Pensando en el tiempo que algunas llevamos "presas" en palacio, en este caso, debido a una crisis sanitaria, me vienen a la memoria algunos cuentos infantiles universales en que una mujer, por el hecho de serlo, se encuentra privada de libertad. Me acuerdo, por ejemplo, de Rapuncel, de Bella y de Sherezade, por el momento (en el ámbito de los cuentos clásicos). En ninguno de los casos de referencia hay una pandemia, epidemia o mínima enfermedad que origine el encierro. Son causas diferentes, pero el resultado es similar.
Para no equivocarme en los detalles, debí releer los relatos y correlacionarlos. Sólo así resulta posible extraer algunos aprendizajes con el objeto de aportar con recomendaciones y sugerencias en estos tiempos de cuarentena, que han cortado de raíz las actividades públicas y las performances feministas, lo que, sin duda, representará un considerable retroceso al movimiento...y a muchas otras acciones...
Veamos...
¿Qué tienen en común estas jóvenes féminas?
Punto 1: la inocencia. Ellas no son culpables de nada; al contrario, son casi angelicales y virtuosas. Terceras personas, malvadas o menesterosas, las han puesto en ese brete.
Punto 2 : la disposición al sacrificio. Sucede esto con Bella y Sherezade especialmente, que, en un caso, acepta salvar a su padre y en el otro, a otras mujeres. Rapuncel vive en Babia, años en la torre con sólo el contacto de quien cree su madre -la Bruja- , su sacrificio se remite a "facilitar" su rubia cabellera, que esperamos haya sido natural, porque si no, habría un tremendo engaño o "gato escondido" en el relato (jajaja).
Punto 3 : la belleza. La "Rapu" complementa su belleza física con su melodiosa voz, en tanto, Bella, con su bondad y cumplimiento de compromisos. Sherezade, que pareciera ser la más feminista de todas y más cercana a nuestra época, agrega la inteligencia y el arrojo. Se ofrece al sacrificio con una seguridad rayana en la estupidez (se lanza a los leones). No quiere más mujeres decapitadas, para lo cual usa su cualidad de estratega digna de Ripley, además de ser una "cuentera" al cubo. Astuta "la" Sherezade: apunta su estrategia a una debilidad del Rey Schariar, una curiosidad casi "infantil", impropia de un soberano. De él debe haberse originado el dicho de que "en todo hombre siempre hay un niño".
Punto 4: el éxito. Ninguna de ellas, merced a sus bondades, pierde ni su inocencia ni la vida. Al contrario, obtienen el amor o se transforman en "salvadoras". En el caso de Bella, salva a su padre y al Príncipe, una verdadera Bestia (jajaja). Sherezade, en tanto, salva su vida y la de las demás mujeres, además de cambiar el pésimo hábito del Rey (decapitar a diario).
Punto 5 : la cordura. A pesar del encierro de años y meses ninguna de nuestras congéneres se vuelve loca. Saquen copia, amigas, digo yo. Tampoco pierden su atractivo para el sexo opuesto. Y no sólo por la belleza de un cabello largo y rubio, sino también por la bondad y la inteligencia ( aunque parezca extraño, jajaja).
Hasta aquí el análisis de estas mujeres de antología, merecedoras de ser nuestras modelos en estos tiempos de cuarentena. Pero, ¿nos parecemos en algo a ellas?
Veamos...
Partiendo de la premisa que todas somos inocentes mientras no se pruebe lo contrario (jajaja), ya estamos al otro lado con el primer punto. Nos asiste una gran ventaja: los juzgados no están trabajando en la actualidad en casos menos relevantes, por lo que si somos culpables de algo, que lo dudo, tenemos todo el tiempo del mundo para hacer méritos o eliminar evidencias incriminatorias. Si a ello, agregamos la frágil memoria de la Humanidad contemporánea, podemos descansar nuestras angustias en ese aspecto.
