domingo, 31 de mayo de 2015

"Adictas a ti"

¿Voy o no voy? 
Voy.
No, mejor no voy...
  Así estuve durante el día, en que a ratos me decía que sí y en otros momentos decidía no hacerlo, debido a que el viaje que iba a realizar no me iba a dar el tiempo de preparar adecuadamente las clases, así que asistir esa noche, restringiría más el tiempo disponible.
- ¡Uff, me tienes intrigada! ¿Tenías una cita a ciegas, una movida amistosa, un evento institucional o algún encuentro quién sabe de qué tipo?
- ¡Jajaja,  la curiosidad mato al gato o, al menos, lo dejó escarmentado!
-Sí,  reconozco que soy curiosa. ¡Ya poh, cuenta! 
- ¡No es nada del otro mundo, mujer! Se trataba de que, por segundo fin de semana,  ofrecían una obra de teatro, que tenía ganas de ir a verla, pues  la actriz principal la conocí de los tiempos en que la Compañia del  Teatro Itinerante (dependiente del Mineduc) recorría Chile. Me interesaba volver a ver a Cecilia Cucurella. 
- ¡Aaaahhhh! Yo, como las viejas copuchentas, me había pasado la película y ...resulta que era una simple  obra de teatro, jajaja.
- ¡No tan simple!

  
   Así es. Hace  15 días estuvo en cartelera la misma obra, pero por tener planificado  viaje a Santiago, no pude ir a verla. Y aunque los viernes estoy en Rancagua (viajo los días sábados), mi horario de clases es hasta las 20,30 horas,  por lo que, aun apurándome, sólo tendría  unos 5 minutos para llegar al local, a unas 6 cuadras...¡caminando!... Por tanto,  me resulta poco menos que imposible concurrir los días viernes. Así que debí decir "paso". 
     Este fin de semana, sucedió lo que no esperaba : nuevamente presentaban la obra (¡No puede serrrrr!, me dije), pero se daba el caso que  tampoco estaría el sábado en la Ciudad de los Héroes ...y Heroínas. Ello, me obligaba a intentar asistir el día  viernes, con toda la presión que significaría casi "salir corriendo" de mi lugar de trabajo. 
    En la ocasión anterior que había ido, la obra comenzó con unos diez minutos de retraso,  así que pensando en aquello, tenía la esperanza de llegar a tiempo. Estuve en un tris de  llamar por teléfono para reservar,  pero luego me arrepenti.
   Así que,  cuando me dirigí al  trabajo  a las 17 horas, llevé la cámara, por si..., pero luego, en el transcurso de las clases, me dije, "¡No, no iré...!"  Logré salir a tiempo de la sala, tercer piso, arreglar mis cosas rápido y cuando ya estaba en oficina, firmando la asistencia, me di cuenta que faltaba 7 minutos para las 20,30.  Así que, como  mujer de decisiones rápidas que soy, "agarré" pavimento en direccción a la Casa del Arte. 
    Llegué justo a las 20,30 y cuando pregunto "¿Comenzó la obra?", el señor-que-vende-las-entradas-en-ese local, me contesta: "Hoy la función es a las 21,30 horas". "¡Plop!". Sólo me faltó decir, al estilo Condorito : "¡Exijo una explicación!". "¡Falta una hora! ¿Compro o no la compro? ¿Yes o nou?  ¡La comproooo!".... Y elegí en la primera fila, un asiento "guachito" que quedaba. ¡Bravoooo! 
    Volví a palacio, donde, con una celeridad digna de la Mujer Maravilla me cambié de ropa, me preparé un sanguchote con una taza de coffe y me senté frente al PC a preparar un power para la clase del sábado en Rengo. ¡Ufff, alcancé! 21,15, a bajar por las escaleras del castillo, caminar 6 cuadras e ingresar a la sala de espectáculos. En diez minutos estuve en el local y arrellanada en el asiento de primera fila, al puro estilo de la gente importante.

  
 "Adictas a ti"

