jueves, 29 de abril de 2021

¿Quién quieres ser?

   ¿Qué tipo de persona quieres ser? es la pregunta clave que se le presenta a Mira en más de una ocasión, como un verdadero cable a tierra y una guía que la impele a elegir la opción que la eleve por sobre las bajezas humanas de sus congéneres. Si ello implica un dolor intenso o la muerte definitiva, eso es mejor que caer en la ignominia para sí misma.  

   Mientras caminaba antiayer por el Paseo Memorial los 16 (área verde ubicada desde Avda.Freire por Carretera del Cobre, que recuerda a los 16 hinchas del Deportivo O'Higgins que murieron en un accidente automovilístico en las cercanías de Tomé cuando regresaban a Rancagua luego de ver a su querida celeste, fatídico hecho ocurrido el 9 de febrero de 2013) vi, sobre el prado unos trozos de pan tirados. Inmediatamente  pensé  en Mira y su familia, que a duras penas lograban conseguir un pan negro (cuyo menor contenido era harina) para saciar el hambre de meses.    

   Contextualizando lo anterior, les comento que acabo de leer la novela 28 días de David Safier, un novelista alemán contemporáneo, muy conocido por sus relatos de humor, como la novela ¡Muuu! de la que les hablé  hace unos meses (cuyas protagonistas eran unas vacas, 😁). 28 días no tiene nada de humorístico, al contrario. Es un relato ambientado en el gueto de Varsovia entre los años 1939 a 1943. Es una historia basada en hechos reales, con algunos personajes históricos  pero cuyos protagonistas son ficticios: Mira y Amos, una pareja de judíos, que llegan a formar parte de uno de los tantos grupos de la Resistencia judía en el gueto, que luchan contra los soldados alemanes, a manera de David contra Goliat. El enfrentamiento dura precisamente ese tiempo: 28 días, durante los cuales fueron prácticamente "desaparecidos" los 450 mil judíos que habían sido confinados allí. La mayoría, trasladados a los distintos campos de concentración donde fueron directo a las cámaras de gas; los restantes, víctimas  de los disparos y del fuego, que durante jornadas enteras devoró los edificios donde vivían y borró lo que fuera el gueto.  

   La historia no presenta hechos desconocidos para uno. De todo aquello hemos sabido a través del testimonio de los pocos sobrevivientes que se salvaron de los golpes, del fuego, del hambre, del frío, de una bala, del gas. ¿Fue la fuerza de su espíritu, la suerte, la solidaridad o la traición y la cobardía lo que los salvó? Seguramente todas esas posibilidades y otras pesan en la vida que tuvieron más  allá de 1945. Sin embargo, así fuera la traición o la cobardía, ¿quién puede oficiar de juez frente a lo que se vieron enfrentados? En teoría uno puede decir y prometer muchas cosas, pero en la realidad las actitudes cambian. Allí, lo políticamente correcto desaparece, para primar, sobre todo en la mayoría, el deseo de seguir con vida, sea en las condiciones que sea, a costa de quien sea, incluso de los seres queridos. Es lo que vivencian en carne propia o como observadores los personajes de esta historia,  que no deja de horrorizar a pesar del tiempo transcurrido.    

  Muy lejos estamos de esa época nefasta. Sin embargo, en el concierto universal, todo está a un latido de distancia y a otros latidos futuros de que vivamos lo mismo o algo peor. Hoy estamos informados ciento por ciento más de lo que estuvimos cuando niños. Sabemos de lo que ocurrió, por ejemplo, en Burkina Faso con unos periodistas asesinados, nos informamos del gran concierto desarrollado hace un par de días de Australia con 50 mil asistentes, no ignoramos los detalles de los vuelos que está haciendo Ingenuity en el "cielo" marciano, o que hubo recambio de astronautas en la Estación Espacial Internacional hace poco. Y no sólo lo hemos sabido, ¡también lo hemos visto! ¡Tanto adelanto tecnológico que puede no servir de nada si los líderes mundiales no hacen bien "su pega" y actúan como humanos antes que como estadounidenses, rusos, iraníes, coreanos, chinos o extremistas de cualquier nacionalidad o parte del mundo. 

  Lo mismo pasa a nivel local, en cada nación, donde lo que más se ve y escucha es a dirigentes, representantes, activistas y autoridades de diferentes niveles que no hacen otra cosa que pelearse la tajada de la torta mientras hablan y discursean para la galería, donde nos ubicamos nosotros, el pueblo llano, cada vez más llano ...y chato. Chatos por aplastados y chatos por cansados. Eso me hace evaluar si vale la pena seguir participando en el proceso de elecciones "democráticas". ¿Para qué?, pienso. Si cada vez los políticos elegidos son peores especímenes, independiente del partido y de la orientación política, que hacen lo que se les da la gana y se arrogan el derecho a interpretarnos y saber lo que pensamos y aspiramos. ¿De dónde les sale tanta iluminación y sabiduría, tanta arrogancia y prepotencia?  

    Creo que deberé evaluar también si bajo la dosis de noticias (tal vez dejar las mínimas para no caer en el oscurantismo) y de análisis políticos que observo. Pero, sin ninguna duda, seguiré disfrutando de videos de orden culinario, astronómico, lingüístico, histórico y humorístico. Continuaré saliendo a caminar durante las mañanas, por calles luminosas y casi vacías, respirando aire poco contaminado (no-contaminado sería pecar de ingenua), para sentir el necesario cansancio físico diario y valorar que no me he transformado en vegetal ni en ameba. Seguiré riéndome con ganas con las tonterías y pullas que nos lanzamos con mis hermanos cuando nos comunicamos, como lo hicimos ayer tarde (¡qué manera de reírnos!). Continuaré conversando con las pocas amigas que tengo, las mejores de mi vida. Seguiré, en fin, haciendo y disfrutando de cada pequeña cosa que forma parte de mi pequeño pero grato mundo. Hasta pronto.

sábado, 24 de abril de 2021

Quijotadas...

     

 Mientras miro los Quijotes que están frente a mí,  pienso en la fuerza del personaje y en la genialidad de su autor. Siempre me ha atraído este héroe enclenque y casi patético, tan disminuido físicamente (especialmente al final de su aventura) pero tan fuerte en sus convicciones, que ni la más cruda ni dura realidad podía (sin querer hablé en pasado como si ya no fuera posible su existencia) cambiar su perspectiva. Todo lo embellecía su mirada, le otorgaba dignidad y grandeza, incluso a sus enemigos. Porque es sabido que un enemigo indigno hace pobre el triunfo o inaceptable la derrota.  

