¡No parecía posible...pero fue! Sábado 29 de noviembre, penúltimo día del penúltimo mes y sucedió lo inesperado : ¡está lloviendo en el Reyno de Sta. Cruz de Triana!
Pero una lluvita poca no podía amilanar a doña Principessa. Ella se había propuesto salir a un Súper distinto (no porque no lo conozca, sino porque habitualmente no va a él debido a la distancia) y ...lo iba a hacer, cueste lo que le cueste y se oponga quién se oponga...(decidida mi amiga...¿o porfiada...o de ideas fijas? ...jajaja).
Se levantó temprano (a las "socho"). ¡Qué loka, digo yo, estando ya de "vaca" y día sábado! Pero... en fin, cada persona es un mundo aparte..., con sus propias reglas y manías...Tomó su desayuno, no con muchas ganas, pues habíasele acabado la leche y no pudo preparar su rico capuccino matinal con una barra de cereal (upss, salió verso...). Por tanto, luego de dedicar casi dos horas a escribir, preparóse para salir. Cuando lo estaba haciendo diose cuenta que San Isidro habíase decidido a trabajar en día sábado.
Al contrario de lo que podría pensarse, eso no le "bajó los aviones" (jajaja, pardón,... no le hizo desistirse de su plan inicial). Calzóse sus zapatos de gamuza invernales, púsose el abrigo negro con capucha y dirigió sus patitas al HiperLíder de Recreo con Grecia (es decir, por allá por el Mar Egeo, si no me fallan el sextante y la brújula, jajaja).
Caminó...caminó...caminó... las 9 cuadras bajo una llovizna intermitente, pero muy grata, que le recordó otros días de suave lluvia valdiviana en tiempos universitarios (¡búúúúú!).
Ya al interior del súper fue buscando mercadería de distinto tipo, algunas cosas para "picar" para atender algunos amigos (ya sabrán para cuándo) y otras cosillas necesarias y, algunas, no tanto. ¡Valió la pena ir hasta allá! Para una muestra, un botón..., es decir, un precio: mientras en el Tottus, medio kilo de salmón cuesta entre 4,8 a 5 lukas, allá estaba entre 3,4 a 3,9 lucrecias. ¡Qué diferencia!
También compró algunas cuestiones que no había adquirido nunca, como, por ejemplo, un paquete de tallarines tri-color. Años atrás no había de aquellos, además que, en la actualidad, consume pocas pastas. Recuerda que cuando su Infanta era pequeña solía comprar spaggettis de espinacas que, a la vista, no eran muy atractivos, pero que tenían un rico sabor y...hacían salir "ñeques" al estilo Popeye el Marino (jajaja). Esta vez, también compró albahaca deshidratada, jengibre en polvo, queso parmesano rallado y otra serie de productos de "primera" necesidad (jajaja).
Cuando salió del súper, después de dos horas de entretención y vitrineo por los pasillos del establecimiento, llovía con intensidad. Salió con energía a buscar movilización y , por suerte, pronto pudo abordar una limusina negro-amarella. Una vez en palacio, se sintió completa y realizada. Aunque no estaba la calefacción prendida, la temperatura ambiente era gratísima. Lo primero que debió hacer fue deshacerse de su ropa mojada y cambiarse de calcetas, pues sus patitas habíanse mojado (los coturnos no resistieron el cambio climático).
Luego, siendo ya las 13,30 hrs., dispúsose a cocinar. ¡Mmmmm!
Menú:
Principal: filetes de pechuga de faisán con papitas laminadas y morrón caramelizado.
Ensalada: lechuga morada con pepino de Alaska.
Postre: frutillas con piña, manzana y mandarina caramelizada.
Acompañamiento : vino Carmen Carménère (exquisito el maridaje con el postre).
