¡Era todo un experimento! Nos conocíamos con Ana María dos temporadas laborales y era primera vez que íbamos a compartir solas fuera del lugar de trabajo, durante la mayor parte de un día. Teníamos muchos elementos en común, por lo que el resultado debería ser positivo. ¡Ustedes juzgarán!
A las 8,50 iniciamos el viaje conjunto. Para quien quiera seguir nuestra huella, ya sea literal o figuradamente, debo señalarle algunos hitos importantes. Cabe considerar que, a pesar de los serios problemas de lateralidad que cargo desde que nací, es decir, desde hace poco tiempo (jajaja) estoy haciendo un verdadero esfuerzo. Salimos por ...chuata!!!, no me acuerdo por dónde salimos, pero no importa... Al salir de Rancagua tomamos la Ruta 5 Sur hacia el...sur!!! (jajaja) pasando por fuera de Requínoa, Rosario, Rengo y Pelequén -no confundir con Copequén, que eso queda para otro lado- .
Una vez pasado Pelequén, abandonamos la Ruta 5 y nos dirigimos hacia el Oeste, según mi maravilloso Mapa, que me di a la tarea de imprimir. Llegamos a la localidad de SAN VICENTE de TAGUA TAGUA luego de recorrer unos cuantos kilómetros -52 para ser exacta- por una carretera en excelente estado, rodeada de una vegetación espectacular, amenizadas por unas cuantas curvas -del recorrido, se entiende- y verdaderos arcos de follaje, que parecían rendir homenaje a tan ilustres visitas.
Ingresamos a San Vicente de Tagua Tagua por su amplia y hermosa avenida de Palmeras. Era necesario para averiguar qué dirección debíamos tomar para nuestro primer objetivo. Pero, mujeres al fin y al cabo, primero buscamos un lugar donde ir a echarnos "una manito"(jajaja), es decir, un servicio higiénico. Lo encontramos en un súper (uno de los nuevos coludidos). Ufff!, ¡qué descanso! Una vez "desocupadas", a continuar el viaje.
Seguimos las indicaciones de un "vicentino-tagua-tagüino" (jajaja, buscaré mejor el gentilicio; resultado Sanvicentano, increíble, no lo habría adivinado) y luego de pasar por varias calles (todas correctas) tomamos hacia la derecha...¡Frenos! ¿No nos habremos equivocado? ¡A preguntar! ... a otro sanvicentano...¡Jijiji! Era la otra vía, la izquierda, jajaja, no le quedó otra a AM que irse por la "izquierda" (jajaja). Seguimos las indicaciones y logramos a llegar a LARMAHUE, dejando de lado Peumo para otra ocasión.
Primera parada era precisamente LARMAHUE, una localidad que es conocida a nivel nacional porque allí sobrevive, a pesar de la modernidad, un sistema de riego ya en desuso. La verdad es que no creemos que el sistema siga siendo utilizado aunque en uno de los casos nos pareció que estaba en funcionamiento.
El sistema de regadío, oficialmente Patrimonio Histórico Nacional, se realiza a través de unas grandes ruedas hidráulicas conocidas como las Ruedas de Lamarhue, cuyo nombre original es Azudas. Éstas se ubican a lo largo del Canal Almahue, cuyo cauce se extiende por toda la calle principal de la localidad. Vimos varias ruedas funcionando, pero no así otras, las que se encuentran francamente deterioradas a causa del Terremoto del 27F.
Primera parada era precisamente LARMAHUE, una localidad que es conocida a nivel nacional porque allí sobrevive, a pesar de la modernidad, un sistema de riego ya en desuso. La verdad es que no creemos que el sistema siga siendo utilizado aunque en uno de los casos nos pareció que estaba en funcionamiento.
El sistema de regadío, oficialmente Patrimonio Histórico Nacional, se realiza a través de unas grandes ruedas hidráulicas conocidas como las Ruedas de Lamarhue, cuyo nombre original es Azudas. Éstas se ubican a lo largo del Canal Almahue, cuyo cauce se extiende por toda la calle principal de la localidad. Vimos varias ruedas funcionando, pero no así otras, las que se encuentran francamente deterioradas a causa del Terremoto del 27F.
Es impresionante ver esta muestra del ingenio humano, que, sin destruir a la naturaleza, la transforma en su aliada. Un "¡¡¡hip hip urra!!!" por su creador.