    No hace mucho pude sopesar la fuerza del personaje y su persistencia -por suerte- en la vida actual, cuando escuché tararear a Diego -sobrinonieto de 8 años- : "se reirán de tu locura, de tu oxidada armadura, de tu cansado rocín, caballero de la triste figura" 🎶🎵. ¡Quedé estupefacta! ¡No podía creerlo! Obviamente le pregunté  qué es lo que cantaba, si conocía a los personajes, etcetc. ¡Sabía toda la historia de don Quijote con sus personajes y los principales hitos de la historia! ¿Cómo era posible a tan corta edad? Yo leí la novela -y no me avergüenzo decirlo- cuando estaba en la universidad estudiando Pedagogía en Castellano. ¡Era obligatorio, 😁, y , obviamente, debí leer sus dos partes! 

     La explicación era bastante simple: el programa televisivo educativo 31 minutos era el causante. Pusieron en escena la obra bajo la forma de un Show Teatral con un resultado espectacular, con algunas innovaciones interesantes, guardando una fidelidad bastante estrecha con el texto literario. A Diego le había gustado tanto, que en su horario diario de tv había visto varias veces el programa, tanto así que había memorizado la letra de las canciones y comprendido a cabalidad el texto. ¡Ésas son las maravillas de los medios, que muchos aprovechan de la mejor manera! Claro que también interfieren con la obra original y verdadera, ésa en dos tomos, con letra bastante chica, que yo leí  cuando tenía 18 ó 19 años, a toda velocidad, para dejar tiempo a otras lecturas obligatorias. En el liceo no nos habían exigido su lectura, lo que no me exime de culpa, pero la que no me pesa para nada, pues yo había  leído muchísimos otros libros 📚 📚 ; es decir, no había estado perdiendo el tiempo. Cuando fui docente incluí la lectura de El ingenioso hidalgo don Quijote de La Mancha, aunque sólo en sus primeros capítulos.  ¡Era mucho exigir más  a los pobres niños!  

    Ya no quedan Quijotes de tomo y lomo en este mundo, sólo Sanchos, pero con las características del inicio de la aventura. Un Sancho realista, concreto, con los pies en la tierra, dispuesto a emprender el camino por un sueldo que le permita mantener a su familia. Tampoco quedan muchos molinos, aunque más de alguno divisé  en mi último viaje por el suelo español, incluso tuve el privilegio de estar cerca de tres de ellos, bastante maltrechos debo señalar, pero aún diciendo "¡presente!" en las alturas de Vejer de la Frontera. 

   Tal vez el último Quijote conocido de los tiempos modernos haya existido en la India, bajo el nombre de Mahatma Gandhi. El verdadero luchaba con su espada, desfacía entuertos, ayudaba a los débiles, enderezaba injusticias...Gandhi luchaba con el arma de la palabra y la actitud, con la acción no violenta. Allí habrían entrado en conflicto... A pesar de todo, tengo la firme convicción de que más de un Quijote Nn debe haber en este mundo, adaptado a los tiempos y con las armaduras actuales, que no siempre son aptas para la cruda realidad. No tienen muy larga vida, al menos en sus intenciones y acciones. Es una lucha perdida de antemano, como la de su antecesor. Por experiencia sé que casi todos tenemos una etapa quijotesca, de mayor o menor duración, dependiendo de nuestros valores y de la dureza del medio. Creemos que tenemos la fuerza y los talentos para marcar la diferencia, para enderezar lo torcido, pero no nos dura mucho la que suponemos la "gran misión" de nuestra vida. Los que nos rodean, con palabras claras, algunas amables, otras, malsonantes, se encargarán de 'ponernos en vereda' y hacernos ver que o estamos haciendo el ridículo o debemos seguir las reglas no escritas. Pronto te unirás a los arrieros y venteros y dejarás de hacer quijotadas. No está bien hacerlo porque atentas contra la "sagrada" costumbre. Ya has visto la luz y has seguido el buen camino. Sin embargo, no debes avergonzarte de haber querido "cambiar el mundo" (¡como si se pudiera!). Atesora aquello y sigue a la masa en lo que corresponda. Tampoco ella es infalible; al contrario, muchas veces se equivoca o es manipulada. En realidad, debes aprender a llevar casi una doble vida, si quieres sobrevivir sin mayores dificultades y conservar algo de tus valores personales, sin transformarte en un "hideputa", mira que de ésos hay muchos.   

   Persiguiendo a Don Quijote y a Cervantes visité hace unos tres años Alcalá de Henares, el lugar de nacimiento del escritor. Fue emocionante recorrer las empedradas calles medievales por las que pudo haber caminado alguna vez el niño Miguel. Allí estaba su casa, cuidada y preservada. Por allí también caminaron y jugaron otros grandes, pero no tanto como "El Manco de Lepanto", gran hacedor de historias y vidas ficticias, de tal profundidad y trascendencia que superaron con creces a su creador.   

viernes, 23 de abril de 2021

Otoñal...

 

   Hoy no salí  a caminar. El día no invitaba a aquello a primera hora, tampoco ahora, en la jornada de la tarde. Helado, brumoso, otoñal. No me gustan estos días. Todo lo pintan de grisáceo y lo llenan de melancolía, esa tristeza que se arrastra sigilosamente, como un felino, y se introduce en la piel, lo quieras o no. No es fácil luchar con la decadencia otoñal, aunque tampoco se puede dejar de reconocer que aporta su encanto a la vida, lo que se trasunta en obras plásticas bellísimas, en alguna pieza musical ad hoc o en imágenes maravillosas. Creo que las fotografías otoñales más hermosas  las he captado en el viejo continente, en Madrid, en el Parque del Retiro, en las cercanías del Templo de Debod y otros espacios como aquéllos, en los que la magia del otoño se hace presente con especial dedicación. 

