sábado, 8 de marzo de 2025

Salamanca y su río...

  


     Hoy  viernes 7 amanecí con un franco dolor de garganta. El resfrío tuvo su origen en Oporto, cuando subiendo cuestas me acaloraba en exceso y luego venía el cambio de temperatura. Eso me hizo salir más tarde que otros días (9,30 horas), pues sabía que es una ciudad más helada (ayer me di cuenta) y que los excesos iban a ser contraproducentes. Sin embargo, había que salir, moverse, hacer algo. Decidí ir al encuentro del Río Tormes, la cuna de Lazarillo. Pero antes, pasé a una farmacia. Pedí remedio para el dolor de garganta y sin arrugarse para nada la farmacéutica me cobró 10 euros por una miserable caja de 20 grageas para chupar. Ganas me dieron de preguntarle si eran milagrosas, pero me contuve. Al salir, saqué una, no, dos mejor, total si el milagro es doble nadie se va a enojar. Al darme cuenta que las pastillitas me adormecían la lengua 😛 y sus alrededores, pensé que este "remedio" lo único que hacía era eso, actuar de analgésico y la garganta dejaría de joder, 😁 😁 si uno no se olvidaba de chuparlas cada cierto tiempo. Total, así el dolor desaparecería y uno terminaría por creer que el problema estaba solucionado. ¡Lindo cuasi-placebo!   
    Casi sin darme cuenta (¡claro!, casi estaba anestesiada, 🤣 🤣) llegué en las cercanías del Río Tormes, salvaje, con la naturaleza a su alrededor, a ratos calmo, a ratos, intenso y sonoro; su cauce, algo sinuoso en algunos tramos, en otros se divide en dos. Camino a su vera por el paseo superior. Las aves hacen sentir sus voces. Varios árboles que habitan su ribera ya están en flor, anunciando la primavera. Paso al lado de un primer puente. Cerca hay unos asientos, techo para sombrear y una foto con leyenda. Lo reconozco, sentado sobre el pasto a orillas del Río Tormes. Es don Miguel de Unamuno, que, además de escritor y filósofo, fue también Rector de la Universidad de Salamanca por 3 períodos. Mientras vivió en Salamanca, su ciudad por adopción, don Miguel daba largos paseos por estos lugares y en sus poemas, en más de unos versos, le cantó al  Río Tormes.    
    Sigo caminando. Ha salido el sol con fuerza y pienso en para qué me habré puesto la parca impermeable. ¡Qué tontería esto de equivocarse con el pronóstico del tiempo! En fin... Más allá, otro puente se asoma, ¡el que yo estaba esperando! Es el Puente Romano, que lleva casi dos milenios permitiendo el cruce del río. Su nombre es "Puente Mayor de Salamanca". Aunque ha sido restaurado en varias oportunidades, una parte de él es esencialmente romana. Fue originalmente construido en la segunda mitad del siglo I d.C.cuando Vespasiano era emperador dicen algunas fuentes, mientras otras plantean la posibilidad de que haya sido en tiempos de Augusto. ¡Qué no se hizo en tiempos de este último!...Cruzo el puente, lo fotografío, trato de calibrar su importancia durante tantos siglos... Hasta 1973 todavía pasaban vehículos por él; ahora sólo peatones, bicicletas y similares.  

   Continúo hasta el final --o comienzo- del Puente Romano. Me olvidaba comentar la "extraña" escultura existente en el extremo más cercano del puente al casco histórico.  Es un Verraco de Piedra, sin  cabeza, la estatua más antigua de la ciudad. Los estudios indican que no es romana, sino de un pueblo prerromano llamado los vetones, una tribu celta que ocupó el lugar y acostumbraba a levantar estas estatuas que hacían honor a su actividad característica: la ganadería. Si bien un "verraco" es un 'cerdo reproductor',  por acá se le conoce también como el Toro de Salamanca y aparece incorporado en el escudo de Salamanca. Su construcción se remonta a la Edad de Hierro, lo que es bastante  decir, 😲😳.    

