miércoles, 23 de agosto de 2017

Café, café...

    Acerco mi rostro a la humeante taza de café instantáneo ...e inspiro... Dejo escapar un ¡mmm! de puro placer... Añoraba el aroma intenso a tostado y amargo... 

   Ha sido una especie de autoflagelación o un cambio obligado, al tomar conciencia del nivel de consumo de café alcanzado. Tratando de desintoxicar mi organismo, frente a la rápida y abundante ingestión de este exquisito brebaje, así como para darle mayor sentido a una serie de existencias en  la despensa, decidí iniciar el consumo de té y café de grano adquirido hace tiempo, guardado con la sana intención de consumirlos algún día. 
   Decidí que el día de descansar del instantáneo había llegado cuando vi que el volumen del café liofilizado bajaba con mayor rapidez de la acostumbrada. Bien, me dije, no compraré más café por ahora, hasta que no consuma el otro que  tengo más o  menos  hace un año.
   No obstante,  del dicho al hecho suele haber bastante trecho ... Resistí con toda la fuerza de voluntad posible cada vez que iba al súper hasta que le gané la batalla al consumismo. Esta es la tercera semana que estoy preparándome café de grano en una máquina que recibí de regalo hace algunos años y de la que no he sacado todo el provecho posible.  Queda rico el café pero no lo suficiente caliente como a mí me gusta. En fin, la perfección no es tan fácil de encontrar... Lo importante es que en España saben cómo preparar ese café en su medida ideal... Lo malo es que no puedo ir allá en cualquier momento, jajaja. 
 La cosa es que al ir a Santiago el fin de semana, sabiendo que allá tenía café instantáneo y del bueno, llegué como una verdadera adicta directo a tomar uno, exquisito  y humeante, para deleitarme con su aroma y su sabor ...
  Tal vez su consumo, o bien esto y otras cosillas, me tuvieron desvelada hasta después de las 4 la noche-madrugada del sábado. Regresé a casa el domingo,  me preparé para el comienzo de una nueva semana laboral,  no sin antes disfrutar del nuevo capítulo de Game the Thrones,  y ...a dormir... ¡Uff! Pero  nada,... las 2 y cero sueño ... hasta que desperté al día siguiente con el sonido, no de la alarma, sino de la llamada telefónica de parte de la Secretaria, para preguntarme si iba a ir a trabajar ...¡Ups! ¡Nada qué hacer! Manché mi impoluta hoja de vida laboral... En 15 minutos estuve en la sala de clases, saludando y presentando las correspondientes disculpas a mis alumnos.  Con los colegas fue otra la historia, pues fui motivo de divertimento y bullying. Recién la semana anterior, a otro profesor con hoja intachable le había pasado lo mismo, con la diferencia que no lo llamaron para despertarlo, jajaja...
    Con semejante inicio, pensé  que  no iba a ser muy promisoria la semana, pero debo señalar que no me puedo quejar. He tenido buenas noticias de un asunto personal que no avanzaba,  me avisaron de un bono por logros en el último ensayo de los alumnos que atiendo y, ayer, recibí un delicioso e inesperado regalo de parte de un colega: una bolsita de chocolates estilo maní japonés con centro de granos de café... ¡Deliciosos!   

 No puedo dejar de señalar que la acción me sorprendió.  No se estila para nada aquello en nuestro lugar de trabajo, aunque debo reconocer que he sido afortunada, pues el año pasado una colega me regaló un libro, empastado, que es toda una reliquia... Cuando hoy  le pregunté  al colega la razón de dicho detalle,  delante de un par de otros profes (para destacar su gesto), me dijo simplemente que como sabía que a mí me gustaba el café quiso hacerlo...¡Muy tierno, la verdad! La gente joven no suele tener este tipo de gestos con los mayorcitos,  jajaja...
    Después de haberme deleitado con  la mitad de los choco-café, pienso que debo detenerme. Extraigo el último, amarro con nudo ciego la bolsita, me lo echo a la boca, degusto con fruición la capa de chocolate,  llego hasta el grano de café, lo parto y me deleito con su amargo sabor... ¿Qué puede ser mejor?  Por ahora , nada...

2 comentarios:

  1. Excelente escrito....ne recordó aquellas tazas de café que luego de días volvíamos a utilizar con los vestigios del café anterior...jajaj

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  2. Jajaja, recuerdo perfectamente esas "sacrificadas" tazas...

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