domingo, 30 de junio de 2024

Tras la huella de Colón...

 

   No todo lo que brilla es oro ni plata, 'helmano'. ¡Tú ya sabes! Tanto que escuchamos más de una vez de las maravillas de Punta Cana y la verdad es que la maravilla nunca ha sido tanta. En los detalles ha estado la sorpresa y los pequeños malos momentos, que, felizmente, no han empañado nuestra buena onda, alegría natural y diversión.  Un viaje no sólo supone lugares, sino también personas, además de otros elementos. Cuando el turismo es un servicio clave para un país y este último es ordenado y serio, todo marcha sobre ruedas. Pero si no es así y cada cual quiere sacar réditos personales, sucede lo que nos sucedió, con lo que esperamos haber aprendido. Por acá,  la política  general es aprovecharse del turista. Mientras, en el ámbito de los souvenirs, los magnetos y llaveros valen en Punta Cana 290 pesos dominicanos (5 US), en Santo Domingo los encontramos el viernes, en un Mercado Artesanal, a 580 PD (10 US cada uno). ¡Un verdadero  escándalo!, que casi nos hunde en el mayor de los desconsuelos.  No había sido un buen día el de nuestra llegada a la capital dominicana.  

    El viernes esperábamos comenzar el día a una hora respetable (8 A.M.) y la verdad es que lo comenzamos mucho antes, pues el calor y, probablemente, la preocupación por el viaje, nos hizo despertarnos muuuy temprano. En mi caso particular, no había terminado de escribir el relato anterior, así que madrugué para terminarlo y "subirlo" a Internet esa misma mañana. Lo logré,  ¡bravo! Todo parecía promisorio, pero sólo parecía. Teníamos pasajes a las 11 horas a.m., por lo que a las 10 estábamos abandonando el depto. para buscar un uber, con la mala pata que no pudimos conseguir uno porque, ya afuera del Depa, carecíamos de señal de wifi. Fue mía la responsabilidad, 🥴🥴. Pero uno de los guardias nos ayudó y se comunicó con un conocido, que manifestó su conformidad para ir a buscarnos y a un muy buen precio. Esperamos, esperamos y...esperamos. ¡Nada! Yo, la responsable del traslado, salía a mirar a cada rato a la vereda para ver si venía el susodicho. Finalmente, cuando ya desesperaba, se detuvo un furgón turístico y se ofreció a llevarnos al Terminal de buses. No era tan cerca, pero arribamos a buena hora. El problema llegó a la hora de abandonar el vehículo, pues nos cobró 25 dólares. ¡Era un abuso! Así que le pagué sólo 20 y nos fuimos. El costo "normal" de un recorrido como ése es de 10 US. Fue nuestro segundo mal rato, que acogimos con optimismo, pues íbamos a iniciar el viaje sin más inconvenientes.

    Pero no. Ya arriba del bus, con Elizabeth fuimos testigos de primera "línea" de un señor que iba delante nuestro y que se había subido sin comprar pasaje y, tan fresco, señalaba que no tenía dinero, qué le iba a hacer si no contaba con trabajo. Es lo que iba precisamente a buscar a Sto. Domingo. De manera que, cuando consiguiera empleo, estaría en condiciones de pagarles. ¡Un caradura de manual! Después de bastantes minutos de discusión, con varias personas y en tono bien elevado, lograron hacerlo bajar. Efectivamente no podía ser llevado, pues todos los pasajes estaban vendidos. ¡Seguimos!... Avanzamos los 85 kms.aprox. que nos separaban de la capital. Cuando ya estuvimos en los alrededores, comenzaron a descender los pasajeros. Cada paradero llegaba a dar repelús, pues no se veía ni muy seguro ni muy limpio. Había  amontonamientos de basura a orillas de la carretera en muchos sectores y los edificios no se veían muy nuevos, ni de buena calidad.  A lo menos demoramos una media hora o un poco más en llegar hasta el Terminal, que era una pequeña oficina de venta de pasajes. 

