domingo, 30 de mayo de 2021

Palabras con poder...

                                           "Dijo Dios: "Haya luz", y hubo luz. 

   Al principio era el Verbo,/.../

   Y el Verbo se hizo carne,

    y habitó entre nosotros..."

  No, no me he convertido, no he recibido la iluminación repentina ni nada parecido. Simplemente dejo constancia del poder de la 'palabra', del Verbo, desde tiempos inmemoriales. Según el libro sagrado de los cristianos, bastó que Dios expresara su voluntad para que aquello expresado fuera una realidad concreta (en Génesis), lo que se ratifica y refuerza, más adelante, en el Evangelio según San Juan, cuando se afirma que "el Verbo se hizo carne". No vayan a creer que he leído la Biblia; sólo tengo nociones generales como la gran mayoría. Tampoco creo que pueda ni quiera leerla en un futuro cercano (que es lo que me queda, 😉). No obstante, recurrí a ella para iniciar desde estas expresiones lo que a continuación comparto. 

   Cuando al leer la última novela me encontré con la expresión Ego te absolvo me pregunté, para mí misma, cómo es posible que a través de una simple y breve declaración acompañada de un gesto uno pueda perdonar a otro sus pecados, aunque sean éstos horrorosos. Claro, uno cualquiera no, un sacerdote, pero igualmente me parece muy 'fuerte' leerlo y más todavía pensarlo, sobre todo si uno sabe que aquello -absolver de pecados-, se estila, desde sus inicios, entre los creyentes de algunas vertientes cristianas, amén que yo personalmente lo viví cuando niña y joven a pesar de ser poco creyente y menos pecadora. Me pregunto, ¿cómo es posible que le asignemos tal valor a esa acción verbal? La respuesta, creo, nace de la necesidad de tranquilizar la conciencia en el caso del receptor, beneficiario...o interesado, mientras que en el caso del otorgante la necesidad es de mantener la clientela conforme,😳. Imagino que muchas veces, el interés del usuario va unido a un sincero arrepentimiento, pero ¿qué sucede cuando no es así? ¿La absolución tiene el mismo valor? Y si no lo tiene, ¿eso significaría que hay diferentes tipos de absoluciones, de distinta categoría por así decirlo? ¿Y si el perdonado está arrepentido pero no cree en el poder de la absolución? ¿Y si el perdonador es un pecador consumado -como muchos-?  ¿Y si... ? ¡Uff! Situaciones múltiples y diversas, según múltiple y diverso es el género humano. A estas alturas supongo que ya están pensando a qué viene todo este cuestionamiento. Pues, a lo de casi siempre: a la lectura de un par de libros.    

    Lo que me ocupa en estos días es una saga de cuatro volúmenes, cuyo nombre apareció en un video que medía conocimientos literarios, del que yo intenté salir invicta, 🙅 , pero me encontré con que no conocía la obra. ¡Sorry, no soy perfecta aunque puedo mejorar y aspirar a serlo, 😅! En ese momento se me presentó un nuevo desafío, no menor debo añadir: leer otra saga de ciencia ficción. Sucede que en esta etapa de mi vida es menos fácil para mí leer este tipo de literatura, pues me gusta más lo contemporáneo. 
   En fin, busqué los libros, me enteré de los premios otorgados, me interioricé del argumento y los descargué.  Ya voy en la mitad de la tarea
(más de 1300 páginas) y el nivel de satisfacción ha sido extraordinario. A la habilidad como "escribidor" hay que agregarle la impresionante capacidad imaginativa. El  autor es un escritor estadounidense llamado Dan Simmons. La tetralogía responde al nombre de Los CANTOS de HYPERIÓN. A la fecha he leído Hyperión y La caída de Hyperión, publicados en los años 1989 y 1990, respectivamente.  
   