     Mi caminata continuó por la otra ribera y allí, a poco andar,  me encontré con una sorpresa mayúscula: un Molino-aceña en las aguas del RíoTormes, 🙊 .Pero reviso mis archivos de memoria y si hien Lazarillo nació en un molino a orillas del Río Tormes o en él, eso fue en Tejares, una localidad cercana a Salamanca. Averiguo y encuentro en el mapa una ciudad del mismo nombre a más de 200 kms. de donde estoy, 😱.No me lo explico. Sigo averiguando y logro desentrañar el misterio. Salamanca en tiempos del Lazarillo (a mediados del siglo XVI) era una localidad pequeña y Tejares, más aún, distaba a unos kilómetros de la mayor. En la actualidad no sería más que un barrio de Salamanca. Investigo: la estructura que veo y fotografío recibe el nombre  Molino-aceña del Arrabal y no es la que busco. Al final, 🥵, obtengo lo que busco: en el lugar donde hay una fábrica conservera ya en ruinas estuvo el molino-aceña en que nació Lázaro. No lo digo yo, lo dicen los investigadores salmantinos y ellos sí que son estudiosos, 😊😁. En fin, la cosa es que en ese mismo sector en donde el río Tormes se transforma en espejo y duplica la Catedral, las casas, los árboles y el Puente Enrique Estevan,  está el Molino-aceña del Arrabal y estuvo, al frente, el molino-aceña de Lazarillo. ¡Emocionante! 
    Cruzo el nuevo puente y vuelvo al centro histórico, aunque en Salamanca todo parece historia, con ese gran número de edificios patrimoniales y los que no lo son respetan el colorido café claro de los otros, de tal manera que se hermanan con los anteriores. Llego a una plaza con cipreses, que tapan el frontis de un edificio antiguo con un pórtico bellísimo. Subo a la plaza, la cruzo y voy hasta el edificio. Es el Convento de San Esteban. Me acerco y veo que es visitable. Averiguo el precio de la entrada e ingreso. Para mí, sólo 3,5 eurillos. Es un enorme edificio. Se tiene acceso a las salas capitulares, iglesia, sacristía, coro, dos claustros, museo y otras dependencias. El frío al interior es intenso. Pronto estoy tiritando luego de haber estado acalorada. Así y todo, lo recorro en su totalidad.  
     Aparte de los claustros, las dependencias que llaman más mi atención fueron dos. El Capítulo Antiguo, hoy Panteón de los Teólogos,  donde al ingresar uno se encuentra con lápidas en el piso y unos largos asientos de piedra adosados a la pared. Se escucha una voz masculina con fondo de música gregoriana. Quien habla señala ser un sacerdote que pertenecía al grupo que asesoraba -o algo así- a los reyes y se reunían en ese lugar junto a sus antecesores ya muertos para decidir asuntos trascendentales. Menciona que allí se decidió el apoyo de los Reyes Católicos a Colón, así como después se levantó la voz por los derechos de los indígenas americanos, pues llegaron a la conclusión que también eran seres humanos y, por lo tanto, tenían alma. ¡Brillante deducción!👏 Se menciona al franciscano Juan Pérez (del que oí hablar en Palos de la Frontera) y a otro fraile, dominico, muy poderoso, llamado Diego de Deza como los principales valedores de Colón ante los Reyes Católicos.   
     La otra minidependencia que me pareció sorprendente fue un confesionario pequeño, en la pared del pasillo del claustro inferior. Uno podía ingresar, sentarse y un video comenzaría a funcionar. Así fue: tras la ventanilla de barrotes del confesionario apareció una monja que iba de nuevo a conversar, a plantearle sus ideas e inquietudes a uno de sus confesores. Habla de la necesidad de cambios y reformas y otros aspectos de la vida religiosa. Primero aparece mirando hacia otro lado y luego mira hacia la ventanilla sorprendiéndose de quien tiene al frente y sorprendiéndome. Buena actriz, sin duda, la que realiza el monólogo. Al salir del confesionario leo que se trata de Sta. Teresa de Jesús, destacada reformista de la iglesia y que echó las bases para la creación de la orden de las Carmelitas Descalzas. 

   Valió la pena el estado de cuasi-congelamiento al que llegué con mi visita al convento, que no sólo fue casa de un buen número de frailes, varios de ellos muy destacados, sino también habitación actual de al menos un par de cigüeñas que vi sobre el techo. Asimismo atrajo mi curiosidad una escalera muy bella, llamada la Escalera de Soto, 😁, aludiendo al fraile dominico del siglo XVI, Domingo de Soto, que hizo de mecenas para la  construcción de la escalera, cuya peculiaridad es que se sostiene sobre sí misma y se apoya en la pared. ¡Qué caprichos religiosos! 