   A propósito del otoño y del Día del Libro, hay un texto que para mí representa el epítome de esta estación: Platero y yo. Está claro que su escenario no es sólo el período otoñal; al contrario, son las cuatro estaciones las que asoman entre los recuerdos del hablante, pero leyendo sus páginas descubrí por primera vez, en mi inexperto oficio de hablante, la palabra 'gualda' asociada a las hojas amarillentas que caen en otoño. Cuando este libro llegó a mi poder marcó un verdadero hito en mi vida: fue el primero comprado expresamente para mí. Debo haber tenido unos 12 años. Se transformó en el inicio de mi biblioteca particular. Debo aclarar de inmediato que no fue el primer libro que leí. Siempre me gustaron los libros. Recuerdo como uno de mis primeros cuentos leídos uno cuyo protagonista era un lorito, llamado Perico (no sé ahora si era su nombre propio o correspondía a su denominación genérica). La cosa es que lo recibí como regalo de mis padres al terminar mi primer año básico, ya habiendo aprendido a leer, lo que ansiaba con pasión, para poder desentrañar lo que decían otros libros, algunos de los que tenía mi hermana mayor, como Alí Babá y sus cuarenta ladrones o La bella durmiente.

   Mientras fuimos pequeños hubo algunos libros de cuentos de regalo pero no más que eso, pues mis padres prefirieron invertir en la Enciclopedia Estudiantil Codex, que sería de utilidad para todos y de la que cada mes traían un fascículo cuando iban a la "gran" ciudad, 😂. Todos (los tres mayores y únicos por esos años) disfrutábamos de las imágenes y de la información que nos entregaba cada número de la enciclopedia. Por eso menciono a Platero y yo como un hito, porque fue mi primer libro personal, aunque ya había leído otros libros de la biblioteca escolar. Y a pesar de que no es un libro para niños, me gustó y lo entendí a grosoo modo. Posteriormente, vinieron La buena tierra de Pearl Buck (que me abrió los ojos a un mundo desconocido) y Palomita Blanca, de creación chilensis. Esta última adquisición  fue con dinero que yo misma junté -recuerdo- y que invertí gustosamente en el texto, pues se había transformado en todo un boom de ventas en nuestro pequeño país. Fue un año antes de terminar enseñanza media (1971)   

    Por la relación que hago pareciera no haber sido mucha mi lectura, pero es una falsa percepción. Los libros no eran económicos en ese tiempo (tampoco lo son ahora), así que yo hacía uso de todas mis redes y contactos cuando quería leer algo fuera del programa de la asignatura de Castellano. El sistema de ese tiempo establecía un libro de asignatura que contemplaba las lecturas básicas del plan de estudios y quien podía comprarlo lo tenía todo en uno. No siempre nuestros padres pudieron comprarnos los textos de estudio (ya éramos seis hijos a esa altura), pero no era difícil conseguirlos. Para lo extracurricular, en mi caso, tenía la biblioteca liceana durante el año escolar, la biblioteca municipal en vacaciones de verano y a mi profesora de Castellano en vacaciones también. Además de los libros "serios", hubo un destacado lugar en nuestras preferencias para la subliteratura, abundante en casa y material de intercambio a cargo de mis hermanos menores, que casi a diario recorrían un par de locales de la "pobla" intercambiando revistas y novelillas, de variado rubro (y de dudoso valor literario, agrego): románticas, de cowboy, de ciencia ficción y más de alguna policial -las menos-. Todos leíamos, desde mi padre, pasando por mi madre  hasta llegar a mis hermanos y a la que escribe.

  Ya en la universidad, independiente de la estación anual (para no olvidar que comencé hablando del otoño, 😅), la lectura obligatoria, de textos teóricos y literarios dejaban escaso tiempo para la lectura personal, aunque algo se podía hacer. Durante esa etapa mi biblioteca comenzó a tomar forma. En la ciudad de Valdivia había varias librerías y en ocasiones encontrábamos más de una oferta. Otras veces, aunque no fuera tan económico, nos veíamos en la obligación de comprar algún libro porque no era fácil conseguirlo en biblioteca y teníamos plazos acotados para la lectura, que se transformaba en contenido de pruebas en diversas cátedras.   

  Una vez que empecé a trabajar mi biblioteca pudo comenzar a considerarse, con toda propiedad, de esa manera, sin vergüenza. No siempre logré leer todo lo que compraba durante el año escolar, pero la entretención de las vacaciones estaba asegurada. Con ello también logré incentivar a mis hermanos menores, que usufructuaron de mis libros para alegría mía. En el aula, mientras tanto, una de mis tareas cotidianas era tratar de guiar a mis alumnos en esta actividad. Tal vez una de mis más reacias alumnas fue mi hija, jajaja (en casa de herrero...). Cuando niña, se entretenía tardes enteras con sus colecciones de cuentos y relatos, pero aquello no perduró en la adolescencia, etapa en la cual la tecnología ganó la partida y aseguró su triunfo al elegir estudios superiores en dicho ámbito. A esas alturas no había nada qué hacer. Sin embargo, uno de mis recuerdos más preciados corresponde precisamente al año 2011, cuando Mirella leía en voz alta, sentada en la alfombra, El caballero de la armadura oxidada, mientras yo cocinaba y la escuchaba, pues hasta esa fecha no había leído aquel libro. 

    Hace años que dejé de comprar libros (unos 11) cuando adquirí mi primer kindle, ese invento maravilloso que había anunciado Bradbury en sus cuentos. Ahora sólo leo en pantalla aunque la sensación de tocar las páginas, de oler la mezcla de papel y tinta, de poder destacar algún párrafo especial, de ir midiendo visualmente el avance de la lectura lo he perdido. ¡Quid pro quo! Las ventajas de un kindle o tablet son también considerables: la capacidad, el tamaño de la letra, el volumen del artefacto.   

  Hace un par de horas terminé de leer La ciudad de la memoria del español Santiago Álvarez. Entretenido ejemplar de novela negra, en que sus protagonistas investigan un extraño caso en la ciudad de Valencia. Al caso en sí no me voy a referir, pues tiene los elementos típicos del género policíaco, aunque no deja de ser interesante y adictivo. Lo genial son los protagonistas, un detective a mal traer cuyo máximo ídolo es Humphrey Bogart y una estudiante de periodismo que necesita trabajar a medio tiempo. Las situaciones descabelladas se suceden, la ironía corrosiva e ingeniosa está presente a cada paso y no falta el elemento emotivo, que une más que el amor a dos seres solos y necesitados de humanidad. Totalmente recomendable. Hasta pronto.

martes, 20 de abril de 2021

Mateando...