   Cinco   personajes,  cinco mujeres, cinco historias de vida. Van llegando, en medio de un verdadero diluvio, al Hall del Aeropuerto de Santiago.  Casi todas estupendas, regias, bien vestidas, con buena figura (una de ellas era Mónica Aguirre, pero como no soy farandulera, no supe con certeza cuál de ellas sería). La última en llegar fue Ana (Cecilia Cucurella), quien, sin duda, no pertenecía al  nivel A-B-C-1.  Su ingreso fue muy chocante para las demás, tan regias, compuestas y de "punta en blanco". Ana, en cambio, llegó con una capa plástica (de ésas delgadísimas que sirven para guardar en la cartera), con un zapatos protegidos por unos pedazos de nylon, todo lo cual se fue sacando y sacudiendo al lado de las demás féminas, causando el malestar, principalmente, de Belén, una mujer estupenda, rubia toda ella (jajaja, se nota que yo no lo soy...aún), con unos tacos azulinos de infarto, ropa ídem y con una figura de modelo cercana a la anorexia (otro jajaja). Ana, extendió para lograr que se seque, un lienzo que, entre otras cosas decía : "Julito, te amo". Más adelante, nos enteraríamos que era la presidenta del Fans Club de Julio Iglesias y siempre que llegaba a Chile iba a recibirlo junto a otras del grupo, pero en esta ocasión las demás  "calcetineras" aún no habían llegado. 
   A medida que las mujeres esperan el arrivo de los vuelos, ya sea para recibir a alguien o para viajar, van dialogando, llenando los espacios, ejecutando algunas acciones, confraternizando y hasta solidarizando entre algunas. Así nos vamos enterando de la historia de cada cual, que al inicio parecía mayoritariamente fantástica, pero no lo es tanto;  tal como dice el refrán, "no todo lo que brilla es oro".
  Carmen llega con una maleta y una jaula, en la cual lleva una gatita llamada Fatmagul (lo que provoca risas de las demás). Va a México a tratar de impedir que su hijo adorado se case con una pérfida mujer que no le conviene. Muestra fotografías de su retoño, de ya 26 años, de quien no deja de mencionar que la quiere entrañablemente. Ella es casada y tiene, además, una hija (ya casi por dar a luz), pero Carmen prefiere ir a  ver a su hijo, sin manifestarse interesada en acompañar a su única hija en el momento del parto. 
   Belén espera a su esposo (Marcelo) quien no vive con la familia por razones de trabajo y por atender sus negocios, dice ella, pero los regalonea al máximo. Ya tienen programado para  las próximas vacaciones viajar a China, regalo de Marcelo, para ella y sus 5 hijos. Sin embargo, a pesar de que casi nunca están juntos, justifica denodadamente la ausencia de su esposo, señalando que sólo vive para él.
   Déborah espera a un "amigo' entrañable, con el que se juntará allí para ir juntos a Punta del Este a gozar de unos días maravillosos. Al final, termina confesando que es la amante desde  hace años de Marcelo, quien la quiere sólo a ella y nunca le miente, mientras que a su mujer la mantiene en completo engaño.
  En esos instantes, Belén suma dos más dos (sabe sumar, jaja) y olvidándose de su calidad de dama , insulta a Déborah, con esa conocida palabra de cuatro letras, asumiendo que hablan de la misma persona. No conforme con ello, le muestra su estado de embarazo, abriéndose el chaquetón-abrigo, que disimulaba sus 5 meses aprox. Obviamente, esto destroza la seguridad y alegría de Déborah, quien estalla en llanto. 
   Elizabeth espera a su padre. Él lo es todo para ella, famoso en el campo de la Medicina, de lo que muestra como evidencia una entrevista en una Revista de renombre. Ella ha seguido sus pasos en lo profesional, aunque es docente en el área. Manifiesta la unión estrecha con su padre, toda vez que su madre murió al nacer ella. Al final, nos enteraremos que el padre viene dentro de un ataúd y que su infancia,  adolescencia y juventud estuvo realmente huérfana del cariño paterno, siempre sola en cada evento personal, incluso en el momento de recibir su título profesional. 
   Ana vive el día a día sin amargarse; tuvo cáncer a las mamas y,  estando en el hospital, su cantante preferido, en un viaje a Chile fue a visitarla y llevarle un ramo de flores, atención especial para la presidenta de su Fans Club. Desde esa vez no le ha fallado a su "Julito". 
    La espera en el Aeropuerto no ha sido en vano. Cada una de las mujeres,  "adictas" a un hombre específico (hijo, marido, amante, padre e ídolo) cuestionan su incondicional adhesión y dependencia, cambiando de actitud: Déborah toma la decisión de terminar con la relación clandestina que por años ha mantenido con Marcelo, que resultó, al final, no ser el marido de Belén; Carmen regresa a su hogar a acompañar a su hija en el parto, convenciéndose que debe dejar tranquilo a su hijo. Belén no está conforme con la ausencia de su esposo, por lo que, al parecer, evaluará la situación, mientras Elizabeth asume perdonar el abandono de su padre y recibirlo sin rencores. Ana recibe a su ídolo, cantando, feliz, aunque sus amigas no hayan llegado a acompañarla. Es la única que no ha fingido una felicidad inexistente, dijo la verdad desde el principio y al pan le llamó pan y al vino, vino.

- Oye, Princess
- Dime...
-¿Cómo estás en esto de las adicciones?
- ¡Muy bien! ¡Todo superado!
-¡¡¡What??? ¿Qué debiste superar?
- Más de una relación tormentosa, poco sana, con algo de dependencia inadecuada.
- ¡Hummm! ¿Puedes dar más detalles?
- Ja...¡Cuánto lo siento por tu curiosidad, pero por el momento no! Tal vez en un futuro...si me falta plata, jajaja
-¡Qué mercantilista! ...En fin...ya volveremos al ataque en una próxima ocasión...jajaja
- Lo importante, hoy, es que la libertad es un bien muy preciado para mi persona, así que las adicciones humanas y materiales no forman parte de mi vida...No es un proceso fácil, pero sí posible...¡felizmente!  Buenas noites...

sábado, 30 de mayo de 2015

"Si te dijeran pide un deseo..."

- ¿Sólo uno?
- Sí, solamente uno...

- ¡Uyyy, qué difícil! ¿No podrían ser tres, a lo menos? 