     Después de salir aterida del convento, me encontré que afuera estaba lloviendo, así que debía ir terminando el paseo. Ya era la 1 pm., por lo que me encaminé hacia el alojamiento, que quedaba a buena distancia. Aproveché los soportales de varios edificios para no mojarme, pasé a un supermercado a comprar comida y algo más. Me decidí por unas guiso de orejas 👂, imagino que de 🐖,  😁 😁.  Esperaba que hayan estado bien limpias cuando las cocinaron, 😂 🤣. No las había probado nunca y se veían ricas. Pedí que las calentaran más y me fui al alojamiento. Ya eran las 14 horas. Preparé la mesa para mi almuerzo, en que, además del principal, tenía una ensalada de canónigos (unas plantas con hojas redondas como las cabezas de muchos curas o frailes vistas de atrás o de arriba, 😂 😅, imagino que de allí su nombre..., 🤣 🤣 Preferí buscar el origen de su nombre y na' que ver, 🙈; se llaman así porque habitualmente se le encontraba en los huertos de los monasterios, 🤭🤫🤫). Había comprado una bolsa el día anterior para probar esa ensalada y me gustó; de hoja suave aunque algo insípida, 🤭, pero mejorarían con sal y 🍋.  A eso le agregué un poco de pan, un yoghurt y ☕️.  ¡Qué mejor!  
    En la tarde no salí. Estaba lloviendo y seguía con dolor de garganta. Preferí "guardar cama", 😁 (quedarme en la habitación nada más), pues ya la tarde anterior había recorrido todo el centro histórico y había fotografiado todo lo posible. Fui hasta la Catedral, pero como el año 2017-2018 (diciembre a enero) ya había estado por estos pagos, no quise volver a ingresar. En aquella ocasión estaba nevando y la vista fue espectacular. También llegué a la Casa de las Conchas, antiguo palacio construido a fines del siglo XV, de estilo gótico y plateresco, que hoy funge de biblioteca pública. Lo último me permitió ingresar para disfrutar y fotografiar su bello patio-claustro. Otras bellezas arquitectónicas a las que accedí fue al Palacio B La Salina, del que se podía admirar el patio-claustro también, con una cantidad de ornamentos impresionantes. Lo otro destacable en el casco histórico es la Plaza Mayor, muy parecida en dimensiones y estructura general a su homónima de Madrid, pero con el típico colorido salmantino.  
    ¡Uff! Llueve a cántaros, 🫨mientras viajo hoy sábado 8 a Madrid, habiendo dejado Salamanca lloviendo también esta mañana. Se me ha ocurrido buscar alojamiento cerca del "Aeropuerto Barajas", para que mañana sea más expedito mi acceso en el momento de iniciar el regreso a Chile 🌶,  😉.  Con estos días de lluvia en casi toda España, imagino que no me quedará otra alternativa que pasarme encerrada el resto de las horas en la Madre Patria. También hay bastante viento, que espero no impida volar. Y si así fuera, nada qué hacer, sólo resignarse cristianamente, 😇🙏. Con tanta visita a iglesias, conventos y claustros, estoy con el ánimo casi ad hoc.

   Llegué muy bien al Terminal 1 del Aeropuerto. Ya en el lugar, me dediqué a buscar el paradero de taxis, que tiene una cantidad numerosa de estos ejemplares, que resultan de la misma "estirpe" de los existentes en nuestro país, casi con el mismo lema: sacarle lo más que puedan al turista. Lo digo porque el hotel en que tenía reserva estaba a un kilómetro del aeropuerto, aproximadamente. Sin embargo, el tipo, sin ninguna vergüenza, me dice cuando llegamos, que son 22 euros. Pero, ¿cómo?, le digo, si la distancia es mínima. ¿No funciona su taxímetro? Me contesta: tenemos una tarifa de 22 euros si son menos de 10 kms. Me indigné y le dije que se aprovechaban porque tenían el monopolio al interior del aeropuerto y que eran unos sinvergüenzas, 😠😠. No contestó, seguro ya curtido. Obvio, tuve que pagarle, pues no pregunté lo del taxímetro al subirme o antes de... Después vi autobuses en el sector Barajas donde me quedé,  pero habría tenido que andar averiguando cómo funcionaba el tema del pago y con mi maleta, bolso y mochila a cuestas, mientras llovía. La comodidad siempre tiene su costo. En todo caso ya están avisados por si deciden venir por estos lares, ¡cuidado con los taxistas!  Hasta pronto.   













viernes, 7 de marzo de 2025

Adiós, Portugal, 👋

 