     Ahora venía la hora de la verdad y ¿cómo llegar a nuestro alojamiento y no morir en el intento?, 😒🙄😬.Aquello fue lo que empezamos a preguntarnos una vez estuvimos abajo del bus con nuestro equipaje. Fue toda una experiencia, pero nada de religiosa. Sucede que el alojamiento (otro depto.) se ubicaba en un sector de la urbe que se conoce por Santo Domingo Este. Llegando al "Terminal", de inmediato nos "atrapó" un taxista. Mostramos la dirección y no sabía exactamente dónde estaba el sector. Hasta hizo que yo le indicara en Maps de su celular cuál era nuestro destino. Una vez que tuvo los datos, habló de inmediato de 30 US (el mismo costo que pagamos del aeropuerto de Punta Cana al primer alojamiento). Nos pareció excesivo pero aceptamos. Queríamos llegar cuánto antes. Mientras íbamos en camino se comunicó con el encargado del depto. y al darle éste más antecedentes, cambió las reglas del juego y...el costo del servicio, subiendo, ipso facto, a 50 US y luego, en el mismo parlamento, los 1500 PD iniciales los elevó a 2000 pesos (40 dólares aprox.). Nos pusimos como quiques de inmediato dos de nosotras, por el cambio de valor, toda vez que la cantidad de kilómetros era la misma que antes le había indicado Maps. Y como gran fundamento decía que quedaba en la ciudad "Wanboó" (distrito). ¡Qué podíamos saber nosotras qué era ese "Wanboó"! Al final, entre tanta verborrea con voz destemplada de él y alegatos de parte de nosotras, entendí, al ver un letrero, que el lugar de Santo Domingo al que íbamos era "Juan Bosch". La cosa parecía diálogo de sordos, además de que elevó la voz más de lo adecuado, por lo que Marce le exigió que no le levantara la voz de esa manera. A esas alturas, nosotras estábamos totalmente "espercecúticas", 🤣 🤣.  

    [Entre paréntesis: esta palabra rara, que no encontrarán en el Diccionario de la RAE, era una que usaba nuestro padre reiteradamente cuando éramos niños y que nos daba mucha risa. Tiene relación con estar en un estado de rabia y enojo,  así que es absolutamente ad hoc a la ocasión. Cierro  paréntesis]. 

   Y el tipo seguía pasándole su celular a mi amiga, en el que no funcionaba "Waze" pues carecía del servicio de Internet. ¡Linda gracia!  Y afuera,  🎶🎶 Llovía y llovía 🎶 🎵  a cántaros. Así que debimos contar hasta 10, hacer unos cuantos ejercicios de respiración y los "oms" correspondientes para lograr algo de tranquilidad para nuestro espíritu. Finalmente, en realidad casi llevaron de la mano al taxista para el depto. con las indicaciones telefónicas, pues no se ubicaba para nada. No quisimos seguir peleando con él y le pagamos. Era más importante preservar nuestra tranquilidad espiritual, aunque luego de averiguar que el sistema de traslado en vehículos de aplicación funcionaba muy bien en la ciudad, con precios  bastante convenientes, decidimos sólo usar Uber para movilizarnos. ¡No más a los taxistas! 😡.

   El Depa, en comparación con el de Punta Cana, era inferior en calidad, superficie y servicios, pero con lo necesario para estar cómodas y sin carencias. Así que bien por eso, 👏👏. Esa misma tarde, luego de dejar nuestras pertenencias en las habitaciones correspondientes, acordamos trasladarnos al centro de la ciudad, para alimentarnos y comenzar nuestro primer recorrido. El joven que nos llevó fue la mar de simpático, de manera que las pesadas y oscuras nubes en nuestro ambiente cotidiano, desaparecieron, pero no se olvidaron. En el centro histórico buscamos dónde "almorzar" (unos exquisitos trozos de pizza con jugo natural) y, a continuación, nos trasladamos a vitrinear a un Mercado Artesanal, un abuso con cara de arte. ¡Todo costaba el doble que en Punta Cana y eso que allá no es nada de barato! Decidimos recorrer el Centro Histórico un rato, sin comprar nada esta vez. Nos angustiaba pensar en no encontrar alguna alternativa más económica,  😂 😂. Por cierto que aprovechamos de tomar muchas y bellas  fotografías nocturnas.   