Allí nos detuvimos a servirnos un rico café de campamento (habíamos decidido llevar cocaví desde nuestras casas en lugar de pasar a algún local a alimentarnos cada vez que sintiéramos el reclamo de nuestra "solitaria", principalmente para no perder demasiado tiempo, lo que nos restaría recorrido; bueno, también porque saldría más económico, sin duda, así que nos habíamos repartido los aportes: mientras AM llevaría sándwiches y café, yo llevaría las frutas y bebidas. ¡¡¡Tan sanas nosotras!!!).
En tanto degustábamos el café, disfrutábamos el paisaje. Nos rodeaba el colorido fucsia de las buganvilias y el azulejo de los "suspiros"...azules, mientras el sonido del agua seguía cayendo en cada "caja" de la gran rueda, completando el panorama.
En tanto degustábamos el café, disfrutábamos el paisaje. Nos rodeaba el colorido fucsia de las buganvilias y el azulejo de los "suspiros"...azules, mientras el sonido del agua seguía cayendo en cada "caja" de la gran rueda, completando el panorama.
No recorrimos la localidad. La idea era ver "in situ" las azudas, descifrar su funcionamiento, fotografiar y luego proseguir en busca de otro descubrimiento.
Nuestro nuevo destino estaba en marcha. Retrocedimos lo que habíamos recorrido de Larmahue y de nuevo: ¿izquierda o derecha? Por la izquierda se iba a Pencahue (¡hummm! , mejor no, no sabemos cómo es la gente por allá, es preferible no arriesgarnos, jajaja). A bajarse y revisar una señalética (jajaja, me acordé de un amigo-colega que, al parecer le encantaba o le encanta esta palabra -"señalética“- porque cada vez que explicaba el Plan Operativo de Prevención Escolar, usaba la palabrita innumerables veces). Había que seguir derecho.
Pronto, una nueva disyuntiva: ¿Pichidegua o Las Cabras? ¡A mirar los mapas! (también AM había llevado un mapa -Profesora de Historia y Geografía- de tipo turístico, que nos entregaba otros detalles interesantes). ¡Bien! Había que seguir en dirección a Las Cabras, contraria a Pichidegua. Claro que no llegamos a Las Cabras, en algún cruce anterior nos desviamos a MARCHIGÜE, nuestro segundo objetivo del día (este recorrido me recuerda ese cuento de Edmundo de Amicis, "De los Apeninos a los Andes", por lo extenso y porque cuando creemos que estamos por llegar, hay que continuar a otro lugar...).
(Para ser honesta, debo señalar que no me ha sido fácil reconstruir el recorrido. No fui anotando cada cruce ni bifurcación encontrada, así como qué localidad iba primero que la otra, aunque los destinos principales los tengo absolutamente claros. Para la tarea de la reconstrucción me he guiado por el mapa y cuando éste no me ha servido, el orden de las fotografías me ha ayudado. Sin embargo, puede haber algún pequeño error, ¡son tantos los caminos existentes en cada uno de estos lugares que los unen con las diferentes localidades más o menos cercanas, que a uno, que recorre por primera vez estos derroteros, siendo solamente un copiloto con problemas de lateralidad no superados, no le resulta fácil. Por tanto, apelo a vuestra comprensión, pidiendo disculpas de antemano. No obstante, si no me disculpan, me da lo mismo, jajaja).
Entramos a Marchigüe por una amplia avenida, que se inicia o tiene en uno de sus extremos el edificio Municipal. En esta avenida hay palmeras y pequeños molinos de viento de carácter decorativo. Pronto accedimos a la Plaza, cerca de la cual nos estacionamos. Lo primero que hicimos, antes de iniciar un recorrido por las calles aledañas, fue buscar un lugar donde echarnos de nuevo "una manito de gato" (jajaja). Ingresamos a un restaurant donde por 200 pesos cada una pudimos lograrlo.
Entramos a Marchigüe por una amplia avenida, que se inicia o tiene en uno de sus extremos el edificio Municipal. En esta avenida hay palmeras y pequeños molinos de viento de carácter decorativo. Pronto accedimos a la Plaza, cerca de la cual nos estacionamos. Lo primero que hicimos, antes de iniciar un recorrido por las calles aledañas, fue buscar un lugar donde echarnos de nuevo "una manito de gato" (jajaja). Ingresamos a un restaurant donde por 200 pesos cada una pudimos lograrlo.