     Última ciudad portuguesa: Oporto, o, como le dicen los locales, Porto. Arribé pasado el mediodía del martes 4 de marzo, lo que significó una gran ventaja en recorrido y conocimiento de la ciudad-puerto, pues tuve toda la tarde para recorrer la ciudad. Lo increíble que es un puerto fluvial. El río, ya conocido de otros viajes al otro lado de la frontera es el Duero Acá le llaman Duoro. Como casi todas las ciudades portuguesas visitadas, la característica principal de Oporto es su vocación de "cabra montañesa", 🤣😂, si pudiera llamarse así. Todo es colina, escaleras, subidas y bajadas.  Todo es una lucha diaria -imagino- con la necesidad de no caer por alguna pendiente. También lo fue en Coímbra y en Lisboa. Coincidentemente, las tres ciudades mencionadas están regadas por ríos de caudalosos cauces, el Tajo, el Montego y el Duero.  
      Para felicidad mía, las primeras horas en Oporto fueron soleadas, de manera que pude recorrer, sin preocuparme de lluvia ni de frío, sus calles y paseos. Al contrario, el sol 🌞llegó hasta a "asorocharme" en algunos momentos. Eso y el esfuerzo de la caminata en subida y/o bajada, que de eso harto saben los portugueses, especialmente de las ciudades visitadas, a excepción de Batalha. Esa tarde hice shopping desde que salí a la calle,  pues a menos de media cuadra estaba el principal paseo peatonal Sta. Catarina, que debe su nombre a la  Capela Sta.Catarina o Capela das Almas (capilla de las Almas, siglo XVIII) que se encuentra en una esquina y es toda un imperdible en el álbum fotográfico de los turistas. ¿Qué tiene de especial? Su frontis y el lado que da a la calle están llenos de azulejos con escenas religiosas, todo en blanco y azul. Cabe señalar que la ventana de mi cuarto daba al lateral de la capela, 🙄😳🤩. Ayer quise ingresar a la Capilla, pero tenía un horario permanente de servicios bien nutrido y estaba llena a rebozar.  
      El martes, decía, salí con la alegría de la compradora compulsiva, que pasa mirando en todos los escaparates y entra en algunas tiendas para ver si hay algo qué le gusta para comprar, zapatos, souvenirs, joyas, etc. El "Paseo Peatonal" devino en avenida. y me encontré con otra igreja digna de mi Galaxy. Estaba en una colina y también en su frontis se destacaban los azulejos con escenas religiosas. Al llegar por allí, en una terraza, pasé a averiguar precios para almorzar. Pregunté al garzón por el menú del día y opté por pescado frito. Era con arroz pero yo pedí ensalada y un vaso de cerveja preta, 😋; hacía calor y correspondía "apagar" la sed como fuera, 😆😅. Al llegar mi pedido me sorprendí: 2 trozos de pescado, ensalada y en una ollita aparte, super caliente🥵, un guiso de arroz con porotos con su punto de chorizo. ¡Estaba exquisito! Creo que así no había probado el arroz nunca -o quizás una vez-. Lo primero que "ataqué" fue aquel guiso y luego de pedir más limón, continué con lo demás. No pude comerme todo el arroz, apenas un tercio,  pero estuvo bien, muy 👍. Por ello pagué la suma de 12,5 euros nada más.  
    Después  de almorzar, me dediqué a caminar hacia el Paseo Fluvial. Bellas panorámicas obtuve desde dos de los puentes (Ponte Don Henrique y Ponte Don Luis I). El que contenía mucha gente en sus dos pisos o plataformas era el segundo, que, además, en la parte superior, permite el paso de la línea D del Metro de Oporto para ambos lados. En la primera plataforma también transitan vehículos, además de peatones. Este puente (construido el año 1886) tiene el estilo de Gustave Eiffel a pesar de que el famoso arquitecto también participara en el concurso y no lo ganara. En todo caso, el ingeniero alemán Seyrig fue socio de Eiffel. Este puente junto con una construcción religiosa llamada la Torre de los Clérigos son los símbolos característicos de la ciudad (pretendí entrar a esta última, luego de haber subido acesante la cuesta que lleva hasta ella como quien sube el Gólgota, pero los simpáticos clérigos cobraban nada menos que 25 euros por el ingreso, salvo que la vista me haya fallado, 😬; ¡tanta avaricia! digo yo, 😖😠).  
     Junto con este medio de locomoción ya mencionado -el Metro portuense- en el mismo sector hay un Funicular y un Ascensor de pago; en tanto, al otro lado del Duero, en la ciudad, llamada Vila Nova de Gaia, con más de 300 mil habitantes, existe un Teleférico, todos medios que solucionan los problemas de subida en ambas ciudades. Oporto, a "este" lado del Duero, tiene 250 mil residentes. Todo el lugar cercano al Puente Don Luis I, en ambas riberas, concita la atención de residentes y turistas. Una vez que estuve allí parecía que la temporada alta de visitantes se había adelantado, tanta era la gente que circulaba por el sector. Una buena cantidad de chinos se veía por lado y lado. Las terrazas de restaurantes y cafés estaban llenos, había cantantes urbanos para todos los gustos; además, una feria de artículos de artesanía y souvenirs bajo toldos blancos ofrecía sus productos a muy buenos precios. Lástima que yo ya había comprado todo lo comprable en Portugal, 😂 🤣. Asimismo, había una gran oferta de recorridos en embarcación por el Duero entre los 6 puentes.  

     El centro histórico de Oporto es Patrimonio de la Humanidad. Junto a los puentes mencionados y de las construcciones religiosas que son decenas, hay paños de Murallas antiguas y más nuevas. Las antiguas son de origen romano, siglo III d.C., en tanto las otras son medievales, siglo XIV. Esa tarde recorrí bastante el centro histórico de Oporto, dejando para el otro día la visita de Vila Nova. Antes de irme a casa, pasé a proveerme de alimento y agua a un supermercado a menos de media cuadra, en un centro comercial top. 

     El miércoles 5 empecé a funcionar a las 7 am. Su buen café, acompañado de yoghurt y pan me dieron la fuerza para salir a conquistar Oporto, 😉. Inicié la campaña por otro lado y me encontré  descubriendo el Mercado Bolhao, modelo en su tipo, de muy buen nivel. Lo recorrí y en uno de sus locales encontré entre las especias nuestro "merkén", 😋.Había múltiples productos, muchos pescados, entre ellos el famoso bacalao que es muy consumido en Portugal, además de las sardinas, que a veces les salen por las orejas. Incluso uno de sus símbolos para souvenir es la sardina, 😅.En varios supermercados de las distintas ciudades visitadas vi bacalao seco importado desde Noruega, que parece ser muy cotizado en Portugal.  

