Difícil dilema, surgido luego de leer "Allegiant" (Leal) de Verónica Roth, la tercera parte de la saga "Divergente". Me imagino que la mayoría diría, inmediatamente, que no y así debe ser: por los hijos, por la pareja y por toda la familia que compone el pequeño mundo de cada uno. Sin embargo, algunos no seríamos tan taxativos, especialmente cuando la vida, tu vida, ha dejado de tener la chispa de la esperanza y la presencia de quien le otorgaba sentido.
Resultó una verdadera caja china lo que fui descubriendo en conjunto con los protagonistas, al leer esta novela. Cuando creías estar en la verdad, surgía otra "verdad" que transformaba lo anterior en mentira. Interesante juego, que no deja de recordarme a Segismundo de "La vida es sueño", quien, ante la imposibilidad de diferenciar entre sueño y realidad, opta por tomar la decisión "políticamente correcta" para la época -y muy aleccionadora - de "actuar bien en todo momento , aunque crea estar soñando" (si me estoy repitiendo en esta idea, avisadme, como dice un amigo)
Volviendo a "Allegiant", cabe destacar el mérito de este tomo de la saga : poner a los personajes en disyuntivas realmente "heavy" (como habría dicho mi querida Infanta). No había solución ideal, por lo que la elección debía hacerse evaluando el mal menor. Y es así como vi debatirse a los personajes en esta cuerda floja, en que evitar una matanza de muchas personas, significaba quitarle TODOS sus recuerdos a varias otras, es decir, "matarlos" en vida para sus familiares. Difícil tomar una determinación tan trascendental, complejo optar por algo que quizás te va a pesar toda la vida que te resta. Y llega un momento, al ver a uno de los personajes que decide voluntariamente "formatearse" (porque sabe que no tiene la suficiente fuerza de voluntad para cambiar sus malas acciones y actitudes) que uno se pregunta : ¿Si tú tuvieras esta posibilidad, lo harías?, como también lo había decidido Cuatro, desistiendo en el último momento. La verdad, puesta en la disyuntiva, no es fácil dar una respuesta. Por un lado, "desaparecerían" los malos y terribles sucesos que han formado parte de mi vida, pero también se "resetearían" los momentos felices con las personas queridas, quienes dejarían de existir para mí. Sería como darles muerte, aunque la gran ventaja es que lo que no existe, no te duele ni te hace sufrir.
Recordé también el libro/película "La naranja mecánica", cuando al protagonista, a ese psicópata líder del grupo, le hacen una lobotomía, para eliminar sus impulsos y tendencias al mal, condicionándolo, como un ratón de laboratorio.
¿Se tiene derecho, en nombre de la justicia, del bien común, de la libertad de otros, tomar la vida de una o más personas?
En situaciones como éstas, en que la línea roja está al frente tuyo y si avanzas la tocarás, es en donde uno debe analizar cada decisión del proceso. Si eres maquiavélico, seguramente no quedarás con ningún problema de conciencia una vez que hayas bajado la palanca, apretado el botón, pulsado el enter, haber movido el gatillo o cruzado la línea escarlata. Podrás dormir tranquilo/a, con la firme convicción de que hiciste lo mejor, que no había otra salida, y que, poco menos, los demás deberían agradecerte. Sin embargo, si aún tu conciencia no está dormitando, ni en estado de letargo ni en sueño profundo, al contrario, tu "yo" está "vivito y coleando", la decisión tomada te perseguirá toda la vida y más de alguna vez surgirá una que otra pregunta insidiosa con sus correspondientes cuestionamientos: ¿habrá sido lo mejor? ¿no había realmente otra salida? ¿Tenía derecho a hacerlo? ....Pero serían preguntas-sin-sentido, porque aunque tengan respuesta, ya no se podría volver atrás.
Hoy viernes, aunque le costó una enormidad, la Principessa salió de Palacio. Debía ir a su Banco (es decir a la entidad financiera en donde tiene todas sus inversiones en euros, dólares y demases). Felizmente no había problemas con sus fondos, luego de haber recibido un correo "sospechoso". A continuaciön se dirigió a una oficina Municipal ubicada en Plaza América, a pagar el derecho a "extracción de basura domiciliaria" . En marzo pasado le había llegado el cobro y aunque había intentado pagar por internet no había podido. Luego, olvidó la cuenta (pocas veces es tan irresponsable doña Principessa, pues no le gusta deberle un peso a "nadien") y en estos días le llegó una nueva cobranza con dirección concreta. Así que para allá partió, pues tenía tiempo. ¡No tenía idea que cuando no se paga contribuciones el pago de basura se realiza en las mismas fechas! Así que se le habían acumulado 4 cuotas (jiji), puesto que el Palacio (fue catalogado como Monumento Nacional, por lo antiguo, jajaja) ya no paga impuestos. Luego de aquello, decidió atender un último trámite personal (en el Depto. Prov. De Educación). Decidió irse caminando, para hacer ejercicio. Lo que no recordaba claramente era la cantidad de cuadras que debería caminar. Así que , como diría Condorito, andó...andó....andó....hasta que, luego de pasar por fuera del Estadio el Teniente (totalmente remozado) al fin llegó (10 cuadritas no más) . Lo que consiguió después de conversar con 3 funcionarias fue un correo electrónico del nivel central. Jajaja... Claro que si no hubiera ido, no tendría nada...