   La Tierra como la conocemos ya no existe, producto de lo que se conoce como el Gran Error ocurrido hacia los años 2300, cuyo resultado fue la destrucción del planeta y la consiguiente, urgente y necesaria Hégira, hito desde el cual se mide el tiempo en Hyperión y en todos los mundos de la Red y de la Hegemonía en la actualidad (ocho siglos después del 'ahora' nuestro). La humanidad ha sobrevivido a la catástrofe y ha medrado en una colaborativa alianza con el Núcleo y el TecnoNúcleo (mundo de las Inteligencias Artificiales). Pero se cierne una amenaza preocupante: el ataque de los Éxters, seres humanos en su origen aunque modificados en aras de una mejor adaptación a mundos inhóspitos, también participantes de la Hégira. Ellos se ubican en el Afuera profundo. Hyperión, un planeta fuera del poderío de Hegemonía y de la Red, es la piedra de tope para ambos bandos. ¿Por qué?   
   En Hyperión se aloja el mito y el misterio. Se habla de la existencia de un ser extraordinario, una especie de monstruo descomunal, bajo cuyo poder o fuerza han desaparecido numerosos visitantes y estudiosos de las Tumbas del Tiempo, misteriosas construcciones que guardan el secreto del futuro. Allí se produce un fenómeno único, las "mareas del tiempo",  en cuyo espacio Cronos funciona desde un futuro distante hacia el pasado. A ese lugar, donde, en el transcurso de los años, se ha fundado una congregación religiosa seguidora y fanática, son enviados en peregrinaje, tal vez el último, siete personajes: un diplomático, un sacerdote católico, un militar, un poeta, un profesor, una detective y un templario-navegante. Cada cual tiene una extraña y singular historia, cada cual tiene íntimos motivos para participar de esta especie de ordalía, tratando de encontrar respuestas, personas, soluciones, redención... En tanto, la Hegemonía quiere ser la primera en el desentrañamiento del misterio y que sus representantes logren anular el peligro latente que significa este fenómeno monstruoso para la Red de todos los mundos: el Alcaudón. Los Éxter, a su vez, quieren estudiar el fenómeno y dominarlo.

   En el primer volumen somos testigos del relato de cada una de estas historias de los peregrinos, cuyo conocimiento por parte de sus acompañantes crea un lazo de fuerte compañerismo que no existía al comienzo, el cual se fortalece a pesar de que todos saben que están condenados. El viaje es sólo de ida. Así y todo, cuando se encaminan hacia el valle de las Tumbas del Tiempo lo hacen entonando la canción de "El mago de Oz", en un símil, algo más inocuo, de una aventura incierta y sin regreso. 

   En La Caída de Hyperión se produce la conflagración. Hyperión-planeta es testigo de primer orden del inicio de la guerra en el espacio y luego en su suelo. Los peregrinos van separándose, siendo víctimas del Alcaudón, el mítico némesis de la humanidad. En el ínterin, en el centro del poder de la Hegemonía, la  Funcionaria Ejecutiva Máxima (FEM) discute y planifica, con los generales de la FUERZA y la asesoría del representante de las IA, el ataque y la defensa del Imperio. Tiene bajo su responsabilidad la vida de cien mil millones de personas distribuidas en doscientos mundos. 

    El título adelanta el desenlace. Hyperión cae bajo el dominio de los Éxter. Otros mundos también son arrasados y la Hegemonía completa está, cual Damocles, con las horas contadas. Todo el poderío militar y espacial no ha sido suficiente. Luchan contra un Goliat, que no son los Éxter sin embargo,  careciendo de la honda salvadora. Fueron engañados y atacados desde su mismo interior... Hasta aquí los datos argumentales para mantener el misterio.   

   Además de todo lo interesante que entrega la ficción misma, estas novelas tienen referentes históricos y literarios extraordinarios. El más destacado y evidente es la creación literaria y la vida del poeta romántico inglés John Keats (1795-1821), quien precisamente es "encarnado" en dos 'cíbridos' (seres mitad cyber mitad humanos), mientras sus obras poéticas "Hyperión", "La caída de Hyperión: un sueño" y "Endymión" son la fuente originaria de estas novelas. Keats-personaje vuelve a morir de tisis en su casa de Roma a los 25 años y es sepultado por otro personaje de la saga en el Cementerio Protestante de Roma bajo el epitafio "Aquí yace alguien cuyo nombre fue escrito en el agua" (imposible no acordarme de Vicente Huidobro al leer aquel epitafio), tal como ocurrió  históricamente a comienzos del siglo XIX. Cabe señalar que en la mitología griega "Hyperión" significa 'el que camina en las alturas'. Es un personaje con categoría de Titán, hijo de Urano (el Cielo)  y Gea (la Tierra). Los mencionados poemas épicos de Keats hablan de ese Hyperión y de la guerra entre Titanes en el Olimpo. Fue una obra que el poeta inglés dejó inconclusa y cuyo "colega" ficticio, Martín Silenus, tampoco logra terminar antes de iniciar el peregrinaje.

   El otro referente, esta vez de origen ficticio-literario, es la Ilíada de Homero. En este poema épico, Ulises viaja y baja al Hades (el Mundo de los muertos o el Infierno de Dante) en una prueba imposible para seres humanos. En Hyperiónel viaje de peregrinaje a las Tumbas del Tiempo (donde hay una Esfinge y un Obelisco entre otros, "detalles" muy cercanos a los conocidos monumentos históricos egipcios) es equivalente a la prueba del héroe homérico. 

