viernes, 14 de junio de 2024

Vuelta atrás...

 

 Este título tiene múltiples aplicaciones e interpretaciones en lo que a mí corresponde, aunque a otras personas puede producirle unas u otras asociaciones muy distintas a las mías. Tanto en la contingencia mundial como nacional -qué decir en la personal- podemos aplicar la expresión "vuelta atrás", sinónima -en cuanto expresión- a 'retroceso', 'involución', 'arrepentimiento', 'regresión', etc. Algo de ello hay aquí, pero también más.  

  Volvamos atrás, para empezar, en el presente, casi 20 días desde mi último relato, en que cerraba el ciclo de lo vivido en México. Este silencio mío no ha sido signo de "inacción" ( 😂 😂,como le escribí a alguien hace unas semanas y se indignó), tampoco de inmovilidad, crisis, recogimiento o retiro espiritual. Nada de eso. Simplemente fue un cambio de actividades y de descanso personal de ataduras. Regresé a la rutina diaria en un palacio bastante helado, debo agregar, dividida -la rutina-  en dos tiempos. En el "entretiempo" (como en un partido de fútbol) viajé al sur de nuestro país: La Unión, Lanco, Valdivia y alrededores, por suerte sin tanta lluvia como la caída en estos últimos días. Fueron unas jornadas de familia y de amistad, en las cuales, más que yo, "me celebraron" el término o inicio de una nueva década de mi vida, 🥴, según cómo se mire. ¡Fue hermoso (como dijera alguien, 😏)! Comida preparada con dedicación, regalos, alegría y, lo más importante, mucho cariño. Junto a lo anterior, pude visitar a una gran amiga, colega y ex compañera de trabajo, Glady de Lanco, con quien, por unas horas, volvimos atrás en nuestras vidas. Pasé unos días más en el refugio de Marcela, con todas las necesidades básicas y demás  atendidas, salvo algunos "detallitos", 😂 😂, que guardo en la memoria RAM, para utilizar cuando sea necesario. Luego regresé a palacio, de ello hace ya una semana, donde estoy refugiada mientras pasa el chaparrón, aunque con algunas filtraciones en el cielo raso, literalmente hablando. 

   Ya en casa, me sumergí en la máquina del tiempo y volví atrás por cuatro días, al siglo I a.C. Fui hasta Roma, a Mitilene en Isla Lesbos y a Tesalónica en Macedonia. La máquina del tiempo, de propiedad de mi amiga Marcela, se llama Roma soy yo, del autor español Santiago Posteguillo, del cual ya he leído 9 libros, contando éste.  La verdad, fue un volver a gozar con los inicios de nuestra Historia Occidental, un mundo tan o más complejo que el actual. Rivalidades irreconciliables entre políticos, luchas por el poder, estratos sociales enfrentados, flujos de inmigrantes-invasores en las fronteras, mucha pobreza en las familias vulnerables, corrupción galopante de la clase dirigente y justicia comprada por los poderosos. ¡Un verdadero cóctel augurando la no tan lejana decadencia! Para allá vamos también, me parece. La Historia se repite con sus pequeñas variantes, de manera que la vuelta atrás de nuestro evolucionado mundo está asegurada. Nosotros, nuestro país, va como por un tubo en el retroceso de la calidad de vida que teníamos no hace tantos años. Para qué decir Europa, con las guerras y los invasores, quienes también son un  problema que compartimos con muchos otros países. De los políticos, ni hablar. Aquí no matan a detractores, pero no debe faltar mucho. México no está tan lejos, lamentablemente, y los sicarios abundan. 

    A pesar de sentir la vida como una lucha continua perdida de antemano en un ambiente como el descrito, en Roma hubo gente, mucha, que marcó la diferencia, que bregó contra los vicios y la corrupción; que intentó hacer una política de relaciones exteriores a largo plazo, pero que no siempre tuvo éxito ante los afanes cortoplacistas de los gobernantes de turno. Los paralelismos están a la vista, sólo basta con reemplazar los nombres de los protagonistas. No mucho más. Claro que aún no descubro al Julio César contemporáneo. Quizás no ha nacido aún. El tiempo -otra vez- lo dirá. Habrá que seguir estando atenta a los signos. Por acá, nada todavía...Por el momento, sigo buscando en Internet el volumen dos de la Serie "Julio César" de S. Posteguillo. Fue publicado no hace mucho así que la espera no será tan breve. En tanto espero, puedo volver a subirme a la máquina del tiempo. 

  Año 2048. Ha llegado la segunda respuesta a un mensaje terrestre de parte de los habitantes del planeta Sigma Draconis, ubicado en la Constelación "Draco", a una distancia de 18,8 años luz. No es fácil decodificarlo; al contrario, es muy difícil. Para ello, se fundan las esperanzas en Sarah Halifax, la astrónoma que descifró el primer mensaje draconiano. Sin embargo, hay un problema insoslayable: Sarah tiene 87 años y su muerte es inminente debido a su edad. Sucede entonces que el hombre más rico del mundo le propone a la científica que le financiará el tratamiento de rejuvenecimiento más vanguardista a la fecha con la finalidad de que trabaje para él en la decodificación. Sarah exige que también a su marido, Don, se le financie la "vuelta atrás". El tratamiento, con un costo de millones de dólares, no resulta con Sarah, aunque sí con Don, quien se ve, pasados unos meses, con 25 años nuevamente, con todo lo que aquello implica.

   Vuelta atrás, nombre de la novela de Robert Sawyer, plantea un problema ético y humano, que resulta muy interesante. Ser más joven que sus propios hijos, buscar trabajo y no encontrarlo debido a su desfase temporal, estar casado con una persona 60 años mayor, etc. son algunos de los problemas que debe afrontar. ¿Cómo sigue esta nueva vida que ha recibido de regalo, qué objetivos se traza, etc.,etc.? son "detallitos" de los que uno puede enterarse si lee  esta apasionante novela. Hasta pronto.   


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