domingo, 1 de septiembre de 2024

Buscadoras de tesoros...

   

   Es domingo 1 de septiembre y ya se escucha en el aire los compases cuequeros, mientras las banderas chilenas se ven por doquier. Ha comenzado el Mes de la Patria (¿o PatriaS, en plural, como dirían los fanáticos de lo políticamente correcto?) y parece que, con ello y con la primavera -también septembrina en este rincón del planeta-, todo se activa, todo renace, todo empieza a cobrar vida inusitadamente, como sucede con las semillas en el desierto más árido del mundo, el Desierto de Atacama. ¡Quién fuera semilla para vivir tantas vidas como fuera posible! 
 
   Hoy nos fuimos de tour al Parque Nacional Llanos de Challe y Carrizal Bajo, como a otros sectores cercanos: Playa Blanca, Tres Playitas, Los Toyos, todo en los alrededores del Puerto de Huasco, lugares desconocidos para estas buscadoras de tesoros, aventuras y experiencias, 😊😉 -aventuras y experiencias de las buenas, aclaro-. Todo estaba en latencia, en espera, en la etapa ya segura de la floración cercana, pero aún no había llegado la hora de los mantos ni alfombras de flores como las que vimos y disfrutamos en Nantoco hace un par de días. El colorido era mayoritariamente en tonalidades verdes, desde el oscuro y poco atractivo de la vegetación seca o casi, hasta el verde fresco, ése que supone vida presente hic et nunc ('aquí y ahora'). La diversidad de colores y el casi omnipresente fucsia de la flor 'pata de guanaco' brillaban por su ausencia. Sin embargo, no nos bajoneamos, aunque no era lo que habíamos esperado.    
     Cambiando rápidamente el chip, nos abocamos a la tarea de buscar tesoros, aún los más pequeños. No habría sido menor ni despreciado por nosotras encontrar una pepita de oro en este terreno tan lleno de minerales, una punta de flecha de los antiguos habitantes o, por último, uno que otro explosivo, granada o arma de las toneladas que nunca fueron encontradas en 1986 y años sgtes. de las desembarcadas en Carrizal Bajo ese mismo año. Pero nunca fue. Y como aquella búsqueda podía durar un tiempo que no teníamos, nos pusimos "más mejor" en modalidad darwinista. Con la ayuda de Diego y Lesley (de La agencia Kosmo Sapiens), tomamos uno de los senderos una vez ingresamos al Parque Nacional Llanos del Challe y comenzamos la caminata y el examen de los especímenes vegetales que íbamos encontrando a nuestro paso. Más de una flor apareció bajo la camanchaca, que aún no se disipaba del todo: un 'amancay' (de pétalos amarillos) por ahí, unos pequeños narcizos (de color blanco). Nuestros guías iban corroborando los nombres de las flores encontradas. Ascendimos a uno de los cerros rocosos, asombrándonos de las extrañas formas que la erosión había dejado en las rocas altas. Por allí encontré unas verdísimas hojas de trébol aún sin flores, pero prometiendo vida, y otras especies de verde intenso entre las rocas. Desde esa altura tuvimos una panorámica envidiable de todo el valle y la playa cercana .   
    Volvimos a la entrada del parque. Nos vimos en la necesidad de buscar un servicio higiénico a continuación. No es el objetivo ideal de los buscadores de tesoros,🤭, pero en muchas ocasiones encontrar uno cuando se le necesita es una verdadera fortuna, que fue casi lo que nos costó su uso, pues el sector de Playa Blanca está ahora entregada en concesión. De allí nos dirigimos en dirección a Carrizal Bajo, sin dejar de ir mirando a ambos lados del camino como exploradores naturalistas. Más de una vez, Diego detuvo la camioneta para acercarnos a alguna flor que divisamos desde el vehículo.    
    La localidad de Carrizal Bajo había dejado de ser sólo un caserío con unas viviendas precarias de pescadores. Ahora hay bastantes viviendas, algunas bastante bien equipadas al parecer (de veraneo pues estaban cerradas casi a cal y canto). Una antigua iglesia es uno de los monumentos del lugar, con cerca de 150 años de vida -la iglesia-, una Bibliomóvil -sin ruedas- y, como monumento natural, una amplia playa y un humedal habitado por numerosas aves. Casi no vimos gente en el lugar, que tiene unos 900 habitantes permanentes. Este lugar, en el siglo XIX, tuvo una intensa vida gracias a la actividad  minera. 
 
