Dicen -yo también ya lo he dicho- que es mejor tener amigos que plata. Y sigo pensando aquello, en estos días más que nunca. Buenas amigas en Rancagua, en Machalí, Coínco, en Lanco, Valdivia, Talca, Chiloé (ojalá no me olvide de nadie, 🧐). Los días que he pasado en compañía de personas queridas por elección han sido fantásticos. Ya les he contado de las peripecias en Rancagua, Santiago y en el viaje de regreso a la gran ciudad de Lanco. También di abundante cuenta de lo vivido en la aventura a la Cascada Mili-Mili. Ahora van algunas infidencias de un encuentro en una casa blanca a orillas de carretera, un viaje a Cinépolis de Temuco, el recorrido por el Parque Conguillío, la búsqueda del Lago Pellaifa que se nos movía del mapa y la llegada a Coñaripe.
El último día de noviembre fue una jornada más tranquila...para algunas. Mientras unas trabajaban en el Liceo o en su "pensión", yo me dedicaba a cocinar, para corresponder, aunque sea en una mínima parte, las atenciones recibidas. Mi plato estrella, según mi anfitriona, es el salmón a la plancha -o sartén- con salsa de champiñones. ¡Mmm! Eso fue precisamente lo que preparé para cerrar noviembre y empezar diciembre. Pero el acompañamiento era nuevo, especialmente para la dueña de casa, que se arriesgó al comprar un par de 🍆 🍆. Yo debía cocinarlas porque ella nunca ha preparado ni probado en su casa este extraordinario producto. El primer día decidí osadamente utilizar la freidora de aire para aquello, aparato que personalmente no había utilizado nunca y del cual recibí un curso intensivo de menos de un minuto, 😂. ¡Vamos que se puede! Había visto las papas "fritas" que hizo Marcela el día anterior en el mismo aparatito, así que ya me consideraba una entendida. Tenía todo cronometrado, para que cuando llegué la patrona, su nana peruana, 😂, le tuviera todo listo para servir, sin que hubiera nada frío ni recocido. El postre fue el primero en la mesa (unas castañas en conserva para la patroncita y un tutifruti para la cocinera, pues no había más castañas,🤭), luego, la ensalada (de lechugas con aceitunas). Las porciones de salmón comenzaron a caer a la sartén de dos en dos y las berenjenas picadas como papas fritas ya estaban al interior de la freidora pero ésta no funcionaba. Me había olvidado averiguar el detallito de cómo echar a andar el artefacto, 😂. Mandé un SOS a través del wsp con foto y todo, pero no recibía la respuesta que esperaba y faltaba menos de media hora para la llegada de la comensal de honor. ¡Uff! Al fin pude solucionar el problema con sólo mi capacidad intelectiva. ¡Aplausos para mí! Bien, dejé cocer las berenjenas 🍆 lo suficiente, pero, al final del proceso me encontré con el problema de que no tenían una gracia. Claro, cuando yo las freía en aceite, además de que absorbían todo el aceite que podían, quedaban ricas, como todo lo frito. Pero en una freidora de aire sin aceite cero gracia. "¿Qué hago?", me pregunté. "Marce no ha comido berenjenas (salvo unas en vinagre y aceite que probó en palacio) y no le voy a hacer comer éstas que están más desabridas que..." (completen l'oración como quieran). "A ver, a ver, ¿cómo las aliño?". Apareció el chef que todas llevamos dentro y les eché sal, limón, cilantro y aceite de oliva. ¡Resultado, espectacular 👌! El almuerzo lo complementamos con un buen vaso de vino blanco Casillero del Diablo (para la nana, pues la patrona debía volver a trabajar, 😜) y todo estuvo perfecto. Satisfecha de solucionar el doble impass y tener una nueva receta berenjenística, 😂 😂 😂.