En estos tiempos que corren, haya sido nuestra educación hace tiempo atrás (¡ejem!) o más reciente, igualmente estamos "marcadas" por cierto sentimiento de culpa (de donde estaba y de como vestía) y por el afán de sacrificio sempiterno, hasta en las presas de pollo (hay muchos sesudos estudios al respecto), por lo que estamos preparadas "de más " para ponerle un tic o check list (✔) al acápite 2. Claro que no hay necesidad de exagerar en este aspecto: cualquier sacrificio, aunque sea menor, es válido. En este caso, se ajusta el dicho "la intención es la que vale".
En cuanto a las cualidades estéticas, todas somos bellas, ya sea física y/o espiritualmente. Otras, como yo (jajaja) cumplimos con ambos "requisitos", además de varios extras para mayor abundamiento (soy la modestia andando, como pueden ver, jajaja).
Exitosas y triunfantes, de todas maneras, al final de día. Y en los casos en que a mediodía, el fracaso nos invada y la derrota haga presa de nosotras, sacamos fuerza de nuestra flaqueza y salimos adelante, resilientes y dispuestas a empezar de nuevo o a seguir luchando (todo esto, claro, en sentido metafórico). Siempre necesarias y aportando.
Con respecto al punto 5, la *cordura*, creo que estamos un poco al debe, según los demás, claro. Porque nuestros "estallidos" personales, son más condimento que problema insoluble. Además, siendo medio camaleónicas como somos, es cosa de acertar al momento y circunstancia para pasar por cuerda (jajaja). Eso nos añade atractivo y misterio (nos transformamos en inclasificables e inentendibles). Si a ello, le agregamos al menos una buena acción al día y una linda sonrisa pep, lo demás se lo podemos dejar a la peluquería, farmacia o centro de belleza.
¿Qué aprendizajes podemos extraer de nuestras antecesoras que, estando en situaciones límites (equivalentes en parte a la que estamos viviendo) logran salir indemnes, bellas y triunfadoras? ¿Cómo hacer del encierro de la Cuarentena un tiempo de crecimiento y solaz y no morir en el intento?
1.- Preocuparnos, como Rapuncel, que nuestra cabellera luzca lo más brillante y sedosa posible. Si su color, rubio, caoba, azabache, ceniza u otro, no es natural, lo mejor que puedes hacer es contar con todo lo necesario para, cada tres semanas (según me han contado, jajaja), hacer los retoques pertinentes. No hay nada más deprimente y letal para la autoestima de una bella que un cabello bicolor involuntario (me imagino). Tampoco no es éste el momento de volver a lo natural y a las canas. La gracia es que mirarte al espejo se transforme en algo grato y no en tu peor pesadilla.
Considerando que la falta de oxigenación provoca un efecto nocivo en el cabello (opacidad), recurre a la vieja... (perdón), a la antigua técnica del cepillado intenso. Si te crece en exceso (no sabemos cuándo terminará esta crisis y cuándo podremos concurrir con tranquilidad a una peluquería o "centro de estética") recurre a variar tu peinado o look, organiza, en último caso, una competencia familiar de peinados extravagantes (jajaja).
2.-Realizar actividades variadas y nutritivas, esto último, desde el punto de vista de lo espiritual, porque de lo alimenticio no es para nada recomendable. Rapuncel, por ejemplo, cantaba; claro que tenía una hermosa voz. Si la tuya no es tan privilegiada, no cantes a capella, por favor. Canta con audífonos, así no tienes retorno de tus desafinaciones y tampoco escucharás cuando se rían de ti. Cantar libera energías (positivas y negativas), calma el espíritu, entretiene.
3.- Conversa mucho, mantén un permanente diálogo personal y directo con quienes son tus compañeros de infortunio. No te excedas en el uso del celular si estás compartiendo espacio con seres más o menos queridos. Juega a inventar historias con respecto a los vecinos menos conocidos a las personas que pasan por la calle. Le estarás haciendo la competencia a Sherezade.