   Fue interesante conocerlo, no sólo por ello, sino más bien porque fue centro de sucesos extraordinarios en el año 1986, con 2 ó 3 desembarcos de armas y material de guerra en sus cercanías, con una cifra estimada mayor a 60 toneladas de internación de este material, proveniente de Cuba y gestionado por el Partido Comunista y el movimiento extremista Frente Patriótico Manuel Rodriíguez (FPMR), quienes descargaron y escondieron en minas abandonadas lo traído del exterior. Toda esta actividad llegó a noticias de las autoridades militares de ese tiempo, los que actuaron en consecuencia, descubriendo gran parte de la "importación" y apresando a los involucrados. Se dice y se cuenta que no se logró descubrir toda la "mercadería" y que, probablemente, aquélla pasó a ser utilizada en otras actividades terroristas,  🤔🤔. ¡Quién sabe! Yo les entrego un resumen de lo investigado y aquí consigno que hoy estuve en Carrizal Bajo.   
     Seguimos buscando. Luego de bajar a Playa Blanca por unos minutos, algunas fotos de recuerdos, volvimos a la carretera para luego ingresar a un camino de ripio, que es el utilizado para la observación y visita del Desierto Florido. Añañucas, coronas de fraile, terciopelos, palos negros, más amancay, senecios  y cientossss de cactus de diferente tipo quedaron plasmados en nuestras cámaras. ¡Qué belleza de tesoros encontrados! Y lo más maravilloso es que todo verdecía con la promesa tácita de un florecimiento próximo, diverso y extraordinario. Definitivamente, allí mismo, decidimos volver en un mes, un poco más o un poco menos, dependiendo de la información  que recibamos de Diego y Lesley, 😊🤗🤗.    
    Algunas aves, unas lagartijas, unos burros y un guanaco fueron otras especies que divisamos a distancia. El último rápidamente huyó de nosotros. ¡Qué pena! No pudimos ni siquiera presentarnos, 😂 😂. Alguna mala experiencia debe haber tenido con alguno de nuestros congéneres. ¿Y los burros? Ni nos "pescaron". Indiferencia total, 😉... No nos faltaron las ganas de obtener algún recuerdo en medio de tanta variedad de especies vegetales, especialmente de cactus 🌵. Si no tuvieran tantas espinas...😒🥺. Algún trocito de cuarzo, eso sí, fue a parar a nuestros bolsillos, 😉.  En fin, se hace lo que se puede frente a testigos, 😅.    

   La temperatura ambiente estuvo ideal: nublado las primeras horas y despejado la última parte, para lo cual fuimos preparadas adecuadamente. Provista de sus gafas regalonas fue América; con ellas puestas todo estaba OK, 😂 😂.  Yo y mi jockey, con parka noruega, polerón chino y cortavientos marca pe', porsiaca, 😂😂, y hasta gorro de lana y guantes ídem; ¡que no se diga que uno va mal apertrechada!, 😂... Después de recorrer los lugares mencionados, aprendiendo en cada paso con la ayuda de nuestros guías, habiendo caminado en medio de la naturaleza con el cuidado del observador y visitante respetuoso, iniciamos el regreso por un trayecto diferente, que nos permitió detenernos brevemente en el Santuario de San Lorenzo, Santo Patrono de los mineros. Nos sorprendió la dedicación a su culto, notorio en todos los adornos y el cuidado del lugar. 

   Ya en las cercanías de nuestro alojamiento, nos despedimos de nuestros guías y compañeros de aprendizaje y disfrute de esas horas. Estábamos con el mejor de los ánimos y con la firme convicción de regresar a ver la maravilla de la naturaleza que ya se anunciaba. No lamentábamos haber llegado antes de tiempo a este parque pues una vez se produzca la floración, estaremos en condiciones de comparar y valorar el fenómeno natural y su carácter mágico, si se quiere categorizarlo así. Estábamos llegando al final de nuestra aventura con un aprovechamiento personal al máximo.   

    Dejamos nuestra carga en el hospedaje y salimos en busca de alimento. No había muchos locales abiertos. Consultamos menú y precios en uno. ¡Hum! Bien el menú, pero sin cerveza y ya era hora de servirnos una. Pero la misma persona que nos atendió nos dio la solución: yo no vendo pero pueden comprarla en la botillería  de al lado y traerla, nos dijo. Buscamos algo más. Nada. Volvimos con una lata cervecera cada una y a degustar una rica sopa de mariscos (¡contundente y exquisita!, 😱), un principal de pescado frito con ensalada, más pan y pebre. ¡Quedamos a ombligo parado!, tanto así que sólo caminamos unas cuadras buscando dónde comprar aceitunas y desistimos, porque queríamos irnos a descansar, lo que hicimos a destajo todo el resto de la tarde-noche. Mañana iniciaremos el regreso a nuestros hogares. Como quedan a lo menos unas 21 horas para ello, lo estamos tomando con andina. No faltará lo que se nos ocurra para aprovechar ese tiempo. Ya lo sabrán. Hasta pronto. 





   

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