A las 15,30 nos juntamos todas (las 4) en el Hospital de Lanco. Propósito: aplicarse un refuerzo de la vacuna contra el Covid que ha estado aumentando su presencia. Todas lograron su objetivo, menos yo, 😷🥴.Sucedía que era obligatorio que hubiera transcurrido UN año luego de la última vacuna y, en mi caso, había sido vacunada el 1 de diciembre de 2022, así que faltaba 1 día, 😂 😂, ¡plop! La única ventaja sobre mis amigas fue que yo no tendría restricciones en la bebida, pues no estaría vacunada, 😜. Así que, a las 19 horas, cuando fuimos a casa de nuestra amiga Adda (sólo Marcela y yo), no le hice ascos al rico borgoña que tenia preparado la anfitriona de la casa blanca a orillas de carretera, 😂.
Como en cada ocasión, nuestra común amiga se lució, no porque le guste aquello (🤔,no la creo tan modesta en todo caso), sino porque atiende de la mejor manera a quienes aprecia. Además que ella misma lo ha dicho, nos consta. Nos tenía preparada una cena en toda regla, con cuya entrada nosotros mostramos la "chala". Bueno, al menos yo. Pensé que era jaiba lo que en realidad era centolla y rebajé al nivel de "choritos" a las ostras, 🤯😳🥺. ¡Qué poco roce mostré, realmente! ¡Una vergüenza! 😩😫. Por suerte que el asado era sólo de jabalí y no de wagyú o ciervo, 😂. Más encima con varias y ricas papas, 😂. Fue una cena de mantel largo, que se completó con kucken de nuez y de frambuesas, unas delikatessen que ya había probado de sus manos. Todo acompañado de varios vasos de borgoña, 🍷🍷🍷¡Suerte que no me había vacunado! 😂. A la hora de Cenicientas volvimos a casa de Marcela, porque ésta y Adda tenían que laborar al día y mes siguiente. Como comprenderán ustedes, no sólo degustamos deliciosos platos y preparaciones. También batimos bastante la lengua, 😛, uno de nuestros deportes favoritos, a falta de otros, 😂. No hubo conocido que no pelamos, jajaja🤣😅. Y luego empezaron las confidencias y confesiones personales. ¡Uhhh, si supieran! 😱😳. Obvio, que no puedo compartirlos, porque son secretos, 😉. Aunque, ahora que lo pienso, no sé si alguien grabó algo. ¡Upps! Si es así, espero no se filtren como otros audios, 🥺. ¡Gracias, Adda, por tu cariño!
¡Día Viernes, nadie se enoja! Luego de almorzar salmón con puré de berenjenas 🍆 con la segunda y última 🍆 comprada, nos dirigimos con Marcela a Temuco. Objetivo: llegar a una sala de cine para disfrutar de la película NAPOLEÓN antes de que la saquen de cartelera, lo que debe haber sucedido al día siguiente que fuimos porque había muy poca gente en la función a la que asistimos. Filme bastante largo (dos horas 38 minutos), con una extraordinaria puesta en escena y ambientación de época y una excelente actuación de Joaquín Phoenix. Ya sabíamos de algunos errores históricos, pero, según entiendo, son los menos. También pudimos comprobar que hay unas escenas muy crudas y otras, sexuales, muy explícitas, todo depende de los espectadores. Sumando y restando, es una película absoluta recomendable... Primer día de diciembre terminado con éxito. Esa noche nos acostamos más temprano que otras veces pues había cansancio acumulado.
Sábado dos: iniciamos la actividad especial del día pasadas las 10. Por la carretera 5 sur nos dirigimos hacia la ciudad FREIRE, donde ingresaríamos para acceder a la ruta que nos llevaría al Parque Conguillío. El trayecto fue sensacional, como todos los que hemos recorrido estos días, plenos de naturaleza. Han sido jornadas matizadas de verde y amarillo, con cielos parciales o despejados. Al llegar a MELIPEUCO, lugar que yo no conocía, nos detuvimos un rato. El Volcán Llaima se veía en todo su esplendor. ¡Una maravilla!