Detalles a tener en cuenta :
Principal: las pechugas (del faisán, jajaja, o faisana) se aliñan con sal, merkén, aliño completo y ajo en polvo antes de pasarlas por sémola y luego ponerlas al sartén sobre un poco de aceite (en cantidad suficiente para que no se peguen solamente). Una vez que ya se han dorado por ambos lados, se les agrega unas papas laminadas (con cáscara), a las cuales se les espolvorea un poco de sal y pimienta en polvo, dejando cocinar junto a los filetes.
Postre: esta vez la fruta no se mezcla, cada cual se ubica en su lugar. Se les echa unas gotas de endulzante líquido. Lo especial de este postre son los gajos de mandarina caramelizada, las cuales se pusieron en una sartén con un poquito de aceite para evitar que se peguen, sobre las cuales se espolvoreó azúcar. Se deja a fuego lento que se vayan calentando e impregnando. Ya al finalizar, se aumenta la intensidad de la llama para lograr un tono de caramelo.
Los bastones de morrón verde y rojo se pusieron a cocer en la misma sartén de las mandarinas, de manera que su sabor fue agridulce.
- ¿Cómo estuvo tu almuerzo de hoy, Princess?
- Realmente exquisito. Era primera vez que caramelizaba algo (algo, no alguien, jajaja) y quedó muy bien.
- ¿Y de dónde sacaste la receta?
- Nooo, yo no uso recetas...
- Yaaááaaa...
- ¡Verdad! Por un lado recurro a la experiencia (buena y mala, jajaja), a lo que he escuchado y a lo que me dicta la lógica... Hubo dos detalles especiales en el menú de hoy: la pimienta en polvo que le agregué a los filetes y papas y el caramelizado del morrón y de los gajos de mandarina. ¡Verdaderamente marcaron la diferencia! Si a eso le agregas el vino tinto Carmen, que tiene un sabor ligeramente amargo, es el toque final...
- ¿No tienes un cuaderno de recetas, como las abuelitas tenían antes?
- Nooooo.... Punto 1, no soy abuelita (tampoco lo seré nunca, desgraciadamente) y, punto 2, ya te dije que no usaba recetas. Sí recuerdo haber copiado recetas cuando niña, pero eran unos cuadernos de la Reina Urbana, mi madre...Jajaja, me acordé de algo..
- ¿Puedo saber de qué, si no es obsceno, jajaja?
- Jajaja, no lo es... Cuando llegamos a Rancagua con la Infanta, ella, durante los primeros meses no estudió porque estaba en proceso de convalidación de sus estudios. Por lo tanto, quedaba a cargo de la casa , y de la cocina, mientras yo me iba al trabajo y, lógicamente, le tocaba cocinar. Pero no era muy experta, jajaja. Recuerdo que una vez, debía preparar unos tutos de pollo estofados y cuando llegué, los tutos estaban absolutamente ahogados en una olla con agua hasta la mitad, jajaja. Más adelante, cuando debía preparar el almuerzo, me llamaba a la oficina y me preguntaba cómo debía preparar lo que le había dejado para el menú del día. Otras veces, cuando yo estaba ocupada, le preguntaba a la Secretaria, quien se daba a la tarea de explicarle cómo operar, según los ingredientes, jajaja (gracias, Patricia). Eso fue al comienzo, posteriormente aprendió, pero siempre prefería indudablemente que yo preparara la comida...Era mi fans número uno... Lindos recuerdos...
Después del rico almuerzo, la Princess , mientras tomaba su café express y su té de rosa mosqueta, escribió sus peripecias del día. Luego, dándose cuenta que en la terraza estaban temblando de frío sus plantas de interior, se condolió de ellas y las entró al living. Emocionadas, se lo agradecieron (jajaja). Afuera, continuaba cayendo agua, aunque con más parsimonia que a mediodía.
Una vez terminada la sobremesa, se dispuso a descansar (¿de qué? me pregunto yo) y a leer con la música de su piano de fondo. ¡Qué maravilla! ¡Carpe diem!, Princess...aunque afuera continúe lloviendo...
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