    

   La verdad, yo nunca he sido de matear. Las pocas veces en la vida que probé un mate cuando niña o adulta, terminé con la punta de la lengua quemada y averiada por un par de días al menos. Así que, consciente de que era una más de mis tantas debilidades imposibles de superar, nunca compré un mate, aunque he visto algunos preciosos en mis viajes. En relación a esto, llega a mi memoria la imagen de mi madre tomando mate durante las mañanas de los días de invierno de mi infancia. Creo que es probable que haya sido sólo los fines de semana, que le permitían una mañana menos atareada y urgente, en las que, además, podía tener algo de ayuda de nuestra parte, toda vez que esas jornadas estábamos libres de concurrir a la escuela. No recuerdo qué yerba utilizaba, sólo sé que era 'mate', 😅. En ese tiempo no había variedades con aromas diferentes y agregados especiales, así que ella le añadía alguna hojita de menta, cedrón o una cascarita de limón. Luego de terminar la mateada, impajaritablemente, venía un cigarrillo en los alrededores de la casa. En el hogar nadie más  fumaba. Sólo en esas ocasiones recuerdo haberla visto fumando y nada más mientras fue una mamá joven. En ese tiempo existía la creencia de que si después de tomar mate se salía de la abrigada cocina, se corría el riesgo que le dé "un aire". Y para que no quedara "chueca" con "el aire" había que fumarse un pucho. Ahora que lo pienso, no sé si realmente creían eso o era para engañarnos, 😅. A veces mi padre estaba de humor (no es que haya sido un malhumorado; es una forma de expresarse, nada más) y contaba con el tiempo necesario para matear con ella. Dos cucharaditas de azúcar, agua caliente, revolver un poco con la bombilla, limpiar con una servilleta de género el extremo de bombilla y pasar al compañero el mate. En ocasiones como ésta, además de la hoja de cedrón, menta o cascarilla de limón, vi verter unas gotas de "malicia"... "para el frío", 😂.     

  Hace unos días, vitrineando por la góndola de tés de un supermercado, me topé con las yerbas y me di cuenta que había una cantidad no menor de tipos y marcas. La curiosidad me ganó y me aboqué a revisar concienzudamente: con naranja, con limón, con menta, con frutos del bosque... ¡Oh!, me dije. ¡Vamos a ver! Tomé un paquete de estos últimos para "catarlo" y debo decir que incluso a través de la mascarilla me llegó el aroma frutal. No pensé en mate en ese momento sino en té. Ya sabrán ustedes lo fanática que soy con los tés aromáticos, especialmente el verde y sus variedades, además de otros adquiridos e inventados, 😋. La ampolleta se me prendió ipso facto y va el paquete de yerba mate con frutos del bosque al bolso de las compras.   

  Ya en casa leí propiedades y contraindicaciones. ¡Chanfles!, era poco recomendable para las personas hipertensas. Yo olía el paquetito y casi me iba directo a los bosques canadienses ...o valdivianos, 💨.  Así  que tomé la decisión de probar con un té suave en mi tetera vidriada. ¡Perfecto! ¡Era un té con sabor a mate y frutas! Sólo una teterada, para no abusar, me ordené. Me hice caso; soy obediente por esencia. Pero al otro día, luego de conversar con mi hermana que me dijo "¿y por qué no te compras un mate mejor?", tomé conciencia de que tenía un bello mate de calabaza, recuerdo del Mar del Plata. Mi amiga Glady de Lanco me lo había regalado hace años luego de un viaje por esos lares y yo lo tenía sólo de adorno. ¡Qué me dijeron! Lanzada la idea, vista la factibilidad, me puse a la práctica. En un dos por tres, puse agua a hervir, lavé el mateciño (que harto  polvo tenía) y casi lo llené de yerba. Un par de cucharaditas de azúcar y el agua caliente. Les aseguro que no me quemé (le había agregado un chorrito de agua mineral), pero estaba muuuyy amaaaargo.😠 ¡Diablos!, me dije, ¡fue mucha la yerba! Le saqué varias cucharaditas como quien saca paladas del hoyo de un entierro (uppss, medio macabra mi comparación, 😶) y seguía amargoso. Seguí "achicando el bote" y probando. Consumí varias mateadas en esa puesta a punto. Al final, comencé con un fuerte dolor de cabeza y con cierto malestar de estómago qué me hicieron desistir de seguir dándomelas de buena p'al mate. Después de almuerzo debí beber unas cuantas infusiones de seste de limón 😳para aminorar los efectos colaterales de la yerba mate.    

   Cuento corto (bastante corto, como pueden ver, 😅), me olvidé del invento por el resto del día y lo retomé a la jornada siguiente. Ya aprendida la lección, ha funcionado a la perfección la degustación (me salió  hasta verso). Así que, aquí me tienen, con otra entretención en mi vida. Claro que no implementaré lo del cigarrillo ni la "malicia" del modus operandi de mi madre. Suficientes con los vicios que tengo, 😂.  Hasta pronto.

lunes, 19 de abril de 2021

Presque vu...

 

  Les cuento que presque vu es una expresión de origen francés, que significa 'casi visto'. Se produce cuando nos parece estar a punto de recuperar una información o un recuerdo olvidado. Muchas veces habrás escuchado -o dicho- la expresión "¡espera!, lo tengo en la punta de la lengua". Pues eso  es el presque vu, medio pariente del déjà vu y del jamais vu

  No conocí la expresión francesa sino hasta hace un par de semanas, cuando leí la Trilogía Marciana de Robinson.  Ya les conté  en aquella ocasión  que uno de los grandes méritos  de estas novelas había sido la cantidad de conocimientos a los que me había permitido acceder en distintos ámbitos de la vida y ciencia humana, partiendo por la psicología.  

   Muchas veces he experimentado más de un presque vu. En este último tiempo ya se han transformado en acompañantes permanentes, 😂. ¡Qué se le va a hacer! ¡C'est la vie!... Recién, mientras  estaba escribiendo "vie", la tablet me autocorrigió "vieja", 🙈, jajaja. ¡Me tienen plenamente identificada! 😅.  En fin... 

