martes, 30 de agosto de 2016

La Cenicienta ha cambiado de rubro...


  ¡Cambia, todo cambia!, cambia, todo...
   Así  es, una verdad indiscutible....
   Mientras doña Principessa suelta el mecanismo que permite que el puente levadizo quede en su posición original (es decir, "levantado"), se dejan escuchar en el ambiente, al abandonar los terrenos de los jardines de palacio,  por sobre el ruido cotidiano de la vida citadina, las doce campanadas que marcan el mediodía.  Es más tarde de lo habitual para su salida dominical, pero tareas domésticas la retuvieron hasta aquella hora. Camina presurosa por la Calle del Estado en dirección a la Alameda. Debe tomar locomoción para llegar hasta el Parque donde llevará flores a su hija.
   Las semanas han  ido transcurriendo unas tras otras (felizmente, el tiempo aún es lineal en este mundo, que yo sepa, piensa), sin grandes sobresaltos ni grandes alegrías. Más bien diríamos, en forma anodina. Nada que destacar, nada de lo que renegar. La lluvia casi es un recuerdo, los primeros días calurosos se han hecho sentir, pero las mañanas y las tardes aún siguen frías. Por ello, no se puede descuidar. Está precisamente saliendo de un resfrío que la preocupó en un momento, sobre todo cuando miró el calendario y se dio cuenta que aún no había terminado Agosto (jajaja)
   Una vez arriba del microbús de recorrido (la carroza está en reparaciones) continúa con la lectura de OPAL, el tomo 3 de la Saga LUX de la escritora Jennifer Armentrout. Nada extraordinario, al contrario, subliteratura en grado sumo, con errores de traducción incluso en el tomo 3 en el cual voy.
- Entonces, ¿para qué pierdes de tu precioso tiempo en ella?
- Porque quise saber lo que leen los jóvenes de hoy. Te cuento cómo llegué hasta ella.
       En un momento de una clase en que estábamos esperando que todo el grupo termine un ejercicio, pero ya había algunos que lo habían finalizado, me di a la tarea de investigar, de puro curiosa que soy, qué estaban leyendo en su tiempo libre  esos jóvenes (si es que leían algo). Y una de las alumnas me dio el nombre de la novela Obsidiana, que era la primera parte de una saga. Ante mi consulta, me señaló que era un relato fantástico y al decirle que lo buscaría, se puso algo nerviosa. ¡Ajá!, me dije. Hay gato encerrado por aquí, así que, con mayor razón, la buscaré. La busqué. Es una saga de 6 volúmenes, de la cual bajé todos, especialmente aguijoneada por las portadas, donde se veía un joven muy atractivo y con unos ojos verdes fuera de serie. ¡Jajaja!
   ( Esos ojos me recordaron otros de hace 40 años. Mientras estaba en la Universidad y tomaba la pensión en la población Teniente Merino de Valdivia, me debía desplazar diariamente a la UACh en microbús. En uno de esos viajes conocí unos ojos verdes preciosos, instalados en la cara de un joven, también pasajero del microbús. Si hubiera tenido habilidades artísticas podría haber hecho un boceto de esos eyes, o haber creado una canción o, tal vez, haberle dedicado  un poema. Pero como mi lado artístico no resultó demasiado desarrollado ni en el momento del nacimiento ni después, debí conformarme con mirarlo, hasta el cansancio, en las ocasiones afortunadas en que el azar lo puso en mi camino).
     La verdad, la saga tiene escasa calidad. Seguramente es muy comercial, porque responde a un tipo de obras que se ha ido afianzando en la lectura juvenil. Algo que lean, dirá más de alguien y no le faltaría razón, porque entre la basura subliteraria algo bueno puede obtenerse: ocupar sanamente el tiempo libre, alejarse un poco de las redes sociales, aumentar en algo, aunque sea en mínima cantidad, el caudal (o caudalito)  lingüístico manejado... 
    Recordarán ustedes que les he dicho que llevo dos tomos leídos y voy en el tercero. Pensarán, acertadamente, para qué sigo adelante si el aporte es tan escaso. También me lo he preguntado (jajaja) y ya me he respondido. Mis razones son variadas
* no me gusta dejar las historias a medias (es como abandonar a su suerte a amigos queridos, a pesar de que más de alguno suele merecerlo, de eso no cabe duda),
*  es una lectura fácil y rápida  que no me exige más trabajo del que ya desarrollo y que me descansa las neuronas (hasta mirando las noticias puedo leer) y,
*  por último, me ha servido para informarme de los gustos  de mis alumnos. 
    Analizando lo leído en las casi tres mil páginas digitales, he elaborado una teoría, que he decidido complementar con la realización de una encuesta informal al inicio de clases en algunos grupos de trabajo durante esta semana y la siguiente.  Esta sesuda teoría dice relación con el cambio de modelos en el gusto de los adolescentes y jóvenes, que no sé si es, como en el caso del huevo y la gallina, producto de una evolución "normal" o, simple y llanamente, es el resultado de un cambio provocado por hábiles publicistas y escritores de "literatura en serie", que han sabido llenar el espacio medio anquilosado y devastado de "ídolos" a seguir. 
     
Las necesidades de las adolescentes -y de otras que ya no lo son- no han cambiado: las féminas siguen soñando con el "hombre perfecto", aquel antinatural ser anatómicamente estupendo y cuyas virtudes son totales en todo ámbito posible. Por ello, no sólo es dolorosamente atractivo, sino también inteligente (¡cómo si fuera posible!, jajaja), valiente y guerrero, al mismo tiempo que tierno y sensitivo. Sin embargo, las Cenicientas actuales, que lejos están de saber de planchados y labores domésticas, siendo en cambio altamente contestatarias y tan inútiles como las hermanastras, ya no creen en Hadas Madrinas ni en Príncipes. Ha llegado la hora de la verdad pura y dura. No pueden seguir dependiendo del auspicio de Hada, además  de que el Carrete recién está comenzando a las 12 de la noche, por lo que sería una lata abandonar la fiesta tan prematuramente. Asimismo, los "tacos" de cristal ya no se usan; han sido reemplazados por las botas bucaneras o el calzado deportivo aerodinámico, lo  que, de ninguna manera, combina con un vestido de brocato y seda, por más miriñaques que posea.  
     Entonces, ¿quiénes son los que han desplazado a los Príncipes del corazón de las Cenicientas?
    Pues, una serie de machos-alfas de lo más eclécticos, desde Vampiros, pasando por Hombres-lobos, Mutantes y Magos, hasta llegar a los Alienígenas, que también tienen sus "cositas" y "detallitos". ¡Ejem! Me refiero a su lado romántico. Lástima que los Zombies quedaron fuera, porque ahí sí que se habría "completado el carro".
    Como pueden ver, la Cenicienta moderna y globalizada, ya no tiene necesidad de ratones ni calabazas. Saldrá y volverá a la hora que estime conveniente a palacio, esperando que alguna noche pueda ser mordida por un vampiro, transformada por un mutante o mago, o, por último, capturada por un alien. Lo importante es que la distinga de las demás cenicientas y esta vez sea ella quien gane la partida...¿Apostamos?

No hay comentarios:

Publicar un comentario