   Estas "coincidencias" no restan valor a la creación de Simmons; al contrario, la enriquecen y le otorgan el tono épico y grandioso que traspasa toda la obra (hasta donde he leído), porque no son una copia sino una re-creación en un escenario distinto. La historia humana, como han afirmado muchos, no deja de ser después de todo sino un 'eterno retorno' de aciertos y desaciertos.  

   Y al terminar esta segunda parte, otro "guiño" (como dicen los periodistas) hacia nuestro mundo contemporáneo: los amigos tocan y cantan la bella canción Somewhere over the rainbow ('En algún  lugar más  allá  del arcoiris'). En estas páginas encontramos de todo: enfrentamientos épicos, suspenso, misterio, ternura, drama, romanticismo y también humor. Es decir, un mundo futuro completo y complejo, creado merced al poder de las palabras, donde la humanidad sigue vigente a pesar de los tropiezos. No en vano la saga está considerada entre las mejores obras del género. Vale la pena leerla, sin ninguna duda.  

viernes, 21 de mayo de 2021

En Ceuta....

    

   No os preocupéis al leer este título. No estoy a estas horas allí. Sí lo estuve, como turista, hace más de un año (en marzo de 2020) y fue una hermosa experiencia. Hoy, como varios lugares del continente europeo, Ceuta está en el centro de la noticia por la gran cantidad de inmigrantes que llegaron a esta urbe y la forma inédita en que lo hicieron. Quise traer el recuerdo de mi visita a Ceuta y por eso escribo hoy.  

   Mi último viaje a España, febrero-marzo 2020 fue fantástico  (los anteriores también, 😅). Lo hubiera sido más si no se hubiera visto interrumpido por la pandemia. Entre los lugares maravillosos a los que viajé fue a Ceuta, enclave español en tierras africanas. Partí desde el Puerto de Algeciras (desde donde también me movilicé para conocer Gibraltar un día antes aunque por tierra). A bordo de un ferry,  en un recorrido de una hora, a € 60 ida y vuelta, fui de un continente a otro, cruzando el Estrecho de Gibraltar y navegando sobre las aguas del Mediterráneo. A poco de caminar por el continente africano, se alza ante la vista de los visitantes el Conjunto Monumental de la Murallas Reales, que marcan el límite con la ciudad antigua. A las murallas se agrega el Foso Real y la Puerta Caifal, por la que uno ingresa al sector céntrico.   

   La ciudad la vi muy limpia y luminosa, con largos y cuidados paseos a orillas de mar, ricos en monumentos y esculturas de diverso tipo. La figura más impresionante es la de Hércules aplicando su fuerza para separar las dos Columnas terrestres que, según la mitología, corresponden al Peñón de Gibraltar y al Monte Hacho, ubicado en Ceuta. De esta portentosa acción de fuerza física surgió el Estrecho de G. Hay dos esculturas idénticas de Hércules en la ciudad, a distancia equidistante, lo que es muestra de la importancia otorgada al extraordinario pasado de este lugar, donde caminaron los dioses del Olimpo.  

  Una de las características demográficas que llamó mi atención a poco de recorrer sus calles fue la abundante cantidad de población vestida a la usanza musulmana, principalmente mujeres. Aquí ya se nota que estás en otro lugar, en medio de otra cultura y forma de vivir. Desde el punto de vista urbano, recorrí desde el Puerto Marítimo hacia el este, lado contrario a la nación marroquí, de manera que no estuve en el sector fronterizo. Esta decisión tuvo que ver con la ubicación de la zona céntrica  de Ceuta, que queda al este de su zona portuaria, por lo que yo me interné y seguí caminando a orillas  de mar, por un paseo larguísimo de varios kilómetros. 

   A lo lejos, en las alturas, en el Monte Hacho, vi la estructura de una fortaleza antigua y aquello me atrajo cual la luz a las polillas. Sin saber cuál era la longitud de la costanera, seguí adelante por mucho tiempo, sin querer dar ni un paso atrás. 

 El mapa de Ceuta que incorporo aquí, destaca en tono morado, mi recorrido por la ciudad; en tono rojo señalizo la Playa de Tarajal, uno de los pasos fronterizos con Marruecos que se vio cruzado irregularmente por una avalancha de inmigrantes hace unos días.   

    Recuerdo que hubo unos momentos en que me preocupó ignorar la extensión y duración de mi "paseo" por suelo ceutí, pero pronto quedó completamente olvidada mi inquietud ante la maravilla del paisaje disfrutado a orillas del Mediterráneo, con un día espectacular y diáfano, teniendo el privilegio de observar al otro lado del canal -¡allí nada más, en Europa!- el Peñón de Gibraltar, donde había estado "encaramada" el día  previo, además de las ciudades de La Línea, Algeciras, Getares y Tarifa, cuya visión, a la distancia, parecía ser el producto del pincel de Monet.    