    Al final de nuestra caminata de esa tarde-noche llegamos hasta la Plaza Colón, donde el navegante nos esperaba firme y mayestático en medio del lugar, casi haciéndole guardia a Nuestra Señora de la Anunciación en la Catedral Basílica. Una sorpresa positiva nos esperaba allí: la señal gratis de wifi, 🙂😊. Gozamos de la hora nocturna un buen rato, a una temperatura de 28 a 29 grados, con bastante gente en los alrededores, hasta que decidimos volver y salir a buscar al día siguiente -ayer- el "Mercado Modelo", donde esperábamos conjurar la mala suerte, cosa que ¡por fin! logramos con éxito aunque a Colón seguimos buscándole. Otra huella encontrada ayer: su última Casa-habitación. En el siguiente relato les hablaré de los hallazgos históricos. Me cansé por ahora, 😂. Hasta pronto. 









viernes, 28 de junio de 2024

Dando jugo en Punta Cana...

 

    ¡Hola, hola! Aquí estamos de nuevo, esta vez bendecidas por el clima, que ha dejado de tener los rigores invernales para transformarse en 39 ó 40 grados de sensación térmica y con mínimas de 25 ó 26 grados, más una lluvia tropical en algún momento del día, que moja con ganas, ¡vaya que sí!, pero que no daña . Al contrario, da vitalidad y contagia. ¡Ya les contaré! 
   El domingo 23 no fue día de guardar para nosotras. ¡No, señores! Fue día -tarde más bien-  de viaje, pues comenzamos la aventura, caribeña de nuevo, esa misma tarde. Desde Lanco-Temuco partieron Marcela, Lidia y Elizabeth, y desde el Palacio de Rancagua, yo. El encuentro se realizó en el Terminal Internacional del Aeropuerto Arturo Merino Benítez, tan largo, grande y nuestro, tipín 23,15 horas. Anduvimos más 'espabilás' que la Cenicienta, sin perder ni un ápice de nuestro encanto y eso que no había príncipe ni nada que se parezca a la vista. De todas maneras, las Cenicientas Sureñas ya venían con la espera de una hora en el cuerpo, que no de la vida, por suerte pa' to'as' (toy hablando al estilo español no sé de qué zona, pues estoy pegá en una serie de época y los personajes 'del servicio' son los más simpáticos, 😁). Pasamos todas las revisiones aeroportuarias  -del equipaje, especifico- sin inconvenientes y nos embarcamos sin sorpresas ni atrasos rumbo a Panamá. Todo bien hasta que vimos la ubicación de nuestros asientos número 34, pues no pensábamos que era la última fila, por lo que nada era reclinable y, más encima, íbamos acompañadas cercanamente de al menos un niño por fila y columna de asientos, incluido un bebé. ¡Parecia la maldición del bebé de Rosemary!  Eso le pasó a la Marce -¡tan guaguatera ella, 🤣 😜!-, por hacerse la amable con una pareja de jóvenes que llevaba un bebé y chorrocientos bolsos, además de una carriola. Marce les ayudó con el coche, diciéndome al oído: ¡ojalá no queden cerca nuestro! Pues, sucede que quedaron al lado de ella, 🤣 🤣, de manera que, inicialmente, debió soportar los "cánticos" del pequeño demonio. 

