Si un genio de la botella -o de celular, más bien, en la actualidad- te ofreciera alargar tu tiempo vital seguro que aceptarías de inmediato, sin pensarlo, sin analizarlo siquiera. No habría mejor 🎁que aquél. Ya en posesión de tan maravillosa dádiva, luego de haber hecho todo lo que habías anhelado hacer si tuvieras todo el tiempo del mundo, aún te quedarían años para otras cosas y deseos, pero ¿te quedarían ganas? Buena pregunta me pareció cuando me la hice a mí misma.
Todos -o casi todos- los seres humanos amamos vivir, sea como sea. Creo que el gran aliciente es la esperanza, en tanto, el gran impedimento a renunciar a la vida es el temor a lo desconocido. Si tuviéramos certezas reales, tangibles y comprobables de lo que es la no-vida seguramente nuestra postura sería más definitiva y precisa, pero con menos esperanza de por medio. No olvidemos que la certidumbre inhibe la esperanza.
Por ello, un obsequio como la longevidad más allá de lo humano actual claro que sería muy bienvenido, sin pensar demasiado en lo que harías en el tiempo extra, ya sea el doble o el triple de lo "normal". Ahora, la idea es que esa vida extra sea de buena calidad, porque seguir sufriendo penalidades, salvo que uno fuera masoquista, no tendría mucho sentido. Pero, vuelvo a la pregunta inicial: ya realizado todo lo que deseabas y aún con un horizonte temporal por delante, ¿qué harías? ¿Acaso no cabría la posibilidad de caer en el aburrimiento y, de allí, estamos a un paso de la depresión, que transformaría la alegría de contar con años de "yapa" en una carga?
En Marte Azul de Kim Stanley Robinson, tercer volumen de la trilogía marciana, los Primeros Cien que han sobrevivido están sufriendo la pérdida acelerada de sus recuerdos. Ya sobrepasan por dos décadas el bicentenario y, además de abundantes lapsus y "apagones" prolongados, déjá vu, presque vu y jamais vu, sufren momentos en que olvidan lo recién pensado completamente. Es algo cercano al alzheimer y a la demencia senil, con la diferencia que mantienen el concepto y conocimiento de sí mismos, así como de sus conocidos, pero el pasado personal y grupal ya no se recuerda. A lo anterior se agrega un fenómeno que se ha presentado en varios, llamado "declive súbito", y que trae consigo la muerte. El problema es grave y necesitan encontrar la forma de revertir el fenómeno antes de que todos desaparezcan.
El tiempo ha pasado en Marte, en la Tierra y en el Sistema Solar. La segunda revolución marciana, que buscaba un gobierno independiente y autónomo, tuvo sus frutos, aunque no fue una tarea fácil. Todos los movimientos y facciones pro-revolución coincidían en un punto, liberarse de los mega consorcios terranos que estaban haciendo del planeta su propiedad privada, a través de la inmigración y la extracción de los recursos minerales, que conducían a la destrucción del suelo y de la vida marciana. Sin embargo, disentían en el tipo de relación posterior con la Tierra, lo que llevó a una cuasi guerra civil, que se logró evitar por un escaso margen.
Ahora se está en el siglo XXIII. La situación es estable en lo político y económico. El planeta rojo ha derivado en azul, con presencia de mares, ríos y lagos por doquier, producto de la terraformación, proceso que supuso el aumento de la temperatura planetaria, la manipulación de la atmósfera hasta hacerla respirable y más densa, la introducción de vida vegetal y animal transgénica, el derretimiento paulatino de hielo polar para la creación de acuíferos entre otras tareas extraordinarias. Por algunas décadas todo funcionó dentro de los acuerdos establecidos, pero, últimamente, la inmigración se ha acelerado de manera alarmante, con la llegada ilegal de grupos numerosos de distintas nacionalidades, para los cuales no existen las condiciones adecuadas de habitabilidad.
Nuevamente se está en una situación crítica, a pesar de que los otros planetas del sistema solar, diversas lunas y asteroides también han sido colonizados y terraformados, lo que ha permitido la diáspora de la humanidad. ¿A qué se debe esto? La población humana en la Tierra ha seguido aumentando, haciendo insostenible la vida para tantos en el lugar de origen y aunque muchos han emigrado no ha sido suficiente para disminuir el exceso de habitantes. Por tanto, además de iniciarse la emigración más allá de nuestro sistema, se pretende invadir Marte. Se logra inhabilitar la acción terrana mediante una acción poderosa: la presencia masiva de la gente en las calles en cada una de las ciudades marcianas. De nuevo, ha sido la intervención rápida y eficaz de los Primeros Cien la que ha evitado una tercera revolución, sin víctimas.
No ha sido fácil leer las más de 700 páginas de este volumen. Es cierto que conocía el contexto y sus personajes y eso ayudó. Pero también es verdad que el autor profundiza en aspectos científicos de geología, hidrología, sociología, botánica, anatomía general y cerebral, física general y cuántica, además de relaciones interpersonales y otros temas. Yo, una simple diletante literaria, me vi en dificultades comprensivas en las páginas en que la ciencia invadía todo el mundo ficticio. Sin embargo, seguí adelante; en ningún momento se me pasó por la mente abandonar la tarea y aprendí muchísimo (nociones básicas de las diferentes disciplinas mencionadas y una cantidad considerable de vocabulario). Ahora, para reforzar lo aprendido, me abocaré a leer a Isaac Asimov, el maestro por excelencia de la literatura de ciencia ficción, además de Ray Bradbury. De este último leí bastante hace algunos años (😊), pero de Asimov ha sido lo mínimo. Por lo tanto, le daré un muy buen uso a este tiempo de cuarentena y me iré miles de años hacia el futuro y veré en qué ha parado la humanidad. A ver, si algo hemos aprendido, a pesar de todo y todos...
No cuenten conmigo para colonizar otro cuerpo celeste. Siempre he vivido "con los pies bien pegados a la tierra".😊😊😊😊😊
ResponderEliminarDebe ser todo un problema aprender a caminar de nuevo. Yo voy a pensarlo, jaja.
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