   Volveré a visitar estos lugares, ampliando mi recorrido; ya queda menos para ello. Tengo, como muchos, la enorme ventaja de hacerlo como turista, lo que no pueden decir los miles de inmigrantes movilizados de África, de Oriente, de América Latina. Como especie, seguimos siendo nómades frente a la pobreza, la violencia y la guerra. No es un fenómeno nuevo; lo hemos hecho desde el comienzo de los tiempos. Los estudios prehistóricos e históricos lo avalan. Las grandes diferencias de los movimientos actuales, son la visibilidad de ellos y las menores posibilidades de asentarse donde se desea. Ahora los territorios tienen límites y dueños, que velan por lo que han construido. Lo penoso es que los países de origen no hagan lo suyo por los suyos; al contrario, los mantienen en la pobreza, los maltratan como ciudadanos y participan de conflictos bélicos, todo en aras del poder, de la religión y de privilegios de "clase". ¡Está un poco jodido nuestro mundo! Ruego a "Dios y a la Virgen Santísima"  que no sigamos esta pugna en Marte, 😉.
















miércoles, 19 de mayo de 2021

¿Vegetariana?

  

    Definitivamente  no soy vegetariana. La prueba más clara y contundente fue un acto voluntario y consciente realizado hace un par de días, cuando abrí el congelador, extraje tres envases de plástico con comida congelada y las eché a la bolsa de la basura ¡Sorry! Sé que hay muchos niños que se mueren de hambre en África, pero... No, no estaban en mal estado y tenían escasamente un mes de antigüedad. ¿Qué  me indujo, entonces, a proceder de esta manera? ¿Algún momento de locura inesperada? No, para nada. Fue sencillamente que me cansé de reducir mis almuerzos de 70 a 100 por ciento de vegetales. Que quede claro: me gustan los vegetales, me gustan las verduras, todas ...o casi todas. Me gustan las frutas, a diario consumo una o dos. Pero transformar mi vida alimenticia en sólo vegetales o mayoritariamente en ellos, me ha cansado.  

  Al parecer no aplico para vegetariana.Lo lamentable es que esta experiencia vegetal ni siquiera ha servido para bajar de peso, jajaja. Una vez que aumenté el año pasado ya iniciada la cuarentena me he mantenido (en el peso aumentado,😒). Mirando bien la situación, no deja de ser una gracia. Me he abocado a la cocina con bastante entusiasmo, he dejado de comprar pan para comenzar a preparar el propio, he elaborado mermeladas nunca antes realizadas y sigo manteniendo los kilos que aumenté el año pasado a inicios de la pandemia, jajaja. Todo un récord. Al menos, soy fiel a mis kilos (upps, sonó  feo aquello, cualquiera pudiera pensar que no ha sido o no es mi rasgo más característico  la fidelidad. Mala cosa, 😳).    

    Después  de almorzar ayer, mi cocina olía a comida china. Me pareció increíble comprobarlo. No hacía mucho había visto un video en YouTube acerca de la preparación de pollo agridulce y lo puse en práctica. No era mi idea original cocinar aquello. Al decidir mi almuerzo la noche anterior, dejé filetitos de pollo descongelando para preparar al día siguiente, pero no se me había ocurrido elaborarlos de esa manera. Nunca lo había intentado siquiera. Debo confesar sin vergüenza que, aunque en la segunda parte de mi vida fui una cocinera cuidadosa, sabrosa y atractiva (en cuanto a los resultados culinarios, 😉), no dejé de ser mayoritariamente conservadora y occidental, con ciertos toques internacionales, más bien adquiridos por lo que le vi hacer a mi madre que por aprendizaje personal. No resultó nada difícil lograr el sabor y aroma a cocina china, lo que me fascinó, toda vez que no estaba segura de lograrlo. 

 Creo que en este plano se ha dado un poco la lógica del aprendizaje. Una vez que uno logra no sólo repetir las instrucciones sino también  aprender y "aprehender" la técnica y el sentido de lo que se hace, puede seguir incursionando, aplicando variaciones y alcanzando un buen resultado. Es lo mismo que me pasó cuando logré entender la mecánica de los programas computacionales y ya no tuve necesidad de que me explicaran cómo funcionaba alguno nuevo, pues ya podía afrontar la tarea sin apoyos. El esquema había pasado a formar parte de mi adn "tecnológico" y eso me hizo sentir fenomenal. Lo mismo me ha pasado en este período, algo largo, de incursión en lo gastronómico.     