4.- Lee, escucha música, escribe, desarrolla puzzles, pinta mandalas,teje, borda, ve, por último, televisión.
5.- Aprovecha de hacer aseo profundo, pero por partes. Cocina diferente y entretenido. Cambia la disposición de los muebles y ...¡quédate en casa, torre o palacio! Ellas, nuestras antecesoras no tuvieron la posibilidad de elegir o decidir (al menos Rapuncel y Bella) y salieron adelante, pasando a la historia (al menos de los cuentos).Tal vez, nosotras sí.
Para no equivocarme en los detalles, debí releer los relatos y correlacionarlos. Sólo así resulta posible extraer algunos aprendizajes con el objeto de aportar con recomendaciones y sugerencias en estos tiempos de cuarentena, que han cortado de raíz las actividades públicas y las performances feministas, lo que, sin duda, representará un considerable retroceso al movimiento...y a muchas otras acciones...
Veamos...
¿Qué tienen en común estas jóvenes féminas?
Punto 1: la inocencia. Ellas no son culpables de nada; al contrario, son casi angelicales y virtuosas. Terceras personas, malvadas o menesterosas, las han puesto en ese brete.
Punto 2 : la disposición al sacrificio. Sucede esto con Bella y Sherezade especialmente, que, en un caso, acepta salvar a su padre y en el otro, a otras mujeres. Rapuncel vive en Babia, años en la torre con sólo el contacto de quien cree su madre -la Bruja- , su sacrificio se remite a "facilitar" su rubia cabellera, que esperamos haya sido natural, porque si no, habría un tremendo engaño o "gato escondido" en el relato (jajaja).
Punto 3 : la belleza. La "Rapu" complementa su belleza física con su melodiosa voz, en tanto, Bella, con su bondad y cumplimiento de compromisos. Sherezade, que pareciera ser la más feminista de todas y más cercana a nuestra época, agrega la inteligencia y el arrojo. Se ofrece al sacrificio con una seguridad rayana en la estupidez (se lanza a los leones). No quiere más mujeres decapitadas, para lo cual usa su cualidad de estratega digna de Ripley, además de ser una "cuentera" al cubo. Astuta "la" Sherezade: apunta su estrategia a una debilidad del Rey Schariar, una curiosidad casi "infantil", impropia de un soberano. De él debe haberse originado el dicho de que "en todo hombre siempre hay un niño".
Punto 4: el éxito. Ninguna de ellas, merced a sus bondades, pierde ni su inocencia ni la vida. Al contrario, obtienen el amor o se transforman en "salvadoras". En el caso de Bella, salva a su padre y al Príncipe, una verdadera Bestia (jajaja). Sherezade, en tanto, salva su vida y la de las demás mujeres, además de cambiar el pésimo hábito del Rey (decapitar a diario).
Punto 5 : la cordura. A pesar del encierro de años y meses ninguna de nuestras congéneres se vuelve loca. Saquen copia, amigas, digo yo. Tampoco pierden su atractivo para el sexo opuesto. Y no sólo por la belleza de un cabello largo y rubio, sino también por la bondad y la inteligencia ( aunque parezca extraño, jajaja).
Hasta aquí el análisis de estas mujeres de antología, merecedoras de ser nuestras modelos en estos tiempos de cuarentena. Pero, ¿nos parecemos en algo a ellas?
Veamos...
Partiendo de la premisa que todas somos inocentes mientras no se pruebe lo contrario (jajaja), ya estamos al otro lado con el primer punto. Nos asiste una gran ventaja: los juzgados no están trabajando en la actualidad en casos menos relevantes, por lo que si somos culpables de algo, que lo dudo, tenemos todo el tiempo del mundo para hacer méritos o eliminar evidencias incriminatorias. Si a ello, agregamos la frágil memoria de la Humanidad contemporánea, podemos descansar nuestras angustias en ese aspecto.
