Un poco harta de los Matinales televisivos nacionales (que estiran hasta el cansancio una nota, si es lo más lacrimógena mejor, y en cuyas ediciones no hay mucha variedad de caras), sin ánimo de quemar todas mis naves en Netflix, tratando de variar las actividades cotidianas, descubrí que Fernando Villegas, el mismo que viste y calza, tenía ahora un programa y/o página en que difundía un programa no televisivo.
No había sabido de él desde hace más de un año, fines agosto de 2018, cuando fue "sacado" de las pantallas luego de ser acusado públicamente de acoso sexual y maltrato laboral. En su momento lo lamenté, no sólo por las posibles víctimas sino también por la pérdida que significaría su participación en programas de mi agrado. La verdad, no me dediqué a investigar en detalle las acusaciones. Me conformé con la información que entregaron los canales de tv en su momento, teniendo el cuidado de considerar que la acusación algo de base tendría (cuando el río suena...). Tampoco acostumbro a poner las manos al fuego por nadie, ni siquiera por mí (seguro quedarían rostizadas, jajaja), pero no lo crucifiqué mentalmente, no porque acepte su posible actuar, sino porque suele suceder que "del árbol caído muchos hacen leña". Y como a mí no me gusta ser parte de un "muchos", ni me agradan en demasía las multitudes, no me iba a unir ni me uní a esa campaña.
Hace poco (dos semanas) vi su blanca y desordenada cabellera en las sugerencias de YouTube y la curiosidad me llevó a "clickear" sobre ella. Debo señalar que sigue igual que siempre. Esta vez me parece mucho más clara su postura a favor del gobierno y en contra de la oposición, aunque él señala que no está "casado" con nadie, y que apoya lo que le parece adecuado y critica todo lo que es contrario a su punto de vista, venga de donde venga. Esta última aseveración es verdadera, toda vez que le he visto y escuchado también criticar posturas o acciones de parte del gobierno o de sus representantes frente a hechos relevantes.
Creo que en el fondo me gustan de él el conocimiento y manejo de información, el análisis que hace de situaciones, el bagaje cultural que posee, la "valentía" que tiene para decir verdades incómodas y políticamente incorrectas, aunque hay ciertos términos que yo no usaría. No obstante, así lo conocí y me gustó, así que, dentro de mis estrechos límites de tolerancia (jajaja), acepto, por el momento, algunos términos poco académicos y su soberbia intelectual que aflora las más de las veces.
[[Entre paréntesis...
Alguien se preguntará cómo puede gustarme un "tipo como éste" si mi postura política es contraria. Para quienes se pregunten aquello - y a los que no, igual (jajaja)-, aclaro que yo no tengo postura política definida. Cierto es que mis simpatías se orientan a la izquierda más que a la derecha, pero no me "caso" (ya lo hice una vez, en otro sentido, jajaja) con ningún partido, dogma religioso, club o agrupación. Precisamente porque el actuar de la mayoría de los integrantes de agrupaciones NO suele ajustarse mucho (a veces, muy poco) al ideario de éstas, lo que supone una inconsecuencia absoluta. Asimismo, al interior de cada agrupación no se suele aceptar la disidencia y el pensar distintos, y si lo hicieran, al final, igualmente TODOS deben acatar o suscribir una mayoría aunque no se esté de acuerdo. Y eso no me agrada y me niego a aceptarlo. Por ello, prefiero ser y estar independiente, decidir desde mi perspectiva aunque pueda equivocarme y unirme a más de alguien cuando yo quiera y por el tiempo que desee, sin tener que suscribir y/o pagar una membresía, literal o emocional. Eso no quita que no admire a la gente que cree en algo o alguien y es consecuente en el decir y hacer. Ante ellos me saco el sombrero, metafóricamente hablando.
Los que leyeron el anterior escrito en que hablo de Víctor Jara, aún pueden estar haciendo "cri cri". Lo que he dicho en el párrafo de más arriba lo explica. Me gusta la música del cantautor mencionado y más de algunas de sus palabras, pero eso no quiere decir que esté a pie juntillas con todo lo que dijo e hizo. Lo que, sin ninguna duda, repruebo absolutamente, es lo que hicieron con su persona.
En síntesis, por si no lo hubieran notado, debo decir que, mientras en cuestión de credos soy escéptica, en cuestión de gustos soy ecléctica.
Cierre paréntesis...]]
Para dar el gusto a un mayor espectro de público -y para darse el gusto también, me imagino- "el" Villegas habla de actualidad, de libros, de cine y de cultura, bajo los títulos "El Portal del Villegas", "Sábados culturales" y "Matineé, vermouth y noche", los últimos dos sin carga política, muy entretenidos y amenos.