   Tal vez en algún momento futuro regreso al mundo vegetariano, pero por ahora y por un buen rato permaneceré en un ámbito intermedio, con comidas de ingredientes tradicionales pero elaboradas de manera distinta. Así, además de ampliar mis conocimientos gastronómicos, estaré también cambiando la perspectiva de mi vida cotidiana que, a su vez, servirá  de insumo para ir modificando, de alguna manera, la actitud vital. En este mundo en que el cambio es lo permanente (¡qué oxímoron!) se requiere estar pronto a entonar esa canción de los  pingüinos🐧 🐧 🐧 de Madagascar, tratando de "mover el bote" cuando éste quede inmóvil por la falta de viento o por el exceso de algas en el Mar de los Sargazos. 

martes, 18 de mayo de 2021

Vuelta de página...

   

   Si bien hace 15 días que que no presentaba comentarios de lecturas, a excepción del fechado el 16 de mayo, he continuado leyendo; ya es parte consustancial (me gusta esa palabra, 😁) de mi vida cotidiana. La mezcla es variopinta. Aquí la comparto con ustedes, por si a alguien le interesa sumergirse en las páginas de alguna de ellas.

   Jesús  me quiere de David Safier. Para ser sincera, debo señalar que no me gustó  esta novela y si la nombro sólo es porque me ocupó tiempo en su lectura. Por lo fácil e insustancial, no fue mucho el esfuerzo que realicé en leerla, pero la verdad, si quieres algo más sustancioso, no vale la pena. Te aseguro que esta no-recomendación no tiene nada que ver con mi agnosticismo; al contrario, está relacionada con la liviandad con que es tratado el personaje Jesús y su cruzada. Tal vez su único objetivo es divertir (tiene algunos pasajes humorísticos), característica del estilo de Safier  pero yo la categorizaría como "novelucha" nada más (😁). 

    Los amantes de Hiroshima de Tony Hill es un relato policíaco, casi al límite de la novela negra. En ella, Héctor Salgado se mueve entre la superación del abandono de su pareja y la investigación de una extraña escena de un crimen descubierto en una casa okupa en las afueras de Barcelona. En ese lugar han sido hallados los cadáveres de dos personas, cuya data de muerte es de siete años aproximadamente. Pronto se descubre la identidad de los jóvenes, bellos y dotados artísticamente, que mantenían una relación sentimental. En el momento de su desaparición se había investigado y condenado a un amigo de ambos, aunque sin encontrar las pruebas suficientes. La aparición se realiza en medio de toda una puesta en escena, que añade misterio e intriga al hecho. Es una novela interesante, con un buen desarrollo del suspenso.   

    La chica al fondo del lago de Claire Kells es un relato juvenil, a nivel subliterario, no más que eso, muy fácil de leer. Es el relato de sobrevivencia de un par de jóvenes  -Avery y Colin- y de tres niños, que salvan con vida de un accidente de aviación y que sólo a la semana siguiente logran ser rescatados. La novela descansa sobre la vida actual de Avery y sus recuerdos, así como acerca de la asunción de verdades personales y superación de los traumas que le dejó esta experiencia extrema. Entretenida y sentimental.    

     La voz invisible de Gisela Pou es una especie de homenaje a la labor de las enfermeras de todos los tiempos y lugares a través de su protagonista, Cèlia Matheu, quien trabaja en un importante hospital de Barcelona, es testigo de la llegada de una mujer encontrada inconsciente en la playa. La desconocida resulta ser una amiga de hace 25 años, de la cual no tenía noticias pues había fallecido ahogada en el hundimiento del ferry en el que se trasladaba a Londres. Cèlia, Martina y Nora conformaban un trío inseparable de adolescentes en el año '86, cuyo futuro soñado era ser todas enfermeras. Sus caminos se tuercen de tal manera por un hecho terrible, por lo que además de terminar la amistad, sólo Cèlia alcanza el propósito grupal. Efectivamente la mujer desconocida es su amiga Martina, quien recupera la conciencia pero con amnesia. ¿Qué sucedió con ella el año 87?,  ¿por qué mantuvo la creencia de su muerte incluso a su familia?, ¿dónde y cómo transcurrió su vida desde ese momento? son algunas de las preguntas que se hace Cèlia, mientras se aboca en cuerpo y alma a ayudar a su amiga, descuidando a su propia familia. Junto a los particulares hechos correspondientes al argumento, la autora los desarrolla en el escenario de una ciudad convulsionada por las manifestaciones de un movimiento juvenil que lucha por una sociedad mejor, tanto económica como política. Es en esta novela donde encontré varias alusiones a otros textos literarios, de los cuales ya leí La hoguera de las vanidades, además del siguiente que comentaré en este escrito. Pero el más mencionado y que se ofrece como correlato al movimiento de los jóvenes, conocidos como los barones-crisálida, es una novela de Ítalo Calvino, que leeré en un futuro próximo. La voz invisible es una interesante opción de lectura, que mantiene el suspenso acerca de la vida de uno de sus personajes, describe el día a día en los hospitales a través de la experiencia de Cèlia y realiza una crítica social al grupo gobernante, entre otras cosas. Recomendable.    