   En mi caminata de hoy me fui rumbo a la salida oeste de Rancagua, siguiendo la vía de la Alameda B.O'Higgins. Mientras caminaba recordé que un par de colegas y amigos de los primeros tiempos en la ciudad de los Héroes vivían al final de la avenida, Amparo y .... ¿? Imposible acordarme del nombre de él. Después de intentarlo unos momentos, dejé  el intento por infructuoso. Seguí caminando, pasé por un paso bajo nivel y seguí adelante. Llamó mi atención la pintura mural, que se extendía más allá del paso en altura, bastante bien conservada aún. Vislumbré a don Salvador entre los personajes del mural. Firmaban los Trabajadores del cobre como autores o mecenas.  

   [Abro paréntesis:   Para ser honesta, no es un paseo para gozar de la vista ni llevar a invitados. Mucha basura a cada paso, con algunos intentos de pequeños espacios verdes. La verdad, de un tiempo a esta parte, pareciera que los encargados municipales de Ornato y Aseo más Áreas Verdes se han dormido o están  también  en cuarentena. Hay lugares por los que he pasado que dan pena...y asco, debo agregar. Hace un par de días anduve por la Avda. Las Torres (paralela a la carretera) y todo parecía un basural clandestino, a pasos de casas y edificios. Claro que para ser justa, debo también  señalar que a los residentes de los diversos sectores también  les cabe la mitad de la responsabilidad.  Cierro paréntesis].

   Caminé  y caminé... "Es otro día  más/ de caminaaar..." 🎶 🎵, me dije cantando y seguí  adelante, sin patear piedras -aclaro-, para cuidar mis zapatillas 👟 👟 ... No, a ese baile no me uniré. No sobro, porque toda mi vida estudié y trabajé, y si ahora "descanso" es porque me lo he ganado, 😂    

   Al fin llegué a la casa de mis amigos y efectivamente estaban al término de la alameda. A continuación, hay un terreno eriazo y más allá, de nuevo construcciones poblacionales e incluso edificios. Obvio, todo aquello casi nuevo para mí, al menos desde la perspectiva peatonal. Llegué hasta la calle 'La Unión' (mera coincidencia, 😨 😱) y decidí volver. Estaba en la mitad del tiempo disponible. Crucé la carretera e inicié el regreso. En ese momento eché en falta el sombrero o gorro (o lo que sea, pero que sirva ; busqué sinónimos y aparecieron hasta 'bonete' y 'tricornio', jajaja) para evitar el efecto dañino del sol.

 Pasé a orillas de un campo recientemente cosechado. Me atrajo el color y la perspectiva. Lo fotografié. Linda foto (😁,  yo misma me felicito). Natural y simbólica al mismo tiempo, por el alambre de púa que cruza la imagen, mezcla de vida, de cosecha, de trabajo terminado en conjunto con encierro, confinamiento y exterminio. ¡Me fui en la profunda! , dirían  los lolos de hace unos años.    

   Continué la marcha, esta vez casi a matacaballo. No sabía  si alcanzaría a llegar antes de las 9. Volví al presque vu y casi fui siguiendo paso a paso el proceso de la 'iluminación' definitiva. Ya me parecía recordar la letra del apellido de mi amigo, hasta que...¡tate!, lo cacé en el aire. Más adelante, llegó  el nombre, Carlos. ¡Ufff! Salí airosa esta vez, porque, también debo decirlo, en ocasiones no llego al "alumbramiento" debido a que tengo otras cosas más  relevantes que hacer y abandono rápidamente todo esfuerzo. Y les cuento una 'curiosidad': llegando al último tramo de mi trayecto, de pronto me adelantó una persona. ¡No creerán esto!, pero es verdad: era Carlos, la misma contextura, estatura elevada, cabello crespo, anteojos. Lo vi de perfil mientras avanzaba. Supe que era definitivamente él cuando se ubicó en la fila del IPS, seguramente para realizar trámite del Bono clase media. ¡Qué duda cabe! Lo recuerdo siempre preocupado hasta por el peso más pequeño, $$, jajaja. 

   Llegué  con un minuto de antelación, satisfecha, contenta de la caminata aunque algo cansada (fueron 9010 pasos los que di) y subí  temblorosa hasta el quinto piso para acceder a mi palacio. A propósito de temblores, ha habido un 'enjambre' en estas últimas horas. Desperté tres veces anoche con mi cama bamboleándose a medio ritmo. A media mañana, otro bamboleo, esta vez de mi silla cuasi-mecedora. En fin, lo que será será, como dijo Doris Day en su canción(se "me le" cayó  el carnet). Hasta pronto.

domingo, 18 de abril de 2021

Déjame que te cuente, Mirella...[3]

 

  Déjame que te cuente, querida hija, que ya estamos en 2021, segunda quincena del mes de abril. 

  En Rancagua el verano se ha extendido aunque en las mañanas y tardes ha bajado un poco la temperatura. Al paraguas 🌂no ha sido necesario sacudirle el polvo acumulado ni tampoco abrirlo ☔ pues no ha llovido desde hace un tiempo. Ésta es una de las características que amamos de la ciudad cuando llegamos acá, ¿recuerdas? La lluvia y la humedad valdiviana nos había calado hasta los huesos. De aquello ya hace 15 años. Por acá es muy grato el clima (lo que no quita que en verano resulte demasiado caluroso en ocasiones), pero, a pesar de que a mí me encanta, estoy consciente de que no es nada de conveniente para las actividades agrícolas y frutícolas. Estamos en un periodo de sequía que ya lleva unos años, secuela del cambio climático.

   Yéndome  a un plano general, cabe mencionarte que todo ha seguido su decurso. No hemos vuelto a la normalidad que conocimos antes de esta pandemia, de la que te hablé el mes de abril de 2020. Llevamos más de un año en esta situación de incertidumbre, pasando de una fase a otra, con avances y retrocesos, con más o menos víctimas a causa de este virus que aún no se cansa ni da tregua. Recuerdo que en aquella ocasión te hablaba de dos meses de pandemia al menos. ¡Qué ilusa e ignorante fui, además de optimista! Las olas de contagio se suceden, en todas partes, y cuando ya nos creíamos algo más seguros, la realidad nos volvió a recordar lo frágil que es la vida humana.