    Seguí mi recién iniciado camino. Fui vitrineando, mirando edificios, fotografiando iglesias, quedándome fuera de la Torre de los Clérigos, pasando por un Palacio en que también cobraban una buena suma, hasta llegar al paseo marítimo mientras un pequeño tranvía recogía pasajeros para su recorrido.  Estaba casi lleno; lo dejé para más tarde; por el momento estaba con todo el power  para seguir caminando. Llegué al Ponte Don Luis I, lo crucé por la plataforma inferior y me fui a recorrer la ribera del Duero perteneciente  a Vila Nova. Los locales que se veían desde el frente eran de diferentes y conocidas Bodegas de vino, del que se produce mucho en Portugal y, al parecer, también se consume. Hay varios que tienen fama internacional, como el vino Oporto, el Beirao, un licor de cereza, etc. También hay muchos restaurantes y oferta de viajes por el río, así como por allí está, además,  la entrada al Teleférico.    
        Salí de la ribera y me adentré en la ciudad, subí escaleras y llegué, ¡ufff!, a la cumbre, a un Mirador especial para sacar fotos panorámicas. Junto con ello, me encontré con la entrada a la segunda plataforma del puente por el que regresé, pues ya estaba lloviendo, no intensamente, pero mojaba. Luego de aquello me dediqué a vitrinear un poco, 😅, bajo techo. Después caminé por el Paseo Peatonal hacia arriba buscando dónde almorzar. Al final desistí, luego de entrar a un restaurante vegano por error, 😂, y me fui a un supermercado donde compré mi almuerzo: huevos duros cocidos, ensalada, tutitos asados y calentitos de ala de pollo, jugo y pan. Con todo aquello me fui al hotel y agregándole un café bien caliente calmé mi hambre y me dediqué  a descansar. Ya había caminado unos 14 kms. Eran algo más de las 15 horas.  
     Siendo las 18 horas salí de nuevo a la calle. Esta vez tenía un destino determinado. Debía llegar a un local llamado Fado Maior, para asistir a una última  función de Fado como despedida de Portugal. Había comprado la entrada por Internet, así que me fui con tiempo suficiente para ubicar el local. Quedaba a orillas de la ribera del Duero. Demoré unos 35 minutos en llegar allá y el lugar casi me da repeluz. Sin embargo, al ingresar, todo al interior se veía apto para la función: mesas redondas pequeñas alrededor de un pequeño escenario, velas sobre las mesas y más sillas tras las mesas de la primera fila. Sólo había llegado un par de personas, así que pude elegir dónde ubicarme y, ¡claro!, lo hice lo más cerca de donde se desarrollaría el espectáculo, que duró una hora y tuvo dos conjuntos: uno de intérpretes y músicos jóvenes, todos varones y, otro, de Fado tradicional, con dos guitarristas de sus años y canas, con una mujer de intérprete, que cantaba estupendamente. La función fue acompañada de un traguito de vino oporto para cada asistente, unos 25 en total. 

   La presentación tuvo exponentes de muy nivel en su calidad vocal y en lo instrumental. Opino en mi calidad de amateur en el tema, eso sí. Fue un buen espectáculo pero debo confesarles que no termina de convencerme el Fado. Prefiero otros ritmos portugueses, más alegres. Este me parece deprimente, cargado de aura negativo. Habla de pasiones, sentimientos intensos y todo eso, pero no es ejemplo de alegría de vivir que digamos. Y aunque el Flamenco tampoco lo es, me quedo con él, y ¡olé! 💃. Sin duda el baile y el colorido de la danza flamenca son los aspectos que inclinan la balanza a su favor. En fin, en cuestiones de gusto, ya saben, se han escrito muchos volúmenes, 😉 a lo largo de la historia de las letras. Llegué pasadas las 20,30 h. al alojamiento y aún había personas en muchas terrazas de restaurantes  o transitando.  

    Luego de tomar una once liviana me puse a arreglar la maleta a medias. Digo "a medias" porque al día siguiente debía agregar varias cosillas que sólo se pueden agregar a última hora. Un taxi me dejó en la última estaçao portuguesa en que estaría. Flix Bus nuevamente sería la empresa en la viajaría, esta vez, a Salamanca. Demoramos 6 horas en llegar a ciudad universitaria, contando una hora de paradas técnicas y detención para almorzar. Nuevamente, no hubo control de frontera, la que está en las cercanías de una ciudad llamada Vilar Formoso. Por el lado español, la primera  urbe con la que nos encontramos fue Ciudad Rodrigo, donde el reloj ya marcaba una hora más que en Portugal. Llegábamos a la tierra que adoptó como hijo al gran Miguel de Unamuno.  Llegábamos a Salamanca. Hasta pronto.