   Otra vuelta de tuerca de Henry James, novela corta de terror  -o cuento largo- (no hay una clasificación definitiva) fue publicada en 1896. Es importante este detalle pues es la época en que se desarrollan los acontecimientos en un relato en primera persona de una Institutriz que llega a hacerse cargo de dos niños a una gran mansión inglesa campestre.     Hace un tiempo yo ya había intentado leer el texto, pero no me atrajo, así que lo dejé olvidado. Ahora, luego de la nueva recomendación, decidí afrontar su lectura. Al finalizarla quedé estupefacta, no por el terror sino porque no cabía en mi mente que ése fuese su término, (😱). Me explico: no podía entender que el desenlace no respondiera a las dudas y suspenso creados durante casi todo el relato. Así que le debí dar varias vueltas (no de tuerca precisamente) para entenderlo y, debo decir, no lo conseguí a cabalidad (😠). Antes de seguir con el comentario quiero aclarar la expresión que da título a la novela-corta o cuento-largo, porque si no hay claridad al respecto, esta nebulosa puede añadir más confusión a su comprensión.    

    Dar "otra vuelta de tuerca" como expresión alude a la acción de llevar alguna situación al límite, presionar un grado más a alguien para lograr un objetivo, que es lo que hace la institutriz. Obviando detallar más la trama debo señalar que es un texto muy ambiguo, que habla de fantasmas que no los ve nadie más que la narradora, quien me parece profundamente exagerada en sus percepciones, casi cercana a la obsesión, con equívocas expresiones de cierta connotación sexual, abundante en sobreentendidos y suposiciones que no se aclaran abierta y llanamente con los otros personajes, de preguntas "respondidas" con preguntas o "dependes".... El desarrollo del relato sigue un crescendo que augura un desenlace apoteósico que no es tal porque termina de la manera más inopinada. La lectura de esta obra ha dado para múltiples interpretaciones, lo que es producto de la magistral capacidad narrativa del autor, dicen muchos críticos. También ha dado origen a varias películas de terror, entre ellas el afamado filme "Los otros".   

    Jugando con estas dobles lecturas aclaro que el título de la entrada "Vuelta de página" tiene sólo un sentido literal -por ahora-. No hay que buscar otras interpretaciones, a pesar de los sorpresivos resultados de las elecciones en nuestro país, que es posible que provoquen más de una vuelta de página  o vuelta de campana a alguien, 😉.  

lunes, 17 de mayo de 2021

Vientos de guerra...

    

   La verdad es que más que 'vientos', a estas alturas, la situación ya se ha transformado en un verdadero vendaval. Los muertos van sumando y llegará el día, al parecer, que se multiplicarán. Los efectos han sido catastróficos para muchos inocentes, que son las verdaderas víctimas de cualquier guerra. El conflicto es de larga data. Ha habido agresiones por ambos lados. No es fácil atribuir responsabilidad  -culpabilidad más bien- a uno u otro, aunque muchos tenemos la tendencia casi atávica de inclinarnos por el más débil, pero no siempre el más débil es inocente.  

     Sabido es que los judíos han sufrido ataques inconmensurables a lo largo de la historia. En Rusia (en los llamados pogromos del siglo XIX e inicios del XX) y en toda la esfera de la dominación nazi al inicio y durante la II Guerra Mundial (ya a fines de la edad media habían sido expulsados de la península Ibérica). No sólo casi se les exterminó, sino que muchos se vieron en la obligación, si querían salvar su vida, de emigrar, de manera que es posible encontrarles en diversos países del mundo. Sin duda, no es el único pueblo que ha sufrido ataques genocidas. Hay muchos que han sido víctimas de un poderío superior, en todos los tiempos y en muchos lugares, incluso en nuestro país, como es el caso de los Selkman. Las razones, los contextos históricos, los métodos han sido diversos, pero el factor común es el expolio, la dominación, el "desarrollo"; las herramientas, la superioridad de las armas. A pesar de ser numerosos los casos, sin duda, quien se lleva la palma de oro por la persistencia y las ocasiones en que se les ha intentado hacer desaparecer, es el pueblo judío. Quien casi lo logra fue, no cabe duda, Adolf Hitler -hasta ahora-.  

