domingo, 30 de mayo de 2021

Palabras con poder...

                                           "Dijo Dios: "Haya luz", y hubo luz. 

   Al principio era el Verbo,/.../

   Y el Verbo se hizo carne,

    y habitó entre nosotros..."

  No, no me he convertido, no he recibido la iluminación repentina ni nada parecido. Simplemente dejo constancia del poder de la 'palabra', del Verbo, desde tiempos inmemoriales. Según el libro sagrado de los cristianos, bastó que Dios expresara su voluntad para que aquello expresado fuera una realidad concreta (en Génesis), lo que se ratifica y refuerza, más adelante, en el Evangelio según San Juan, cuando se afirma que "el Verbo se hizo carne". No vayan a creer que he leído la Biblia; sólo tengo nociones generales como la gran mayoría. Tampoco creo que pueda ni quiera leerla en un futuro cercano (que es lo que me queda, 😉). No obstante, recurrí a ella para iniciar desde estas expresiones lo que a continuación comparto. 

   Cuando al leer la última novela me encontré con la expresión Ego te absolvo me pregunté, para mí misma, cómo es posible que a través de una simple y breve declaración acompañada de un gesto uno pueda perdonar a otro sus pecados, aunque sean éstos horrorosos. Claro, uno cualquiera no, un sacerdote, pero igualmente me parece muy 'fuerte' leerlo y más todavía pensarlo, sobre todo si uno sabe que aquello -absolver de pecados-, se estila, desde sus inicios, entre los creyentes de algunas vertientes cristianas, amén que yo personalmente lo viví cuando niña y joven a pesar de ser poco creyente y menos pecadora. Me pregunto, ¿cómo es posible que le asignemos tal valor a esa acción verbal? La respuesta, creo, nace de la necesidad de tranquilizar la conciencia en el caso del receptor, beneficiario...o interesado, mientras que en el caso del otorgante la necesidad es de mantener la clientela conforme,😳. Imagino que muchas veces, el interés del usuario va unido a un sincero arrepentimiento, pero ¿qué sucede cuando no es así? ¿La absolución tiene el mismo valor? Y si no lo tiene, ¿eso significaría que hay diferentes tipos de absoluciones, de distinta categoría por así decirlo? ¿Y si el perdonado está arrepentido pero no cree en el poder de la absolución? ¿Y si el perdonador es un pecador consumado -como muchos-?  ¿Y si... ? ¡Uff! Situaciones múltiples y diversas, según múltiple y diverso es el género humano. A estas alturas supongo que ya están pensando a qué viene todo este cuestionamiento. Pues, a lo de casi siempre: a la lectura de un par de libros.    

    Lo que me ocupa en estos días es una saga de cuatro volúmenes, cuyo nombre apareció en un video que medía conocimientos literarios, del que yo intenté salir invicta, 🙅 , pero me encontré con que no conocía la obra. ¡Sorry, no soy perfecta aunque puedo mejorar y aspirar a serlo, 😅! En ese momento se me presentó un nuevo desafío, no menor debo añadir: leer otra saga de ciencia ficción. Sucede que en esta etapa de mi vida es menos fácil para mí leer este tipo de literatura, pues me gusta más lo contemporáneo. 
   En fin, busqué los libros, me enteré de los premios otorgados, me interioricé del argumento y los descargué.  Ya voy en la mitad de la tarea
(más de 1300 páginas) y el nivel de satisfacción ha sido extraordinario. A la habilidad como "escribidor" hay que agregarle la impresionante capacidad imaginativa. El  autor es un escritor estadounidense llamado Dan Simmons. La tetralogía responde al nombre de Los CANTOS de HYPERIÓN. A la fecha he leído Hyperión y La caída de Hyperión, publicados en los años 1989 y 1990, respectivamente.  
   

   La Tierra como la conocemos ya no existe, producto de lo que se conoce como el Gran Error ocurrido hacia los años 2300, cuyo resultado fue la destrucción del planeta y la consiguiente, urgente y necesaria Hégira, hito desde el cual se mide el tiempo en Hyperión y en todos los mundos de la Red y de la Hegemonía en la actualidad (ocho siglos después del 'ahora' nuestro). La humanidad ha sobrevivido a la catástrofe y ha medrado en una colaborativa alianza con el Núcleo y el TecnoNúcleo (mundo de las Inteligencias Artificiales). Pero se cierne una amenaza preocupante: el ataque de los Éxters, seres humanos en su origen aunque modificados en aras de una mejor adaptación a mundos inhóspitos, también participantes de la Hégira. Ellos se ubican en el Afuera profundo. Hyperión, un planeta fuera del poderío de Hegemonía y de la Red, es la piedra de tope para ambos bandos. ¿Por qué?   
   En Hyperión se aloja el mito y el misterio. Se habla de la existencia de un ser extraordinario, una especie de monstruo descomunal, bajo cuyo poder o fuerza han desaparecido numerosos visitantes y estudiosos de las Tumbas del Tiempo, misteriosas construcciones que guardan el secreto del futuro. Allí se produce un fenómeno único, las "mareas del tiempo",  en cuyo espacio Cronos funciona desde un futuro distante hacia el pasado. A ese lugar, donde, en el transcurso de los años, se ha fundado una congregación religiosa seguidora y fanática, son enviados en peregrinaje, tal vez el último, siete personajes: un diplomático, un sacerdote católico, un militar, un poeta, un profesor, una detective y un templario-navegante. Cada cual tiene una extraña y singular historia, cada cual tiene íntimos motivos para participar de esta especie de ordalía, tratando de encontrar respuestas, personas, soluciones, redención... En tanto, la Hegemonía quiere ser la primera en el desentrañamiento del misterio y que sus representantes logren anular el peligro latente que significa este fenómeno monstruoso para la Red de todos los mundos: el Alcaudón. Los Éxter, a su vez, quieren estudiar el fenómeno y dominarlo.