- No-ho...
- ¡Puchas! ¡Me gusta más el genio de la lámpara de Aladino! ¡Ése me  permitiría  tres deseos! 
- ¡No sabes cuánto lo siento! ¡Hace mucho tiempo que no se le  ve por Occidente a Aladino! ¡Desde los atentados a las Torres Gemelas!
- ¿Entonces no puedo recurrir a él?
- ¡Nooooo! ¡Ufff, que eres enredosa! 
- ¡Está bien, está bien! ¡No es necesario que te enojes por tan poco! Jajaja. ...A ver...a ver... Debo elegir ...
- ¡Ya pues! Si sólo es una suposición...
- Ok. ¡Ya lo tengo! 
- Dime...
- ¡Obtener un premio importante en dinero o recibir una jugosa herencia!
- ¡Ufff! ¡Qué  materialista!
- Jajaja...No es el dinero en sí que me interesa, sino que su utilidad.
- ¿Para qué lo requieres, si puede saberse? 
- Me gustaría viajar por todo el mundo, sin necesidad de tener que trabajar a estas alturas, jajaja.
- Bueno, en eso tienes razón. ¡Ya quisiera yo lo mismo! 
- Si me saco un premio, te invitaré para no viajar sola...
- Ok., te lo recordaré cuando sea preciso. ¿A qué juegas? 
- ¡A nada, jajaja! 
- Entonces es imposible que te ganes un premio, pues.
- Pero si es sólo una suposición...
   
   La verdad, no debiera criticar. Yo no acostumbro a practicar ningún juego de azar. No me agrada aquello de confiar en algo que no depende de mí. Creo que eso surgió desde que era pequeñita (niña, quiero decir, jajaja), tiempo en el que me acostumbré a esforzarme por lo que quería obtener: aprender a leer o tener buenas notas, por ejemplo. Obviamente, ninguna de esas aspiraciones y logros, podría haberlos conseguido por obra de la fortuna, sino que entendí  (o nos hicieron entender) que las cosas había que conseguirlas con esfuerzo. Eso es lo que nos transmitieron nuestros padres,  cada uno de los cuales era muy responsable en su tarea y/o función, debían trabajar bastante en el día a día, en un ambiente o contexto con varias carencias y poquísimos lujos.  Teníamos realmente lo básico, pero suficiente y nunca nos  faltó  la preocupación por la  educación de cada uno de nosotros.  No nos permitían faltar a clases, por ejemplo, por lo que habitualmente teníamos el 100% de asistencia o algo cercano y, más encima, nos exigían buenas notas (jajaja). Como dice una querida amiga : "fuimos hijos del rigor". Y cuando no había clases y fuimos creciendo, en edad y como familia (en el tamaño no mucho, jaja, yo, al menos), se nos fueron asignando tareas y responsabilidades, en apoyo principalmente a nuestra madre. 

- En consecuencia....
- Ninguno fuimos entusiastas de los juegos de azar. Además, que en el campo, no había ningún Casino de Juegos, jajaja. Tampoco había dinero sobrante.
- Nosotros, lo más que jugábamos era al naipe en las largas tardes de vacaciones de invierno... 
- Igual que nosotros. Lo más cercano, además, a tentar la suerte era la compra de algunos números de Rifa (que no faltaban en los cursos) y que ni siquiera "caían al agua". 
- Oye, Princess.... Yo ya te hablé de mi deseo, así que ahora te toca a ti...
 - Humm...Hay un único deseo que pediría, pero como es absolutamente imposible, me lo reservo (aunque los que me conocen, saben, sin necesidad de que lo enuncie, cuál es).  Además de aquello, si tuviera de regalo el cumplimiento de un deseo, creo que no sería nada material, sino sólo (y nada más) que contar con la mejor salud  en los años de vida que tengo por delante, sean los que fueran (claro que yo no llegaré a los 110 años como un amigo, pero seguro andaré cerca, jajaja). 
- ¡Ajá! ¡Qué astuta! Así no vas a tener que gastar tu sueldo de Pensionada en remedios, jajaja
- ¡Meh! ¡No lo había pensado así, pero tienes razón! De todas maneras, teniendo buena salud, todo se da por añadidura: no gastas, tienes una buena calidad de vida, te dedicas a desarrollar actividades de tu agrado, no sufres dolores físicos...
- Hasta puedes inscribirte en un  Club de Tercera Edad y salir a "patiperrear" con otras provectas damas ...o damiselas...jejeje
- Jajaja, de ninguna manera. No me gusta salir en "choclón"; imagínate lo complicado que debe ser lograr llegar a acuerdos con personas tan distintas entre sí, a cual de todas con más mañas (menos yo, jajaja), ...¡Nooo, eso no es para mí! Me gusta salir sola o con alguien más cercano de la familia, nada más.
   Para ser sincera, creo que mi amiga tiene razón. Un solo deseo no basta, pues, pensándolo "en oro" (como escribió César Vallejo, extraordinario poeta peruano), con buena salud, también me gustaría viajar por todo el mundo: ver hermosos lugares de los distintos continentes, así como sitios relevantes por algún hecho ocurrido, para bien o para mal. Conocer, por ejemplo, la Muralla China (¿no será ésa el Muro de Juego de Tronos?), visitar Auschwist, el Vaticano, las Pirámides de Egipto, los Templos Mayas y Aztecas, el Sahara y tantos otros lugares, llenarme los ojos de las maravillas de la bondad, del arte y, también, de la maldad humana, antes de partir "para el último viaje" ...y definitivo. 