  Por eso, no es fácil evaluar y tomar partido, especialmente si uno no conoce a fondo la realidad histórica -y cotidiana- de los pueblos israelí y palestino. Sabemos que el pueblo palestino es mucho más numeroso. Varios países tienen entre sus habitantes personas de aquel origen y religión, incluido Israel. Sabemos que desde hace años históricos territorios en que se asientan tanto judíos como palestinos en cuyo centro se ubican Jerusalén, la Franja de Gaza y Cisjordania -entre otros- tienen la categoría de sagrados para ambos, por lo que su posesión y dominación es parte de una disputa no resuelta.    

   Aún cuando he leído  en más  de una ocasión  acerca del conflicto de estos pueblos, ayer volví a revisar su historia abreviada. Desde la distancia física y emocional es complejo entender aquello. Existe un tema permanente de agresiones por ambos lados, con distintos intervinientes y, a fuerza de defenderse, los Israelíes  se han transformado en más fuertes y se han impuesto, solos, en confrontaciones ante una coalición de países atacantes. La tecnología y la preparación militar los hace superiores en el ámbito bélico (y también en otras áreas), de manera que pueden defenderse mejor y sus ataques son más letales, en ocasiones anteriores y en la actualidad. Además, sus dirigentes "cobran" muy cara cada víctima judía. Un detalle no menor es considerar que, en esta ocasión, las acciones bélicas (y en otras anteriores) las inició Hamás (organización considerada terrorista por muchas naciones del mundo occidental, que contiene como uno de sus objetivos fundacionales la desaparición del Estado de Israel y bajo cuyo poder se encuentra la Franja de Gaza), pero tampoco hay que olvidar que, previo a ello, Israel procedió a la expulsión de algunas familias palestinas en territorio de Cisjordania en que ha ido instalando asentamientos para población judía, así como a una fuerte intervención  policial en la Explanada de las Mezquitas donde palestinos realizaban actividades religiosas, zona ubicada en la ciudad vieja de Jerusalén considerada sagrada por ambos pueblos y uno de los territorios claves en la larga disputa.  

  Nosotros no tenemos experiencia cercana de guerra. Lo más cercano, en el caso de los más creciditos, es haber vivido durante la década del 70 del siglo pasado, o los días del denominado "estallido social" para todos, que no enfrentaron dos pueblos distintos, sino dos posturas políticas o dos visiones de mundo contrapuestas dentro de una misma nación. No tenemos más referentes de primera mano. La mayoría tampoco tiene la calidad de experto en la historia de Oriente Próximo que hoy nos interpela. Tampoco ha vivido allá como para tener más elementos de juicio. Por ello es muy aventurado y poco objetivo responsabilizar a uno u otro. Uno atacó, el otro se defendió y después han continuado. ¿En qué momento establecerán una tregua o un término? ¿Quién aportará más al cese de hostilidades? ¿Quiénes a su alrededor avivarán el fuego o aprovecharán de intervenir en el conflicto persiguiendo sus propios intereses? Todas  estas interrogantes y más tienen a los líderes del mundo en vilo, mientras la pandemia sigue su curso, también cosechando víctimas. En tanto, muchos celebran fiestas multitudinarias o siguen viviendo su día a día de la mejor manera que pueden, en medio de la brisa, de los ventarrones o de las tempestades.

domingo, 16 de mayo de 2021

Vanidades...

    

  No hablaré de la famosa y conocidísima, además de antigua, 😁, revista de variedades, especializada en moda y noticias de farándula, que alguna tuve en mis manos adolescentes y de adulta joven, especialmente cuando estaba a la espera de alguna atención médica o dental.  Aún existe (lo averigüé) en algunos países, pero ya en estado comatoso, al parecer. Es probable que se haya adaptado al formato digital, tratando de capear el vendaval de las redes sociales que han arrasado con las publicaciones más conservadoras, pero no me consta pues no consideré necesario ocupar minutos en investigar aquello.

   En el último tiempo me ha estado sucediendo algo curioso, un detalle poco relevante para la marcha de la humanidad, 😅, pero del que he tomado conciencia y lo  consigno para que se puedan entender los vaivenes de mis lecturas. Aparte de mi experiencia y del azar como vías para elegir los libros que leo, he agregado las recomendaciones de terceros, especialmente de algún video de YouTube o de otra lectura. Es así como me vi en la tarea de buscar y leer la novela La hoguera de las vanidades del escritor y periodista norteamericano Tom Wolfe, que resultó toda una sorpresa, muy grata y fascinante.    