En la Plaza de Marchigüe nos encontramos con un Molino de viento en funcionamiento (es decir, en vigencia), mediante el cual se riega este paseo. Revisando en internet, debido a que vimos varios molinos en la localidad, me he enterado de que esta alternativa es la que usaban los marchiguanos para obtener agua antes de la llegada del agua potable.
Caminamos por las calles centrales y nos encontramos con más buganvilias fucsia que, al parecer, son bastante características de todos estos lugares y que le otorgan vida y alegría.
Caminamos por las calles centrales y nos encontramos con más buganvilias fucsia que, al parecer, son bastante características de todos estos lugares y que le otorgan vida y alegría.
Allí, antes de reanudar nuestro viaje, nos detuvimos un rato a servirnos unos sandiwches y unas frutas. El vegetariano que devoré estaba exquisito y el durazno que me comí, aunque sonaba cuando daba cada mascada, estaba de mi gusto (es decir, más verde que maduro, jajaja).
Aunque nuestro siguiente destino fue PUMANQUE, que en mapudungún significa "muchos cóndores", en nuestra rápida estadía por el lugar no vimos ninguno. Tal vez, estarían sesteando (jajaja). Hablando en serio, no averiguamos aquello, pero, por un lado, debemos recordar que la población de aves autóctonas ha disminuido notablemente en las últimas décadas en nuestro país por diferentes factores (el progreso, el cambio climático, la caza indiscriminada, es decir, y en resumen, por responsabilidad humana) así que los pocos ejemplares que sobreviven deben estar bastante reacios a asomarse por los asentamientos humanos. No fue fácil encontrar la ruta que nos llevaría al lugar. En nuestro primer intento dimos con una calle sin salida (jajaja), para luego acertar con el camino correcto. ¡Por suerte!
En Pumanque se encuentran las raíces familiares de AM. Allí nació su abuelo. Ella intentó averiguar algo, pero, de nuevo el 27F se constituía en un impedimento. Los registros más antiguos de las partidas de nacimiento del siglo 19 estaban en la Iglesia local y ésta se había caído con el movimiento telúrico, de manera que buscar información iba a resultar casi imposible.
En Pumanque se encuentran las raíces familiares de AM. Allí nació su abuelo. Ella intentó averiguar algo, pero, de nuevo el 27F se constituía en un impedimento. Los registros más antiguos de las partidas de nacimiento del siglo 19 estaban en la Iglesia local y ésta se había caído con el movimiento telúrico, de manera que buscar información iba a resultar casi imposible.
(Cabe señalar que he podido comprobar personalmente que una de las construcciones más dañadas en ciudades y localidades por el 27F han sido las Iglesias. Acá mismo, en Rancagua, lo pudimos ver en la Catedral y en la Iglesia de la Merced, que en estos días, está terminando de ser restaurada. Lo vi también en Coínco y Copequén. ¡Qué decir en Marchigüe, Pumanque y Lolol. Es decir, la furia de la Naturaleza contra las Casas de Dios. ¿Coincidencia? Habría que pensarlo, ¿no?).
Pumanque nos ofreció sorpresas desde que llegamos al lugar. Primero, un homenaje destacado a don Augusto Pinochet (¿?), un edificio Municipal nuevo, con un hermoso patio interior, una iglesia que se vino abajo aunque su reconstrucción completa está bastante avanzada, una Plaza cercada, con pequeños ingresos libres, con una Virgen al interior y un ...¡Pozo! en una de sus esquinas, como ésos de cuentos...
(¡Qué maravilla, ver un pozo, no sólo en lo exterior, sino en su totalida! Fue una grata sorpresa. Cuando fui a mirar por el espacio que dejaba una tabla faltante de las que lo protegen en la parte superior, efectivamente se podía ver, a pesar de la oscuridad, un brillo en la profundidad, que indicaba la presencia de agua, la que realizando la función de espejo, reflejaba la escasa luz que lograba ingresar. Ahí surge inmediatamente la inquietud acerca del objetivo de ese pozo. ¿Sería realmente para obtener agua? ¡Humm! Es probable, pues esa Plaza está ubicada al frente del terreno de la Iglesia y según lo que me comentó AM era costumbre antigua emplazar plazas -valga la redundancia- alrededor de los templos católicos para realizar las Procesiones. Ello explicaría también la Virgen al interior de este paseo.)