"La duda puede ser tan fructífera como la certeza"

     Eso le escuché al actor que hizo de sacerdote en la película "La   Duda",  actor que ya habrá despejado su duda si es que tenía alguna. Hace unos meses, falleció (chiste cruel).  No recuerdo su nombre, pero es el mismo que actuó de Coordinador en Los Juegos del  hambre  2 y 3. Lo recuerdo como un buen actor. No obstante, no es mi objetivo evaluar sus aptitudes actorales...

- ¡Bien hecho! "Pastelero a tus pasteles". 

- ¡Puaj! ¡Me carga esa expresión desde cuando siempre se la oía  a un individuo poco consecuente y "chamullento", un profe de Matemáticas lejanooo...
- ¿Y sólo por eso rechazas la expresión? ¿No estarás siendo muy visceral? 
- Jaja...Creo que no. Te explico: resulta que en estas tierras también me encontré otro ejemplar que utiliza reiteradamente esa misma expresión (bueno, debe haber muchos en la faz de la Tierra). 
-¿Y?
- Pues, si los pongo uno frente al otro (¡sólo en sentido figurado, por favor, porque ya uno es ...¡demasiado!, jajaja) concluyo que son dos personas desagradables, en cuanto a  temperamento son la  mezcla resultante de "sanguíneo" con "colérico" (según  la clasificación de temperamentos que hace Hipócrates) de aspecto físico muy parecido: poco agraciados, morenos, con algún antecesor nativo....
- ¡Mira quién habla! ¡La Angela Merkel! Jajaja
- Jajaja. Es que lo hago de puro malévola que soy...y sin mirarme al espejo, jijiji
- ¡Caramba! No sabía que tenías un lado oscuro...
- Yo creo que una gran mayoría tenemos algún recoveco o lugar al que llega menos luz...
- jaja, muy cierto. 
- Claro que estos dos ejemplares de los que te estaba hablando, son lo contrario, más oscuridad que luz, jajaja
- ¿Tan mal te caen?
- ...Y te aseguro que yo a ellos. Es un "amor plenamente correspondido", jajaja.


    Más que ellos en sí  mismos, la verdad es que me desagradan (aunque no me quitan el sueño..., ya no) por lo que representan y reúnen en sus personas: la inconsecuencia entre el decir y el hacer, siendo casi campeones en lo primero (mucho ruido y pocas nueces), mucho discurso florido (casi llegando a la arenga), aunque también demagógico y, reiteradas veces, agresivo y violento en el tono (de esta manera se imponen a los moderados y/o timoratos), sabedores de todo (y lo que no, lo inventan), hablan en tono alto y con convicción (jaja, ya les he contado a quién me recuerda esta palabra), y, cuando NO SABEN de algún tema, no reconocen su ignorancia, sino que lanzan el conocido "Pastelero a tus pasteles" (jajaja), considerándose los mejores "pasteleros" (¡cómo no!) en su área: las Matemáticas. Con ello, aparentan "respetar" el conocimiento de otros para ocultar el desconocimiento (¡no dejan de ser vivarachos!). 

    (Les cuento que resulta curioso, por  decir lo menos, que ambos "machos alfas" tienen aproximadamente la misma edad -maduros acercándose a tercera edad-  ambos con el gusto por la Ingeniería y los números, de orientación hacia los cálculos, aunque uno no terminó y optó por la docencia -¡humm! ¡cómo para que la Educación mejore su calidad! -.Tienen una adoración impresionante por el dinero y se unen a cualquier causa que pueda reportarles algún beneficio personal. El sexo opuesto para ellos es casi una potencia elevada a cero (jajaja), por lo que son tremendamente machistas y, hasta diría, con tendencia a lo misógino. ¡Humm! No agrego nada más, aunque pudiera, para evitar que crean que soy parcial y subjetiva, jajaja).


- ¡Ahora entiendo, Srta. Princess! No debe ser fácil lidiar con gente así. 
- ¡Para nada! Personas como ellos es mejor evitarlas si uno puede, pues son absolutamente personalistas y no reconocen las capacidades del otro, menos aún si es mujer. 
- ¿No te sientes capaz de enfrentarlos?
- No, es molesto trabajar con ellos. Y no estoy dispuesta a pasar malos ratos gratuitamente, si puedo evitarlos, especialmente por un tema de calidad de vida personal. Pero como no nací ayer (ni antes de ayer, jajaja), me resguardo de sus acciones.


    Volviendo al origen de este escrito, no deja de haber una gran VERDAD en la expresión, incluso yo iría más allá, en ciertos ámbitos. Me explico cuando uno tiene certezas, descansa, se apoltrona, tiende a vegetar, física y psicológicamente. Empezamos  a vivir más tranquilos, sin tantos cuestionamientos y eso conduce indefectiblemente al anquilosamiento, a la rutina, a lo dogmático, a la aceptación. Y la grasa se va deteniendo y acumulando entre la piel y la carne y entre las neuronas (ajaja). 