   En esta novela (de sus buenas 700 páginas) el autor realiza una sátira de la sociedad neoyorquina de la década de 1980 aproximadamente. Sus personajes protagónicos son hombres de distintos ambientes, a través de los cuales se va esbozando una pintura de la gran ciudad, capital del mundo financiero. Entre los personajes sobresalen un yuppie de mediana edad que se desempeña exitosamente en la exigente Bolsa de Valores de Wall Street, un vicefiscal que ejerce en los tribunales del Bronx, un periodista alcohólico de un diario sensacionalista de la ciudad, un pastor evangélico de Harlem, entre otros. Todos ellos bordean los 40 años. El hecho circunstancial que los une es el atropello de un joven negro en un sector del Bronx, cuando Shermann, el asesor financiero en pleno pináculo de su fama, recorría el lugar junto a su amante, buscando la forma de volver a su sector residencial. 

    El pastor moviliza a su gente y sus contactos al enterarse de que el posible causante del accidente que tiene al borde de la muerte a Henry es una persona adinerada y ...blanca. Inicia una cruzada al estilo "Black life matters", ofreciendo la exclusividad noticiosa a un periodista destacado (aunque ya ahora en franca baja ) para  poner en la agenda de los medios y de los lectores el hecho (de más está decir que su objetivo no es humanitario y piadoso, aunque se disfrace de tal). El acontecimiento va adquiriendo tal fuerza, que presiona a actuar a la policía y a la justicia, con mayor razón considerando que las elecciones distritales se acercan. La información con la que se cuenta es mínima, pero las manifestaciones, las presiones y el seguimiento periodístico cotidiano van dando sus frutos.  

    En verdad,  Shermann no es culpable. Él, por distracción, se introdujo mal en una vía y fueron a dar al Bronx, lugar desconocido para ellos. En sus intentos de salida toman una avenida en que son interceptados por unos obstáculos puestos en la vía, ex profeso para hacerlos detenerse. Sufren un intento de atraco, verdadero o simulado es lo de menos, y al escapar, habiendo asumido la conducción del vehículo su amiga, a Shermann le parece que el vehículo ha golpeado al muchacho más joven. No hay seguridad en aquello, pero no se detienen porque lo único importante para ellos en ese momento es escapar de sus atacantes. 

    Larry Krammer, el vicefiscal, ve la oportunidad de ascender en su mediocre carrera profesional  y se aboca al tema, con la ayuda de un par de policías conocedores del ambiente. En tanto, en los ratos libres y con la magra cantidad de dinero que le resta de sus gastos familiares, trata de cumplir el sueño de establecer una relación extramarital con la integrante del jurado de uno de sus casos, que se ha transformado en su fantasía  erótica.       

   En los pensamientos y preocupaciones de cada personaje se nos muestra la disconformidad con su status, su anhelo y aspiración de ascender en la escala social, de manera tal que le permita acceder a más dinero, privilegios y tranquilidad financiera, además de obtener el reconocimiento de los demás, con todo lo que ello trae aparejado (trato especial, aumento del atractivo personal, fama, más "amigos", etc.). Las vanidades que arden y crepitan en la hoguera de cada nivel asombran, para bien o para mal, a los que logran asomar sus ojos (y el resto del cuerpo) a ese mundo desconocido que simboliza el paraíso ...o el infierno, según quien lo observe.

    Tom Wolfe  conduce a su lector desde la risa al terror. Risa por la ridiculez y vacuidad existente en la obra y vida de los que viven desde Park Avenue hacia arriba y terror ante la sordidez y el peligro de la vida en Harlem y el Bronx, especialmente si los que experimentan esa inmersión pertenecen al otro mundo. Resulta sobremanera divertido leer las descripciones de los domicilios de la gente del bien vivre. Los muebles se describen según su estilo y valor monetario; la vestimenta, según marca y costo; la decoración, según el artista de moda; la comida, según su exotismo y delicadeza. En tanto, en su primer encuentro con ese mundo lleno de "negros y latinos", Shermann experimenta -y nosotros con él- el terror a lo desconocido, a la violencia, a la humillación, a la vulgaridad, delincuencia y abuso. 

   El relato es una experiencia valiosa que nos permite recorrer en parte las distintas capas de la sociedad neoyorquina, en las que el peso de los inmigrantes italianos, judíos e irlandeses ya no es tan gravitante, en las que los ingleses "de cepa" siguen despreciando a los estadounidenses por su falta de sofisticación, en que la delincuencia y el narcotráfico existente en el Bronx y en Harlem ya son un flagelo generalizado. 

   Ayer tarde me había programado para ir a votar. Lo había planificado para después de almuerzo. Sin embargo, estaba en el 77 por ciento de la lectura de La hoguera de las vanidades. Ir a votar significaba dejar de enterarme prontamente del final de la historia. No fui a votar ayer; preferí seguir leyendo y saber en qué acababa todo. Es lo que pasa con los libros que atrapan. Éste es uno de ellos.