(¡Qué maravilla, ver un pozo, no sólo en lo exterior, sino en su totalida! Fue una grata sorpresa. Cuando fui a mirar por el espacio que dejaba una tabla faltante de las que lo protegen en la parte superior, efectivamente se podía ver, a pesar de la oscuridad, un brillo en la profundidad, que indicaba la presencia de agua, la que realizando la función de espejo, reflejaba la escasa luz que lograba ingresar. Ahí surge inmediatamente la inquietud acerca del objetivo de ese pozo. ¿Sería realmente para obtener agua? ¡Humm! Es probable, pues esa Plaza está ubicada al frente del terreno de la Iglesia y según lo que me comentó AM era costumbre antigua emplazar plazas -valga la redundancia- alrededor de los templos católicos para realizar las Procesiones. Ello explicaría también la Virgen al interior de este paseo.)
Otra sorpresa pumanquina fue ver, a escasos metros de la Iglesia y de la Plaza, una escultura en fierro, en honor al Amor oculto (¡guauu!, me dije) que tuvieron en Pumanque el guerrillero Manuel Rodríguez y Francisca Segura, de cuya relación fue fruto el único hijo de Manuel, Juan Esteban. ¡Bonito testimonio de un suceso histórico que yo desconocía! Lo que sí debo hacer notar es que el sector está algo descuidado (¡Autoridades, pay atention!).
De allí, a LOLOL (ciudad distante 130 kilómetros de Rancagua. ¡Chanfle, recorrimos bastante el jueves!). En una de las tantas bifurcaciones enfrentadas, había un camino de ripio que llevaba a un lugar denominado San Pedro de Alcántara y AM, piloto y guía de este recorrido, quiso llegar hasta allá, distante a 17 kilómetros -desde el cruce, se entiende-. Sin embargo, a mitad de camino debimos desistir: a ratos la ruta era bastante buena, pero en algunos tramos, el ripio estaba bastante suelto y los numerosos camiones que encontramos en el trayecto resultaban atemorizadores. Pasamos por dos extensos puentes construidos por cauces absolutamente secos. En un nuevo cruce de caminos, resolvimos no continuar, así que regresamos a la carretera inicial. ¡Decidido! San Pedro quedaría para otra ocasión. En nuestro regreso al "buen camino" (jajaja) vimos una máquina segadora en funcionamiento.
Ya en Lolol, nos encontramos con una ciudad hermosa, con un Centro Histórico muy bien cuidado y siendo restaurado en lo faltante : la Iglesia y la Municipalidad. La plaza muy bonita; allí estaba el busto de O'Higgins, más un homenaje a Bomberos, que, sin embargo, ya había sido víctima de ciertos vándalos. Las construcciones de la calle principal y aledañas, todas ellas con casas de fachada continua (nombre que aprendí de AM) con laaaargos corredores y cuidados antejardines. ¡Realmente hermosos!
Recorrimos esa calle, fotografiamos, ingresamos a un local de artesanía y productos del lugar: vinos, tejidos, joyas cuyo material principal es la teatina, miel, sales especiadas, cerveza... ¡Tate! ¡Esta es la mía!, me dije. Así que, a falta de la pequeña artesanía, compré una Cerveza Pichuante (no es muy elegante el nombre, pero corresponde al apellido de quien la fabrica, habitante lololino), licor artesanal propio del lugar. Elegí la cerveza negra, cuyo apelativo es "la Chola". Cuando decida degustarla, les cuento cómo es.
Recorrimos esa calle, fotografiamos, ingresamos a un local de artesanía y productos del lugar: vinos, tejidos, joyas cuyo material principal es la teatina, miel, sales especiadas, cerveza... ¡Tate! ¡Esta es la mía!, me dije. Así que, a falta de la pequeña artesanía, compré una Cerveza Pichuante (no es muy elegante el nombre, pero corresponde al apellido de quien la fabrica, habitante lololino), licor artesanal propio del lugar. Elegí la cerveza negra, cuyo apelativo es "la Chola". Cuando decida degustarla, les cuento cómo es.