   En cambio, la DUDA nos mantiene vivos, en vilo, preocupados, despiertos (a pesar que yo vivo con sueño, pero eso es para historia, jaja). La duda nos obliga a pensar, a analizar, a elucubrar y establecer distintos escenarios;  nos impele a buscar caminos para ir determinando certezas. Y en esa búsqueda, hay una suerte de creatividad permanente. Pero para que el "modus operandi" no se transforme en estable, adquiriendo rasgos propios del camino opuesto, hay que ir estableciendo procesos de revisión, en los cuales te darás cuenta que tu duda no es igual que la de hace un tiempo. Sigues dudando, es decir, pero de otra manera o, tal vez, de otras cosas. Por lo tanto, se ha producido una evolución, un avance. 

   Por eso, a dudar permanentemente, pero no de los amigos, de los sentimientos, de los seres queridos, sino de aquellos seres que no parecen ser consecuentes, de los que varían de postura con demasiada facilidad, que se ofrecen para todo y que parecer saber de todo. Dudar, observar...y , luego de aquello, llegar a una certeza. A dudar también de los dogmas, de las generalizaciones, de las verdades "absolutas", de la única versión de algunos hechos. No siempre habrá algún "gato encerrado o escondido", pero es probable que en más de alguna de estas situaciones podamos encontrarnos con una camada completa. 

martes, 26 de mayo de 2015

"Salvavidas" cumple un año.

"Salvavidas" cumple un año. 


  El 26 de Mayo de 2014 me subí a este "Salvavidas" con el 


afán de mantener a flote la cordura. No dimensionė a dónde

esta frágil  embarcación podría llevarme .  La vida me sigue 

dando  sorpresas,  a  pesar  de  todo. ..  Más  allá  de  mis 

dificultades   como conductora  en  la  vida  real  y   en   los 

caminos   humanos -literalmente  hablando- he logrado sor-

tear  los  escollos  de  estos  doce meses y seguir adelante,

tal  vez no tan  sola  como  pueda  creerse. ¡Quién sabe si 

acaso lleve a más de alguien de co-piloto sin darme cuenta! 

La travesía se ha   transformado   en   un   verdadero  paseo,  
pleno   de   aprendizaje  y  de  crecimiento. De  pronto  me  

he  sentido como Ulises bajando al Hades,  en una especie 

de prueba  y desafío  al mismo  tiempo,  en  que  más de un  

trago  amargo he debido beber, para ir 

aprendiendo   más   de   mí   misma   y 

de los demás, más del mundo y  de  la 

vida, algo más del dolor , pero también 

de las alegrías... Gracias  a los  que  me  han  acompañado 

en este viaje. Los invito a seguir adelante; no faltará más de 

algo  interesante, entretenido  y emotivo que compartir.  

¡Seguiremos  navegando,  esperando  sortear  con éxito las 

tempestades así como disfrutar  de  la brisa y de los buenos 


vientos! ¡Hasta siempre! 


Nos vemos en el BLOG


 : http://www.malvarezsal.blogspot.com

El derecho a equivocarse...("Errare humanum est, pero...")

- ...pero es de tontos perseverar en el error...
- ¡Uppsss, soy tonta entonces!!!!! ¡No me había dado cuenta! (Jajaja). Ahora que me acuerdo, esta máxima o proverbio  nos lo enseñó uno de los  profesores de Latín  que tuve en la universidad. Usaba estas expresiones, a veces,  para hacernos reaccionar cuando mostrábamos actitudes poco académicas o de mínimo esfuerzo.
- ¡Humm! la segunda parte de la sentencia es la que me parece  más interesante, y que le da peso a la expresión.  
- ¡Cierto! No obstante, hay muchos que se quedan con que el error es propio de los seres humanos y eso les sirve para justificar  todos sus yerros, casi como si fueran víctimas del Destino...