   En el primer volumen somos testigos del relato de cada una de estas historias de los peregrinos, cuyo conocimiento por parte de sus acompañantes crea un lazo de fuerte compañerismo que no existía al comienzo, el cual se fortalece a pesar de que todos saben que están condenados. El viaje es sólo de ida. Así y todo, cuando se encaminan hacia el valle de las Tumbas del Tiempo lo hacen entonando la canción de "El mago de Oz", en un símil, algo más inocuo, de una aventura incierta y sin regreso. 

   En La Caída de Hyperión se produce la conflagración. Hyperión-planeta es testigo de primer orden del inicio de la guerra en el espacio y luego en su suelo. Los peregrinos van separándose, siendo víctimas del Alcaudón, el mítico némesis de la humanidad. En el ínterin, en el centro del poder de la Hegemonía, la  Funcionaria Ejecutiva Máxima (FEM) discute y planifica, con los generales de la FUERZA y la asesoría del representante de las IA, el ataque y la defensa del Imperio. Tiene bajo su responsabilidad la vida de cien mil millones de personas distribuidas en doscientos mundos. 

    El título adelanta el desenlace. Hyperión cae bajo el dominio de los Éxter. Otros mundos también son arrasados y la Hegemonía completa está, cual Damocles, con las horas contadas. Todo el poderío militar y espacial no ha sido suficiente. Luchan contra un Goliat, que no son los Éxter sin embargo,  careciendo de la honda salvadora. Fueron engañados y atacados desde su mismo interior... Hasta aquí los datos argumentales para mantener el misterio.   

   Además de todo lo interesante que entrega la ficción misma, estas novelas tienen referentes históricos y literarios extraordinarios. El más destacado y evidente es la creación literaria y la vida del poeta romántico inglés John Keats (1795-1821), quien precisamente es "encarnado" en dos 'cíbridos' (seres mitad cyber mitad humanos), mientras sus obras poéticas "Hyperión", "La caída de Hyperión: un sueño" y "Endymión" son la fuente originaria de estas novelas. Keats-personaje vuelve a morir de tisis en su casa de Roma a los 25 años y es sepultado por otro personaje de la saga en el Cementerio Protestante de Roma bajo el epitafio "Aquí yace alguien cuyo nombre fue escrito en el agua" (imposible no acordarme de Vicente Huidobro al leer aquel epitafio), tal como ocurrió  históricamente a comienzos del siglo XIX. Cabe señalar que en la mitología griega "Hyperión" significa 'el que camina en las alturas'. Es un personaje con categoría de Titán, hijo de Urano (el Cielo)  y Gea (la Tierra). Los mencionados poemas épicos de Keats hablan de ese Hyperión y de la guerra entre Titanes en el Olimpo. Fue una obra que el poeta inglés dejó inconclusa y cuyo "colega" ficticio, Martín Silenus, tampoco logra terminar antes de iniciar el peregrinaje.

   El otro referente, esta vez de origen ficticio-literario, es la Ilíada de Homero. En este poema épico, Ulises viaja y baja al Hades (el Mundo de los muertos o el Infierno de Dante) en una prueba imposible para seres humanos. En Hyperiónel viaje de peregrinaje a las Tumbas del Tiempo (donde hay una Esfinge y un Obelisco entre otros, "detalles" muy cercanos a los conocidos monumentos históricos egipcios) es equivalente a la prueba del héroe homérico. 

   Estas "coincidencias" no restan valor a la creación de Simmons; al contrario, la enriquecen y le otorgan el tono épico y grandioso que traspasa toda la obra (hasta donde he leído), porque no son una copia sino una re-creación en un escenario distinto. La historia humana, como han afirmado muchos, no deja de ser después de todo sino un 'eterno retorno' de aciertos y desaciertos.  

   Y al terminar esta segunda parte, otro "guiño" (como dicen los periodistas) hacia nuestro mundo contemporáneo: los amigos tocan y cantan la bella canción Somewhere over the rainbow ('En algún  lugar más  allá  del arcoiris'). En estas páginas encontramos de todo: enfrentamientos épicos, suspenso, misterio, ternura, drama, romanticismo y también humor. Es decir, un mundo futuro completo y complejo, creado merced al poder de las palabras, donde la humanidad sigue vigente a pesar de los tropiezos. No en vano la saga está considerada entre las mejores obras del género. Vale la pena leerla, sin ninguna duda.  

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