   

martes, 4 de marzo de 2025

Tarde de Fado en Coímbra, 🎶🎶

 

   ¿Les ha pasado alguna vez que teniendo claras las cosas, horarios o lugares, igual se equivocan? 🤔A mí me ha pasado unas cuantas veces y no sé si darme de cabezazos en el muro más cercano o tomarlo con andina y seguir. Habitualmente opto por lo segundo, porque lo primero sería bastante doloroso y de resultados dañinos, 🤕.Lo importante es que ese error no haya perjudicado irremediablemente a un tercero. Sucede que hoy domingo no hay muchos recorridos de buses en Batalha y yo me voy a Coímbra. Compré mi pasaje ayer tarde y lo revisé unas cuantas veces. Sin embargo, grabé equivocadamente el horario en mi conciencia, suerte para mí que no me perjudica. Tenía clarísima la hora que llegaré a Coímbra; si hasta le envié correo al alojamiento, pero me confundí con la hora de partida, nada menos que en 120 minutos, 😒🥴. En lugar de llegar a la estaçao a esperar el bus de las 14 horas, llegué como si saliera a las 12 horas y con media hora de anticipación. Lo que me conforma es que no podía quedarme mucho más en el alojamiento sin hacer check out; igual habría tenido que salir a alguna parte. Lo bueno, dentro de todo, es que aunque aquí no hay dársenas ni personal que atienda, hay una pequeña construcción (nueva) con baños y sala de espera. ¡Uff!, está que se "larga" la lluvia ☔ 🌧 y no sería sano estar a la intemperie aunque sea bajo techo. 

  Faltando una media hora para que llegara el bus, se apareció un turista chino por el paradero. Fue hasta donde mí a preguntarme -a la más políglota- si allí paraba el bus que indicaba su pasaje, Alcobaça. Me acuerdo del nombre porque en mi viaje de Lisboa a Batalha pasamos por ahí. Le dije que sí (no hay otro lugar donde recojan pasajeros los buses). Quedó agradecido el chino, 😁. Ya cerca de la hora de "mi" bus, abandoné la sala de espera interior y me fui afuera a esperar. ¡Hacia un frío! Fue el momento en que se me ocurrió ir a comprar un coffee a una cafetería que había al frente. Le dejé mi equipaje encargado al chino, que entendió su tarea perfectamente,  🤣.  1 euro me costó un buen ☕ (lo más barato que he pagado por uno) y volví feliz al paradero. Le agradecí al chinoco. Lo triste fue que, habiendo pasado 2 buses (yo me fui en el segundo, obvio, 🙈), el chino se quedó en el paradero, cual Penélope.  

   Llegué a Coímbra sin novedad, a pesar de tener que hacer un trasbordo en Leiria, a las 15,30 horas. Tomé rápidamente un taxi que me llevó a mí alojamiento, muy cerca del centro de la ciudad. Amenazaba lluvia. No obstante, una vez instalada en mi habitación, a las 16 horas estaba ya en la calle nuevamente, recorriendo sus calles. Llegué hasta el Paseo Fluvial y estuve cerca de a lo menos 3 puentes sobre el Río Montego. Hacía mucho frío y chispeaba, así que me dediqué a caminar rápido, para "dentrar" en calor. Una vez hecho de ida y vuelta el trayecto caminé por las calles céntricas, donde había varios locales de souvenirs abiertos. Los coimbricenses estaban de fiesta; celebraban los "Días de Carnaval", de manera que había un escenario con show en la Praça Comercio, la más importante de la ciudad; en otro paseo peatonal, un grupo de Tuna amenizaba la tarde. Llegué hasta el Monasterio de Sta.Cruz, un edificio bien antiguo (siglo XII), al que ingresé a prender unas velitas y fotografié. Luego me dediqué a buscar un supermercado, encontrando uno por pura casualidad. Google maps no había querido mostrarme ninguno cerca.  

  Ya en el alojamiento, me preparé una once contundente (no había almorzado): ensalada, un tarrito de atún, pan con salame y queso, un yoghurt, un café ☕ y un poco de vino, de un cartoniere que compré de 250 ml (dejé la mitad para beber mañana, no se preocupen, 😁 😂, no me lo tomé todo). Capaz que crean que soy alcohólica a estas alturas, pero todo controlado, con una copa, media en realidad, me basta para un almuerzo. Ayuda a la digestión y aporta antioxidantes, 😇🤗.   

     Lunes 3 marzo

   Después de una noche reparadora, una buena ducha, un taza de café tibio, 🫣 (la dueña del hotel que en verdad es una "residencial", de las que abundan en el centro, no puso hervidor en la pieza; me señaló que le pida agua a ella, pero en la mañana no encontré a la veterana, 🤣), partí a conquistar Coímbra, perdón, Conimbriga (ciudad romana perteneciente a la provincia llamada Lusitania del Imperio Romano). Caminé hasta la estaçao y allí esperé hasta que fuera la hora, 9,30, para tomar un bus que, por 3 euros, en 45 minutos, me llevaría a las Ruinas de una ciudad Romana. ¡Y así fue! Uno de los sitios arqueológicos del tiempo de los romanos mejor conservados y más estudiados en Portugal se encuentra allá. Data del siglo II a.C. en su fundación, del I a.C. y del I d.C. de los tiempos del emperador Augusto y de Trajano en su máximo esplendor, aunque también se descubrió en este lugar restos de un asientamiento indígena  prerromano, 😲😳.  