Ingresamos a la construcción donde se encuentra actualmente la Municipalidad y nos encontramos con una maravillosa arquitectura colonial, con un pequeño patio interior, muy cuidado, con un fuente de agua funcionando y unas grandes hortensias dándole más vida y belleza, además de las abundantes enredaderas típicas de estas construcciones (además, otra "manito de gato", jajaja). Salimos de ese patio-jardín y nos encontramos, al lado, con el Museo de Artesanía Chilena, que la Fundación Cardoen tiene en la ciudad. Pagamos nuestra entrada para acceder al lugar, que no es muy grande, pero que tiene una muestra muy completa de la artesanía que caracteriza distintos lugares del país. ¡Interesante recorrido! Había una sala donde se exponían algunos objetos para la venta, pero eran tan caros, que llegaba a doler el estómago (jajaja).
El trayecto lo hicimos pasando por numerosos campos sembrados de vides, correspondientes a importantes viñas. Por ejemplo, pasamos por la Viña Santa Cruz y otras de cuyo nombre no me acuerdo. Divisamos, a lo lejos, el Observatorio Astronómico instalado en el Cerro Chamán, que está al interior de la Viña Sta. Cruz y al cual se accede por medio de un teleférico, mientras en la falda del mismo cerro, se encuentra el Santa Cruz Hotel. ¡Guauu!, me dije. Vendré a ver esto este verano (cuando no esté viajando, jajaja). ¡No me lo perderé! Todo este complejo es de propiedad del Sr. Cardoen, que también cuenta con el Hotel en la ciudad y el Casino (debe ser medio indigente el caballero).
Cuando se llega a Santa Cruz inmediatamente se nota que es una ciudad grande, floreciente y...seguramente con muchos de los vicios y problemas de la vida en las grandes urbes. Había mucho tráfico, un comercio abundante, población numerosa, contaminación acústica y atmosférica.
Sin embargo, una plaza muy cuidada y antigua, con una variedad impresionante de palmeras, todas con sus nombres científicos (la chilensis, la washingtoniana y otras más), un Hotel y un Casino con unas fachadas preciosas y otros edificios muy bonitos.
Nos estacionamos a orillas de la Plaza y recorrimos algunos locales, especialmente los correspondiente a artesanía. ¡Eran productos ABC1! ¡Imposible comprar algo! Una manta de alpaca, por ejemplo, con las grecas que a mí me gustan, costaba $180 lucrecias. también había muchas joyas de teatina, artesanía propia del lugar.
Sin embargo, una plaza muy cuidada y antigua, con una variedad impresionante de palmeras, todas con sus nombres científicos (la chilensis, la washingtoniana y otras más), un Hotel y un Casino con unas fachadas preciosas y otros edificios muy bonitos.
Nos estacionamos a orillas de la Plaza y recorrimos algunos locales, especialmente los correspondiente a artesanía. ¡Eran productos ABC1! ¡Imposible comprar algo! Una manta de alpaca, por ejemplo, con las grecas que a mí me gustan, costaba $180 lucrecias. también había muchas joyas de teatina, artesanía propia del lugar.
(La teatina es un pasto de tallo largo, parecido a la avena o al trigo, más delgado sí, que es cosechado una vez seco, se limpia, corta, divide y trenza, para luego ir uniendo y lograr un tejido compacto y resistente, muy fino. También puede ser teñido. Con esta materia prima se fabrican joyas, sombreros, carteras y otros objetos artesanales).
Salimos de Santa Cruz en dirección a San Fernando, donde no nos detuvimos, para luego tomar la Ruta Sur. Llegamos a Rancagua algo cansadas. Me bajé del vehículo a las 20,15 horas, mientras AM seguía hasta Machalí, lugar de su residencia.
Fue un día cansador, aunque lo que caminamos fue muy poco. Me encantó conocer lugares de los cuales había visto información en tv, pero que personalmente no conocía. La compañía fue extraordinaria, lo que aprendí y compartí fue significativo.
Hoy día que he descansado de viajar, tengo claro que seguiré yendo a estas ciudades y localidades de nuestra región. ¡Hay mucho que ver y mucho que aprender! Por ahora, sé que volveré a Santa Cruz apenas pueda. Dicen que el Museo existente allá es una maravilla. ¡Debo conocerlo! Además, quiero ir al Observatorio. Ya les avisaré (jajaja).
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