El gusto por este sociólogo "chascón" (jajaja) me viene desde hace años, cuando veía el programa Tolerancia Cero. Luego, precisamente influenciada por él, compré algunos de sus libros e, incluso, comenté uno de ellos (¡qué atrevimiento!, jajaja). Esto fue hace 14 años, poco antes de venirme a vivir a Rancagua, y lo que dije en aquella ocasión, lo sigo suscribiendo. Aunque ya lo había publicado hace unos años, se los ofrezco a continuación, no sin antes confidenciarles que, cada atardecer, invito al Villegas al living de mi palacio y me divierto con sus dichos
No había sabido de él desde hace más de un año, fines agosto de 2018, cuando fue "sacado" de las pantallas luego de ser acusado públicamente de acoso sexual y maltrato laboral. En su momento lo lamenté, no sólo por las posibles víctimas sino también por la pérdida que significaría su participación en programas de mi agrado. La verdad, no me dediqué a investigar en detalle las acusaciones. Me conformé con la información que entregaron los canales de tv en su momento, teniendo el cuidado de considerar que la acusación algo de base tendría (cuando el río suena...). Tampoco acostumbro a poner las manos al fuego por nadie, ni siquiera por mí (seguro quedarían rostizadas, jajaja), pero no lo crucifiqué mentalmente, no porque acepte su posible actuar, sino porque suele suceder que "del árbol caído muchos hacen leña". Y como a mí no me gusta ser parte de un "muchos", ni me agradan en demasía las multitudes, no me iba a unir ni me uní a esa campaña.
Hace poco (dos semanas) vi su blanca y desordenada cabellera en las sugerencias de YouTube y la curiosidad me llevó a "clickear" sobre ella. Debo señalar que sigue igual que siempre. Esta vez me parece mucho más clara su postura a favor del gobierno y en contra de la oposición, aunque él señala que no está "casado" con nadie, y que apoya lo que le parece adecuado y critica todo lo que es contrario a su punto de vista, venga de donde venga. Esta última aseveración es verdadera, toda vez que le he visto y escuchado también criticar posturas o acciones de parte del gobierno o de sus representantes frente a hechos relevantes.
Creo que en el fondo me gustan de él el conocimiento y manejo de información, el análisis que hace de situaciones, el bagaje cultural que posee, la "valentía" que tiene para decir verdades incómodas y políticamente incorrectas, aunque hay ciertos términos que yo no usaría. No obstante, así lo conocí y me gustó, así que, dentro de mis estrechos límites de tolerancia (jajaja), acepto, por el momento, algunos términos poco académicos y su soberbia intelectual que aflora las más de las veces.
[[Entre paréntesis...
Alguien se preguntará cómo puede gustarme un "tipo como éste" si mi postura política es contraria. Para quienes se pregunten aquello - y a los que no, igual (jajaja)-, aclaro que yo no tengo postura política definida. Cierto es que mis simpatías se orientan a la izquierda más que a la derecha, pero no me "caso" (ya lo hice una vez, en otro sentido, jajaja) con ningún partido, dogma religioso, club o agrupación. Precisamente porque el actuar de la mayoría de los integrantes de agrupaciones NO suele ajustarse mucho (a veces, muy poco) al ideario de éstas, lo que supone una inconsecuencia absoluta. Asimismo, al interior de cada agrupación no se suele aceptar la disidencia y el pensar distintos, y si lo hicieran, al final, igualmente TODOS deben acatar o suscribir una mayoría aunque no se esté de acuerdo. Y eso no me agrada y me niego a aceptarlo. Por ello, prefiero ser y estar independiente, decidir desde mi perspectiva aunque pueda equivocarme y unirme a más de alguien cuando yo quiera y por el tiempo que desee, sin tener que suscribir y/o pagar una membresía, literal o emocional. Eso no quita que no admire a la gente que cree en algo o alguien y es consecuente en el decir y hacer. Ante ellos me saco el sombrero, metafóricamente hablando.
Los que leyeron el anterior escrito en que hablo de Víctor Jara, aún pueden estar haciendo "cri cri". Lo que he dicho en el párrafo de más arriba lo explica. Me gusta la música del cantautor mencionado y más de algunas de sus palabras, pero eso no quiere decir que esté a pie juntillas con todo lo que dijo e hizo. Lo que, sin ninguna duda, repruebo absolutamente, es lo que hicieron con su persona.
En síntesis, por si no lo hubieran notado, debo decir que, mientras en cuestión de credos soy escéptica, en cuestión de gustos soy ecléctica.
Cierre paréntesis...]]
Para dar el gusto a un mayor espectro de público -y para darse el gusto también, me imagino- "el" Villegas habla de actualidad, de libros, de cine y de cultura, bajo los títulos "El Portal del Villegas", "Sábados culturales" y "Matineé, vermouth y noche", los últimos dos sin carga política, muy entretenidos y amenos.