    Los elementos mejor conservados en Conimbriga son los mosaicos. Son numerosos y muy bellos, no sólo con figuras geométricas, sino también vegetales, marinas, míticas (hay uno que presenta el laberinto de Creta, por ejemplo), tanto bícromos como polícromos. ¡Son preciosos! 🤩🤩. En la ciudad, que llegó a acoger hasta a 10 mil habitantes, había 3 complejos termales, uno de ellos incluía una palestra (gimnasio) y una piscina; hay un amplio foro con restos de un Templo, sectores donde se levantaban ínsulas (edificios residenciales privados), mansiones romanas extraordinarias y amplísimas como la llamada la Casa de los Repuxos ('fuentes') y la Casa de Cantaber ('cantares'). 


    La Casa de Cantaber es muy amplia, diría que ocupa una manzana🍎😅aproximadamente. Contiene, aunque les parezca exagerado, cinco peristilos y unas termas. Los ''peristilos' son patios porticados o con columnas, en torno a los cuales se ubicaban las habitaciones de la casa, algo así como esos patios o jardines interiores que había en las casas coloniales de la zona central de nuestro país en tiempos de la colonia, cuyo origen está en las casas españolas.  Esta "Casa de Cantaber" tenía nada menos que 5 peristilos, con unas fuentes de agua que debieron verse fantásticas. 


   En tanto, la Casa de los Repuxos, a la que se ha protegido con un techo, tiene un peristilo con unas fuentes que funcionan cada 10 minutos, lo que resulta maravilloso de ver y escuchar. Si a eso se agrega las flores naturales que se le han agregado y los hermosos mosaicos existentes en toda la construcción, el recorrido resulta fantástico y no es muy difícil imaginarse lo satisfactorio que debe haber sido vivir y recorrer esas dependencias. Es lo más bello que he visto en mosaicos y debo decirles que he visto muchos y en diferentes ciudades españolas e italianas, principalmente, incluso en Efesos (Turquía).

   A finales del siglo IV, al producirse la decadencia del Imperio Romano, se levantó una Muralla Monumental en torno a la ciudad, que, sin embargo, no fue suficiente defensa ante la invasión de los Suevos el año 468, por lo que Conimbriga entró en declive, además de comenzar la desertificación. Cabe señalar que en las quebradas que rodeaban la ciudad existía el cauce de un río. Los pocos habitantes que quedaron se trasladaron de lugar y fundaron una nueva ciudad, la más cercana a las ruinas en la actualidad: Condeixa-a-Velha 

    Luego de salir de las Ruinas y darme cuenta que en el lugar donde instalaron unas graderías de madera y un escenario en realidad nunca existió un anfiteatro, pues esa infraestructura  correspondía a unas Termas (el acueducto que llevaba las aguas a esas dependencias se identifica claramente, además de otras partes del edificio), pasé a preguntar a la boletería dónde estaba el Anfiteatro. Me dijeron que se accedía por fuera del complejo, que estaba tapado y sólo se veían las puertas de entrada. Después entendí lo que significaba "tapado", cuando, por fuera de las ruinas, caminé unos cientos de metros: lo que sucedía es que había construcciones contemporáneas sobre el Anfiteatro, 😢😭😭. En el Museo pude ver la imagen virtual de lo que fue la ciudad y allí estaba el bello Anfiteatro (de tiempos de Augusto). Recorrí las diferentes dependencias del Museo, que exhibía diferentes piezas o trozos de ellas encontradas en las excavaciones, las que iban desde monedas, objetos de la vida cotidiana (vajilla, lucernas, agujas, prendedores y hasta un peine, que me recordó aquellos utilizados en el tratamiento de la pediculosis, 😁), de la construcción, del comercio, de la herrería,  etc. Además, se exhibían mosaicos, trozos de estatuas, trozos de frisos, estelas funerarias... 

   Me quedó poco menos de una hora de tiempo libre, el que dediqué a caminar bajo techo pues había empezado a chispear. El bus llegó puntualmente a las 13, 25, en el cual hice el viaje de vuelta. Ya en Coímbra, recorrí otras calles para llegar al centro de la ciudad, hice algo de shopping sin comprar nada, coticé en restaurantes para almorzar. Me decanté por uno que ofrecía un plato de bife grillado con papas fritas. Ingresé, hice mi pedido cambiando las papas por ensalada y lo acompañé, obvio, con vinho 🍷 tinto. Me habían llevado para que pruebe vinho verde -¡tal cual!-, pero lo rechacé. Era parecido al vinho branco pero bien ácido, 😬🥴. No me gustó. Cuando me trajeron la comida en una tabla de madera me sorprendí. El bife estaba punto medio y no exagero al decir que fue el mejor que he probado en mi larga vida y en el mundo mundial. ¡Exquisito! La única carne que he comido muy similar es la que prepara mi sobrino Juan Carlos. Para qué decir que me devoré los 220 grs.de carne, sabrosa, jugosa, blandita,😋🤤. Pagué 17,5 eurillos por esa delicia, incluyendo la media copa de vinho tinto.  

