¡¡¡ Oh, gloria a los valientes aqueos (griegos) que, confiando en sus fuerzas u obligándose a luchar sin alternativas, quemaron todas sus naves...!!!
"Quemar las naves...", una estrategia milenaria, válida en la guerra en sus inicios, pero aplicable a otros ámbitos de nuestra vida.
Dependiendo del lado que se mire, es posible tener dos lecturas de la misma acción, pues:
Por un lado, significa que no te permites el retroceso, eliminas la posibilidad de huir o arrepentirte frente a lo que vas a enfrentar. No ves la posibilidad de dos escenarios, sólo uno es posible, sólo uno te sirve, cierras los ojos y te lanzas. Constituye casi un acto de desespero o de autosacrificio.
Por un lado, significa que no te permites el retroceso, eliminas la posibilidad de huir o arrepentirte frente a lo que vas a enfrentar. No ves la posibilidad de dos escenarios, sólo uno es posible, sólo uno te sirve, cierras los ojos y te lanzas. Constituye casi un acto de desespero o de autosacrificio.
- ¡Hummm! No estoy de acuerdo...
- ¡No me extraña!...¿Por qué?
- A mí me da la impresión que corresponde a la actitud de quien sabe lo que quiere, tiene clara la meta y está seguro de sus fuerzas, que no deja lugar a la vacilación porque ése es su reto y su único norte. Es una muestra de arrojo.
- Ya sabía que no íbamos a llegar a consenso, pero no te falta razón.
Eran los tiempos y el contexto de la guerra heroica, en que el honor estaba por sobre la muerte y en que la derrota era la máxima deshonra. No había términos medios, eran los momentos del todo o nada. Helena había abandonado a Menelao por otro hombre (¡bien comprensible en todo caso, analizando la situación, jajaja!) y el marido engañado, más que recuperar a su adúltera esposa, le interesaba recobrar su nombre y honor, absolutamente desprestigiados, en una sociedad en que éstos eran valores fundamentales y, de paso, llevar a la pérfida mujer de regreso a su hogar, lugar desde el que nunca debió haber salido.
- ¡Qué absolutos y fundamentalistas!
- ¡Claro, aún no había aparecido Einstein en el concierto mundial!
- ¡Oye, Princess!
- Dime...
- ¿Te has visto en la disyuntiva de ...quemar algunas de tus naves?
- Jajaja...siempre tan perspicaz ...y curiosa..
- Es que siempre hay situaciones interesantes de conocer...
- En más de alguna ocasión, nos vemos obligados o impelidos a utilizar esta estrategia.
- Jajaja...¡Estás generalizando...y eludiendo!
- Jajaja, se ve que me conoces...Déjame recordar...Te lo voy a poner bien ilustrativo: en dos ocasiones ardieron las naos con astillero incluido, jajaja.
- ¡Guauu! (refregándose las manos) ¡Esto se pone interesante!
En vista de la insistencia, doña Principessa se dio a la tarea de explicarle a su amiga, con "pelos y señales", esos dos grandes incendios en que sus pertenencias ardieron por días...En una ocasión, hizo lo que su congénere más arriba nombrada realizó, sólo que en su caso, el afectado no fue solamente "Menelao" (y eso es lo triste)....¿Se arrepiente de aquello? ¿Volvería a hacerlo? ...Del efecto que tuvo en la principal afectada indudablemente que se arrepiente (debido a que es responsable), pues la historia pudo haber discurrido por otros derroteros y, tal vez, quizás, el presente sería distinto...
Pero como la historia de los hombres (y las mujeres) es lo que es, y las historias personales son lo que son, y ella no tiene a mano un transportador ni una máquina del tiempo para volver al pasado..., tuvo que rehacer el astillero e iniciar nuevamente la construcción de naves, la conforma-ción de un nuevo hogar...
¿Cómo le fue con aquella flota? Duró algo más, pero hubo tempestades imposibles de soslayar...etcetcetc...(es una larga historia, acaso para un próximo relato).
En lo laboral y profesional, las quemas han sido plurales, pero todo con finales positivos. La más relevante, por lo dejado atrás y lo nuevo a enfrentar, sin duda, fue el cambio de escenario del año 2006. No era necesario comenzar de cero en un lugar desconocido, distinto, a más de 800 kms. de lo acostumbrado, pero la sensación de incomodidad personal, de desapego con la tarea había comenzado a horadar su tranquilidad, alegría y descanso, por lo que decidió enfrentar un desafío completamente distinto y complejo.
- Fue una de las mayores lecciones aprendidas y en ello estuve acompañada de mi querida Infanta, quien también le prendió fuego a su barca y se aventuró en mi compañía. El riesgo fue altamente positivo.....hasta que dejó de serlo.
De fondo escucha la música marcial de una Banda de Guerra Escolar. Se acerca a la ventana de la torre de palacio para mirar hacia las cercanías...
"...¿qué hago ahora contigo...? (canta el equipo de música)
Las palomas que van a dormir a los parques
ya no hablan conmigo..."
- Quemé la naves, pero eso no ha impedido que vuelva a la antigua bahía. Allá permanecen, al otro lado del oscuro piélago, queridos amigos y amigas, y también la familia. En tantos viajes de ida y vuelta, ha habido reconciliaciones con una parte de las personas del pasado. Lo mejor, sin duda, el reencuentro que me permitió recuperar el afecto (distinto eso sí, pero afecto al fin) de la única víctima trascendente del primer incendio.
Le viene a la memoria el hermoso poema de Mario Benedetti, "No te rindas":
"No te rindas, aún estás a tiempo
de alcanzar y comenzar de nuevo,
aceptar tus sombras, enterrar tus miedos,
liberar el lastre, retomar el vuelo.
No te rindas que la vida es eso,
continuar el viaje, perseguir los sueños,
destrabar el tiempo, correr los escombros
- No me rendiré, de eso estoy segura. De lo que no lo estoy tanto es si seguiré quemando alguna nave o chalupa "más que sea". Ya hay raíces echadas y es más difícil emigrar. Pero, como nada es seguro y definitivo, hay que mantener la puerta entornada...eso sí, con un palo de escoba detrás (¡humm, deberé viajar a Chimbarongo, allí venden de aquellas escobas!)...
- Jajaja, ¿y tu escoba, Princess?
- Jajaja.
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