"¡No quiero irme!" es lo que pensé el martes, cuando, ya siendo las 8,30 de la mañana, me había despedido de mi hermano Patricio, que emprendía viaje al Aeropuerto, para tomar el avión que lo llevaría de regreso a Arica, su hogar actual.
Quedé sola en el depto. de mi hija y me sentí en paz. Hacía ya varias semanas que eso no ocurría y lo capté casi físicamente. No obstante, debía ir a trabajar a Rancagua a las 14,30 horas y a la fecha no he eludido ni le he hecho el "quite" (entiéndase también "finta" o "cachaña") a mis deberes laborales, lo que no significa que nunca lo haya hecho. Explicar aquello dará origen a otro escrito.
Tomé la decisión de resarcirme el fin de semana que viene y disfrutar de algo más de 24 horas de la tranquilidad que me entrega este lugar. ¡Es extraño! Hasta hace unos meses llegué a pensar que era más doloroso venir acá que permanecer en Rancagua, pero me acabo de dar cuenta que cada lugar tiene su encanto y...su energía. ¡Acá, sin duda, estás más presente, querida hija!
Bien... Ya tomada la decisión, procedí a ordenar y cambiarme de ropa (vestirme de damisela, jajaja, tal como llegué la noche del lunes a la gran capital), a ordenar mis cosas (no muchas la verdad, pues me vine a Santiago desde el lugar de trabajo) y a tender la cama.
¡Ufff! Me quedaban 15 minutos para abandonar el palacete y había recuperado la fuerza y el ánimo para escribir, como pueden ver, lo que también había estado algo alicaído, por no decir escaso, en estas semanas. Pero ya veo la luz...
Hacía un rato atrás había bajado al supermercado Ekono, pues quedaba menos de una cucharada de café, al que casi le dimos "el bajo" con mi hermano. Aproveché de comprar dos frascos (un café colombiano bien ¡¡¡ricccooo!!!), porque el de Rancagua también estaba "jugando los descuentos" (jajaja, acabo de darme cuenta que, en nuestra vida cotidiana, tenemos un lenguaje plagado de expresiones futbolísticas) y era necesario reponer este artículo de primera necesidad. Me preparé el último café santiaguino, lo degusté mientras escuchaba la música de piano que me acompaña casi siempre, tomé mis bártulos personales y procedí a iniciar el pequeño viaje a provincia.
.... Rápidamente estuve en Rancagua, para retomar mis actividades cotidianas: preparar el almuerzo y "engullirlo" mientras observaba si había alguna novedad en las noticias, situación poco probable. Con los portonazos y las catástrofes naturales de nuestro país los noticieros han tenido una extraordinaria fuente de información, que han explotado hasta el cansancio.
Y si bien las clases no estuvieron tan entretenidas como hubiera querido (correspondía revisar el último Ensayo P.S.U. rendido) fueron sorteadas con éxito (creo yo, jajaja), además que me surgieron unas nuevas ideas para enfrentar las que faltan de estas mismas para el día jueves.
Los miércoles tengo trabajo en la jornada matinal. Anoche debí dejar todo preparado, pero me encontré con que el sueño me ganó la partida. Así que debí arriesgarme a irme a dormir sin haber terminado acabadamente mi preparación. Para que se entienda: las guías las había desarrollado, pero me faltaba la revisión minuciosa y la corrección exhaustiva de un power. No siempre lo presento tal cual nos es enviado, pues prefiero adaptarlo a las características de cada grupo o reducirlos.
Dormí como un lirón (como decía mi padre), no supe de réplicas, vientos, sirenas ni nada que se les parezca, aunque, eso sí, no me resultó simpático tener que levantarme a las 6 de la mañana, pero...lo hice, luego de quedarme un par de minutos haciéndome la sorda al sonido del celular. Estuve tan acertada en acostarme a dormir, que ya levantada, en una hora y media aprox. completé lo que no había hecho la noche anterior. ¡Lo hice sin mayores inconvenientes!!!!! Me sentí contenta de los cambios que incorporé al power, además de revisar y completar las guías. Hasta logré despintarme y pintarme las uñas (el color rojo furioso del lunes y martes no combinaba con la ropa de hoy, por lo que era "justo y necesario", jajaja, cambiar el color del barniz) ¡Y también lo logré, sin que las uñas quedaran pegoteadas!
Lo que sí debí realizar sin tenerlo planificado fueron varias (al estilo Rocky Balboa) subidas y bajadas veloces al dormitorio, no para realizar ejercicios y ponerme en forma (ya estoy "en forma"...en forma "redondita", jajaja, con todo lo comido para las Fiestas Patrias y eso que me faltaron los alfajores....¡Ah! Pero ahora que lo pienso, se me acaba de ocurrir que voy a fabricar unos con galletas cracker, ¡buena idea!), sino para ir a buscar:
1.- el barniz de uñas;
2.- la cartera café (para que todo combine);
3.- (¡¡grrrr!!) el lápiz labial al tono (el rojo ya no me servía)....
¡Ufff! ¡Ya estaba lista! La última mirada al espejo,...¡perfecta! Ahora, ¡a combatir la ignorancia, a llevar la luz a las mentes oscuras, a despertar a más de un alumno somnoliento, a ser el instrumento de cambio (¡ojalá!) de esos jóvenes que confían en la institución y ...en uno (poco o mucho, pero algo,...seguramente) .
¿Cómo creen que resultaron mis clases después de todo ese inicio de día medio adrenalínico?
¡Espectaculares! ¡Pura energia, entusiasmo, buena onda y vitalidad! La primavera comienza y hay que vivir la vida, en el día a día, ya que mañana... aún no llega.
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