lunes, 30 de noviembre de 2020
Regalos ...y regalos...
domingo, 29 de noviembre de 2020
Gestos extraordinarios...
No obstante, hay un gesto del que sí me arrepiento, porque no lo hice, o no lo hice en su totalidad, del que no hay testigos -al menos con vida- y que jamás tendré la posibilidad de completar. No todos estamos preparados ante la muerte, menos cuando es tan terrible e inesperada. En fin...
No deja de ser curioso pensar, a resultas de lo leído, cómo los "mejores" planes se tuercen por pequeños gestos, dudas, intereses personales, intenciones no expresadas u ocultas, o, por último, debido a la capacidad de improvisación, tanto de los que los promueven como de los que son "víctimas" de aquellos planes. Es lo que sucedió en dicha ocasión y que salvó a los españoles de una nueva dictadura o de una democracia férreamente "vigilada".
Alguien podrá pensar, con justa razón, por qué me apasiona tanto la historia e intrahistoria de otro país, por qué no me intereso por el propio. Sí me he interesado, pero, la verdad, no lo suficiente. Tal vez sea una actitud habitual, que hace que nos entusiasme más lo ajeno, que lo propio (😆). Es probable que en lo cercano uno no pueda dejar de cuestionar su propio quehacer y también es posible que no salga demasiado bien parado de ese cuestionamiento.
Es lo que debieron plantearse los congresales españoles y demás, que obedecieron sin chistar a los golpistas y estuvieron tirados en el piso hasta que les dieron permiso para levantarse; es también lo que debieron cuestionarse los medios de comunicación escritos, a excepción de "El País" y otro medio menor, que permanecieron silentes frente a lo que acontecía; o los partidos políticos y las instituciones, que no dijeron "esta es boca es mía", y cuyos dirigentes y bases se fueron a dormir como cualquier noche, casi como espectadores ajenos a la magnitud de lo que estaba aconteciendo. Sin duda, hay atenuantes: la dura experiencia de la historia reciente, el apego a la vida, a la familia, al status o, al contrario, la anuencia silenciosa de la acción iniciada, posteriormente reprobada nacional e internacionalmente.
A pesar de la distancia temporal y espacial que nos separa de este instante histórico, no pude dejar de notar la cercanía de algunas situaciones que se dieron en la gestación del 23 F español con algunas de nuestra realidad actual, lo que no deja de preocupar y preocuparme, pero de lo que no puedo "ocuparme" (como dicen los preciosistas lingüísticos que abundan en estos tiempos), pues mi rango de acción y relevancia social y política es nula..o casi. Los ciudadanos "de a pie" de nuestro país es poco lo que podemos hacer o influir en los hechos, toda vez que, en mi caso particular, no soy partidaria de participar en manifestaciones masivas, menos si pretenden ser de presión o de fuerza, derivando fácilmente a la violencia verbal o física. Prefiero y practico los canales legales y constitucionales. Lástima que en la actualidad ya esta forma de actuar pareciera estar sufriendo de obsolescencia.
domingo, 22 de noviembre de 2020
Crisis...
Para nuestra tranquilidad, debemos tener claro que las crisis son parte de la naturaleza humana, tanto como individuo como componente de una sociedad. Sin crisis no hay avance; al contrario, hay status quo y estancamiento. Así que habrá que resignarse y tratar de mantener la cabeza fuera del agua💧. Lástima que no todos sabemos flotar.
viernes, 20 de noviembre de 2020
Vida...
martes, 17 de noviembre de 2020
La verdad...
Aparte de la tremenda verdad que pretende "desvelar" esta historia (nada menos que..., no, mejor dejo a los interesados que la descubran), tan "tremenda" que significaría un cisma religioso y la certeza de la mayor puesta en escena en más de dos mil años de existencia, no me queda claro si una "verdad" como ésa pueda hacernos libres. A mí, claro que no, aunque no me dejaría indiferente; condenaría al Infierno más calcinante a los ideólogos de la "broma", aun sin creer en infiernos y demases. ¡Es que no tendrían perdón de nadie, ni siquiera de Dios!
No es fácil, a veces, elegir entre la verdad y la mentira. No para mí, aunque signifique echar abajo todo un castillo con las posesiones adyacentes. A pesar de que el sufrimiento y la decepción me impongan la desconfianza como única vara para medir los afectos y las relaciones de allí en adelante, preferiría la verdad, privilegiaría vivir en Sión en lugar de la Matrix, independiente de las "ventajas" de esta última. Pero, no estoy segura si yo estaría dispuesta a provocar dolor en un ser querido al quitar el velo del engaño al que ese ser ha sido sometido. Esto lo sé porque ya lo he practicado, no con una verdad propia sino con una ajena pero cercana.
¿Me puede hacer libre una verdad? Tal vez, porque elimino los hilos o la trama del engaño; porque desde esa verdad puedo construir sobre cimientos reales; o, porque, en último término, yo decido qué hacer con esa verdad, si la acepto o rechazo. Tal vez. Lean la novela, tiene su punto interesante, además de un suspenso bien logrado.
