos, 😅.Propósito cumplido a medias. Y, aparte de ello, la fecha obtenida no fue la indicada. En todo caso, dos de mis amigas no habrían podido acudir por sus actividades laborales. Creo que al final, iré sola, 😂. Lo interesante es que, ¡al fin!, participaré en una experiencia diferente y que me gusta. No es que las óperas me fascinen; no, para nada, pero ésta me gusta, al menos su tema central. Lo relevante es que está en el ámbito cultural clásico y eso sí es valiosísimo.
Lo otro especial vivido, ayer fue la llegada de un nuevo "juguetito" electrónico, adquirido vía web. La primera vez que vi o supe de estos artefactos, me sonreí socarronamente. Dije para mí misma "yo no gastaría en esta "cosa". ¡Mal hecho! ¡Y no es primera vez que me sucede que me debo tragar mis palabras! También me pasó con la deshidratadora que compré el año anterior. Al fin, la realidad se impuso. Sucede que en este último tiempo, el yoghurt casero que había estado elaborando me quedaba muy ácido, lo que me llevó a un rechazo visceral, literalmente hablando. Parecía como si hubiera perdido mi toque. Amén de aquello, eso de lavar y guardar la tela con la que se separa la leche del suero, ya me daba lipiria. Así que, en una de las tantas visitas al supermercado Cugat, vi una yogurtera, leí sus indicaciones, sopesé el precio y decidí adquirir una, no sin antes cotizar en otros lados. Por eso, la semana pasada caminé hasta la Carretera del Cobre y sus locales emblemáticos, realizando todo un trabajo de investigación comercial. Al final, luego de cerrar el proceso en el Mall del Centro, tomé la decisión de comprar por Internet. "Lo comido, lo bailado "...y lo caminado, 😂, quedaban como gajes del oficio.
Ayer llegó la yogurtera a Ripley. Bastante conveniente el precio al visto presencialmente, a lo que se agrega que, cuando uno retira en tienda, no hay cobro de envío. ¡Puras bondades! Dejé trabajando el aparatito anoche. Al parecer no fue suficiente el tiempo asignado. Le di más tiempo, al ver que casi me suplicaba "¡otra oportunidad!". Sin embargo, acaba de llegar el electricista y, para realizar unos arreglos solicitados, debió cortar la luz, 🙈. Así que estoy a la espera, ansiosa de contar con uno de mis postres preferidos, sin saber si va a resultar el experimento culinario. Espero que sí 👌 🙏 😊. Ya lo sabrán a su debido tiempo. ¡Ah! Antes de que se me olvide, he seguido leyendo. No he avanzado tan rápido como esperaba pues el hábito se había debilitado, pero estoy "trabajando" en ello. ¡Hasta la próxima!
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