En estos tiempos que corren, haya sido nuestra educación hace tiempo atrás (¡ejem!) o más reciente, igualmente estamos "marcadas" por cierto sentimiento de culpa (de donde estaba y de como vestía) y por el afán de sacrificio sempiterno, hasta en las presas de pollo (hay muchos sesudos estudios al respecto), por lo que estamos preparadas "de más " para ponerle un tic o check list (✔) al acápite 2. Claro que no hay necesidad de exagerar en este aspecto: cualquier sacrificio, aunque sea menor, es válido. En este caso, se ajusta el dicho "la intención es la que vale".
En cuanto a las cualidades estéticas, todas somos bellas, ya sea física y/o espiritualmente. Otras, como yo (jajaja) cumplimos con ambos "requisitos", además de varios extras para mayor abundamiento (soy la modestia andando, como pueden ver, jajaja).
Exitosas y triunfantes, de todas maneras, al final de día. Y en los casos en que a mediodía, el fracaso nos invada y la derrota haga presa de nosotras, sacamos fuerza de nuestra flaqueza y salimos adelante, resilientes y dispuestas a empezar de nuevo o a seguir luchando (todo esto, claro, en sentido metafórico). Siempre necesarias y aportando.
Con respecto al punto 5, la *cordura*, creo que estamos un poco al debe, según los demás, claro. Porque nuestros "estallidos" personales, son más condimento que problema insoluble. Además, siendo medio camaleónicas como somos, es cosa de acertar al momento y circunstancia para pasar por cuerda (jajaja). Eso nos añade atractivo y misterio (nos transformamos en inclasificables e inentendibles). Si a ello, le agregamos al menos una buena acción al día y una linda sonrisa pep, lo demás se lo podemos dejar a la peluquería, farmacia o centro de belleza.
¿Qué aprendizajes podemos extraer de nuestras antecesoras que, estando en situaciones límites (equivalentes en parte a la que estamos viviendo) logran salir indemnes, bellas y triunfadoras? ¿Cómo hacer del encierro de la Cuarentena un tiempo de crecimiento y solaz y no morir en el intento?
Mi Rapuncel |
Considerando que la falta de oxigenación provoca un efecto nocivo en el cabello (opacidad), recurre a la vieja... (perdón), a la antigua técnica del cepillado intenso. Si te crece en exceso (no sabemos cuándo terminará esta crisis y cuándo podremos concurrir con tranquilidad a una peluquería o "centro de estética") recurre a variar tu peinado o look, organiza, en último caso, una competencia familiar de peinados extravagantes (jajaja).
2.-Realizar actividades variadas y nutritivas, esto último, desde el punto de vista de lo espiritual, porque de lo alimenticio no es para nada recomendable. Rapuncel, por ejemplo, cantaba; claro que tenía una hermosa voz. Si la tuya no es tan privilegiada, no cantes a capella, por favor. Canta con audífonos, así no tienes retorno de tus desafinaciones y tampoco escucharás cuando se rían de ti. Cantar libera energías (positivas y negativas), calma el espíritu, entretiene.
3.- Conversa mucho, mantén un permanente diálogo personal y directo con quienes son tus compañeros de infortunio. No te excedas en el uso del celular si estás compartiendo espacio con seres más o menos queridos. Juega a inventar historias con respecto a los vecinos menos conocidos a las personas que pasan por la calle. Le estarás haciendo la competencia a Sherezade.
4.- Lee, escucha música, escribe, desarrolla puzzles, pinta mandalas,teje, borda, ve, por último, televisión.
5.- Aprovecha de hacer aseo profundo, pero por partes. Cocina diferente y entretenido. Cambia la disposición de los muebles y ...¡quédate en casa, torre o palacio! Ellas, nuestras antecesoras no tuvieron la posibilidad de elegir o decidir (al menos Rapuncel y Bella) y salieron adelante, pasando a la historia (al menos de los cuentos).Tal vez, nosotras sí.
👏👏👏👏👏 novedoso y moderno el enfoque sobre esas féminas.
ResponderEliminarGracias.
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