Partió de regreso, esta vez, por el sector poniente, atendiendo a la premisa que las calles paralelas llegan a una misma perpendicular (¡bravo! Algo aprendiste de Matemática, aunque con la regla de 3 perdiste la partida).
"A caminar, a caminar, hasta perdernos en el mar...." (parafraseando a Paco Ibáñez, que galopa -o "galopea", jajaja, en dirección al mar) -iba tarareando la Princess.
Al pasar cerca del Teatro Regional se le ocurrió acercarse a mirar la Cartelera y ya iba de devolverse para continuar su cruzada, cuando observa un pendón más pequeño al lado de la boletería: ¡Ohhhhh! exclamó... : Hoy viernes, ¡León Gieco y Agárrate Catalina...!
Había visto en TV un comentario de la presentación de estos artistas en Santiago, así que fue a averiguar si quedaban entradas y a qué precio. ¡La suerte estaba de su parte! Compró su entrada Golden (ejem) y continuó camino a palacio por el Paseo Estado.
-¡5 alcachofas por mil pesos, espárragoooossss, cerezassss!
- ¡Noooo! ¡ No puede ser! Qué tentación! ¿Cómo podré pasar de largo? ....-
Luchó con la tentación a brazo partido...pero perdió, jajaja. Llegó a palacio con 5 alcachofas y un paquete de espárragos!
Al entrar a casa, veo que la Princess trae un par de bolsas...
- ¡Humm! Parece que te fue bien..,
- Sí, una pequeña compra en el camino. ¡Una verdadera oferta!
- ¡Jajaja! ¡Campeona de las ofertas! ...¡Oyeee!
-¡ Quéu!
- No habías dicho que...
- No importa lo que había dicho...
- Claro que importa...¿cómo tan débil?
- En situaciones insignificantes, que no afectan a nadie, ni siquiera a mí, no me voy a estar haciendo problemas. Obviamente que en lo relevante, los cambios de actitud y las decisiones son sopesadas convenientemente... Así que "relaja la vena" y ayúdame a preparar el almuerzo.
No le faltaba razón a mi amiga. Uno no tiene por qué ser tan rígida en la vida, especialmente en los pequeños detalles...que no importan. Porque los hay, pequeños, que sí importan (cuidado con la vía que toman) como un saludo, una sonrisa, una gentileza....
El almuerzo estuvo rico , como siempre.
La sobremesa, eso sí, estuvo breve, pues debió atender a un amigo electricista, al que debió llamar porque seguía sin corriente en el ámbito living-comedor. Felizmente encontró la falla y como había que "dentrar a picar" para poder solucionar el problema de ese enchufe, se optó por el mal menor : inhabilitarlo para habilitar los otros 4. No había duda que era lo que convenía.
La tarde pasó rauda y llegó la hora de prepararse para ir a ver a León...
Fue un hermoso y nutritivo espectáculo de nada menos que ¡¡¡3 horas!!! León Gieco nos invitó a recordar "tiempos difíciles" de la historia política de nuestros países desde 1968 en adelante, con el respaldo de imágenes de video y sus canciones. Obviamente, además de sus compatriotas (los tiranos y los luchadores), vimos en las imágenes a Salvador Allende, el Golpe de Estado y el "nunca bien ponderado" Dictador de las gafas negras. También apareció en varias oportunidades, Violeta Parra, Isabel Parra, Los Jaivas, etc., los que eran aplaudidos por el público apenas eran reconocidos.
Aunque nunca había visto a este cantante, la Principessa lo conocía e, incluso, entre sus "antigüedades" cuenta con un cassette de él. Lo recordaba principalmente por la canción "Sólo le pido a Dios". Lo que no sabía es que su segundo nombre era "Rogelio" (jajaja) y a más de algún asistente debe haberle resultado "fuerte" escuchar hablar de genocidas, desaparecidos, asesinados, etc., considerando que nuestra idiosincrasia nos hace tan eufemísticos.
Difícil compendiar 44 años de carrera artística en imágenes. El tiempo de la presentación no era suficiente y venía la participación de la Murga "Agárrate, Catalina...".
La Murga (grupo de artistas callejeros, que combinan el baile con el canto y el teatro) fue fantástica. 12 cantantes más 3 encargados de los instrumentos. Un tremendo "shos", con una fuerza interpretativa increíble. Se presentaron vestidos de ancianos (no sé si sería una indirecta o no, jajaja), con pelucas blancas, narices largas y, lógicamente todas las características de la tercera y cuarta edad, bien exageradas y actuadas. Las voces, potentísimas. Tuvieron mucho fiato con el público, pues, al finalizar, bajaron del escenario y siguieron cantando y bailando, hasta llegar al Hall del teatro, donde se sacaron fotografías con el público que quiso.
Provechoso día, con un cierre apoteósico tuvo la Principessa. Llegó a palacio, felizmente, a la hora justa, antes de perder el encanto. Y cual Cenicienta, se sirvió un café chico acompañado de una magdalena, para engañar la solitaria , que ya le reclamaba. Luego, como una niña buena e inocente, se durmió plácidamente en los brazos de Morfeo (no le quedaba otra, jaja) . ¡Felices sueños, Principessa! ¡A esperar con ánimo lo que te deparará el día de mañana!
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