   Partimos a las 4 de la mañana desde Chile. Los carros con comida pasaban de ida, pasaban de vuelta ...y ¡nada! Felizmente, ya siendo las 7 de la mañana se apiadaron de nosotras y nos llevaron de desayuno café con yoghurt y unas tostadas a la francesa, 🥴, que era lo único que quedaba. ¡Flor de libertad de elección, 🙈! Estuvimos en el "Aeropuerto Tocumen de Ciudad de Panamá" cerca de 3 horas, vitrineando sin responsabilidades. La maleta de cabina la habíamos enviado por bodega, así que sólo portábamos mochilas o carteras. Dejamos visto un local con souvenirs panameños para el regreso. Pasamos algo de susto en ese aeropuerto. Los pasajes estaban sobrevendidos, pero no pasó a mayores. Esta vez, viajamos en la fila 7 (poco nos faltó para premium, 😉). Fueron 2,30 horas de viaje, por lo que a las 16 horas estuvimos en el "Aropuerto Internacional de Punta Cana". Regateamos antes de decidirnos por un taxi que nos llevara a nuestro alojamiento a unos cuantos kilómetros de distancia. Logramos una rebaja de 10 dólares, nada de despreciable, y tuvimos la buena ocurrencia de no cambiar dinero en el aeropuerto. Después pudimos comprobar que la diferencia era considerable, una verdadera estafa el cambio en dicho recinto.  
   El depto./residencia arrendado valió realmente la pena. Totalmente equipado, 3 dormitorios, 2 baños, 2 balcones, ubicación frente a la piscina, todo en el mejor de los estados y a un precio inmejorable para cada una. La verdad es que no quedamos ni cerca de la playa ni tan cerca del centro del Distrito o municipio, pero aquello se suplió con un carrito/camión 3 cuartos que pasaba a las horas por fuera del condominio y nos llevó a la "Playa Arena Blanca", muy amplia, larga y de arena blanca -obvio, 😜-  al día siguiente de nuestra llegada.  
    Al final, logramos bañarnos en tres playas. Ayer estuvimos en "Playa Macao", antes, en la de la Isla Saona y en una laguna de aguas turquesa espectacular, donde la/el? "motomarán" en que nos llevaban a Isla Saona -anteayer- se detuvo en medio de las aguas y quienes quisieron, que fue la mayoría, pudo bañarse y nadar. La verdad sea dicha, sólo nuestro grupo arrugó, debido a que no supimos que íbamos a pasar a ese lugar, así que no llevábamos el traje de baño puesto; sólo nuestra amiga Vilma, nunca tan bien categorizada de "siempre lista", llevaba dicha prenda y presta acudió al agua, en tanto las otras 3, como gatos ante la carnicería, mirábamos las maromas de nuestra friend hasta...que yo me decidí ponérmelo a cómo dé lugar, aprovechando el amplio vestido que llevaba ese día. Y, al fin, ¡mujer al agua!, 🏊‍♀️. ¡Qué delicia! Y sin peligros de ningún tipo pues no había oleaje en medio de esa rara laguna en el centro del océano, cerca del término de República Dominicana y del comienzo de Isla Saona (la ínsula más grande del país). Creo que fue un trago de sprite con ron lo que me animó, porque después de degustarlo, me aboqué a vestir el traje de baño. De allí nos fuimos directos a la Isla Saona, en un tour que habíamos contratado el día anterior. 

