En medio del desierto que ha dejado tu partida
trato de encontrar huellas de un pasado compartido.
Las junto, las atesoro y, transcurrido un período olvido
su existencia hasta un próximo descubrimiento,
en el que nuevamente traen consigo el asombro y la alegría.
Huellas de risas y sonrisas, palabras y gestos,
grabados a fuego.
Los convoco mentalmente y aparecen, casi mágicamente, retazos de momentos felices, vivificantes imágenes,
libres de cadenas terrenales.
En medio del desierto me acerco al pozo de tu recuerdo, con cantarinas aguas que susurran canciones conocidas, entonadas entre risas, a capella, en dúo permanente...
En medio del desierto de estos años, a veces,
llegan hasta mí voces amigas de otros tiempos y del futuro. Las escucho, me envuelvo en sus sonidos.
A ratos, me hacen compañía.
En medio del desierto ya no temo a las serpientes.
Inmune a sus venenos, converso con escarabajos, lagartijas y chinchillas.
La vocación de soledad nos une.
En medio del desierto me refugio,
me reinvento, descanso, te recuerdo.
En medio del desierto,
dejaré mis huesos secarse al sol del día cotidiano
cuando llegue el tiempo... y la hora deje de ser medida.
En medio del desierto,
espero reencontrarte un día y, juntas,
reemprender un nuevo camino...
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