  El... Destino...
¿Existirá realmente? 
  Me viene a la memoria una hermosa película, entre tantas otras, llamada "Agentes del Destino", donde una pareja, sin saber que sus vidas están bajo la lupa (ahí está la gracia de don Destino actuando, subrepticiamente), se conoce y surge algo entre ellos, pero después las "manos negras" del Sr. Hado los separan, hasta que vuelven a coincidir y le tuercen (¡auch!) la mano a los agentes del Destino. Cuando vi cómo el "camino" (vida) de cada personaje se mostraba en la bitácora-tablet de los funcionarios, lo asocié con el Mapa del Metro de Santiago y sus correspondientes líneas (¡la mente tiene tantas y curiosas asociaciones!).
   De pronto me da vueltas la idea, algo insidiosa, acerca de las "coincidencias" a las que hace alusión Rosa Montero en su libro "La ridícula idea de no verte", coincidencias que también parecen estar cercándome cada cierto tiempo y, que aunque, no consiguen hacerme  creer en "milagros", me permiten pensar que la vida no es tan plana como pudiera pensarse, que también tiene sus recovecos oscuros  o algunos "puntos ciegos", sus "dejá vú",  sus "vueltas de carnero", ciertas curiosas confluencias, donde la razón no tiene pasaporte. 
   Desde ya  hace un tiempo, un par de meses al menos, tenía ese libro en el kindle (lector digital), pero no lo había leído, pudiendo haberlo hecho, porque ahora siempre tengo espacios para leer, aunque en ocasiones, no me "cunde" mucho- dijera el huaso.- La semana recién pasada estuve escribiendo sobre los ritos familiares cotidianos y los personales, estuve refiriéndome a la culpa que solía rondarme después de la partida de mi Infanta... Y ¡vaya, vaya, vaya!, sucede que estando precisamente en el lugar que fuera su hogar, tomé la decisión (¿fue mía la decisión?) de comenzar a leer ese libro:
  "La ridícula idea de no verte", texto que surge en Rosa Montero luego de informarse acerca de la vida de Marié Curié y entrar en contacto con las "Cartas" que ésta (Marié) le escribió a Pierre luego de su trágica muerte. Estas misivas llegan al alma de la escritora española (así como a la mía),  transformándose en una más de las tantas estrategias para superar el duelo ante la partida del ser querido (para Marié, a inicios de siglo, para Rosa Montero, en estos tres últimos años).  Y ahí, una nueva "coincidencia": los tres años de ausencia para ambas. De ninguna manera intento compararme con la escritora; sólo hay algunos puntos en común, los suficientes como para que el impacto se produzca; los suficientes  para constatar que frente a la muerte es difícil estar preparados, especialmente cuando ésta sobreviene tan intempestivamente, que te deja en un permanente estado de estupor, en un estado de semiconciencia, de un estar despierta pero pensando que vas a salir de un sueño, que no puede ser cierto, que es una mala broma,...¡una pesadilla! Y luego, la culpa llega hasta ti y te agobia.  
    Dice en una parte la novela: "¡Si lo hubiera sabido!, te dices. Pero no, no lo sabías". En mi caso, yo no sabía que la conversación telefónica de la tarde anterior iba a ser la última, no sabía que al día siguiente no podrías llegar a casa a almorzar, por ejemplo. 

   Volvamos a la novela:  Sentir "culpa por no haber dicho, por no haber hecho, por haber discutido por tonterías, por no haberle mostrado más cariño". (...)"La inevitable culpa por no haberle dado todo. La culpa imperdonable de estar viva y él (o ella) no" .
  A mares lloré este fin de semana pasado. Fue toda una catarsis. Recuerdo que hace años, cuando leí, casi de un "tirón", la novela Paula de Isabel Allende, me pasó aquello. Es curioso que precisamente el mismo libro sea nombrado por la escritora que estuve leyendo el fin de semana y que tuvo mi emocionalidad a flor de piel (¡Quién lo diría!; tan llorona  que soy a veces, pero...antes era peor...¡ufff, qué consuelo!)
    Y de nuevo retomo lo de las "coincidencias" que esta vida nos ofrece, también  a nivel familiar: un 26 de octubre partió mi padre, un 26 de noviembre (de 1986) nació Mirella a mi vida y un 26 de noviembre (de 2011) fue arrancada de ella (precisos 25 años juntas), el 26 de noviembre pasado un pequeño integrante llega a la familia, tal vez para suplir las ausencias...En fin... y otras tantas coincidencias,  que no es el caso señalar, para no caer en lo monotemático...

    Llegados aquí, cabe preguntarse si estas "coincidencias" o "curiosidades" que surgen en nuestra vida cotidiana son sólo aquello o, tal vez, corresponden a lo que en Mátrix se le da el nombre de "paradojas", pequeños errores o "deja vú", que dejan entrever que hay más de un mundo y que estos "detallitos" son pequeñas fisuras, fallas o señales que  se "les escaparon" a los creadores (llámense Dios, Alá, Agentes del Destino, Operadores Celestiales o...¡qué sé yo!). A través de estos "olvidos" se detecta cierta desprolijidad, de manera que lo aparentemente lógico y lineal, no lo es tanto. Recuerdo que en Mátrix era un gato negro el que volvía a cruzarse por delante y se transformaba en el elemento que permitía detectar ese mundo ficticio (como un pequeño virus o gusano cibernético).


    Si hay Destino, Dios o Creador, estamos "dados", jajaja (como dice un ex compañero de trabajo y amigo). Si no es así y es el Azar o la Razón-de-la-Sin-Razón lo que define el orden y/o caos universal, ¡diablos, estamos fritos! (¿o no?) ¿Estaremos menos "fritos" si es que hay Algo o Alguien detrás de las sombras? No hay certezas... sólo hay dudas, una Duda con mayúscula, que no satisface ni tranquiliza...

  "Frente a la duda, abstente", le escucho a mi otro yo, de inmediato. ¿Abstenerse de qué? ¿De cometer errores? 
    Cuando uno viene a hacerse estos cuestionamientos (o autoflagelamiento si se quiere), ya ha pasado la mitad de la vida o algo más  y los errores (o cadenas de errores) se han ido sucediendo en el decurso de cada historia individual.