    El tour a Isla Saona tuvo sus varios bemoles, 🥴😕. Nos pasaron a buscar a las 7 de la mañana, nos condujeron a las afueras del sector Bávaro de Punta Cana y nos hicieron esperar por unos 15 minutos que se transformaron en 60, en una primera instancia y luego en otros 15 más esperando a otros 'touristas'. Para llegar hasta dicha isla se realiza un recorrido por tierra primero hasta el Puerto Bayahibe, que, a primera vista, se ve impresionante. Claro que no tuvimos la oportunidad de recorrer sus calles, pues allí debimos pasar por el proceso de autorización de la Capitanía de Puerto. Mientras eso sucedía pasaban los minutos  -45 en total- y llegaba un buen aguacero. El trayecto desde nuestro alojamiento hasta Bayahíbe no fue menor -85 kms.-, trayecto que nos llevó de estar a orillas del Atlántico a orillas del Caribe. Una vez arriba de la embarcación y habiendo recorrido a lo menos una hora, llegamos a la llamada "Piscina Natural Saona", donde desembarcamos y nos bañamos en mitad de sus aguas. Ya frescas y habiendo probado el Ron Cabaret -🤭🤔😏- continuamos la navegación hasta llegar finalmente a la Isla Saona. Allí, luego de recibir la información adecuada para concurrir al bar -donde teníamos chipe libre- y al "comedor" para almorzar tipo buffet,  obviamente todo al aire libre, salvo alguna protección de techos con 🌴 🌴 Cana, comenzó nuestro entretenimiento y estadía en la ínsula. 
   Fue en ese lugar donde una de nuestras amigas inició su trayecto por las más abyectas profundidades del ser humano,😂😂, intermediado este viaje 'ancestral' por la bebida espirituosa conocida por estos lares como Ron Cabaret, acompañado en pequeñas porciones por la internacional Coca-Cola. Nada hacía presagiar lo que ocurriría ese día, las vergüenzas que pasaríamos y los videos divertidos que grabaríamos. Hacía tiempo que no nos reíamos tanto, 😂 🤣😂🤣. El entusiasmo desmedido de nuestra sister nos obligó a estar atentas a sus acciones, bailes, desplazamiento por la embarcación, intercambio de comunicación con sus congéneres de distintas razas, etcetc., 🤣😂🤣😂. Al terminar el viaje llegó la hora de la verdad: había que desembarcar a nuestra amiga salva, aunque no tan sana -🤭🤭-. Con la ayuda de un buen samaritano en el momento preciso en que pasamos del estado líquido al sólido (me refiero del mar a la tierra, aclaración necesaria para evitar confusiones) sorteamos el peligro. Ya en tierra, casi como un reo sin esposas, hubo que conducir a la susodicha al bus turístico. ¡Fue otra ordalía!, que se superó con ayuda de uno de los guías. Otros detalles más o menos "sabrosos" los guardo por el bien de la protagonista, 😂 😂. Lo que sí puedo agregar es que el sueño de esa noche fue profundo y vigilado, porsiaca, 😜 😜; en síntesis, se le apagó la tele apenas llegó a "casa", 🙈. Lo interesante -y divertido- es que todo quedó registrado en fotografías y videos para la reconstrucción de la historia de este grupo de chilenas viajeras. 
   Ayer fuimos a conocer Higüey, cabeza de distrito de este sector, ciudad ubicada a una distancia de 40 kms. de donde estamos. Pasamos por muchos campos ubérrimos, con cultivos mayoritariamente de plátanos, hasta llegar a la urbe. Lo destacable fue conocer la "Basílica Catedral de Nuestra Señora de la Altagracia", uno de los santuarios más concurridos del Caribe. Si bien la construcción del edificio actual fue iniciada el año 1954, duró 17 años en completarse. Tiene una altura de 80 metros y una capacidad para 3 mil fieles. Fue construida allí para reemplazar un antiguo Santuario en que se apareció la Altagracia, como consta en documentos de la época, año 1572. Llama la atención el tamaño y la forma de la estructura actual, que semeja a la Virgen rezando con las manos juntas.  
   Saliendo de allí fuimos al Mercado, lugar que nos provocó una fortísima impresión por la insalubridad. Sólo estuvimos el tiempo suficiente para comprar un par de 'aguacates y limones'. La pestilencia nos hizo casi 'salir pitando'. Los otros lugares a los que llegamos, con dudas y retrocesos,  pues el conductor no conocía bien el trayecto, fueron: un rancho a orillas de un río, donde almorzamos una comida básica pero bien sabrosa; una finca -pequeña-  productora de café y cacao, la que recorrimos con la guía del dueño de casa. Fue la sección cultural del día, pues anduvimos bajo plátanos, cocoteros, mangos y otra serie de árboles y plantas autóctonas. De allí enfilamos rumbo a Playa Macao, hermosa extensión de arena blanca en la que gozamos del paisaje, del agua y de unos jugos que compramos, por espacio de dos horas. Desde allí regresamos, no sin antes pasar a comprar nuestros pasajes para viajar a Santo Domingo y "algo" de comida (una enorme y exquisita pizza 🍕 🍕 ). Ya provistas, nos llevó nuestro anfitrión al alojamiento. 
   Cabe señalar que casi no nos quedamos sin playa ayer, pues el conductor pretendió cambiar las reglas del juego y traernos de regreso a eso de las 13 horas. No nos quedó otra solución que montar en cólera y hacer respetar el acuerdo conversado con quien contratamos el tour. La verdad es que nos quedó un sabor amargo en ese sentido en nuestro primer paso por Punta Cana. Si bien se observa con claridad que la actividad turística es la que mueve este lugar del país, sus habitantes no siempre "juegan limpio". Siempre tratan de sacar el máximo provecho del turista, al menos en el trato directo y presencial. Los souvenirs son muy caros, igualmente los alimentos y las bebidas, espirituosas o no. La locomoción no resulta económica para nada y los tours, tampoco. Lo que sí es muy conveniente es el alojamiento, lo que, sin duda, se debe, entre otras razones, a la amplitud de la oferta. El trato, eso sí, es muy amable y simpático, 😊. 

