historiaS con "S" de plural -para estar a la moda-, con "S" mayúscula para que no pasen inadvertidas, y haciendo referencia no a la acepción de la disciplina que se encarga de reunir en textos gordos y serios lo que le ha sucedido o lo que ha hecho la Humanidad, sino a una acepción en "h" menor -como se acostumbra a categorizar en música a algunas composiciones sin grandes aspiraciones de parte de sus compositores, claro está, que no de las creaciones propiamente tales pues ellas no son pensantes menos vivientes-. Con algunas de estas historiaS he estado en contacto en estos tiempos nublados, helados, más morosos y tristones en este rincón del mundo que es nuestro país.
Algunas de estas historiaS no me han convencido para nada, tanto así que las abandoné a medio empezar; otras me han llevado hasta el final del camino, sea éste apoteósico o anodino. Total, a fin de cuentas, no sólo importa el desenlace de algo o alguien, sino también la senda recorrida para llegar a ese término. historiaS son las que compartimos con unas amigas, recién ayer no más, ya sean propias o ajenas, en su totalidad o en parte, pero entretenidas e -"o" también puede ser- interesantes, con el agregado de que sus narradoras son parte de nuestro círculo virtuoso -de ninguna manera vicioso, que yo sepa, 😉-.
El efecto que pueda provocar una de estas historiaS en "h" menor depende, sin duda, de nuestra propia historia, la que ha forjado un ser único e irrepetible -nosotros- con cada una de nuestras acciones y decisiones, más los efectos de las acciones y decisiones de otros. Hace un mes o poco más busqué obras de Salman Rushdie, ese escritor indio nacionalizado británico, que fue trending topic a fines de los 80, en tiempos que esta expresión aún no existía, jejeje. La razón fue su obra Los versos satánicos, de título y tema políticamente incorrectos. Recordé la obra y el "escándalo" que había provocado y me aboqué a la tarea de su lectura. Sólo llegué al 20 por ciento. La paciencia no me dio pa'más. Luego quise darle otra oportunidad con sus obras Furia e Hijos de la medianoche, pero ya el daño estaba hecho, 😁. No pude avanzar. Lo mandé al basurero de libros, sorry. Los versos... es un relato tan enrevesado, con una mezcla de personajes bíblicos con características del mundo ultracapitalista, que me recordaron a unas pinturas que vi hace unos años en el Museo de Bellas Artes, en que personajes históricos aparecían "intervenidos" en su cuerpo, con elementos del consumismo o de lo celestial. Recuerdo, por ejemplo, la figura de Michael Jackson con traje negro y alas blanquísimas, un ángel en claroscuro (creaciones del fotógrafo y artista estadounidense David LaChapelle). La obra de Rushdie me resultó una majamama de este estilo, con unos personajes del mundo subartístico y farandulero transformados en ángeles caídos, víctimas de un accidente aéreo que no terminó con sus vidas. Y, luego, está la aparición de una montaña, donde vive uno de estos ángeles, una versión de Mahoma, etcetc. ¡No, mi paciencia no dio para más (con bastante esfuerzo leí "Siddartha" años ha y no soporto los textos de pseudoayuda de Coelho)! En resumen, Salman Rushdie, a pesar de tus premios y críticas positivas que pudieras tener de algunos, quedaste eliminado de mi nómina.
Amanecer en el desierto de Waris Dirie, una novela testimonial de una supermodelo somalí, pasable. Lo interesante de este relato es lo que informa acerca de la vida que llevan los pobres de Somalia, de la falta de agua, de la miseria, carencia de educación, vivienda y de lo más básico, normal e infaltable para los occidentales. Es impresionante enterarse de "voz" de una habitante de esos lejanos lares de la realidad subhumana que viven congéneres en otro sector del planeta, mucho menos afortunados que nosotros.
También incursioné en otras historias, que resultaron vulgares textos romántico-sentimentaloides que inicié y abandoné con rapidez. Mi adolescencia terminó hace un buen rato, 😂, así que era imposible "tragarme" esas historias: "Contra la fuerza del viento", "No pude decirte adiós", "Comiendo sonrisas a solas", "No me olvides", uff. No recomendables salvo que seas adolescente.
El libro de la risa y del olvido de Milan Kundera, no resultó lo mejor de su producción para mi gusto a decir verdad. Llegué al 67 %. El libro está compuesto de varias historias breves y como yo no soy muy amante de los relatos breves, no completé el camino. Lo siento, Milan,😒.
A Peter Handke (escritor austríaco) no lo había leído en mi vida. Elegí un texto suyo de título sugerente: El momento de la sensación verdadera. No me gustó, lo abandoné. Intentaré más adelante con otra obra. No por nada es, seguramente, Premio Nobel.
Leí además, en estas semanas, Loba negra de Juan Gómez-Jurado, la segunda parte de la saga policíaca de Scott-Gutiérrez. Lo interesante y novedoso de la lectura del primer volumen disminuyó a ojos vista. Bien dicen por ahí que no siempre segundas partes son buenas. Llegué hasta el final, pero ya sin ganas de buscar el tercer volumen. Bye, bye.
Por último, recurrí a un amigo conocido: Paul Auster y debo decir que no me decepcionó. Logró sacarme del pozo negro de malas lecturas en que me había sumergido. ¡Bravo! Dos novelas me volvieron a la vida : El país de las últimas cosas y Un hombre en la oscuridad. No son historiaS felices; al contrario, "El país..." describe la "vida" en un lugar lo más parecido a uno de los anillos del infierno de Dante. Es tan vívida la descripción de la experiencia sufrida por Anna Blume en la búsqueda de su hermano perdido que da escalofríos y uno-lector se alegra y se siente afortunado de vivir en este tiempo y en este lugar (no sé si seguirá siendo así 🤣). En "Un hombre..." , August Brill, condenado a una silla de ruedas luego de un accidente, escapa de su realidad vital y de la falta de sueño inventando historias en su mente y dándoles continuidad cada noche. Es un interesante juego de dimensiones de ficción y realidad que obliga a estar "despierto" al lector para no caer en la confusión y seguir los hilos que August va urdiendo para no enfrentar su propia historia familiar de abandonos y traiciones.
De estas historiaS ha estado repleta mi vida en estas últimas semanas, a las que agrego las pequeñas, y a veces no tan edificantes, historiaS de vecinos de la comunidad, a la que he vuelto los ojos y la voluntad para no caer en la sociopatía, 🤣. Como ven, hay que cuidarse también de las trampas que la mente pueda ponernos en el camino. No he comenzado nuevos proyectos, aunque ya hoy hice cambios en mis espacios, redistribuyendo muebles, buscando más luz en el living-comedor y más oscuridad en el dormitorio. Como pueden darse cuenta soy de gustos un tanto extremos, 😊. En mi lado artístico, se me ha pegado el síndrome de Penélope: tejo y destejo a crochet. Invento tejidos y cuando el resultado no me convence, desarmo lo creado y vuelvo a empezar. Total, quién me apura. En relación a la elaboración de sushi, el lunes comienzo (estoy como las fanáticas de las dietas permanentes, 😃). Me falta comprar un ingrediente esencial: las láminas de alga. Veremos los resultados, seguramente espectaculares, 🤣. Hasta pronto.
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