La peluquera principal tampoco estaba en sus mejores días pude notarlo desde el comienzo. Eso debía haber sido la señal de alerta, pero lamentablemente no la procesé en forma adecuada, pues estaba inmersa en mi penar (😂, sonó como a canción tradicional chilena). En fin, cuando el día empieza mal, sigue mal (ley de Murphy). La cosa es que, a pesar de ser la primera atendida por la peluquera-dueña, a ésta se le atravesó uno de sus subalternos. El joven, muy metrosexual en su actitud, llegó a trabajar muy pintoso pero sin el uniforme institucional, una camisa tipo chef con el logotipo de la peluquería (bien bonita diría yo). Cuando su jefa le preguntó por su atuendo simplemente dijo que no lo había llevado quedándose tan fresco. Siguió atendiendo a su cliente como si la cosa no fuera con él, conversando acerca de series de Netflix, el gran logro de haberse comprado un departamento y su meta vital de irse a vivir al extranjero entre otras minucias. Mientras sucedía esta guerra soterrada entre jefa y subalterno tirado a grande, a mí no me quedaba otra que escuchar las conquistas de este "patriota" pues sólo estaba recibiendo la atención mecánica de quien me atendía. Captando la inquietud de ella, me sentí en la obligación de volver a especificar lo que yo quería que me hiciera en mi cabellera, pues la distracción, en casos como éstos, podría resultar fatal (se han visto casos terribles, 😅).
En fin, al parecer no era mi día, pues pronto debió dejarme para atender un técnico informático que había llegado a solucionar un problema. Sumando y restando, pelos más y pelos menos, la verdad es que no quedé conforme con el corte, lo que confirmé cuando llegué a casa y me miré en los mil espejos que tengo en palacio. Se olvidó de que el corte era diagonal y me quedó más bien al estilo seta, 😞. Para felicidad y tranquilidad personal, el cabello me crece rápido, así que creo que sólo un mes andaré disfrazada de callampa.
[ Abro paréntesis: Esta situación me ha llevado a confirmar que la tranquilidad mental es necesaria para obtener buenos resultados. Independiente del lugar y la tarea que emprendas si no se está atenta/o al cien por cien en lo que ejecutas, más de una falla se va a producir. Claramente recuerdo, a pesar de los años, que cuando adolescente preparaba algo de pastelería o panadería de mala gana, no me lo agradecían mucho los comensales obligados -mi familia-. Cierro paréntesis].
Después de salir de la tienda de disfraces -perdón, de la peluquería- me fui a recorrer el Mall y otros locales aptos para la gente Pro (como dice Diego, 😉). Cero resultado positivo -Murphy seguía con su ley vigente-. La gran ventaja: no hice gastos superfluos -quid pro quo-. Lo que obtuve como aprendizaje luego de la observación más allá de mi ombligo, fue que la "locura navideña" había contaminado a toda la gente, numerosísima, que copaba las calles, el Paseo Independencia, los locales, tanto al interior como en los accesos, pues había filas y colas para todos los gustos y cada 10 metros, si no era más la frecuencia. Por lo visto, nadie muriéndose de hambre y todos buscando regalos, aprovechando ofertas del Viejo Pascuero o haciendo algún trámite. ¡Para qué decir la cantidad de vendedores ambulantes y el escaso espacio para transitar en las grandes avenidas de mi patria, perdón, Rancagua!
Al final ('a la finale', en lenguaje poblacional), llegué a palacio con un cargamento de agua mineral que pasé a comprar al Tottus (que queda apenas a media cuadra) luego de haber caminado 5 kms-. Al menos me había despejado de los bocinazos, griteríos, mensajes "amorosos, amorosos" para el contrincante y celebraciones varias de la noche anterior hasta tarde en Plaza de los Héroes, ya míticos -los héroes- a estas alturas del siglo XXI. Fue un lunes 20 para olvidar.
🤣😂🤣😃😄😃🤣😂
ResponderEliminarIr "al pueblo" una semana antes de Pascua es propio de " un kamikaze".
Toda una aventura, que se empieza con entusiasmo y pronto uno no halla la hora de terminar, 🙃!
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