Al ingresar al Parque, una vez hecho el trámite de comprar entrada vía Internet, pudimos apreciar el Volcán Llaima y Sierra Nevada con bastante nieve. Primero incursionamos en el terreno invadido por la escoria dejada por la lava de las últimas erupciones del Volcán, en tanto que la primera detención la realizamos en la Laguna Verde, hermoso paraje de color verde azulado. Seguimos la ruta hasta llegar al bosque, que nos condujo a otra Laguna, la Arcoiris. Continuamos recorriendo, encontramos letreros señalizando la Casa del Colono, pero llegamos demasiado tarde: esta se había destruido el 2022. Hacía mucho frío en el lugar, 8 grados apenas. Pronto descubrimos unos servicios muy oportunos, de los cuales hicimos uso. Aparecieron las araucarias en todo su esplendor y señorío en la ruta que recorrimos por un rato más, hasta que ya no pudimos seguir. El auto casi queda enterrado en tierra poco firme. ¡Vuelta con retroceso! Tomamos otra vía, que nos llevó, caminando hasta el Lago Conguillío, lugar amplio donde había locales comerciales y una ancha playa, aunque no muy larga, pero si lo suficientemente atractiva para llegar hasta allá y, en tiempo de verano, tomar sol y bañarse. Por el momento vimos unas personas pescando al interior del lago.
Al regresar hasta el vehículo, volví a descubrir numerosas plantitas de frutillas silvestres. Ya había visto una gran cantidad en otro sector y no faltó quien me hizo un guiño, 😜 . Hasta me pareció escuchar que se quejaban de frío. Cerré mi mente y mi corazón a esos cantos de sirena. Yo, como Ulises, vencí la tentación...al menos la primera vez. Luego de volver desde el Lago hacia el troncomóvil, de nuevo el canto sireneico llegó a mis oídos, con más intensidad e insistencia. No pude resistir. Debería haberme tapado los oídos con cera como hizo Ulises con sus hombres. Esperemos que las "sirenas" de mi anfitriona den fruto, así como la (una) que yo me llevaré hasta Rancagua también.
Luego de conocer el Lago Conguillío iniciamos el regreso, pasando por Melipeuco, Cunco y otras pequeñas localidades. Estuvimos en Lanco pasadas las 20 horas, cuando aún era de día. Un café, algo para la sed y el hambre y a acostarse. El día siguiente yo me iría a Coñaripe los boletos, sin boleto, claro, porque mi amiga iría a dejarme. Así, cualquiera viaja de un lado a otro,😘.
A las 11,15 ya estábamos en COÑARIPE. Ya instalada en una cabaña compartida (😒), fuimos a recorrer un poco la ciudad y luego de almorzar un consomé y una riquísima empanada de queso-camarón con bebida (🥴), de comprar varios kilos de papas a 800 pesos el kilogramo (yo, unas frutas), nos fuimos a buscar el Lago Pellaifa. En la mañana, mientras hacíamos hora para llegar al hospedaje, habíamos encontrado el río, pero nos faltaba el lago. Seguimos indicaciones de la española del GPS y algo nos ayudó. Igualmente anduvimos perdiéndonos y casi quedando con el vehículo imposibilitado de continuar en una cuesta con "eventos" y ripio suelto. Pero, al fin, llegamos, a la misma parte donde el año 2021 habíamos estado con mi familia, con la gran diferencia que esta vez la cuesta de acceso al lago estaba más resbalosa porque había mayor cantidad de barro. Logramos bajar a duras penas en la parte final, con evidente peligro de caernos y quedar enterradas en el fango. Sin embargo, logramos bajar indemnes y subir, después, sin problemas. Un poco antes de las 16 horas nos separamos y mientras Marcela regresaba a su hogar, yo iba hasta el hospedaje y, luego, salía a caminar a orillas del Lago Calafquén en Coñaripe. Un nuevo día había terminado.
Hasta pronto, que la aventura aún no se acaba.
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