  Hoy partiremos a la capital, a darnos un baño de cultura e historia. Esperamos también hacer shopping con éxito. Ya veremos qué nos deparan los próximos días. Lo importante es que ya llevamos en el cuerpo cuatro jornadas viviendo la experiencia de un clima tropical isleño, un verdadero paréntesis a lo que se vive en nuestra tierra de origen, que esperamos encontrar al regreso sin tanto desaguisado. Hasta pronto. 








viernes, 14 de junio de 2024

Vuelta atrás...

 

 Este título tiene múltiples aplicaciones e interpretaciones en lo que a mí corresponde, aunque a otras personas puede producirle unas u otras asociaciones muy distintas a las mías. Tanto en la contingencia mundial como nacional -qué decir en la personal- podemos aplicar la expresión "vuelta atrás", sinónima -en cuanto expresión- a 'retroceso', 'involución', 'arrepentimiento', 'regresión', etc. Algo de ello hay aquí, pero también más.  

  Volvamos atrás, para empezar, en el presente, casi 20 días desde mi último relato, en que cerraba el ciclo de lo vivido en México. Este silencio mío no ha sido signo de "inacción" ( 😂 😂,como le escribí a alguien hace unas semanas y se indignó), tampoco de inmovilidad, crisis, recogimiento o retiro espiritual. Nada de eso. Simplemente fue un cambio de actividades y de descanso personal de ataduras. Regresé a la rutina diaria en un palacio bastante helado, debo agregar, dividida -la rutina-  en dos tiempos. En el "entretiempo" (como en un partido de fútbol) viajé al sur de nuestro país: La Unión, Lanco, Valdivia y alrededores, por suerte sin tanta lluvia como la caída en estos últimos días. Fueron unas jornadas de familia y de amistad, en las cuales, más que yo, "me celebraron" el término o inicio de una nueva década de mi vida, 🥴, según cómo se mire. ¡Fue hermoso (como dijera alguien, 😏)! Comida preparada con dedicación, regalos, alegría y, lo más importante, mucho cariño. Junto a lo anterior, pude visitar a una gran amiga, colega y ex compañera de trabajo, Glady de Lanco, con quien, por unas horas, volvimos atrás en nuestras vidas. Pasé unos días más en el refugio de Marcela, con todas las necesidades básicas y demás  atendidas, salvo algunos "detallitos", 😂 😂, que guardo en la memoria RAM, para utilizar cuando sea necesario. Luego regresé a palacio, de ello hace ya una semana, donde estoy refugiada mientras pasa el chaparrón, aunque con algunas filtraciones en el cielo raso, literalmente hablando. 

