sábado, 6 de febrero de 2016

En busca de lo salvaje...con la pata izquierda.


    Aún se escuchaban en el aire los últimos sonidos del toque de las doce de la sirena, cuando doña Cenicienta, pardón, doña Principessa, iba cruzando el umbral de las puertas de palacio. ¿Qué es lo que había pasado? ¿Es que acaso la grabación se había puesto en reversa? o ¿nuestra amiga salía "al verre" para alejar los malos espíritus o deseos inconfesados? ¡Noooo! ¡Nada de eso! 
   Simplemente se había levantado más temprano y había salido de compras para completar su despensa más temprano. Acertó en hacerlo, aunque así y todo igualmente  debió regresar buscando las sombras, cual delincuente, asesino, vampiro, o "vampiresa" más bien. Sería sin duda un día caluroso, lo que la obligaría a refugiarse en su sarcófago (jajaja). 
- ¡Eyy! ¡Me parece que no hice muy buen negocio para contratarte como mi biógrafa.
- Disculpe, doña. Se me suele escapar mi lado histriónico y humorístico. ¡Eskuismi! ¡No volverá a pasar!
- Espero que así sea y no esperaré a que cumplas el plazo del contrato, pues simplemente te despediré, sin siquiera exigir millones por tu salida anticipada, como le sucede a "otros", jajaja.
    El refugio duraría, eso sí, hasta que fuera la hora de ir a darle la bienvenida a casa a las visitas. Durante la mañana estuvo llamándolas para ir chequeando si venían sin dificultad, por dónde iban pasando y otros aspectos menos relevantes. 
   El primer arribo se produciría como a las 14,30 por lo que decidió preparar el almuerzo, pero no consumirlo, para degustar de la comida en conjunto. El bus demoró más de lo presupuestado así que sólo a las 15,30 estaban en palacio, luego de verse en la obligación de caminar con la maleta a cuestas, porque no había ningún taxi. ¡Qué lata! Lo importante es que ya luego de refrescarse  pudieron disfrutar de la frescura de la terraza  y de las delicias palaciegas. 
   El  viaje de su hermana sí que estuvo largo largo. Cada vez que la llamaban aún venía lejos. Parecía un viaje interminable. Lo bueno para ella era que el bus venía lo suficientemente climatizado, porque afuera caramba que hacía calor. En todo caso se le había avisado que se pusiera traje de baño, porsi, jajaja...Ellas, las ya rancagüinas, optaron por salir a la calle a caminar un rato, se dieron el gusto de consumir un helado Klaus (bien rico, aunque un poco pasado de azúcar) y luego caminaron un poco para quemar calorías. Ya aburridas de tantas llamadas infructuosas, cuando la viajante les avisó que venía en San Fernando, decidieron prepararse para partir, claro que primero debían ir a palacio. ¡A subir las escaleras con todo el entusiasmo del  mundo!
   Ya empezaba a anochecer cuando llegó la Matriarca, jajaja, y aunque casi se vieron en la obligación de volver a caminar hasta llegar a la entrada sur, felizmente apareció un taxi, que más bien parecía limusina por lo caro del recorrido. Una vez en el penthouse, se distribuyeron las suites y doña Principessa comenzó a preparar el cóctel de bienvenida, en el cual se realizaría la Ceremonia del nombre. Fueron momentos gratos disfrutando de la frescura de la noche en un ambiente de relax y conversación.
- ¿Ceremonia del nombre? ¿Qué es esoooo?
- Jaaa, una ocurrencia mía. ¡Es que soy tan ocurrente!
- ¡Cuenta, cuenta!
- Caminando por Avda. Brasil  un día, encontré un puesto que vendían unos colgantes con nombre. Estuve buscando el nombre de mi hija, pero no estaba, asi que me fui. De pronto, se me iluminó la ampolleta y regresé. Busqué los nombres de las tres y los encontré. Ya antes los había visto. Así que, como una forma de asegurar el regreso de las tres en caso de que alguna se perdiera (cosas peores han pasado) , sufriera amnesia o recibiera la visita del alemán, jajaja...
- Jajaja, ¡buena! ¿Y cómo resultó esa ceremonia?
- Muy simpática...y práctica. Desde ese momento, andamos con nuestros nombres al cuello.
    ......
Día domingo
   Después de un desayuno en la terraza compartiendo las primeras impresiones del día, nos preparamos para ir a ver a nuestra querida Mirella, me comenta doña. Agradecía, sin duda, que siempre que alguien de la familia visitaba la ciudad, la acompañaban a visitar a su hija, quien permanecía en el recuerdo de todos, con su misma sonrisa y sus personales cualidades.
   Después de regresar del parque, la dueña de palacio les dio autorización para ir de shopping,  mientras ella iba a preparar el almuerzo de bienvenida -y despedida- de Rancagua, antes de iniciar el gran viaje. El almuerzo estuvo espectacular. Doña Principessa se esmeró: de entrada tenía surtido de mariscos con cebolla morada y cilantro, de plato principal salmón salteado a la sartén, todo acompañado por navajuelas, almejas blancas, anillos de calamar grillados, camarones y palmitos. De ensaladas:  porotos verdes, tomates y lechuga con trozos de queso fresco y kanikama. Como  postre ensalada de frutas y de acompañamiento un reserva blanco de la Viña Errázuriz, de la cual dimos cuenta en su totalidad. Para ser exactas, quedamos a "ombligo parado", tanto que ni siquiera quisieron -o no pudieron- servirse un té. Indudablemente, después de ese menú, fue bien difícil mantenerse en los cinco sentidos, pues la modorra le ganó a la conciencia. Una derechamente se dirigió a sus aposentos a dormir una nunca tan breve siesta, mientras las otras dos luchaban contra el sueño a brazo partido o, más bien, a pestaña partida.
   El día terminó realizando la tarea del check in y, aunque habían amenazado a su cuñada a elegirle un asiento separado del de ellas, en broma (tan bromistas que son) lógicamente no lo hicieron. No obstante, casi resultó cierta la amenaza, pues sólo había un sector con tres asientos disponibles y correspondía a una salida de emergencia. La verdad es que debieron revisar si cumplían con los requisitos para ejecutar adecuadamente la función de salvataje. No voy a decir cuáles eran los requisitos requeridos (para no arriesgar demanda) pero no cumplían con todos a pesar de ello igualmente hicieron el trámite, quedando encargadas del salvataje de los pasajeros que las rodeaban aunque no supieran hablar inglés y otras características más (jajaja)
   Imprimieron cada uno de las tarjetas de embarque y luego, ya tranquilas con la tarea cumplida, salieron a caminar y vitrinear, además de comer helados, labores por lo demás bien ingratas para ellas, jajaja.
  
