Mientras iba una mañana como única pasajera en un microbús que pasaba por fuera del parque-cementerio, llamó mi atención el programa radial que escuchaba el conductor. Se llamaba "El consultorio de la felicidad " (el programa) y era de carácter religioso cristiano. Curioso nombre, me dije. Ignoro si alguien había planteado una "consulta", pero sí se escuchaba una voz monotemática entregar "recetas" sobre la felicidad, al parecer, dando por entendido que ser feliz es sentirse bien con uno mismo. Tal vez sea algo tan simple -y complejo- como eso. Pasadas unas horas, las palabras ya me habían entrado por una oreja, 👂, y me habían salido por la otra, como decían nuestros padres ante la desatención a sus consejos u órdenes. Según lo visto en mi "corta" vida, 😅, los cristianos evangélicos parecen tener el don de la escucha, pero da la impresión de que a más de alguno le sucede lo que nos pasaba a nosotros cuando niños, que nos entraba por una 👂 y... También es justo señalar que conozco a varias personas de este credo, principalmente mujeres, que dan más de un testimonio de sus creencias.
Ustedes ya saben que lo mío no es la fe. Lamentablemente, a la hora de la repartija, no resulté beneficiada y que conste que realicé algunas acciones concretas con el fin de atraerla a mi lado, pero no hubo caso, 🙉. Así que no se puede decir que no fui a la montaña. Demás está decir que envidio sanamente a los creyentes que ponen en práctica su fe. Sólo a aquéllos, pues cuando veo a otros que son mucha boca sin obras en consonancia con sus palabras me permito desconfiar de todo lo demás que dicen.
¡Tantos misterios que tiene la vida...y la muerte, y tan poco a nuestro alcance!
He estado poco creativa en estos días.Ya se fue Julio (muy prolífico para los memes, divertidos la mayoría, jaja) y ha llegado Agosto (deberé extremar mis cuidados, jeje). Nada he escrito en más de una quincena (espero no "agostarme" en agosto). No he estado de vacaciones, no he sido contagiada por el desánimo ni la depresión. He estado atareada en otras tareas y la inspiración no ha venido a mí. ¿Deberé ir yo hasta ella? ¿O será que me falta la alegría de la fe? Si es esto último, nada qué hacer. No saldré de la mediocridad. Si es lo primero, algo puedo hacer, ...creo. Además, debo añadir, que aquellos que quieren triunfar en la tarea 'escritural' deben crear las condiciones y eso es lo que he descuidado en este último tiempo, en que me he pasado la mayor parte con las manos en la tierra o en la harina. Entonces, deberé detenerme, bajar las revoluciones físicas y dedicarme a pensar, observar y analizar. Y también a sentir, mal que mal lo que se escribe desde la experiencia no puede estar exento de emociones.
A pesar de las hojas en blanco de estas semanas, no puedo quejarme. Sería una desagradecida. No dejan de ser aún tiempos complejos y mi ánimo ha estado de lo mejor. Bastante conversación, creatividad y práctica culinarias, experimentos vegetales exitosos, algo de lectura, caminatas cotidianas bajo el sol rancagüino y ya primaveral.
Algo de lectura, señalé. Cierto. He comenzado el tercer volumen de la tetralogía de José María Gironella acerca de la Guerra Civil Española. ¡Si supieran cuántas características se reconocen de lo sucedido en la península en lo que se está viviendo actualmente en nuestro país! ¡Resulta abrumador y poco esperanzador!, salvo que medie alguna intervención humana, divina o extraterrestre, como dice alguien conocido. Un millón de muertos es el título del volumen dos de la saga. El autor aclara que no es ésa la cantidad oficial ni aproximada, sino que el guarismo encierra no sólo a las víctimas que efectivamente perdieron la vida en ambos ejércitos sino también a los miles de desplazados, presos y condenados una vez que terminó la lucha a fines de marzo de 1939.
En Un millón de muertos (novela de 800 páginas) se relata lo sucedido durante toda la conflagración, tanto desde el punto de vista histórico como de lo argumental de los personajes literarios. Mi yo-lector se documentó acabadamente de las diferentes batallas y escaramuzas que fueron parte del ataque y defensa en los diferentes frentes de ambos ejércitos, de la llegada y participación de numerosos combatientes extranjeros de diversas nacionalidades que simpatizaron en mayor número con la causa republicana, aunque los "nacionales" no estuvieron exentos de ayuda proveniente de la Italia del Duce y de la Alemania del Führer. En el otro bando combatiente, Rusia con Stalin, presente, compañero. ¡Cuántas vidas truncadas, cuantas ilusiones y proyectos cercenados de cuajo por una bala o una bomba, ya sea en el frente de batalla, al interior de las trincheras, en las ciudades bombardeadas o en las prisiones y checas instaladas en las diversas ciudades, especialmente en este período a cargo del conglomerado republicano! Después, serán ellos los que por décadas sufrirán la "justicia" de los vencedores.
Me impresionó sobremanera leer acerca del bombardeo y lucha encarnizada en varias ciudades visitadas (Guernica, Girona, Guadalajara, Teruel, Segovia, Toledo, Badajoz, Valencia, Barcelona y la misma capital, Madrid), así como la destrucción y quema de tanta construcción religiosa, además del ajusticiamiento de numerosos sacerdotes y monjas. Claro, de la debida justicia-vengativa se encargaron posteriormente los "triunfadores" (¿¡quién triunfa realmente en una guerra fratricida!?).
Y, como siempre, las principales víctimas, el pueblo llano (debido a la lucha, a los bombardeos, las delaciones, el hambre), en tanto, la dirigencia (o parte de ella) con las vías de escape aseguradas, por un lado, o con los altos cargos y el poder, por el otro. Y sin embargo, ellos fueron los responsables de la conflagración, no el pueblo. Este último creyó los discursos, siguió las consignas, obedeció las instrucciones. Lo que se vivió en ese tiempo, hace ya 85 años, no fue un "estallido" ni una "reivindicación" (como se estila ahora). Por lo tanto, fueron las autoridades oficiales, civiles y militares, unidas (bien o medianamente) a los dirigentes de los partidos y movimientos políticos las que actuaron guiadas por el ansia de retener u obtener el poder, independiente del costo que ello supusiera. A ello hay que agregar los intereses foráneos intervinientes. En la actualidad, las "masas" tienen muchas más posibilidades de movilizarse por propia convocatoria gracias a redes que no existían antes, las socio-tecnológicas, lo que no quita que no haya partidos y movimientos políticos, internos y del exterior, en la sombra -o no tanto- actuando de mecenas o autores intelectuales, "abonando" el terreno para futuros beneficios, sin importar el daño que provocarán a los que no piensen ni actúen como ellos y al propio país.
Así está el mundo grande y los pequeños, aquellos en los que cada uno de nosotros pululamos. La tentación de desentenderse de esta realidad es intensa, pero a las avestruces también les afectan los movimientos telúricos y humanos. No hay escapatoria. Esconder la cabeza no sirve de nada. Hay que estar consciente de la marcha del mundo grande y de los pequeños. ¿Para qué? Para aportar llegado el momento o para arrancar con lo puesto. Ene, tene, tú...
Terrorífico lo de la semejanza entre la guerra civil española y nuestra realidad.
ResponderEliminarAsí es, Anita. La pelea chica, el cálculo d ecada acción, para no ser menos que el otro y, si es posible, estar por encima. A fin de cuentas no importa el país ni el resto de los habitanres, sólo importa verdad partidaria, la única válida.
ResponderEliminar