martes, 7 de mayo de 2019

De viajes... y de compañías...

      Cuando uno prescinde de la participación en los tours y se dedica a recorrer una nueva ciudad como un ciudadano más, probablemente no obtiene información  relevante para los libros de historia, pero sí para los de sociología. Cuando no debes estar atenta a las palabras de un guía y/o a la de algún compañero/a de actividad, el silencio externo inmediato, permite el pensamiento reflexivo y la observación minuciosa y, por fin, puedes gozar de un añorado libre albedrío. El tiempo ya no es una exigencia, no hay un programa a cumplir salvo el que tú te impongas o que elijas al azar. Podrás observar todo el tiempo que quieras, fotografiar todo lo que  desees y cuántas veces quieras, o simplemente, sentarte a descansar.  Son las ventajas del turismo aventura individual. 

    Considerando mi situación de turista pedestre, en cualquier ciudad es ésta mi modalidad preferida, aunque,  si se requiere movilidad a sitios específicos fuera de la urbe, debo optar necesariamente por los tours locales. Ahora, si  uno tiene la suerte de trasladarse en vehículo particular con alguien con los mismos gustos por el paisaje, la fotografía y los detalles minúsculos y curiosos, realmente se transforma en un/a afortunado/a. Ya no habrá sentimiento de culpa por demorarte poco o mucho en un lugar,  ya no te reprimirás por consideración a los demás, ya no dejarás de ir hasta donde querías, porque sólo dependes de que tú y tu partner quieran o no.
      En este recorrer las calles citadinas sin un programa ya estipulado y sin tiempo acotado, uno logra captar y respirar el verdadero ritmo de las ciudades. Dependiendo del momento del día, puede uno descubrir algunos quehaceres típicos y  decidir si sigue su instinto, introduciéndose en cada rincón que le parezca interesante o se guía por el plano  que ha conseguido, procediendo a  buscar los hitos que han sido destacados como imperdibles. 
   De esta manera, pude ingresar, por ejemplo,  en el Cusco, en un Museo muy interesante, donde se le rinde culto a los destacados exponentes del arte cusqueño y de los herederos  de la cultura incaica, así como a sus defensores ancestrales. Un aprendizaje a mi ritmo y muy esclarecedor.   
Ya en la calle, pude observar a las mujeres que trabajan en la calle, aseadoras, con sus "uniformes" poco sentadores, a pleno sol, limpiando lo que otros ensucian. Observé a las comerciantes ambulantes de frutos y comida típicos, preparando sentadas cada plato para la venta, pelando papas ya cocidas y picándolas luego para ofrecer "papas a la huancaína". Pude ver también a algunos clientes de estas comerciantes, mientras degustaban el alimento sentadas en un asiento de la plaza. 
   También es posible, si uno dispone de tiempo, observar y analizar comportamientos y relaciones humanas en personas que están en los  alrededores. Claro que en aquello se debe actuar con cierto disimulo y discreción para no molestar a los observados ni tener más de algún problema desagradable. Cada cual, cuida su privacidad de distinta manera y no siempre se está dispuesto a intromisiones en nuestras vidas, aún sin tener nada que ocultar.
   Por eso, sumando y restando, considerando el relativo tiempo que me queda para recorrer "estos caminos de Dios" y que, además, esto no es gratis, he decidido velar por las compañías. No es tiempo de sacrificios y de esperas. 
     

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