miércoles, 1 de noviembre de 2017

El día en que se detuvo la Tierra...Trece...[Hoy]

    Trece                                                                           [Hoy]
  ¿Me habré quedado en Roma verdaderamente?, se preguntaba Maui, después de  darle vueltas a la afirmación en calidad de ofensa que le habían lanzado a la  cara. Ofensa que por provenir de un ser querido era más dolorosa. Analizando la frase, debía entender que ésta hacía alusión, con seguridad, a  que no había evolucionado, que estaba fuera del mundo actual,  una "atrasada" (¿o retrasada?), incapaz de avanzar con los tiempos actuales o ver la realidad con un espíritu crítico. Si a ello se le agrega que el ofensor señaló que él estaba acostumbrado a conversaciones intelectuales, la lápida no pudo ser más clara... y pesada... 

Sin embargo,  Maui  no  pretende  hacerse  la víctima. Sabe que  no  es  completamente  inocente.  A  estas  alturas, no  hay una ninguna  fibra  inocente en su vida, piensa, divertida y  cínicamente. También  dijo lo suyo y lamenta  que  puede  haber herido  más  de   la   cuenta.  No  obstante, considera que  no pudo  actuar de manera distinta. Ya era la enésima vez que la conversación  y  la información  les era entregada  en  forma  condescendiente y explicada casi con pececitos de colores, como si sus capacidades  estuvieran al nivel del "unto",  no  sólo  por  ser mayores, sino,  además,   por  ser mujeres  "no más".  No,  esta vez ya no,  se dijo, y  explotó, dejando de lado la premisa de la diplomacia y de las buenas relaciones que habían acordado. Ya no quiso representar el papel de tonta, que se "traga" todas las excusas repetidas y conocidas, además  de previstas de antemano. Por lo tanto, no aceptó la mentira, lo hizo saber y aplicó el calificativo que consideraba  el  más  justo  y  merecido, por las reiteradas, comprobadas y archiconocidas mentiras disfrazadas con la verborreica "explicación-excusa-chamullo". 


   También hay otra pregunta a la que le da vueltas, copiada-parafraseada de la interrogante que se planteó un personaje de Vargas Llosa en una de sus novelas : ¿en qué momento se "jodió" Equis-equis? ¿Qué conjunción astral se produjo que lo hizo tan distinto? ¿Qué hicimos -o no hicimos- en la infancia para que resultara ser así? No es fácil dar respuesta a esta inquietud y es probable que nunca logremos responderla. 

   Me he dado cuenta que no me está resultando fácil lidiar con ciertas personas en la actualidad. No estoy segura si tiene que ver con la madurez (por no decir vejez, jajaja), que te lleva a tener menos paciencia con la estupidez y máscaras humanas, o, que estás de vuelta del tema de cuidar la "pega", las apariencias, las "amistades" y otros "bienes" sociales. Eso te hace que tengas más suelta la lengua (al igual que otros partes de tu organismo, jajaja), y ya no estés dispuesta a aceptar que te "engrupan", "chamullen" o adulen. Sin embargo, ésta es un arma de doble filo. Pues así como estás en el plano de no seguir con ciertas hipocresías sociales, también debes estar dispuesta a recibir el rebote o devolución, que puede ser con "efecto", como en el ping-pong, y puede dejarte mal parada para contestar, además de afectarte, así como tú afectar más de la cuenta.  

A decir verdad, no resultan fáciles las relaciones humanas en este mundo globalizado, con derroche en los medios de comunicación, pero con un resultado de más incomunicación que nunca. Muchos somos más generosos con nuestras palabras a través de las redes sociales, que con las personas que tenemos al lado nuestro. Y eso, en realidad no es sano, no es real, se aleja de la naturaleza y esencia humana.
  En resumen, ha sido un viaje de dulce y agraz. Un viaje a la infancia y juventud, un viaje a la familia, un viaje al sur y a la lluvia, un viaje a  Valdivia, que ha terminado con un retrogusto amargo que no sé cuándo podré eliminarlo. Tal vez, simplemente, deberé acostumbrarme a él, asumiendo que decir ciertas verdades incómodas no puede ser gratuito.
    Dándole un vuelco a la historia, no a la humana sino a la personal de este viaje, mis hermanos,  al despedirse, me pidieron que les haga llegar sus saludos a César y Nerón... Un lindo detalle. ¡¡¡Tan educados ellos!!! ¡Jajaja!
  

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