    Aun siendo así, lo que debe quedar, medianamente claro es que es cierto que en "la vida "tropezarse" está permitido, pero (también) que levantarse es obligatorio". Por eso, no deja de haber razón en aquello que escribe la Montero,  a pesar de que lo escrito dice más relación con la pérdida del compañero(a), amigo(a), hijo(a), que con el error:
   "La recuperación no existe; no es posible volver a ser quien eras. Existe la reinvención y no es mala cosa. Con suerte, puede que consigas reinventarte mejor que antes. A fin de cuentas, ahora sabes más".

sábado, 23 de mayo de 2015

¿Libertas datur ...o...libertas capitur?

¿La libertad se regala o se conquista?

La libertad : causa, motor y objetivo final del ser humano, en éste y todos los tiempos. 
  Derecho y valor por el que más ha luchado la Humanidad desde que el mundo es mundo y que, a la par,  el que ha reportado más víctimas que cualquier catástrofe. 
   Aspiración máxima de quienes no la tienen; uso y abuso por parte de muchos que la poseen; merecida pérdida de ella en castigo por actos atentarios de los derechos de los demás, en el caso de varios.

                     ¿Es una conquista o es un regalo?
     La Declaración Mundial de los Derechos Fundamentales del Hombre (y de la mujer, jajaja) la establece como uno de los primeros y más trascendentales, después del derecho a la vida. (Obvio: si no estamos vivos malamente podríamos exigir libertad, jajaja).  Es decir, ésta es considerada un valor consustancial a toda persona humana desde que nace, independiente dónde y cuándo, aunque, en determinados contextos, no deja de ser más que un "saludo a la bandera".     Pues, aun estando ya en siglo XXI , la Era de la modernidad, del conocimiento, de las comunicaciones, de la globalización y de la tecnología,  hay personas que viven en la esclavitud laboral, sexual y doméstica, incluso con menos derechos que una mascota.      En tanto, en el otro extremo, no en menor cantidad pero sí con más fuerza (la de las armas y el poder), están quienes usan y abusan de su libertad  en detrimento de quienes tengan a su  alcance. 
    
   En general, tenemos nuestro primer contacto con este bien intangible, cuando comenzamos a conocer y recorrer el mundo, gracias a nuestro aparato motor  y a la voluntad, y damos nuestros primeros pasos sobre nuestros pequeños pies, aprendiendo a desplazarnos. Esa primera  libertad podríamos denominarla  "vigilada" (jajaja).
    Más adelante, mientras de infantes pasamos a  adolescentes y, luego, a jóvenes, la libertad se convierte en una ferviente aspiración. No hallamos la hora de ser LIBRES... de nuestros padres, de nuestros profes, de las restricciones, de las normas, de las exigencias, para hacer "lo que nosotros queramos". El cabello largo y la barba eran, hace un  tiempo,  las expresiones de libertad; en la actualidad,  se agregan los piercings, los tatuajes, el cabello de cualquier color y forma, las expansiones en las orejas, la vestimenta transgresora, además de acciones relativas al consumo excesivo de cigarrillo, alcohol y drogas, en muchos casos, más una serie de otras expresiones, actitudes y acciones que no es el caso enumerar.
    Una vez que los padres, los futuros jefes o la realidad les dice a esos jovencitos que en el trabajo hay determinadas normas y exigencias, ese/a postulante a adulto, debe decidir, en libertad, si accede a ese margen planteado o busca otras alternativas. No se le ha restringido su libertad, simplemente se le ha dicho qué es lo que puede hacer y lo que no , frente a los derechos  de los demás. 
   La mayoría lo entiende y lo asume o lo acepta sin asimilarlo del todo. Otros, almas libres-libres-libres, extienden lo más que pueden su actitud adolescente, a costa, muchas veces, de los adultos que los quieren, pero no les "leen la cartilla".

   Y henos aquí, ya estamos en condiciones de responder a la pregunta: 
    ¿La  libertad es un regalo o una conquista? 
   Es un derecho y es un regalo, en tanto aprendemos a hacer buen uso de ella. Luego, ya jóvenes en camino de la independencia, ésta se conquista, se gana, se merece, se cuida y se cultiva.


- ¡Maravilloso, Principessa! ¿Estás tomando Bilz o Pap? Jajaja.
- ¡Hummm! ¡Sé que puede parecer una utopía, pero...!
- Mira, haciendo uso de mi proverbial inteligencia, agrego a lo que tú planteaste  que este valor-derecho tan anhelado, exigido, esgrimido, utilizado y manipulado, en teoría no puede ser absoluto, pues en la medida que vivimos con otros o al lado de otros, nuestros límites se restringen. 
-¡Muy acertado! Para allá iba...
- ¿Para dónde? 
-  A establecer y reconocer el aporte de  mi "colega" Albert Eisntein. No sé si habrán "cosas" o verdades absolutas, pero la Relatividad "la lleva", sin duda...
- ¡Una gran verdad! ¡Habría que estar en una isla desierta o transformarse en ermitaño para gozar en soledad de la libertad. Sin embargo, esto no es posible. 
- ¡Claro que no! No tenemos miles de millones de islas ni otras tantas ermitas! Jajaja.