Otra verdad: ésta existe independiente uno la conozca o no, uno la acepte o no. En nuestro mundo occidental estamos lejos físicamente de realidades bastante diferentes a las que nos rodean. Eso no quita que desaparezcan. Hay guerra, hay hambruna, hay enfermedades, hay pobreza extrema; en fin, hay flagelos sociales que ya creemos superados. Sin embargo no es así. En la actualidad estamos más conscientes de aquello, pero no más sensibles. De pronto me impresiona la gente que se desvive por el bienestar de los animales (discúlpenme los amantes de ellos y los mismos), gente que sufre y que lucha por ellos (me refiero a activistas de distintas causas) y en cambio no es tan sensible al maltrato y asesinato masivos de seres humanos. Claro, estamos muy lejos, vemos aquello, no lo vivimos, no nos impacta como para hacernos actuar (me incluyo).
Este narrador es otro ser humano que tiene a la verdad como una especie de némesis. Y no sólo sucede en esta texto, sino en varios -o tal vez en todos- los que he leído de Javier Cercas. Sus narradores no se tratan bien, no son autocomplacientes llegada la hora de mirarse al espejo, lo que no puede decirse de uno mismo, expertos en hacerle el quite a la verdad mientras podamos.
jueves, 12 de noviembre de 2020
Arrakis...
Pasó mucho tiempo, tal vez un año o más, en que estuve luchando con mi memoria para recordar el nombre de un planeta y de la sustancia preciosa y adictiva que se extraerá miles de años hacia el futuro, siglo CII -año 10191- en que los humanos descendientes habitarán numerosos planetas, en diversos rincones del Universo Conocido. La lucha por el poder será brutal; los medios con los que se contará, extraordinarios y variados; las alianzas, públicas y secretas, numerosas. Todo vale y valdrá a la hora de estar en la cima.
[Abro paréntesis... Leí la extensa y extraordinaria Saga DUNE de Frank Herbert e hijo hace 4 años. Amplió mis horizontes y me tuvo inmersa en sus páginas durante dos meses. Hoy releí parte de su volumen inicial (de 11) y volví a sentir admiración ante tan fascinante proyección futurista. Cierro paréntesis].
¡Arrakis o Dune, que tu existencia siga siendo producto de un gran creador de ficción!
lunes, 9 de noviembre de 2020
Piedras...
Mientras avanzaba en la lectura, los anhelos e inquietudes de Saban por avanzar en su trabajo, por solucionar algún problema constructivo casi imposible, por responder a las exigencias de su líder y hermano en levantar y terminar el templo y darle al mismo tiempo belleza y misticismo, me recordaron otras obras, de autores distintos, pero que imbuyen la misma pasión y "fiebre" creadora en sus personajes. Me refiero a Ildefonso Falcones en La Catedral del Mar y Ken Follet en Los Pilares de la tierra, en las cuales los protagonistas participan o son ejecutores de la construcción de catedrales medievales, tareas a las cuales entregan toda su creatividad, su fuerza y su vida.
Llegar hasta allá -a Stonehenge- es uno de mis sueños (toco madera, toc toc toc), lo que no creo tan imposible, pues varios de ellos he podido ir cumpliendo, relacionados con estas creaciones humanas que a veces tienen algo de mágicas, especialmente cuando en su concepción estaba presente la necesidad de establecer un vínculo con fuerzas de la naturaleza, con seres superiores o con la muerte. En otras ocasiones, la meta ha sido, seguramente, reafirmarse ante sus congéneres, dejando patente la relación especial con poderes sobrenaturales. Probablemente los que sólo se interesan en el presente y futuro puedan mirar "por encima del hombro" los restos arqueológicos de cualquier civilización, pero, hay otras personas, entendidas y aficionadas, a quienes unas "simples" piedras o ruinas nos hablan.
Pero no sólo estos monumentos son los destacados y milenarios de la antigua civilización egipcia. Con miles de años también cuentan los Templos de Karnak y de Luxor, las Necrópolis reales del Valle de los Reyes (con tumbas de 63 reyes y faraones), el Valle de las Reinas (más de 80 tumbas), el Templo de Hatshepsut, los Colosos de Memnón; el Templo de Edfu; el Templo de Kom Ombo, mientras en Aswan se encuentra el extraordinario Templo de Abu Simbel y el Templo de Nefertari. Todos estos monumentos, más elaborados y exquisitos que los neolíticos por razones obvias, están datados entre los siglos XVII al XIII a.C. Todos constituyen muestras de fuerza y poder, deseo de perdurabilidad y comunicación con sus dioses. Ingresar a cada uno de ellos contribuye a la humildad necesaria en este mundo.
En los alrededores, distante a algunos kilómetros, es posible disfrutar de la extraordinaria arquitectura del Teatro de Epidauro (siglo IV a.C.) y del sitio arqueológico de lo que fue esta urbe, mientras que en Nemea, aún resisten el paso del tiempo algunas columnas del Templo de Zeus (siglo VI a.C.) y, a unos 400 metros, está enclavado lo que queda del Estadio, sede de los Juegos Nemeos desde el siglo IV a.C.