    Abandoné el local cerca de las 16 horas y me dediqué a recorrer sectores vistos y no vistos. Por ahí pasé por una joyeria donde quedé prendada de un anillo de plata dorada con filigrana a muy buen precio, pero era grande para mis dedos de princesa, 😂. Para mala suerte mía ese diseño de anillo tenía sólo una medida en su tipo, 😭😭, la que me había quedado grande. Sólo compré una bandera para mi colección y un separador de libros. En el recorrido nuevo que hice llegué, luego de subir escaleras y más escaleras, a la Catedral Vieja (Sé Velha), a la que ingresé por 2,5 euros. Hermoso edificio y más su claustro, 🥰🥰. Creo que me pasaría el resto de mi vida visitando claustros, sitios arqueológicos de ciudades romanas y caminando por algunas playas a "pata pelá" -en temporada baja, no lo olviden, 😆😆-. Con eso no necesitaría nada más. 

    En camino a la Sé Velha escuché un sonido de 🎻 y 🥁. Supuse que se acercaba un grupo de los que animaban el Carnaval Coimbricense y no me equivoqué.  Un grupo de jóvenes vestidos de negro, con máscaras ídem, capas, sombreros, algunos con báculo, entraban a los locales gritando como hechiceros e indios y, seguramente, pedían algo de obsequio. Pasaron a mi lado y uno me pidió mi anillo. Yo me reí y él pidió perdón, arrodillándose. Aproveché de sacarle una foto. Me dio mucha risa y gusto haber estado en medio de esa actividad. 

   Seguí en onda shopping hasta que el reloj marcó las 17,45. A esa hora me acerqué a un Restaurante que quedaba al lado de la Igreja da Santa Cruz. Allí, a las 18 horas, empezaba un espectáculo de Fado y la entrada era gratuita. Lógicamente, uno debía consumir algo. Pedí un café ☕️ americano y un pastelillo.La verdad es que no tenía ni pisca de hambre. No pude ponerme adelante, pues había mesa para cuatro personas. Una pena, porque si bien escuché y vi sin problemas el espectáculo, apenas saqué dos fotos, para una de las cuales, incluso, tuve que pararme e ir a un sector despejado. Yo no estaba familiarizada con este estilo de música, aunque sabía que es un tipo de música e interpretación conocido mundialmente y que incluso la UNESCO le otorgó la calidad de patrimonio de la humanidad. Obviamente si en España fuimos a ver disfrutar de una sesión de flamenco en un tablao, cómo no hacerlo con  el Fado. Se pensó y se hizo. Por lo tanto, ahí estuve, en una dependencia eclesiástica de origen, transformada en restaurante, esperando que la función comenzase.    

    El conjunto estaba compuesto por 3 personas -varones-. La función comenzó con música instrumental, a cargo de una guitarra portuguesa y una española con sus respectivos músicos. Después hizo su ingreso el cantante, mayorcito y canoso, con una voz espectacular. Yo no entendía ni jota la letra de las canciones, pero se escuchaban muy bien. En general, las canciones más bien son serias. una de ellas el mismo cantor la animó con palmas. Me gustó esa canción, lo que no significa que no haya apreciado las otras, amén de las interpretaciones instrumentales. La guitarra portuguesa sonaba muy  bien y le daba ese aire especial y único que tiene la canción portuguesa. La acústica del local era excelente, pero aquello de un garzón que andaba para aquí y para allá, varios clientes que se fueron mientras el concierto se desarrollaba, de pronto me impedían "meterme" en la música. Así y todo, me encantó la función y sus intérpretes, 😉. Me habría gustado repetir esa misma noche a las 21 horas, que había un concierto pagado en otro restaurante, pero me habría significado volver a salir -y de noche-. Decidí dejarlo para mi noche de despedida de Portugal, a ver si tengo la oportunidad o, mejor dicho, a ver si me doy la oportunidad de escuchar y respirar Fado.

   Acabada la función me fui al alojamiento, a unas pocas cuadras del lugar, donde descansé, preparé mi maleta para el día siguiente y abandoné la Residencial Moderna, alias Hotel Moderna, a las 9,45 de hoy martes. A media cuadra tomé un taxi que me llevó a otro "terminal" donde toman sus pasajeros los buses Flix Bus, empresa que me trajo hoy, en menos de 2 horas, hasta Oporto, una ciudad que promete, la última que visitaré en tierras portuguesas. Desde aquí regresaré a Madrid y de allì, a Chilito, en unos días. Hasta pronto.