El gusto por este sociólogo "chascón" (jajaja) me viene desde hace años, cuando veía el programa Tolerancia Cero. Luego, precisamente influenciada por él, compré algunos de sus libros e, incluso, comenté uno de ellos (¡qué atrevimiento!, jajaja). Esto fue hace 14 años, poco antes de venirme a vivir a Rancagua, y lo que dije en aquella ocasión, lo sigo suscribiendo. Aunque ya lo había publicado hace unos años, se los ofrezco a continuación, no sin antes confidenciarles que, cada atardecer, invito al Villegas al living de mi palacio y me divierto con sus dichos
ACERCA DE…”EL CHILE QUE NO QUEREMOS”
No dejo de sorprenderme que no me
sorprenda lo que escribe Fernando Villegas. Lo he visto y escuchado en TV, lo
he leído en columnas de “El Mercurio” y, ahora en su obra “El Chile que NO
queremos” y sigue siendo el mismo que viste y calza. Parece ser auténtico,
parece ser coherente, parece ser consecuente. Digo “parece” porque yo conozco
sólo al Fernando Villegas de la
Tele y lo demás ya mencionado. No conozco al Villegas
(perdón, Sr. Villegas, por “ningunearlo”) de la vida diaria, de la casa de no
sé dónde, del supermercado, de la caminata cotidiana; es decir, no conozco al
hombre de carne y hueso (tampoco, debo aclarar, me muero de ganas por
conocerlo; es más, no está ni dentro de mis más nimias prioridades).
En fin…
Lo trascendente para
este comentario, es que el texto me divirtió. Me pareció una larga conversación
(monólogo o clase magistral más bien, un tanto “sui generis”, eso sí, un tanto
“parriana” –por Nicanor Parra-) de este personaje de la fauna intelectual “chilensis”.
Me sentí testigo de las variaciones y altibajos de los humores y pensamientos
de su irreverente autor, que desde una
mirada-reacción ante un hecho concreto sucedido en este Chile querido -la aparición de la Tesis de un “Chile que
queremos” presentada en un Seminario de gente top-, va desmenuzando la idea y
haciéndonos saber de su respuesta ante la audacia de esta ponencia,
involucrante de la sociedad toda en su autoría.
Parte de la
perplejidad para llegar a la esperanza, en un recorrido que pasa por la
nostalgia, alienación, rabia y duda;
todas legítimas y valederas desde su perspectiva. Y las diversas razones
que fundamentan su actitud vital (casi “vitalicia”, diría yo) frente a todo lo
que Chile es, las va desglosando con coloridos exiemplos y anécdotas
personales, expresados en su coloquial
lenguaje, que une un extraordinario acervo lingüístico con chilenísimos
garabatos, prueba fehaciente de su espontánea manera de expresarse, rayana de
pronto en la violencia verbal. Es que pareciera haber una consustancialidad
entre cuerpo y expresión verbal, que expulsa a borbotones, aún envuelta en la
emoción originaria. Y así va avanzando la lectura, en este divertimento en que
no queda títere con cabeza (salvo algunas gloriosas excepciones).
Pero Fernando Villegas no se cree el cuento de
ser él la encarnación del Salvador de Chile. También se lanza diatribas y asume
que no está a salvo de los dardos ajenos. Esa claridad es importante, porque a
la hora de dar con el “mocho del hacha”, caiga quien caiga, él se incluye entre
los que también han caído, aunque sea alguna vez, en la estupidez de
entrar en el
juego de lo “normal”, de lo
“éticamente correcto”, de lo
buenamente justificable, de lo paternalistamente aceptable, anulando su
capacidad de raciocinio por mantener el “status quo”. También ha cerrado más de
una vez los ojos, “comprando” lo que le
ofrecen.
Y -como dice su autor- ¿dónde encontrar la solución o
alternativa para salvar este Chile en el que vivimos y no “tragarnos” –a
regañadientes- el que NO queremos? En las ideas –dice él-. En las ideas
originales, descabelladas en primera instancia, pero esperanzadoras una vez que
se les da la vuelta y mastica. Sólo en una visión o enfoque nuevo, diferente,
incontaminado, está la posibilidad de torcer ese futuro anunciado en otros
tantos libros, conferencias de prensa, seminarios y jornadas de los gurúes de
turno. Ojalá, que estemos despiertos –o al menos semiconscientes - para
ver el viraje de este mundo que
nos obnubila, nos aplana, nos vuelve hombre-masa, nos transforma en un engranaje más de la máquina del llamado progreso. Será, entonces, el momento
en que nos veamos, Sr. Villegas, en ese mundo, o… tal vez…. en el otro ... si existe…
(20 Enero 2006)
.......y hablando de otros mundos,es ahí donde Villega sitúa las entrevistas de su último libro"Grandes invitados". Es una serie de entrevistas,hechas en universos paralelos,a personajes muuuuuy diversos en el tiempo y en el espacio. Un crítico dijo "hilarantes conversaciones"yo agrego "muy profundas".Yo recomiendo leer ese libro ,hacerlo con calma y a veces releer algunas respuestas de "los invitados"
ResponderEliminarTrataré de encontrar el libro. Gracias por la recomendación, Anita.
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