sábado, 19 de diciembre de 2020

Muchas vidas...

   

  Debo confesarles algo, tal vez incomprensible para algunos, pero sé que no para todos. Adelanto que no es nada sórdido ni sicalíptico, no sé si entretenido. Creo que sí algo extraño y tal vez sospechoso, imagino. No se preocupen, no se sientan culpables de leer estas letras con extrañeza. Desde ya, los exonero, aunque esto no les importe lo más  mínimo.

 Después de esta casi críptica introducción paso a lo anunciado, mi confesión,  que más que aquello es una puesta en palabras que hasta hace unos minutos yo misma desconocía, viviendo mis múltiples vidas sin tomar conciencia de aquello. Sí, es verdad. Poseo multiplicidad de existencias, en distintas épocas, lugares y en diferentes etapas de desarrollo.  ¿Les parece algo loca esta afirmación? Si piensan que sí, debo darles la razón. A mí también me lo parece.   

   Antes de continuar, debo aclarar que tengo una vida principal, que es la  que comparto en lo temporal con ustedes, existencia casi detenida y congelada en estos últimos diez meses, que no ha sido fácil pero que ha servido para desarrollar otros aspectos...y otras vidas, que van desde tiempos prehistóricos hasta un futuro lejano. No es reencarnación ni nada parecido. Tampoco, personalidad múltiple. Aquí  actúo como todos los locos, asegurando que no lo estoy, 😁

   Me di cuenta de esta situación  cuando perdí la noción de mi existencia dominante. Porque ésa es otra característica: esta vida, la principal, siempre está de fondo aunque yo ande vagabundeando por otros lares y períodos. Decía que tomé conciencia de esta multiplicidad cuando me sentí perdida donde estaba. No reconocí ipso facto el lugar y desconocía la hora y el día. Para que conste, no estaba durmiendo ni aletargada. No obstante, respiré aliviada al asomar a  un lugar que me pareció seguro, luego de estar huyendo de mis perseguidores que no eran cariñosos, precisamente.  ¡Uff! Si supieran lo feliz que me sentí al "despertar" en esta vida contemporánea, con espacio suficiente para vivir, con lo básico  a mano, con música 🎶 de fondo y toda la tranquilidad necesaria...¡Ah! y sin peligro, al menos cercano y evidente. 

   Las vidas que más me gustan -de las que recuerdo- son las en que no sólo me siento joven y bella, sino que lo soy y, además, amada. Éstas, duran lo suficiente como para degustarlas, pero no lo bastante para permanecer, porque en ellas mi voluntad no cuenta.  Estoy ceñida y obligada al libreto que otra voluntad estableció para mí. Aquello me desespera en ocasiones. Es muy duro dejar al amor de mi vida -de aquella vida- y a mis hijos, uno dos o tres, según  el "creador". Sin embargo, mientras más vidas vivo, más sabiduría parezco adquirir.  Me resigno y asumo, pues ya sé que habrá alguna otra feliz más  adelante. Incluso, en ocasiones, las menos, mis vidas han sido muy parecidas a la principal...y me he sentido feliz... 

   Las otras que me agradan a morir, son las en que viajo en tren o en alguna embarcación por lugares desconocidos para mi vida central. No reconozco los lugares pero los paisajes resultan maravillosos. La gente que he visto en aquellas vidas es de todo tipo: divertida y entusiasta pero también la hay fría y distante, incluso con violencia contenida en algunos casos. He respirado más tranquila cuando he podido alejarme de ese lugar y de esas personas (más de alguna debe captar que no pertenezco y de allí su actitud). En cambio, las que menos me agradan son aquellas en que me siento perseguida, acosada y futura víctima de una vida malvada (que las hay y muchas). En aquellos casos aplico un refrán muy conocido y práctico -aunque cobarde-, que dice que "soldado que arranca sirve para dos guerras". Es cierto que me gusta la aventura, pero sin terrores, horrores ni angustias. Prefiero desertar y vuelvo a mi vida principal, donde procedo a buscar en el mapa de las vidas otra más amable y divertida.  

   Más de alguna me ha sorprendido, no por su belleza o rasgos humorísticos, sino por el sinsentido y la inercia en que se vive. Es gente que se arrastra por su existencia, que carece de fuerza y de brújula, que vive el día a día nada más que porque se despierta. Es desgastador estar allí y una carga innecesaria. Habitualmente estas vidas están asociadas a las lacras sociales: la pobreza, la droga, el alcohol, la locura, la guerra, así como el desamor casi absoluto de los que todo tienen y que ya nada les motiva.  

    Las hay también con un aire de magia, de la buena, de la que no necesita abracadabras ni pases esotéricos para brindarte buenas vibras y fuerza, donde más de un elemento está pleno de significado y fuerza; a veces, es un lugar; otras, un objeto; en ocasiones, un rito personal. En Mujeres de Agua es un paraguas rojo 🌂☂, que protege no sólo de la lluvia, sino también -y lo más importante- del dolor, del desamor, de las malas intenciones de los demás. Lo triste es que no siempre es infalible. Yo no lo supe hasta hace poco, pero como ya tengo un paraguas lila o morado, me basta con él, toda vez que, además de un regalo, contiene el cielo con algunas nubes en su interior. ¡Qué mejor!

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