  En lo familiar, te cuento que este jueves nos avisaron que una prima había fallecido de covid el miércoles, en Santiago (originalmente ella era valdiviana). No lo esperábamos, aunque tampoco estábamos informados de su enfermedad, porque habíamos perdido el contacto con esa parte de la familia, los hijos de un hermano de nuestro padre. Con ellos compartimos muchos instantes durante nuestra infancia y adolescencia, por cercanía geográfica y afectiva. Incluso yo estuve residiendo en la casa familiar de Valdivia en dos ocasiones. Mientras cursaba primer año medio en el Liceo de Niñas y en mi primer año en la UACh (1972), además de vivir un par de meses en casa de Neldy, la mayor, el año 74. Por tanto, creo que fui la que más compartí y conocí a nuestros tíos (fallecidos hace años) y primos, cuatro en total. El viernes estaban en los trámites funerarios de Ruth cuando se produjo la muerte de Ingrid, su hija menor, que vivía con ella en Santiago. La muerte y la pandemia se ensañó con la familia. Ha sido un golpe duro en el ánimo de quienes las conocimos y lo peor es que sólo podemos acompañar a través de una llamada telefónica. Es lo que ha sucedido y sigue sucediendo con los familiares cercanos de las más de veinte mil víctimas del virus en nuestro país. El resto de la familia, en la que tú creciste, está bien. Nos mantenemos en contacto, aunque no todos "marcan tarjeta" a diario. Tu tío Tito se ha recuperado en forma admirable, física y anímicamente, hasta la fecha. Cruzamos los dedos para que siga así y su tratamiento sea exitoso. 

 Así  están  las cosas, querida hija. Más  encerrados que antes, a pesar de que los más creciditos de todos nosotros, tu familia cercana, estamos vacunados. Sabemos sí que aquello no es garantía suficiente, aunque una muy buena defensa. Pero esto se alarga y alaaaarga. Ello me ha llevado, inconscientemente, a introducir algunos cambios en mi rutina para seguir adelante con ánimo. Salgo a caminar todos los días en el momento de la 'franja deportiva'. No, no creas que he visto la luz y me quiero transformar en atleta a mis años. Sigo sin practicar deporte y no pretendo, a estas alturas, llegar a ninguna olimpíada.  A años luz estoy de aquello. Lo que realmente realizo es la actividad física de caminar 🚶🚶 , a lo menos 5 kms. cada día. Salgo para donde estoy vuelta y a paso de persecución, camino unos 35 minutos hacia adelante para luego iniciar la tarea de regreso y llegar a palacio un par de minutos antes de que sean las 9 horas. Ya llevo diez días en esta misión de recuperación muscular y, toco madera, espero perseverar en aquello. Tú sabes que no es fácil mantenerse si no existe el hábito. En mi vida puertas adentro me he volcado en la lectura, más en las labores de jardinería-horticultura y cocina. Te cuento que, al fin, después de pensarlo por mucho tiempo, adquirí una máquina para hacer pan. En sí misma, la decisión, debo decir, no fue nada de afortunada -hasta ahora-. El aparato funcionó la primera vez a medias, y ...nunca más, 🙈. Todo el trámite de envío a servicio técnico ha quedado en standby por esto de las restricciones sanitarias aplicadas al comercio. No obstante, como ya me había provisto de insumos para mi incursión en el ámbito panadero, retomé la sana costumbre (bueno, nunca tan sana pues puede aumentar los gramos en el cuerpo por el gusto de consumir algo hecho con las propias manos) de elaborar pan, flanes, pasteles y quequitos. La mejora es permanente y notoria... y mi cuerpo lo sabe, 😅. Por eso, luego debí incorporar las necesarias caminatas... La satisfacción ha sido otro efecto colateral valioso. Mientras tanto, el artefacto comprado permanece silencioso y enojado, devuelto en su caja originaria, en espera de la reapertura del comercio.   

  Para ser justos, debo señalar que no todo ha sido encierro. Hice un par de salidas durante el verano, todo dentro de lo normativo, lo que me permitió la gran ventaja de compartir con la familia y, además, conocer un par de sectores nuevos. 

  En enero me trasladé hasta Curepto y alrededores; a mediados de febrero lo hice hasta Valdivia, La Unión y Lanco. Estuve por allá hasta mediados de marzo. Allí me sorprendió la  cuarentena, lo que no impidió el contacto familiar, que era lo importante. Por tanto, en algo varió mi rutina durante todo este tiempo extraño y aquello contribuyó a recomponerme anímicamente y juntar "vitaminas" para lo que resta. 

   Vivo sola pero no estoy ni me siento sola, hija mía. Al otro lado de la línea está la familia que tú conociste y las amigas, algunas de las cuales sólo te han conocido a través de mi recuerdo. Te escribo y converso contigo tratando de suplir en parte el estar impedida de ir a dejarte flores. Están prohibidas las visitas en esta fase, en la que llevamos ya veinticinco días. Ya será el tiempo de volver al parque. Déjame que te cuente, hija, todo esto, que ayuda a la memoria, da un sentido al cariño y acompaña la soledad.   

viernes, 16 de abril de 2021

Fundación...

  

   Casi quedé en shock  al terminar de leer la última línea  del tercer volumen y final de Trilogía de la Fundación de Isaac Asimov, largo tiempo postergado inmerecidamente (me refiero al autor). Sólo luego de escuchar por segunda vez la recomendación de su lectura de parte de un escritor y crítico chileno que sigo en YouTube tomé la firme decisión de acometer la tarea, que se me hizo más fácil porque acababa de leer la Trilogía Marciana de K.S.Robinson hacía pocos días. Sin embargo, la vara estaba bastante alta considerando mi experiencia lectora en el ámbito de la ciencia ficción, con "monstruos" como Ray Bradbury, Frank Herbert, K.S. Robinson y R.Sawyer, entre otros.     

   Debo confesar que no me resultó fácil sumergirme en la lectura de la trilogía (900 páginas en total). El estilo es poco habitual a este tipo de creaciones; es distinto y casi "extraño". En estos textos, Asimov no da prioridad a los acontecimientos cotidianos y específicos. No presenta un mundo con una humanidad descubriendo, conquistando, asentándose en colonias interplanetarias de nuestro sistema solar o en otros cercanos, con un cúmulo extraordinario de avances tecnológicos. No. Presenta una humanidad que ya no tiene memoria de su raigambre terrestre (su origen se ha perdido en el confín de los tiempos). Es una especie que ha sobrevivido milenios hacia el futuro y se ha extendido por la galaxia en millones de sistemas estelares. Es tal la cantidad de sistemas, mundos, planetas y asteroides colonizados (veinte millones, para ser exactos) que esto ya no es ni siquiera novedad en el año 12 mil de la Era Galáctica. 