   Al día siguiente, les esperaba la primera etapa de su viaje conjunto: llegar hasta Santiago con todos sus bártulos. Salieron de palacio pasadas las 9,30 de la mañana y se dirigieron al Terminal de Buses. Ya en el pago de sus pasajes se dieron cuenta que se habían levantado con la "pata izquierda": el pasaje lo habían subido un 50% ...¡por ser día lunes!... En el Terminal Sur un taxista no les puso muy buena cara cuando le pidieron sus servicios, en tanto al ir a comprar agua mineral se encontraron con que no había con gas en el súper cercano al depto. Y así sumó y siguió: la piscina del edificio no estaba funcionando desde hacía una semana, una de las doñas estuvo una hora en una cola para pagar un traje de baño dos piezas que le había quedado perfecto pero cuando llegó a la caja le dijeron que las piezas no correspondían, etcetc... Doña me dice que deje hasta aquí la relación de lo mal que les fue en la salida, para no hacerles caer las lágrimas (jajaja). 
   En fin... Al menos, para el otro día ya tenían todo listo y planificado. Nada podía salirles mal y, para asegurarse, pidieron un taxi que las pasara a buscar con bastante antelación. Así harían la tramitación con toda la tranquilidad del mundo. 
  (La verdad, eso es lo que pensaban, pero una vez que llegaron al Aeropuerto  se encontraron con que a todos al parecer se les había ocurrido lo mismo, es decir, viajar. Agradecieron internamente la ocurrencia de llegar antes y se aprestaron, con toda la paciencia del mundo, a ponerse a la fila. Todo iba bien, hasta que pasó una funcionaria preguntando el destino y doña se encontró con que mientras sus compañeras iban a Arica ese día, ella tenía como meta Calama, jajajaja. ¡Esa sí que fue buena!)
-¿Cómo?!!!!
- Jajaja. Sucede que me equivoqué.
- ¿Cómo así? ¿O es que no querías ir con ellas, jajaja?
- ¡Noooo! Me equivoqué al enviar la tarjeta de embarque a mi correo. NO envié la mía y como tenía las tajetas del viaje anterior grabadas, no me di cuenta, sólo imprimí. Felizmente me solucionaron el problema en el momento de entregar la maleta. 
   El despegue se inició con 40 minutos de retraso, de manera que el hambre ya les hacía cambiar de color los ojos, (jajaja). Llegaron a destino a las 15,45 horas, donde eran esperadas por sus anfitriones. ¡Qué alegría para ellas! Claro que no sabemos si los anfitriones sentían lo mismo, ¡jajaja! 
  
  ( ¡Ah! Me olvidé explicar qué tenía que ver aquello de la búsqueda de lo salvaje. Sucede que doña había estado viendo uno de los pocos programas favoritos un par de días antes y en el programa alguien cocinó "arroz salvaje". Como le llamó poderosamente la atención el calificativo, buscó en el súper al salvaje arroz, pero no tuvo suerte. Al parecer, al menos en Rancagua, el arroz se  había domesticado, jajaja.)
   ¡Hasta pronto!



   

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