    Después de este diálogo tan "libertario" (jajaja), continuemos. Una vez obtenida tu ansiada libertad, debes hacer buen uso de ella, sin sujetar ni permitir sujeción que vaya contra tus principios o los del otro. Y esto, te lo aseguro, te hará feliz. A este valor, por tanto, se necesita agregar el respeto y la verdad. El respeto a la libertad de otros y la verdad para expresar lo que piensas y sientes, sin desmerecer visiones distintas, salvo que sean lesivas para la propia persona o para su entorno. Sin embargo, hay un límite para tu actuación, no todo lo puedes cambiar y eso no debe deprimirte. El mundo no está hecho a imagen y semejanza mía (jajaja), por lo que debes asumirlo sin dejar de ser un espíritu "libre y soberano" en "la medida de lo posible" {Eisntein, ¡te odio!}... Ha llegado el momento para usar tu derecho, regalo y conquista para  crear, para amar, para ser feliz, para pensar, para expresarte, para creer o no, para actuar y decidir...
    Y cuando llegas probablemente a la mitad de tu vida y tienes  tu propia familia,  te toca  entregar el "testimonio" en esta posta que es la vida ("testimonio": ¡qué buen nombre!). 
   La gran pregunta ha cambiado y se ha transformado en

    ¿Let's it be, let's it do...or... let's it go?  
         ¡Guauu! ¡Qué difícil!
    Tremenda disyuntiva y decisión, si aquellos que ocupan tu tiempo y pensamiento son importantes para ti. 
¿Dejarlos ser, dejarlos  hacer o dejarlos ir? ¿O las tres  cosas? ¿Todo... del todo... o sólo hasta cierto punto? ¿Hasta qué limite? ¿A partir de cuándo?
    Un verdadero puzzle o, al menos, un dolor de cabeza. 
   Nadie nos enseña a ser padres, no hay cursos sistemáticos y al alcance de una mayoría que nos introduzcan en el aprendizaje de lo básico y elemental del rol paterno o materno. Es cierto que contamos con el ejemplo -bueno, regular o malo de nuestros progenitores-. Algo es algo, para empezar. Pero ellos se iniciaron de la misma manera, es decir, aplicando lo visto a una nueva realidad:  usando la metodología más usada de todos los tiempos,  la del ensayo y error (que, a veces, se transforma en "horror").
    Habitualmente, como animales de costumbre que somos, tendemos a repetir esquemas vistos o conocidos. Es que tampoco en este ámbito es tan fácil crear o partir de cero. Nada es absolutamente nuevo. Nuestra experiencia como hijos, si ha sido positiva, la replicamos en nuestros propios hijos, que no son iguales a cómo éramos nosotros cuando pequeños, así como tampoco es igual el contexto ni los tiempos y tampoco nosotros somos iguales que nuestros padres, por lo que el resultado no suele tener ninguna cercanía con nosotros mismos púeres, resultando una pésima copia de nosotros, tal vez un verdadero esperpento. Si la experiencia ha sido negativa, mayoritariamente se cae en el error de irnos al otro lado de la balanza, de manera que de nuevo perdemos el equilibrio y el resultado no será, seguramente, el mejor. 
   El famoso "Let's it be", por un  lado,  es un llamado a soltar las sujeciones excesivas de una enseñanza paterna autoritaria, pero, por otro lado,  al transformarse en una especie de moda, se replica de mala manera, porque se imita y todos sabemos que las imitaciones carecen de convicción genuina, por tanto pierden la calidad de lo auténtico. 
      Otras veces, cada padre (en un matrimonio o pareja) maneja un lado distinto  de la balanza y así tenemos que mientras uno permite casi todo y se transforma en cómplice y amigo del "retoño", el otro/a es el dictador de la casa o la bruja mala  del "cuento", cada uno tratando de hacer lo mejor que puede. 
   Para los que no quieren hacerse problemas, no son capaces de lidiar con esto o, por  último, se han  rendido antes de tiempo, la expresión no puede resultar más conveniente. En este caso, la permisividad se enseñorea. 

    También me tocó tomar decisiones difíciles, soltar de a poco los hilos, aunque sin cortarlos. Era hora de que ella, mi querida Infanta, fuera valiéndose por sí sola, con mi guía y compañía a una distancia prudencial. Debía aprender para luego, cuando le tocara el turno, enseñar... Lo último no fue posible... En el uso de su libertad, no me compartió lo que le ocurría y ... no tuve la oportunidad de ayudarla a tiempo...
    Después de aquello, he debido decidir si considerarme culpable por no haber captado las señales ...o salir adelante, con  el dolor de la pérdida a cuestas y los recuerdos en el corazón... La dejé ser, la dejé hacer y la dejé ir de casa, cuando consideré que estaba lo suficientemente preparada para enfrentar exitosamente lo normal y adecuado. Lo inesperado y lo impensado se produjo...la cámara no cambió a lento...y el  final se precipitó...
   Hoy he elegido seguir caminando por la vida, sin olvidar lo vivido, pero con la mente y los ojos abiertos a lo nuevo, a lo interesante, a lo pequeño y valioso...Es lo mejor, es lo necesario...
   Hasta pronto...