   Las distancias siderales se recorren por medio de "saltos" en el hiperespacio que permiten viajar por la galaxia en tiempos mínimos. Sólo baste un ejemplo para graficar el avance en este ámbito: para llegar hasta la más "cercana" estrella, Próxima Centauri, a la máxima velocidad que puede desplazarse una nave espacial en nuestros días, se necesitarían 17 mil años. Es decir, cualquiera que lo intente  llegaría a su destino hecho polvo, literal y metafóricamente. Cierto es que el mundo de Asimov es ficticio, por lo tanto no resulta difícil ir de salto en salto. No obstante, si nuestra especie no desaparece, en unos milenios más seguramente estaremos en posesión de la tecnología que permita viajes en que el tiempo y el espacio sean variables superadas. En esta idea existe coincidencia con la saga Dune de F. Herbert., salvando las diferencias propias de cada genio creador. En realidad, la obra de Asimov es colosal, en todo el sentido de la palabra. 

   [Entre paréntesis, comparto con ustedes un detalle curioso. Isaac Asimov, ruso de nacimiento y nacionalizado estadounidense, nació el año 1920; Ray Bradbury, norteamericano, nació  el año 1920 y, como corolario, Frank Herbert, estadounidense, ¡adivinen!, también vino a este mundo el mismo año 1920. Al parecer hubo una conjunción astral espectacular ese año... Cierro paréntesis].

   Independiente de que la saga completa de "Fundación" del autor en la actualidad contemple una totalidad de 16 volúmenes, considerando precuelas y secuelas, los textos iniciales fueron estos tres: Fundación, Fundación e Imperio y Segunda Fundación. Cabe destacar que esta trilogía recibió la impresionante nominación de ser la "mejor serie de Ciencia Ficción de todos los tiempos" (el año 1966), premio y honor que se concedió  por primera vez ese año. Por lo tanto, me vi en la obligación moral y literaria de recorrer sus páginas con mis humildes medios tecnológicos propios de este siglo XXI correspondiente a los albores de la humanidad, milenios distantes de la era galáctica, escenario futuro de nuestra especie. 

  En nuestro lejano futuro, Hari Seldon, un famoso psicohistoriador del Imperio Galáctico, es acusado de causar la alarma pública y con ello, atentar contra la paz del Imperio. Es condenado al exilio en un lejano planeta ubicado en un extremo de la galaxia, junto a todos sus seguidores y familias. El planeta en que se ven confinados recibe el nombre de Términus. 

 ¿En qué consistió su "pecado"? Me explico.   

   El Imperio lleva ya 12 mil años de existencia y desarrollo. Gobierna veinte millones de sistemas estelares desde su centro administrativo y capital, un planeta llamado Trántor, donde 40 mil millones de funcionarios realizan la tarea. También allí se encuentra el palacio imperial. Sólo para dimensionar la amplitud del imperio, cabe señalar que en esta metrópoli habita cinco veces la población actual de la Tierra (población mundial terrestre 2021: 7.730 millones de habitantes vs. sólo la capital del Imperio Galáctico: 40.000 millones, 😶). En ese escenario surgen las teorías psicohistóricas de Hari Seldon, que plantean, contra todo pronóstico, la caída del Imperio en un horizonte de cinco siglos y una etapa posterior de caos y anarquía de treinta milenios antes de que surja un nuevo Imperio que aglutine y lleve nuevamente la prosperidad a la humanidad. Sin embargo, si bien él no tiene la clave para evitar el colapso imperial (pues su decadencia ya ha comenzado), sí ha elaborado un plan para que la duración del interregno se reduzca a sólo un milenio. Por supuesto que no es creído en absoluto; al contrario, es condenado y enjuiciado, como ya lo señalé, pero esto ya estaba en los planes de Seldon. ¿Cómo es posible?, te preguntarás.

   Bien; aquí va la explicación. Sucede que, según Seldon, se puede hacer una proyección a más de un milenio de distancia temporal, guiándose por la Psicohistoria, una "ciencia" que realiza un pronóstico con probabilidad cercana al 100%, sobre el futuro de la humanidad, haciendo uso de la Psicología aplicada a las masas, en conjunto con la Historia y la estadística Matemática. Obviamente esto es un invento de Asimov, que sustenta toda la trama novelística. El Plan Seldon contempla el desarrollo de dos mundos separados entre sí, ubicados en los extremos de la galaxia, que cumplirán un rol fundamental en cada fase del plan. Uno se llama "Fundación" y el otro "Segunda Fundación". Las diversas maneras como van enfrentando y superando las crisis que la historia les presenta (ataques de otros mundos, guerras, negociaciones, posesión de energía atómica y otras) cada ciertas décadas, amortiguando los efectos de la caída del Imperio, son relatadas en Fundación. Sin embargo, pasados tres siglos, surge un elemento inesperado, individual, no previsto por Seldon. Es un ser mutante, el Mulo, que con su extraordinario poder -el control emocional y mental de los demás- pone en jaque el orden galáctico y, por una década, se transforma en el Primer Ciudadano de la Unión de los Mundos. Al no ser contemplado por el plan matriz, casi lo conduce al fracaso, lo que es impedido por habitantes del mundo Segunda Fundación, cuya salida al escenario galáctico estaba prevista para más adelante. Que son ellos quienes realizan el 'control de daños' lo sabemos los lectores, aunque los de Fundación lo sospechan. Estos últimos no están contentos, puesto que sus casi homólogos usan también el control mental como arma y ellos, los fundacionistas, algunos científicos y muchos comerciantes, son hombres de acción. Así que mientras un grupo inicia una especie de cacería de brujas para evitar el intervencionismo, los otros se ocultan, infiltran a los suyos, ayudan a reconducir el plan y a algunos de los personajes claves tras las sombras, pues aún no ha llegado su tiempo. Necesitan seguir siendo un mito.