   Ya en casa, me sumergí en la máquina del tiempo y volví atrás por cuatro días, al siglo I a.C. Fui hasta Roma, a Mitilene en Isla Lesbos y a Tesalónica en Macedonia. La máquina del tiempo, de propiedad de mi amiga Marcela, se llama Roma soy yo, del autor español Santiago Posteguillo, del cual ya he leído 9 libros, contando éste.  La verdad, fue un volver a gozar con los inicios de nuestra Historia Occidental, un mundo tan o más complejo que el actual. Rivalidades irreconciliables entre políticos, luchas por el poder, estratos sociales enfrentados, flujos de inmigrantes-invasores en las fronteras, mucha pobreza en las familias vulnerables, corrupción galopante de la clase dirigente y justicia comprada por los poderosos. ¡Un verdadero cóctel augurando la no tan lejana decadencia! Para allá vamos también, me parece. La Historia se repite con sus pequeñas variantes, de manera que la vuelta atrás de nuestro evolucionado mundo está asegurada. Nosotros, nuestro país, va como por un tubo en el retroceso de la calidad de vida que teníamos no hace tantos años. Para qué decir Europa, con las guerras y los invasores, quienes también son un  problema que compartimos con muchos otros países. De los políticos, ni hablar. Aquí no matan a detractores, pero no debe faltar mucho. México no está tan lejos, lamentablemente, y los sicarios abundan. 

    A pesar de sentir la vida como una lucha continua perdida de antemano en un ambiente como el descrito, en Roma hubo gente, mucha, que marcó la diferencia, que bregó contra los vicios y la corrupción; que intentó hacer una política de relaciones exteriores a largo plazo, pero que no siempre tuvo éxito ante los afanes cortoplacistas de los gobernantes de turno. Los paralelismos están a la vista, sólo basta con reemplazar los nombres de los protagonistas. No mucho más. Claro que aún no descubro al Julio César contemporáneo. Quizás no ha nacido aún. El tiempo -otra vez- lo dirá. Habrá que seguir estando atenta a los signos. Por acá, nada todavía...Por el momento, sigo buscando en Internet el volumen dos de la Serie "Julio César" de S. Posteguillo. Fue publicado no hace mucho así que la espera no será tan breve. En tanto espero, puedo volver a subirme a la máquina del tiempo. 

  Año 2048. Ha llegado la segunda respuesta a un mensaje terrestre de parte de los habitantes del planeta Sigma Draconis, ubicado en la Constelación "Draco", a una distancia de 18,8 años luz. No es fácil decodificarlo; al contrario, es muy difícil. Para ello, se fundan las esperanzas en Sarah Halifax, la astrónoma que descifró el primer mensaje draconiano. Sin embargo, hay un problema insoslayable: Sarah tiene 87 años y su muerte es inminente debido a su edad. Sucede entonces que el hombre más rico del mundo le propone a la científica que le financiará el tratamiento de rejuvenecimiento más vanguardista a la fecha con la finalidad de que trabaje para él en la decodificación. Sarah exige que también a su marido, Don, se le financie la "vuelta atrás". El tratamiento, con un costo de millones de dólares, no resulta con Sarah, aunque sí con Don, quien se ve, pasados unos meses, con 25 años nuevamente, con todo lo que aquello implica.

   Vuelta atrás, nombre de la novela de Robert Sawyer, plantea un problema ético y humano, que resulta muy interesante. Ser más joven que sus propios hijos, buscar trabajo y no encontrarlo debido a su desfase temporal, estar casado con una persona 60 años mayor, etc. son algunos de los problemas que debe afrontar. ¿Cómo sigue esta nueva vida que ha recibido de regalo, qué objetivos se traza, etc.,etc.? son "detallitos" de los que uno puede enterarse si lee  esta apasionante novela. Hasta pronto.