Estoy molesta con la pandemia. Muy molesta. No formo parte del grupo que ve en esta situación una conspiración mundial o nacional. Me parece de una cerrazón casi al límite de lo fóbico aquella actitud, aunque no descarto una mala intención de los chinos, tan difíciles para nosotros, los occidentales, de leer gestualmente. Nos resultan impenetrables con esos ojillos rasgados y un idioma incomprensible. Puede ser que el inicio haya sido parte de un juego sucio. No lo sabemos hoy, ni lo sabremos a futuro.
Sin embargo, aunque así fuera, los dados ya fueron lanzados y hay que seguir participando. No nos podemos hacer los locos y minimizar los riesgos. Éstos existen. Creo que para salir adelante hace falta la voluntad de todos. Yo salí de mi ciudad (ya la considero de mi propiedad, jaja) a otra un par de semanas, dentro de lo que me permitía el sistema, sin vulnerarlo. Me he cuidado y he cuidado a quienes han estado cerca mío sin caer en exageraciones y, por ello, me vi en la obligación de regresar. No me hizo mucha gracia, debo añadir, pero era necesario si quiero ser fiel a mis principios (no engañar al sistema).
Me sucedió lo que en marzo del año pasado. ¡Qué lejano me parece cuando me vi en la situación de salir "cascando" de España, sin mascarilla porque no habían en ninguna parte, en un avión lleno de pasajeros y siendo mirados como apestados! Ayer, casi como el perro arrepentido del Chavo del Ocho, me vine directo a casa. La situación no se podía forzar. Soy porfiada pero nunca tanto, 😁😁. Soldado que huye sirve para dos guerras -dicen- y ya llegará el momento de emprender una nueva campaña. Es de esperar que no debamos pasar un nuevo año de cuidados "intensivos" y que en el invierno próximo pueda desplazarme tranquila y plácidamente por la zona norte y central. Total, soñar no cuesta nada. ¡Hasta pronto!
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