   La verdad es que en unas pocas palabras es imposible plasmar la maravilla de estos relatos, su creatividad, misterio, entresijos, donde la verdad parece al fin descubierta pero es una falsa ilusión y las vueltas y caras que ésta tiene son interminables. Casi como una caja china o, -¡qué mejor dicho!- una matrioska, en su forma, no así en su significado. De pronto, un personaje parece haber sido 'descubierto' en acciones de traición, pero, ya todos convencidos de que es así incluido el lector, surge otra verdad, no todo está dicho, hay algo más oculto al interior, que hay que seguir indagando. 

   Para terminar el escrito y ya en lo personal, me encantaría manejar más de estadística, psicología e historia, con el fin de visualizar nuestro futuro y saber a dónde iremos a parar como país en los próximos años: si acaso nos transformaremos en un Estado fallido, en una dictadura extremista, en una nación escindida, en una anarquía o pasaremos a ser una colonia china. Eso, si antes no se "agarran de las mechas" Rusia con Ucrania y Estados Unidos o Israel con Irán, los más beligerantes en estos días. En fin,'pensándolo en oro', mejor sigo ignorante como hasta ahora y viviendo el día a día como el animalillo que soy. 😁

sábado, 10 de abril de 2021

Tierra llena...

  

    Creo que iría a la Luna aunque sea sólo para ver una "salida" de la Tierra por el horizonte lunar. Ver nuestro hogar del tamaño cuatro veces mayor que el que vemos la Luna desde la Tierra debe ser alucinante, especialmente si ponemos en la balanza la inevitable comparación cromática, blanco-gris-negro contra azul-verde-turquesa en un fondo negro tachonado de estrellas. ¡Imposible no sentirse fascinada con esta posible visión!

  Aclaro de inmediato que no se me ocurrió a mí solita ponerme en esta perspectiva y tesitura. Me imaginé por unos instantes en esta observación y disfrute minutos gloriosos gracias a lo expresado por un personaje de otra ficción, Ta Shu, un poeta, periodista y viajero chino ya de sus años (al igual que la que escribe), que llega a la Luna el año 2047.  

    Luna Roja se llama la novela de Kim Stanley Robinson que acabo de leer. Ya sé que más de alguien recordará que me había comprometido a leer a Asimov de inmediato, pero al ver mi "estantería" virtual y observar la portada de este texto no pude resistir la tentación. ¡Sorry!, un pequeño incumplimiento, que tampoco es tan grave. Recordaba tener una enorme cantidad de obras de Asimov, pero me encontré con que estaban en pdf "antiguo", cuyo formato no es tan grato a la lectura como el que acostumbro en mi tablet, así que opté por lo inmediato y lo fácil. Seguí leyendo a Kim. Luego de esto, -¡ahora sí-, descargaré una nueva versión de Asimov. Como pueden ver, soy un claro ejemplo de lo exquisitos que nos hemos puesto en esto de la tecnología.   

   Vuelvo a Luna Roja. Más que de esa tonalidad real y literal, aunque en ocasiones sí suele verse así, el adjetivo corresponde a una  metáfora. La Luna en esos años -2047- está prácticamente en poder de los chinos, los que a partir del  año 22 (falta poco), como que no quiere la cosa, mientras casi todos tenían sus ojos -y también sus esfuerzos y sus rovers- puestos en Marte, casi al estilo de las tomas de terrenos y de los okupa, se instalaron en la Luna con el objetivo de realizar "investigación científica", desplegaron sus maquinarias y comenzaron la construcción de "asentamientos". En el relato novelesco existen también edificaciones de otros países, pero en menor escala. China "la lleva" en la Luna.

    El texto es una especie de thriller casi alucinante, si no fuera por las intervenciones y comentarios que Ta Shu comparte con sus seguidores a través de las redes. Sus observaciones, desde la mirada armónica y moderada del feng shui, soslayan la realidad político-económica que lo rodea. No puede hacer otra cosa so pena de ser censurado...y sancionado. 

   Además de la interesante posibilidad de entrar en contacto con los casi frenéticos acontecimientos que invaden las vidas de los protagonistas jóvenes de la historia, Fred Fredericks (un joven experto en comunicación cuántica estadounidense que trabaja para una empresa suiza) y Chang Qi (una "princesa roja", hija de un importante jerarca chino), involucrados en la lucha interna por el poder (uno, completamente inocente; la otra, líder de los mil millones de desheredados de la China actual y futura), el lector se encuentra con la visión panorámica de la humanidad a un horizonte de un par de décadas de nuestro tiempo histórico. 

 La presentación de la realidad política y económica que se vivirá a corto plazo casi adquiere un carácter profético en el relato. El libro fue publicado recientemente, en octubre de 2018, de manera que tiene como fundamento elementos temporales e históricos muy cercanos para su proyección futurista. En el año 2047 las dos potencias que gobiernan el mundo son Estados Unidos y China, ambas naciones en un inestable equilibrio interno debido tanto a la lucha de poder al interior de sus países a nivel de las altas esferas político-económicas, como por el descontento de sus habitantes, lo que se ha traducido en manifestaciones permanentes cada vez más violentas, especialmente en el "país del norte", mientras que en el "gigante asiático" la caldera está aumentando su temperatura. Xi Jinping ya no está en el poder, aunque se recuerda como uno de los grandes líderes junto a Mao Zedong y Deng Xiaoping. Los continuadores no han hecho bien la tarea y los mil millones están cansados de sus esfuerzos y sufrimientos para alcanzar el "sueño chino", cuyos beneficios sólo los han recibido los restantes quinientos. La emigración interna sigue siendo la única vía de salir de la extrema pobreza campesina, aunque en las ciudades viven en medio de la ilegalidad y de la miseria, sin la posibilidad de acceder a los "premios" que entrega el partido. Cansados de estar al margen toda una vida, están preparados para responder al llamado de un cambio.

   En consecuencia -no podía de ser de otra manera-, más allá de la atmósfera terrestre, la  Luna también se ha transformado en escenario de batalla por el control mundial, lo que claramente viven en carne propia Fred y Qi, quienes caen en manos de las distintas facciones, situación de la que logran huir casi milagrosamente con ayuda de compatriotas de ambas naciones, que están más allá de los intereses políticos en juego. 

   Novela muy recomendable si la temática esbozada te interesa. Hasta pronto.